PROMESA

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lunes, 13 de julio de 2015

SIGUIENDO EL MANDATO

Todo aquel que ha leído la Biblia y la conoce  sabe que el patriarca Abraham fue el bisabuelo de Judá, de quien vienen los "judíos". ¿Guardó Abraham el verdadero día de reposo de Dios? ¡Por supuesto! Dios dijo: "Oyó Abraham mi voz y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes" (Génesis 26:5).

Las generaciones siguientes de israelitas entendieron claramente por estos versículos que Abraham guardó  el sábado o séptimo día como día de descanso, el día que Dios había santificado cuando creó a la humanidad. No olvidemos que Abraham es el "padre" de todos los creyentes, como lo llama el apóstol Pablo (Romanos 4:11, 16).
Algunos dicen que los diez mandamientos, entre ellos el cuarto que ordena guardar el sábado, eran solo parte del "antiguo pacto" que Dios celebró con Israel en el monte Sinaí en tiempos de Moisés. Sostienen que el antiguo pacto se acabó con la muerte de Cristo y que con aquel terminaron los diez mandamientos, entre ellos el mandamiento del día de reposo. Olvidan que Dios santificó el sábado (o sea, lo hizo "tiempo santo")desde el principio de la historia humana. Y 2.000 años más tarde Abraham, padre de los creyentes, estaba dando ejemplo de fidelidad al guardar los mandamientos y estatutos de Dios, que obviamente incluyen la observancia del día de reposo. ¡Y todo esto fue mucho antes de que existiera el antiguo pacto con Israel!
Siglos después, en el Éxodo, vemos a los descendientes de Abraham saliendo de la esclavitud en Egipto guiados por Moisés. Varias semanas antes de celebrarse el antiguo pacto en el monte Sinaí, Dios quiso recordarle a su pueblo el verdadero día de descanso que Él le había dado a la humanidad en la creación. Por si alguien lo había olvidado, o si había alguna confusión o duda en cuanto al día de reposo; lo cual era muy posible ya que los israelitas llevaban varias generaciones de esclavitud en Egipto; Dios le dio a su pueblo una serie de señales que indicaban muy claramente cuál era el día que Él había santificado.
Leamos  Éxodo 16:1-30. El pueblo de Israel estaba murmurando contra Dios, quejándose de no tener más comida. Dios dijo que lo probaría para ver si andaba en su ley o no (v. 4). Es interesante este versículo porque muestra una vez más que la ley de Dios estaba en vigencia desde antes de celebrarse el antiguo pacto en el monte Sinaí.
Dios, pues, les explicó que efectuaría el siguiente milagro: Todos los días de la semana, excepto el sábado, una comida especial del cielo llamada "maná" cubriría el suelo en la madrugada como el rocío. La gente debía recogerlo cada mañana y comerlo ese mismo día. No podría guardarlo de un día para otro porque se llenaría de gusanos y produciría mal olor.
Los sábados no se hallaría maná en el suelo. ¿Qué comerían ese día? La respuesta de Dios es la segunda parte del milagro: Cada viernes, Él les daría doble porción de maná; una porción para ese día y otra para guardar y comer el sábado (v. 23). Esto a su vez hacía necesaria una tercera fase del milagro: Evitar que el maná guardado de un día para otro se dañara. El único tiempo de la semana en que se podía guardar comida de un día para otro era de viernes a sábado. Con esto, Dios estaba mostrando que el viernes era el día de preparación para el sábado.
Dios arregló las cosas de esta manera para que su pueblo no tuviera que cumplir la faena de recoger maná el día sábado. Así podrían descansar el sábado y a la vez tener algo para comer. "Ellos lo guardaron hasta el día siguiente, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó ni apestó. Entonces dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es sábado dedicado al Eterno; hoy no hallaréis nada en el campo" (vs. 24-25).
Recuerde que esta era una prueba para ver si ellos obedecerían o no la ley de Dios. Pero, ¿qué hizo el pueblo?
Muy humanamente, cometieron el mismo error que muchos cometen hoy: ¡No tomaron a Dios en serio! Algunos israelitas salieron a buscar maná inclusive el sábado. "El Eterno dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo os negaréis a guardar mis mandamientos y mis leyes? Mirad que el Eterno os dio el sábado, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Quédese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día" (vs. 28-30).
Este pasaje, pues, muestra cómo varias semanas antes de que Israel llegara al monte Sinaí, Dios empezó a realizar un milagro semanal de tres fases para mostrarle a su pueblo cuál era, y siempre había sido, su sábado o día santo de reposo. Cuando algunos intentaron trabajar ese día, el Creador los reprendió: "¿Hasta cuándo os negaréis a guardar mis mandamientos y mis leyes?"

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