PROMESA

PROMESA

viernes, 19 de febrero de 2016

1 JUAN 4

Queridos hermanos, no les crean a todos los que dicen que tienen el Espíritu de Dios. Pónganlos a prueba, para ver si son lo que dicen ser. Porque el mundo está lleno de falsos profetas

Ustedes pueden saber que una persona tiene el Espíritu de Dios, si reconoce que Jesucristo vino al mundo como verdadero hombre. Pero si dice que esto no es cierto, es porque no tiene el Espíritu de Dios; al contrario, tiene el espíritu del Enemigo de Cristo. Ustedes ya sabían que este espíritu tenía que venir, y yo quiero decirles que ya ha llegado al mundo.
Hijos míos, ustedes son de Dios, y ya han vencido a esos falsos profetas, pues él permanece unido a ustedes y es más poderoso que su Enemigo. Ellos son unos pecadores, y los demás pecadores de este mundo les hacen caso, porque hablan de las mismas cosas. Pero nosotros pertenecemos a Dios, y podemos saber quién tiene el Espíritu que dice la verdad y quién tiene el espíritu del engaño. El que es de Dios nos hace caso, pero el que no es de Dios nos ignora.

Amados hijos míos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios, y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.

Dios nos dio muestras de su amor al enviar al mundo a Jesús, su único Hijo, para que por medio de él todos nosotros tengamos vida eterna.10 El verdadero amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo, para que nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio.
11 Hijos míos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos los unos a los otros. 12 Nadie ha visto nunca a Dios; pero, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y también su amor estará en nosotros.
13 Sabemos que estamos íntimamente unidos a Dios porque él nos ha dado su Espíritu. 14 Nosotros mismos lo hemos visto, y lo decimos sin miedo: el Padre envió a su Hijo para salvar a todo el mundo. 15 Si alguien reconoce que Jesucristo es el Hijo de Dios, queda íntimamente unido a Dios, como si fuera una sola persona con él.
16 Sabemos y creemos que Dios nos ama, porque Dios es amor. Cualquiera que ama a sus hermanos está íntimamente unido a Dios. 17 Si en verdad amamos a los hermanos, y si vivimos como Jesucristo vivió en este mundo, no tendremos por qué tener miedo cuando Jesús venga para juzgar a todo el mundo. 18 La persona que ama no tiene miedo. Donde hay amor no hay temor. Al contrario, el verdadero amor quita el miedo. Si alguien tiene miedo de que Dios lo castigue, es porque no ha aprendido a amar.
19 Nosotros amamos a nuestros hermanos porque Dios nos amó primero.20 Si decimos que amamos a Dios, y al mismo tiempo nos odiamos unos a otros, somos unos mentirosos. Porque si no amamos al hermano, a quien podemos ver, mucho menos podemos amar a Dios, a quien no podemos ver. 21 Y Jesucristo nos dio este mandamiento: «¡Amen a Dios, y ámense unos a otros!»

SHABBAT SHALOM


MI MENSAJE DE LOS VIERNES - “Abriendo de Nuevo “


Deja ya de humedecer tu rostro con lágrimas que no llegarán a su corazón, deja ya de mirar falsos horizontes buscando su silueta acercarse, deja ya de rasgarte el corazón tratando de quitar el tatuaje con su nombre que decidiste perpetuar, deja ya de lamentarte por haber decidido amar para siempre a alguien que no conoce de eternidad.
Abre la puerta, sólo tú lo puedes hacer, la llave tiene seguro y candado solamente por dentro, de nada sirve que te llamen, que te pidan desde afuera que dejes tu encierro si no eres tú quién decida abrir.
¿Cuánto tiempo estuviste?, ¿cuánto más quieres estar?, ¿A eso le llamas vivir?, asómate un poco a la ventana, mira que el cielo hoy sigue siendo azul, el verde de los campos es más intenso con la lluvia y las aves en el cielo siguen cantando alegres, la vida no cambia, la gente camina, corre, sonríe y llora, se alegra y se enoja, sin esa persona el mundo sigue girando, el calendario sigue volando, las oportunidades siguen pasando, pero lo más importante, tú sigues viviendo, sigues respirando y tu corazón te pide a gritos un trasplante de actitud, escúchalo, atiéndelo, no se vale vivir la vida a medias pudiendo tener un nuevo corazón, una nueva oportunidad, un nuevo comenzar.
Abre de nuevo la puerta, sal de tus propios límites, rompe las cadenas en las que te has enredado por el puro gusto inconsciente de causar en el otro una mirada de arrepentimiento, de lástima y de volver a ti. Tú no eres culpable de lo que pasó, tú no eres responsable de lo que se rompió, y tal vez tampoco la otra persona, porque no se trata de encontrar víctimas o señalar culpables, se trata de entender que la vida es así, un camino de crecimiento, de madurez donde hay que aprender a leer los sentimientos, las actitudes, los momentos juntos, los momentos felices y saber que a la vuelta de una página la historia cambia, con un tilde, con una exclamación, con un signo de interrogación o con una falta de admiración, con una palabra de más o a veces de menos, y aunque en ocasiones queremos hacer más largos los puntos suspensivos debemos entender que llegó el punto final.
El punto final de una historia, de un capitulo y a veces de un libro que hay que cerrar para abrir uno nuevo, uno con hojas en blanco, con emociones en rojo, con sueños en azul, con historias de colores y sentimientos en diferentes tonalidades. Abrir la puerta de nuevo, es abrir abrir el corazón y para abrir el corazón se necesita un trasplante de actitud, esa actitud que uno sólo no puede cambiar, que se necesita la fuerza para levantarse, que Dios es el que nos levanta, nos toma de la mano, nos fortalece y nos guía.
Acércate de nuevo a escuchar que hay vida del otro lado de tu puerta, entender que esa persona no era el aire que respiras, que tu corazón sigue latiendo, que hay un universo de bendiciones, de sorpresas de alegrías, de esperanzas, de personas, de momentos, de sonrisas, de nuevos aprendizajes, de crecimiento y que no vale la pena dejarlos ir encerrados en nosotros mismos, pensando en lo que “hubiera sido” dejando de vivir lo que hoy es.
Ya no te encierres, ¡Abre de nuevo a algo nuevo!
Paco Palafox
Feb. 19 2016

CINCO CLAVES PARA LA ARMONÍA FAMILIAR- Dr. JAMES DOBSON

Criar hijos es una tarea difícil y compleja, especialmente si queremos armonía en nuestra familia. El autor, famoso autor, conferencista y consejero, desde el concepto judeocristiano de ser padres, nos ofrece cinco pilares del sentido común al criar niños.
Mi propósito principal al escribir Atrévete a Disciplinar (1970) y El Nuevo Atrévete a Disciplinar, revisión 1992, fue registrar para la prosperidad lo que yo entiendo del concepto judeocristiano de ser padres que ha guiado a millones de madres y padres a través de los siglos. Estoy convencido de que también será exitoso en su hogar. Examinemos cinco pilares del sentido común al criar niños.
 1. Desarrollar respeto por los padres es un factor crítico en el manejo del niño


Es muy importante que el niño aprenda a respetar a sus padres —no para satisfacer sus egos sino porque su relación con ellos provee las bases para su futura actitud hacia todas las otras personas. Su concepto sobre la autoridad de los padres será la clave de su actitud hacia la autoridad escolar, los oficiales de la ley, empleadores y otros con quienes él eventualmente vivirá o trabajará. La relación padre-hijo es la primera y más importante interacción social que tendrá el niño, y los problemas y situaciones experimentados allí a menudo pueden aparecer más tarde en la vida.
El respeto por los padres debe ser mantenido por otra razón igualmente importante. Si usted quiere que su hijo acepte sus valores cuando alcance su adolescencia, usted debe ser digno de su respeto en los primeros años del niño. Cuando un niño puede desafiar a sus padres exitosamente durante sus primeros quince años, riéndose en sus caras y enfrentando tercamente su autoridad, desarrolla un desprecio natural por ellos.
«¡Esos viejos tontos de mamá y papá! Los puedo manejar con mi pequeño dedo. Seguro que me aman, pero realmente pienso que me tienen miedo». Un niño puede que no use estas palabras, pero las siente cada vez que vence a sus mayores y gana las confrontaciones y las batallas. Más adelante, fácilmente demostrará su irrespetuosidad en formas más enérgicas. Viendo a sus padres como indignos de respeto, él puede muy bien rechazar cada vestigio de su filosofía y fe.
Este factor es también de vital importancia en padres cristianos que deseen transmitir su amor por Jesucristo a sus hijos e hijas. ¿Por qué? Porque sus pequeños niños típicamente identifican a sus progenitores …especialmente sus padres …con Dios. Por lo tanto, si papá o mamá no son dignos de respeto, entonces tampoco lo serán su moral, su país, sus valores y creencias, ni aún su fe religiosa.
Cuando nuestro hijo tenía dos años, me sorprendió saber que en su mente me identificaba de cerca con Dios. Ryan nos había visto a su madre y a mí orar antes de cada comida, pero nunca le habíamos pedido a él que diera la acción de gracias. Cierto día, cuando yo estaba fuera de la ciudad en un viaje de trabajo, mi esposa Shirley se volvió espontáneamente hacia el pequeño y le preguntó si quería decir la oración antes de comer. La invitación lo sorprendió, pero juntó sus pequeñas manos, inclinó su cabeza, y dijo: «Te quiero mucho papito. Amén».
Cuando volví a casa y Shirley me contó lo que había pasado, el relato me incomodó. No me había dado cuenta de hasta qué punto Ryan me identificaba a mí con su «Padre celestial». Ni siquiera estaba seguro de querer asumir esa función. Era un trabajo demasiado pesado, y no quería tomar esa responsabilidad. Pero no tenía opción, y usted tampoco la tiene. Dios nos ha dado la tarea de representarlo durante los años formativos de la paternidad.
Por eso es tan fundamental que pongamos a nuestros niños en contacto con los rasgos predominantes de Dios: su profundo amor y su justicia. Si amamos a nuestros niños pero les permitimos que nos traten irrespetuosamente y sin consideración, habremos distorsionado su comprensión del Padre.
Por otro lado, si ejercemos una disciplina rígida sin mostrar amor, habremos empujado la balanza en la otra dirección. Lo que les enseñamos a nuestros hijos acerca del Señor es una función, hasta cierto punto, del ejemplo que les damos de amor y disciplina en nuestra relación con ellos. Asusta ¿verdad?


2. La mejor oportunidad para comunicarse ocurre después de una acción disciplinaria


No hay nada que acerque más a los padres con sus hijos, que el que la madre o el padre ganen decisivamente después de haber sido desafiados con insolencia. Esto es particularmente válido si el niño se lo estaba «buscando», sabiendo perfectamente que merecía lo que recibió. La demostración de la autoridad de los padres es algo que reconstruye el respeto como ningún otro proceso puede hacerlo, y con frecuencia el niño revelará su cariño después que se sequen las primeras lágrimas.
Por esta razón, los padres no deben aterrorizarse ni abstenerse de las confrontaciones con sus hijos. Uno debe anticipar estas ocasiones como acontecimientos importantes, porque proporcionan la oportunidad de transmitir a los hijos mensajes verbales y no verbales que no se pueden expresar en otras ocasiones.
Después del desahogo emocional, el niño a menudo querrá acurrucarse contra el pecho de su padre o madre, y debe ser bienvenido con brazos abiertos, cálidos y amorosos. En ese momento, los dos podrán hablar de corazón a corazón. Usted puede decirle lo mucho que lo quiere, y lo importante que es él para usted. Puede explicarle por qué fue castigado, y cómo puede evitar esa dificultad la próxima vez. Este tipo de comunicación suele ser imposible con otras medidas disciplinarias, como el poner al pequeño de pie en un rincón o el quitarle su juguete favorito. Un niño resentido generalmente no quiere hablar.
La cordialidad de la madre o del padre después de esas acciones de disciplina es esencial para demostrar que lo que ellos rechazan es la conducta específica y no al niño en sí. William Glasser, creador de la Terapia de la Realidad, dejó muy clara esa distinción al describir la diferencia entre disciplina y castigo. La «disciplina» va dirigida contra la conducta objetable, y el niño aceptará su consecuencia sin resentimiento. Glasser define «castigo» como una reacción que va dirigida contra el individuo. Representa el deseo de una persona de herir a otra; y es expresión de hostilidad en vez de amor correctivo. Como tal, es algo que el niño, a menudo, resiente profundamente.
Aunque yo a veces uso esos dos términos como sinónimos, estoy de acuerdo con la premisa básica de Glasser. Es indiscutible que hay una forma incorrecta de corregir al niño, que le puede hacer sentir no amado, no deseado, inseguro. Una de las mejores garantías para que esto no ocurra es una conclusión con demostración de cariño al encuentro disciplinario.


3. Controlar sin regañar (¡Es posible!)


El gritar y regañar constantemente a los niños se puede convertir en hábito, y por cierto un hábito inútil. Quizás alguna vez usted le haya gritado a su niño: «¡Esta es la última vez que te lo digo por última vez!». Los padres y madres suelen usar el enojo para lograr acciones, en vez de usar acciones para lograr acciones. Es agotador… ¡y no da resultado! El tratar de controlar a los niños mediante gritos es absolutamente vano, como tratar de usar la bocina para dirigir al auto.
Resulta sorprendente observar con cuánta frecuencia un maestro o líder de grupo trata de imponer medidas disciplinarias que a los niños no les desagradan. Por ejemplo, conocí a una maestra que gritaba y amenazaba a su clase para que cooperara. Cuando ellos se descontrolaban por completo, ¡ella se subía a un escritorio y hacía sonar el silbato! ¡A los niños les encantaba! Ella pesaba como ciento diez kilos, y durante el almuerzo y el recreo ellos tramaban cómo lograr que se subiera al escritorio. Ella, sin percatarse, estaba ofreciéndoles un espectáculo, una recompensa por su indisciplina. ¡Eso resultaba mucho más ameno que estudiar las tablas de multiplicación! La actitud de los niños se parecía a la de aquel conejo del cuento, que le suplicó a la zorra que lo tirara al zarzal. Era lo que ellos más deseaban.
Nunca hay que subestimar la conciencia que tiene un niño que está rompiendo las reglas. Creo que la mayoría de los niños son bastante analíticos a la hora de desafiar la autoridad: consideran con anticipación su fechoría, y sopesan sus probables consecuencias. Si hay demasiadas probabilidades de que triunfe la justicia, optan por tomar un rumbo más seguro. Esta observación queda verificada en millones de hogares, donde un pequeño empuja a uno de sus progenitores hasta el límite de la tolerancia, pero sigue siendo un dulce angelito con el otro. La mamá se queja: «Ricardito le hace mucho caso a su papá, pero a mí ni me presta atención. Ricardito no es tonto. Él sabe que con su mamá sale mejor librado que con su papá.
Para resumir este punto, los padres deben reconocer que las técnicas de control más exitosas son las que manipulan algo de importancia para el niño. Las discusiones con mucha palabrería y las amenazas vanas tienen poco o ningún poder de motivación para el niño. «¿Por qué no te compones y haces lo que se debe hacer, Juancito? ¿Qué voy a hacer contigo, hijo? Dios mío, parece que siempre tengo que llamarte la atención. Simplemente no puedo entender por qué no haces lo que se te dice. Si al menos una sola vez te portaras como es digno de tu edad». Y por ese camino sigue y sigue la descarga de palabras.
Juancito aguanta las interminables reprimendas, mes tras mes, año tras año. Para suerte suya, está equipado con un mecanismo que le permite oír lo que quiere oír y dejar pasar todo lo demás. Así como quien vive cerca de la línea del ferrocarril llega a no oír ni siquiera el retumbo de los trenes que pasan, así Juancito ha aprendido a hacer caso omiso a esos sonidos sin significado que hay en su entorno. Juancito (como todos sus compañeros) estaría mucho más dispuesto a cooperar si claramente fuera para su beneficio personal.


4. No saturar al niño con cosas materiales


A pesar de las privaciones de la época de la Gran Depresión, en la década de los años treinta, había por lo menos una pregunta que era más fácil de responder entonces de lo que hoy es: «¿Cómo puedo negarme a los deseos materialistas de mi hijo?» En aquel tiempo, era muy fácil para los padres decirles a sus hijos que no podían darse el lujo de comprarles todo lo que ellos quisieran; el papá con esfuerzos podía asegurar que hubiera pan en la mesa. Pero en épocas de más opulencia, la tarea de los padres se vuelve menos creíble. Se necesita mucha más valentía para decir: «No; no te voy a comprar la muñequita de ojos lindos y el bebé sopla-narices», que lo que se necesitaba para decir: «Lo siento mucho, pero tú sabes que el dinero no nos alcanza para comprar esas muñecas».
Las exigencias de los niños por recibir juguetes caros son generadas con todo esmero por medio de millones de dólares que los fabricantes invierten en la publicidad por televisión. Los anuncios son hechos con tal habilidad que los juguetes parecen ejemplares de tamaño natural de aquello que representan: aviones a reacción, monstruos-robot, rifles automáticos. El pequeño consumidor contempla boquiabierto, en el colmo de la fascinación. Cinco minutos después da inicio a una campaña que llegará a costarle a su papá más de cien dólares, con baterías e impuestos.
El problema está en que con frecuencia su papá sí puede costear el nuevo artículo, si no con dinero en efectivo, al menos con su mágica tarjeta de crédito. Y cuando en la misma cuadra hay otros tres niños que ya tienen el codiciable juguete, los papás empiezan a sentir la presión, y hasta sentimientos de culpabilidad. Se sienten egoístas porque ellos mismos se han dado lujos parecidos. Supongamos que los padres son suficientemente valientes como para resistir la insistencia del niño; pero eso no es un obstáculo insalvable: los abuelos son sumamente fáciles de convencer.
Aún si el niño no tiene éxito en conseguir que sus padres o abuelos compren lo que desea, existe un recurso anual infalible: ¡Papá Noel! Cuando el jovencito pide a Papá Noel que le traiga cierto juguete, sus padres caen en la trampa sin salida. ¿Qué pueden decir, «Papá Noel no tiene recursos»? ¿Será que el alegre hombrecito vestido de rojo se olvidará y lo decepcionará? No; el juguete llegará en el trineo de Papá Noel.
Hay otra razón por la cual al niño hay que negarle algunas de las cosas que cree que quiere. Aunque suene paradójico cuando uno le da demasiado, en realidad le roba el deleite. Un ejemplo clásico de este principio de la saturación se pone de manifiesto cada año en mi familia, en ocasión del Día de Gracias. Nuestra familia ha sido bendecida con la presencia de varias de las mejores cocineras que hayan dirigido una cocina, y varias veces al año se lucen con su especialidad. La tradicional comida de Acción de Gracias consta de pavo, aderezo, arándanos, puré de papas, camotes, guisantes, panecillos calientes, dos tipos de ensalada, y seis u ocho platos más.
Antes de sufrir un ataque cardíaco en 1990, participé con mi familia en el lamentable pero maravilloso rito gastronómico durante esos días de fiesta. Todos comimos hasta sentirnos incómodos, sin dejar espacio para el postre. Luego fueron traídos a la mesa el pastel de manzana, el bizcocho, y el postre fresco de frutas. Simplemente parecía imposible que pudiéramos comernos un solo bocado más, pero no sé cómo nos las arreglamos y lo hicimos. Por fin, diversos parientes, hartos, comenzaron a alejarse de sus platos, tambaleándose, buscando dónde caer.
Después, como a las tres de la tarde, la presión interna comenzó a amainar y alguien repartió los dulces. Cuando llegó la hora de la cena nadie tenía hambre, y eso que estábamos acostumbrados a comer tres comidas al día. Se prepararon y consumieron emparedados de pavo, seguidos de otra porción de pastel. Para entonces, todos tenían la mirada vacía y sin pensar casi, comían lo que no querían ni disfrutaban. Esa ridícula ceremonia continuó durante dos o tres días, hasta que la sola noción de comida comenzó a darnos asco. Mientras que normalmente el comer ofrece uno de los mayores placeres de la vida, pierde toda su emoción cuando el apetito de comida está saciado.
Hay aquí un principio más amplio para tener en cuenta. El placer se da cuando se satisface una necesidad intensa. Si no existe necesidad, no hay placer. Un simple vaso de agua es más valioso que el oro cuando se está muriendo de sed. Debe ser evidente la analogía con la situación de los niños. Si usted nunca le permite a un niño sentir necesidad de algo, él nunca disfrutará del placer de recibirlo. Si usted le compra un triciclo antes de que aprenda a caminar, una bicicleta antes de que aprenda a sostenerse, un auto antes de que aprenda a conducir, un anillo de diamantes antes de que aprecie el valor del dinero, él aceptará esos regalos con poco placer y aún menos agradecimiento. Qué lástima que un niño así nunca haya tenido oportunidad de anhelar algo, de soñar por las noches y hacer fantasías durante el día. Quizás hasta habría podido desesperarse lo suficiente como para trabajar por conseguirlo. La misma posesión que fue acompañada con un bostezo, pudo haber sido un trofeo y un tesoro. Sugiero que le muestre al niño la emoción de una privación temporal; eso divierte más y es mucho menos caro.


5. Establecer un equilibrio entre amor y disciplina


Desde hace décadas se sabe que si los bebés no son amados, tocados y acariciados, frecuentemente morirán de una extraña enfermedad que en un inicio se llamó marasmo. Sencillamente, se marchitan y mueren antes de su primer cumpleaños. La evidencia de esa necesidad emocional se observó ya en el siglo XIII, cuando Federico II realizó un experimento con cincuenta bebés. Quería ver qué idioma hablarían si no tenían jamás la oportunidad de escuchar una palabra. Para llevar a cabo este dudoso proyecto de investigación, asignó nodrizas para que bañaran a los niños y los amamantaran, pero les prohibió acariciarlos, mimarlos y hablarles. El experimento fracasó dramáticamente porque los cincuenta bebés murieron. Cientos de estudios más recientes indican que la relación entre madre e hijo durante el primer año de vida, es aparentemente imprescindible para que el niño sobreviva. Realmente un niño no amado es el fenómeno más triste de toda la naturaleza.
Mientras que la ausencia de amor tiene sobre los niños un efecto predecible, algo que no está bien fundado es que el exceso de amor o el «super-amor» también impone sus riesgos. Creo que algunos niños resultan malcriados a causa del amor, o de algo que pasa por amor. Algunas personas de nuestra sociedad se concentran tremendamente en los niños en esta etapa de su historia; han cifrado en sus pequeños todas sus esperanzas, sueños, deseos y aspiraciones. La culminación natural de esta filosofía es la protección excesiva de esta nueva generación.
Conocí a cierta madre ansiosa que afirmaba que sus hijas eran la única fuente de satisfacción en su vida. Durante largos veranos, pasaba la mayor parte de su tiempo sentada junto a la ventana del cuarto delantero de su casa, contemplando a sus tres niñas mientras jugaban. Temía que pudieran herirse o precisaran su ayuda, o que salieran a la calle con sus bicicletas. Sus otras responsabilidades con la familia quedaron sacrificadas, a pesar de las vigorosas quejas de su esposo. Ella no tenía tiempo para cocinar ni para limpiar la casa; el oficio de vigilia junto a la ventana era su única función. Sufría una tensión enorme a causa de los peligros conocidos y desconocidos que pudieran acechar a sus amadas hijas.
Las enfermedades de la infancia y los peligros repentinos siempre son difíciles de tolerar para un padre o madre que ama a sus hijos, pero la más leve amenaza produce una ansiedad insoportable cuando la mamá o el papá es excesivamente protector. Lamentablemente, ese padre o madre no es la única persona que sufre, con frecuencia el niño es también una víctima. No se le permite correr riesgos razonables, riesgos que son preludio necesario al crecimiento y al desarrollo. Del mismo modo, los problemas del materialismo suelen llegar a un extremo en una familia en la cual a los niños no se les puede negar nada. La inmadurez emocional prolongada es otra consecuencia frecuente de la protección excesiva. Una vez más, el «punto medio» del amor y el control es lo que debemos buscar si queremos producir niños sanos y responsables.
Para que no exista un malentendido, voy a recalcar mi mensaje explicando el aspecto opuesto. No estoy recomendando que en su hogar reine la violencia ni la opresión. No estoy sugiriendo que le dé a sus hijos unas nalgadas todas las mañanas junto con el desayuno, ni que obligue a los varones a permanecer sentados en la sala con las manos juntas y las piernas cruzadas. No estoy proponiendo que trate de hacer adultos de sus hijos para que impresionen a sus amigos adultos con sus habilidades de padre, ni que castigue a sus hijos sin ton ni son, dando golpes y gritando cuando ellos ni sabían que habían hecho algo indebido. No estoy sugiriendo que se vuelva frío e inaccesible como un modo de garantizar su dignidad y autoridad. Estas tácticas de parte de los padres no producen niños sanos ni responsables. Por el contrario, lo que estoy recomendando es un principio sencillo: cuando usted recibe un reto desafiante, su triunfo debe ser definitivo. Cuando el niño pregunte: «¿Quién manda aquí?», hágaselo saber. Cuando él susurre: «¿A mí quién me quiere?», tómelo en sus brazos y rodéelo con cariño. Trátelo con respeto y dignidad, y espere lo mismo de él. Y entonces, comience a disfrutar de los dulces beneficios de una labor paternal competente.

sábado, 13 de febrero de 2016

- MI MENSAJE DE LOS VIERNES - “ El amor es para cobardes “


#‎pacopalafox‬

El amor es para cobardes, sí, para esos cobardes que alguna vez entregaron su corazón y hoy les aterra la idea de intentarlo de nuevo porque las cosas no fueron como deseaban, quedaron lastimados, quebrados, incompletos y que hoy sólo se esconden tras un perfil falso en las redes buscando ver de lejos escombros en la otra persona de lo que un día fue.
El amor es para esos cobardes que se miran al espejo de perfil, de frente, de tres cuartos, posando como para selfie, lanzando besos a su reflejo, cantando su canción una y otra vez con coreografía incluída, practicando las mejores miradas seductoras, las caras más inocentes y se cambian de ropa una y otra vez pensando cuál se verá mejor en la primer cita, cita que no llegará por esa cobardía de no mostrar los sentimientos.
El amor es para esos cobardes que no se atreven a escribir una carta expresándole sus emociones por temor a que descubran su letra temblorosa de emociones o que los delate el corazoncito dibujado junto a la firma y no escriben ni una notita en papel para que no queden evidencias físicas de algo que en su mente quieren pero nunca podría ser, prefiriendo resumir todo en un frío mensaje de wassap que cualquiera podría escribir y se pierde entre un mar de memes, videos y chats de grupo.
El amor es para esos cobardes que le envían a esa persona una canción preguntándole si le gusta, cuando por dentro, en su universo paralelo le están diciendo: “mira, esta canción te la dedico, quiero que sea nuestra canción y que cada que la escuches me recuerdes con amor”.
El amor es para esos cobardes que en la iglesia se sientan detrás de esa persona, cerquita o a unas cuantas filas pero sin perderla de vista, aun con diferentes ángulos como con un sensor de movimientos vigilando cada detalle pero sin acercarse tanto como para ser descubiertos.
El amor es para esos cobardes que les es más fácil decir que esta orando para que Dios les mande a esa persona especial sin esforzarse lo mínimo y así tener a quién culpar si algo sale mal, en vez de tomar la responsabilidad de una decisión propia, de conocer, evaluar y asumir responsabilidades que nos hacen madurar como seres humanos y cristianos.
El amor es para esos cobardes que llegan a saludar a todo el grupo de amigos en donde está esa persona y al darle la mano esquivan la mirada tímidamente y en vez de hacer notar esa atracción que sienten esperando encontrar respuesta, simplemente lo disfrazan de un frío: “Dios te bendiga”.
El amor es para esos cobardes que dejaron de soñar por alimentarse de tanta realidad, por comerse las ideas de que ya no existe el amor ni segundas o terceras oportunidades.
El amor es para esos cobardes que por no tener un destino o futuro definido prefieren no empezar el viaje, ese viaje de aventura con la persona elegida, de fríos y calores, de montañas y valles, de comidas y hambres, de risas y lágrimas, de correr y caminar, de levantarse y caer, simplemente: de vivir.
El amor es para esos cobardes que prefieren vivir un amor virtual, de lejos, de fotos, de wassap, de feis, de skype, de snap, que se enojan y se reconcilian, que comienzan y terminan sin verse al menos una vez en vivo.
El amor es para esos cobardes que prefieren enviar caritas con ojitos de corazón, con besitos o corazoncitos de colores, frases que alguien más escribió, que ponen likes en todas sus publicaciones, pero que con su voz no se atreven a decir lo que sienten ni expresar amor mirando directo a los ojos y que nunca lograrán nada más allá de tener su lugar reservado en la llamada friendzone.
El amor es para esos cobardes que leen escritos de amor, refugiando sus temores bajo la descripción de otros, motivándose con historias ajenas, o identificando sus fracasos en letras, con el comentario de quienes quieren atreverse a dejar de ser cobardes pero no pueden por miedo a abrir la puerta al amor, lo escuchan tocar a su puerta, algunas veces abren pero solamente poquito o dejan abierto con esa cadenita que le impide meterse por completo, disfrutarlo, esa cadenita que los ata a alguien más, a un recuerdo, a personas, a situaciones, a vivencias de terceros, a falta de fe, a no confiar que cuando tu decisión la pones en sus manos, entonces el verdadero amor viene y echa fuera el temor.
Por eso, el amor es para cobardes para quien fue hecho, para los que aceptan tener miedo, aquellos que creen que ya no creen, porque es entonces que viene el verdadero amor con su fuerza, ese amor que transforma, que da vida, da ánimo, adrenalina, que nos mueve el cerebro y que impulsa a atrevernos a romper nuestros propios límites, a vencernos a nosotros mismos, a creer, a vernos diferentes, a dejar los espejos y ver al otro de frente, a usar las redes sólo como un medio para llegar al fin de vivir el amor en la realidad, a caminar llenos de luz o por valles de sombras y dificultades tomados de la mano, venciendo gigantes, medianos o pequeños, luchando por defender lo que queremos, no midiendo alturas o fuerzas, creyendo con el corazón y la mente en equilibrio con Dios.
Ser cobarde en el amor no es malo, aceptarlo es el primer paso para recibir el valor para amar y ser amado.
Bienaventurados los cobardes, porque de ellos será el verdadero amor, cuando decidimos abrirle la puerta recibimos fuerza, libertad, nuevas perspectivas, transformación, conciencia y aun sabiendo que aunque las cosas no salgan como queremos, tendremos el valor de volver a empezar.
¡No te quedes en el mismo lugar.
¡Atrévete a dar otro paso!
pacopalafox
Febrero 12 2016

martes, 9 de febrero de 2016

SALMO 23 - DORIS MACHIN


LLEGO EL TIEMPO PARA DEJAR NUESTROS VEHÍCULOS ANTIGUOS


Por Graham Cooke
Imagínese conduciendo por ahí una chatarra que tiene que reparar y arreglar constantemente. El motor está malo. La pintura se está cayendo. Hace ruidos que no comprende y en realidad, tampoco quiere hacerlo. Luego imagine a alguien que viene y le dice: “Tengo un auto nuevo para usted. Es el auto de sus sueños y funciona perfectamente. Pero hay una condición: Si se lo entrego, debe conducirlo”.
Mientras la trampa se cumple, eso se siente muy bien

Quiero decir, no puede conducir al mismo tiempo su chatarra vieja y el auto nuevo de sus sueños. Debe escoger uno u otro. Entonces este extraño (quizá parezca un poco loco), le dirá: “¿Qué te parece si me entregas las llaves de tu auto viejo y te entrego las llaves del auto nuevo?”.
¿Ahora se tomará el tiempo para pesar cuidadosamente los “pro” y los “contra” de la oferta o arrebatará esas llaves de su mano antes que cambie de parecer? Con un auto, eso tiene sentido. Sabemos cómo manejar esa oferta. Créalo o no, esta es la misma promesa que nos hace Dios y la mayoría de nosotros sigue sintiendo algo de vergüenza. Dios quiere que negociemos nuestra vieja vida por una nueva. Aun así, seguimos intentando conducir ambos autos a la vez.
Dios dice: “Quiero que tengas todo esto. Pero me tienes que entregar todo lo demás”. Sin embargo, esa no es la parte más loca. Lo más curioso es que tampoco queremos “todas esas cosas”. En realidad, Dios nos hace la mejor oferta. Quiere que entreguemos nuestra vida vieja por la vida que Él nos ofrece, la vida que tiene para nosotros. Pero parece demasiado bueno para ser cierto. Nos seguimos preguntando, “¿dónde está la trampa?”. Pero cuando tratamos de vivir desde nuestra vieja mentalidad, tratando de operar en nuestra nueva manera de pensar, fallaremos con toda seguridad. No podemos conducir dos vehículos a la vez.

Nos sentiremos inadecuados. Nos sentiremos inseguros acerca de las cosas del Espíritu. Tendremos stress. Nos sentiremos preocupados. Nos sentiremos deprimidos y nuestra personalidad se fracturará. Eso se debe a que estamos tratando de convertir a nuestra chatarra en un auto nuevo. Estuvimos tratando de hacer las dos cosas a la vez. En realidad no funciona así.
Todo esto ocurre porque estábamos operando desde nuestra mentalidad natural. El problema de la mentalidad natural es que no puede comprender la mente de Dios. El Espíritu Santo se moverá en oposición absoluta a las prácticas humanas. Dios no es humano. No opera conforme a nuestra mente racional, entonces no podemos tratarlo como Él lo hace. Él es divino. Él es completamente diferente. Necesitamos comprender que su plan es transformarnos como Él.
Nos estamos moviendo hacia una espiritualidad nueva y regenerada que no puede surgir desde nuestra antigua mente carnal. Existe un nuevo yo en Cristo, y Cristo está en mi nuevo yo verdadero. Somos completamente diferentes.
Debemos aprender a ser diferentes

Cuando tratamos de conducir nuestro vehículo nuevo y el viejo al mismo tiempo, terminaremos cayendo en religión y legalismo. Tratamos de ganarnos el favor haciendo nuestros mejores esfuerzos.Luchamos y nos esforzamos para vencer nosotros mismos, sin darnos cuenta que estábamos muertos y ahora estamos vivos en Cristo. Somos como los israelitas, quienes luego que Dios los libertara de la esclavitud en Egipto, asumieron que la cautividad era mejor que la libertad. Dios quería llevarlos hacia la Tierra Prometida. Extrañaban los días de las “comidas gratis” que les daban sus amos.
Me parece que muchos cristianos son así, tratando de hacer la mejor vida posible en Egipto, sin darse cuenta que hay una Tierra Prometida hacia donde Dios los está llevando. Existen muchas razones para esto, pero esta es la más importante: “Cuando la mayoría de la gente realmente lee la verdad del Nuevo Testamento y todo lo que Dios puso a nuestra disposición, el legalismo en nosotros se siente ofendido”.
Es la misma reacción que usted tiene cuando recibe un millón de dólares en su mail por ganar la lotería. Ni se le ocurre tomarlo con seriedad. Incluso se pondría un poco enojado. Sabe que es demasiado bueno para ser cierto. Sabe que “si es demasiado bueno como para ser cierto, probablemente sea así”, eso es sabiduría. Pero en el Cielo la sabiduría es lo opuesto. En el Cielo, si no es demasiado bueno como para ser cierto, eso no viene de Dios.
Si no es glorioso, si no es maravilloso, si no es brillante, si no es asombroso, si no nos deja pasmados, si no es absolutamente desafiante… no es de Dios. Él vino a darnos una vida que nos dejará pasmado. La única manera de vivir esta vida en Jesús es estando completamente asombrados y pasmados.Necesitamos tener un sentido de asombro. Por momentos esto nos hará reír y danzar, a veces nos hará caer de rodillas y clamar en gratitud absoluta. Si no nos sentimos asombrados, en realidad no lo atrapamos. Si no nos sentimos absolutamente asombrados, entonces aún no lo hemos recibido.
Esa es la senda cristiana. Un paso tras otro hacia un territorio de asombro y sorpresa. Jesús lo describe así en Lucas 5: “Nadie quita un retazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. De hacerlo así, habrá rasgado el vestido nuevo, y el retazo nuevo no hará juego con el vestido viejo. Ni echa nadie vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, el vino nuevo hará reventar los odres, se derramará el vino y los odres se arruinarán. Más bien, el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y nadie que haya bebido vino añejo quiere el nuevo, porque dice: ‘El añejo es mejor’”.

No se puede apreciar en español, pero Jesús está afirmando un punto con las palabras. No está usando la palabra tradicional para antiguo que es “palai”. Palai significa antiguo. Algo así como “vintage”. Es algo bueno de lo antiguo. En lugar de ello, usa la palabra “palaios”, esto implica algo en desuso que perdió utilidad. Dentro del contexto del vino se pone peor.
Está describiendo a gente que está satisfecha con el sistema tradicional antiguo. Está describiendo gente que se resiste a experimentar algo completamente nuevo. Está diciendo que esta mentalidad nos hace inútiles, inoperantes e irrelevantes para el mundo que nos rodea. El vino viejo se compara con las formas antiguas. Un vehículo antiguo que Dios no está interesado en echar a andar solo por unas pocas millas. En lugar de tratar de hermosear nuestro auto viejo, Dios nos está ofreciendo uno completamente nuevo. Está poniendo vino nuevo en odres nuevos, ofreciéndonos una vida de propósito y relevancia. Lo viejo no se puede reparar. Lo viejo no se puede reparar. Lo viejo pasó y viene lo nuevo.

La única pregunta es, ¿cuánto tiempo más estará tratando de retener lo viejo?



Graham Cooke

MES DE ADAR

Al atardecer del día 8 de febrero, con el inicio de la Luna Nueva comenzamos el mes de Adar, que de no ser porque este año es bisiesto sería el último mes del año, pero este 2016 tendremos Adar II o Bis.
En este mes también podremos esperar las siguientes promesas o acciones de parte de Dios:
1. Es el mes de la liberación, así que podrás experimentar y avanzar en la liberación de toda esclavitud, dolor, rencor o amargura. En Adar podrás ver la transformación de temor en gozo, de muerte en vida, de esclavitud a libertad.
2. Es el mes también en el que tu liberación se puede estar formando, en el que puedes iniciar un ciclo que te llevará a experimentar mayor liberación, en el que podrás ensancharte y expandirte hacia las promesas y planes que Dios tiene para tu vida. Adar es el tiempo previo para celebrar la Pascua.
3. En este mes, Dios puede transformarte a una nueva persona, a un "nuevo hombre", a una nueva identidad o realidad, para la que has sido preparado y pudiera manifestarse en este mes, tanto en lo espiritual como físicamente.
4. Dios puede prepararte como un Odre nuevo con una nueva identidad en el mundo espiritual. Y también experimentar la transformación de tu ser interior en el hombre nuevo que Dios ha diseñado para todos Sus hijos.
5. Es el mes o tiempo oportuno para revocar la preocupación, a través de la liberación de la provisión de Dios sobre tu vida, familia, trabajo o ministerio.
6. Es un tiempo oportuno para revocar los decretos ilegales que el maligno ha diseñado y desatado contra tu vida, familia y generaciones. Así que, es buen tiempo para revocar, quebrantar y anular, en el Nombre de Jesús y en el poder de Su sangre, toda maldición y obra del maligno.
7. Es un mes para remover y arrancar toda máscara y disfraz, y hacer tu comunicación clara, diáfana y elocuente.
8. Es un tiempo oportuno para arrancar y quitar toda raíz de depresión, desesperación y angustia. Podemos romper todo pensamiento de incredulidad, mentira y engaño con palabras de fe, basadas en las Escrituras y guardadas en nuestra mente.
9. Es el mes de preparación para la guerra, para desarrollar la estrategia de guerra contra el enemigo. Así que, no dejes que los gigantes te infundan temor y cuídate de toda especie de idolatría.
10. Es un mes de transición, de encrucijada entre el viejo tiempo y el nuevo, es un tiempo oportuno para prepararte a entrar a una nueva dimensión de libertad, gozo y salvación. Dios te dará la visa, una palabra o promesa, que te permitirá experimentar abundante gozo.
11. Así que, prepárate para que en libertad te goces en la salvación de Dios y Su gozo sea tu fortaleza y victoria. Es tiempo para gritar: ¡Mi temor se reirá sobre mis enemigos o problemas!
12. El poder de la esterilidad será quebrantado; la vida entrará en las tinieblas de la muerte y le vencerá. Aunque el enemigo te amenace de muerte y quiera robar tu cosecha, Dios peleará por ti y se reirá junto contigo sobre todos tus enemigos.
En este mes el Señor te dice Yo soy tu proveedor, quien guardo tu vida, el Salmo 23 dice:
El Señor es mi pastor; nada me falta.
En campos de verdes pastos me hace descansar;
me lleva a arroyos de aguas tranquilas.
Me infunde nuevas fuerzas
y me guía por el camino correcto,
para hacer honor a su nombre.
Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío,
no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo;
con tu vara de pastor me infundes nuevo aliento.
Me preparas un banquete
a la vista de mis adversarios;
derramas perfume sobre mi cabeza
y me colmas de bendiciones.
Sé que tu bondad y tu misericordia
me acompañarán todos los días de mi vida,
y que en tu casa, oh Señor, viviré por largos días.