PROMESA

PROMESA

lunes, 30 de junio de 2014

QUIÉN ERA JEZABEL

En el Tanaj (las Escrituras hebreas y el Antiguo Testamento cristiano), Jezabel es una reina del antiguo Israel. Su historia se cuenta en los Libros de los Reyes (I y II).

Es introducida como una princesa fenicia, hija del rey Ithobaal I de Sidón, que se casa con el rey Acab del Reino del Norte durante la época en que la nación de Israel estaba dividida en los reinos del norte (Israel) y sur (Judá). Esta reina alejaba a Acab de la deidad de los israelitas Yahvé (que, en este contexto, era adorado solamente por los habitantes de Judá) y lo llevaba a adorar al dios de los sidonios Baal.
Acab y Jezebel permiten que funcionen templos dedicados a los Baales (El, Baal, Asera...) en Israel, y la religión pagana recibe respaldo legal. Además, la reina usa su control sobre Acab para llevar a los hebreos a la idolatría, la corrupción y la "inmoralidad sexual", sometiéndolos a una tiranía (ver episodio de la viña de Nabot 1 Reyes 21:1-16). El plan de Jezabel fue que al estar recién casada con el rey de Israel se sometió a la fe israelita en Yahve, Dios temporalmente. Sin embargo después se impuso a los ancianos de Israel y al mismo rey, la mujer astuta sedujo a su marido para ir modificando el modo de vida de Israel, adoptando el sistema de vida permitido por el dios El (y Baal) y obligó que se le rindiera culto en todo Israel, cosa abominable a los ojos de Yahvé.
Así Jezabel y Acab hicieron pecar a Israel por la idolatría, provocando celo a Dios.
Ya más tarde, Jezabel hizo que dejaran las veneraciones a Yahvé y descaradamente siguieran los preceptos establecidos por los ídolos fenicios y cananeos (Baales), Asera (Astarot o Ishtar) la reina del cielo, y otros dioses ajenos o extraños al Dios de Israel. Es ahí cuando Yahvé Dios se enoja con Jezabel e Israel por este pecado y envía profetas al rey Acab, más tarde al profeta Elías para resarcir la ofensa del rey y la reina de Israel.
Tras haber masacrado Jezabel a los profetas de Yahvé, el profeta Elías desafía a 450 profetas de Baal a una prueba para saber cuál es el verdadero dios (1 Reyes 18); se sacrifica a dos animales, uno para cada dios, y se espera a ver cual dios, tras la invocación pertinente, enciende el fuego del sacrificio. Mientras que Baal no aparece, Yahve sí, el fuego enviado por Yahve consumió incluso el agua que habían vertido sobre el sacrificio y hasta las piedras del altar. Elías y el pueblo, con el respaldo de Yahve, masacran a los profetas de Baal, ganándose la enemistad de Jezabel.
Tras la muerte de Acab, Jezabel continúa mandando a través de su hijo Ahaziah. Cuando Ahaziah muere en una batalla, ella continúa ejerciendo el control a través de su otro hijo, Jehoram.
Como se refiere en 2 Reyes, 9:1-10, Yahve habla a través del profeta Eliseo (sucesor de Elías), y sitúa a uno de sus siervos, el ungido Jehú, como rey en lugar de Jehoram', ordenándole: "golpea la casa de Acab...". Respondiendo a esta demanda para la revolución, Jehú asesina al rey Jehoram cuando intenta escapar.
Jehú se enfrenta luego a Jezabel en Jezrael y anima a sus eunucos a asesinar a la reina madre tirándola por una ventana. Lo hacen y la dejan en la calle para que sea comida por los perros. De Jezabel solo quedan el cráneo, los pies y las manos.
Su final cumple la profecía de Elías (1Reyes, 21:22-26).

sábado, 28 de junio de 2014

4° MES O TAMMUZ

Damos inicio al 4° Mes o mes de Tammuz, podemos encontrar en el siguiente link su significado y origen
Este nuevo tiempo que comienza con la Luna Nueva nos trae como Hijos de Dios un nuevo ciclo de parte del Padre, ya que este es un tiempo para moverse por FE y no por VER, este es el Tiempo de los Josúes y Calebs.
27 Y le dijeron a Moisés:—Fuimos al territorio adonde nos enviaste. Es un territorio muy fértil; ¡allí siempre habrá abundancia de alimentos! Mira, éstos son los frutos que se dan allá.28 »Lo malo es que la gente que vive allá es muy fuerte, y han hecho ciudades grandes y bien protegidas. ¡Hasta vimos a los descendientes del gigante Anac! 29 En el desierto viven los amalecitas, en las montañas viven los hititas, los jebuseos y los amorreos, y entre el mar y el río Jordán viven los cananeos.30 La gente comenzó a murmurar, pero Caleb les ordenó callarse y les dijo:—¡Vamos a conquistar ese territorio! ¡Podemos hacerlo!31-33 Pero los otros que habían ido con él empezaron a desanimar a los israelitas diciéndoles que el territorio era malo.Números 13:27-33
Ellos junto con los otros 10 varones hebreos fueron enviados por Moisés para reconocer la tierra que el Señor Todopoderoso les entrego como promesa, solamente estos dos varones no vieron las dificultades sino que confiaron en la Promesa, por tanto fueron los únicos en entrar y probar de ella.
24-25 »Pero Caleb, mi servidor, no fue como los demás, sino que creyó en mi promesa. Por eso entrará junto con sus hijos en el territorio prometido, donde ahora viven los amalecitas y los cananeos. Ustedes, por su parte, irán mañana al desierto, en dirección al Mar de los Juncos.26 Dios volvió a decirles a Moisés y a Aarón:27 —Ya oí que los israelitas andan hablando mal de mí. ¿Hasta cuándo voy a soportar las quejas de este pueblo malvado? 28 Ya que andan diciendo que los he castigado, los voy a castigar. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que lo haré. 29 Todos los que tengan más de veinte años, y que hayan hablado mal de mí, morirán en este desierto. 30 Sólo Josué y Caleb entrarán en el territorio que les prometí, y nadie más. Números 14:24-30

Estamos viendo como la Palabra de Dios se cumple, son los últimos tiempos los cuales se camina por la FE, activa toda promesa que se te ha hechos de parte del Señor, sácale el polvo a todas aquellas palabras de profecía que siervos del Altísimo han soltado sobre tu vida y camina, hacia delante porque he aquí que Él ha abierto una puerta que nadie puede cerrar.
Este es el mes de Apocalipsis 3:8-9
‘Estoy enterado de todo lo que haces, y sé que, a pesar de que tienes poco poder, me has obedecido en todo y nunca has negado conocerme. Por eso, pon atención: Voy a darte la oportunidad de servirme, y nadie te lo podrá impedir. Yo te he abierto la puerta, y nadie podrá cerrarla. Ya verás lo que haré con esos mentirosos que pertenecen a Satanás. Dicen que son judíos, pero en realidad no lo son. Haré que se arrodillen delante de ti, para que vean cuánto te amo.
El desafío es a moverte, Hebreos 11 debe estar en tu boca, aquí podrá leerlo en la Versión de lenguaje Actual.
11 Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver. Dios aceptó a nuestros antepasados porque ellos confiaron en él. Y nosotros creemos que Dios creó el universo con una sola orden suya. Lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse.
Abel confió en Dios, y por eso le ofreció un sacrificio mejor que el de Caín. Por eso Dios consideró que Abel era justo, y aceptó sus ofrendas. Y aunque Abel ya está muerto, todavía podemos aprender mucho de la confianza que él tuvo en Dios.
Henoc confió en Dios y, por eso, en vez de morir, Dios se lo llevó de este mundo y nadie volvió a encontrarlo. La Biblia dice que, antes de que Henoc fuera llevado, fue obediente, y eso le agradó a Dios. Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él. Para ser amigos de Dios, hay que creer que él existe y que sabe premiar a los que buscan su amistad.
Noé confió en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó una casa flotante para salvar a su familia. Por su confianza en Dios, Noé recibió las bendiciones que Dios da a todos los que lo obedecen. También por su confianza en Dios, Noé hizo que la gente de este mundo fuera condenada.
Abraham confió en Dios, y por eso obedeció cuando Dios le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, aun cuando no sabía hacia dónde iba. Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país. 10 Abraham confiaba en que algún día vería la ciudad que Dios había planeado y construido sobre bases firmes.
11 Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Y es que Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa. 12 Por eso Abraham, aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. ¡Nadie puede contarlos!
13 Todas las personas que hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había prometido. Pero como ellos confiaban en Dios, las vieron desde lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos estaban de paso, como los extranjeros. 14 Queda claro, entonces, que quienes reconocen esto todavía buscan un país propio, 15 y que no están pensando en volver al país de donde salieron, pues de otra manera hubieran regresado allá. 16 Lo que desean es tener un país mejor en el cielo. Por eso Dios les ha preparado una ciudad, y no tiene vergüenza de que le llamen su Dios.
17 Abraham confió en Dios cuando Dios quiso probar si él lo obedecería o no. Por eso Abraham tomó a su hijo Isaac para ofrecerlo como sacrificio. No le importó que fuera su único hijo, 18 ni que Dios le hubiera prometido que por medio de Isaac tendría muchos descendientes. 19 Abraham sabía que Dios tiene poder para hacer que los muertos vuelvan a vivir. Esa confianza hizo que Abraham no tuviera que matar a su hijo; y fue como si Isaac hubiera vuelto a vivir.
20 Isaac confió en Dios, y por eso les prometió a sus hijos Jacob y Esaú que Dios los iba a bendecir.
21 Jacob confió en Dios y, por eso, cuando ya estaba por morir, les prometió a los hijos de José que Dios los iba a bendecir. Luego, se apoyó en la punta de su bastón y adoró a Dios.
22 José confió en Dios y, por eso, poco antes de morir, anunció que los israelitas saldrían libres de Egipto, y dejó instrucciones para que supieran qué hacer con sus huesos.
23 Los padres de Moisés confiaron en Dios y, por eso, cuando Moisés nació, lo escondieron durante tres meses. El rey de Egipto había ordenado que se matara a todos los niños israelitas, pero ellos vieron que Moisés era un niño hermoso y no tuvieron miedo, porque confiaban en Dios.
24 Moisés confió en Dios y, por eso, cuando ya fue hombre, no quiso seguir siendo hijo adoptivo de la hija del rey. 25 No quiso disfrutar de lo que podía hacer y tener como egipcio, pues era pecado. Prefirió que los egipcios lo maltrataran, como lo hacían con el pueblo de Dios. 26 En vez de disfrutar de las riquezas de Egipto, Moisés decidió que era mejor sufrir, como también iba a sufrir el Mesías, pues sabía que Dios le daría su premio.
27 Moisés confió en Dios y, por eso no le tuvo miedo al rey ni se rindió nunca. Salio de Egipto, y actuó como si estuviera viendo a Dios, que es invisible. 28 Moisés confió en Dios, y por eso celebró la Pascua. También mandó rociar con sangre las puertas de las casas israelitas. Así, el ángel enviado a matar no le hizo daño a ningún hijo mayor de las familias israelitas.
29 Los israelitas confiaron en Dios, y por eso cruzaron el Mar de los Juncos como si caminaran sobre tierra seca. Pero cuando los egipcios quisieron pasar, todos ellos se ahogaron.
30 Los israelitas confiaron en Dios y, por eso, cuando marcharon alrededor de la ciudad de Jericó durante siete días, los muros de la ciudad se vinieron abajo.
31 Rahab, la prostituta, confió en Dios y trató bien a los espías de Israel. Por eso no murió junto con los que habían desobedecido a Dios en Jericó.
32 ¿Qué más les puedo decir? No me alcanzaría el tiempo para hablarles de la confianza en Dios de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas. 33 Ellos confiaron en Dios, y por eso conquistaron países; y como actuaron con justicia, recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron la boca de leones y34 apagaron grandes incendios. Escaparon de que los mataran con espada, recibieron fuerzas cuando más débiles estaban, y en la guerra fueron tan poderosos que vencieron a los ejércitos enemigos.
35 Algunas mujeres confiaron en Dios, y por eso Dios hizo que sus familiares muertos volvieran a vivir. Algunos confiaron tanto en Dios que no quisieron que los dejaran en libertad. Al contrario, dejaron que los mataran, porque sabían que volverían a vivir y así estarían mucho mejor. 36 Mucha gente se burló de ellos y los maltrató, y hasta los metió en la cárcel. 37 A otros los mataron a pedradas, los partieron en dos con una sierra, o los mataron con espada. Algunos anduvieron de un lugar a otro con ropas hechas de piel de oveja o de cabra. Eran pobres, estaban tristes, y habían sido maltratados. 38 La gente de este mundo no merecía personas tan buenas, que anduvieron sin rumbo fijo por el desierto, por las montañas, por las cuevas y las cavernas de la tierra.
39 Dios estaba contento con todas estas personas, pues confiaron en él. Pero ninguna de ellas recibió lo que Dios había prometido. 40 Y es que Dios tenía un plan mucho mejor, para que nosotros también recibiéramos lo prometido. Dios sólo hará perfectas a esas personas cuando nos haya hecho perfectos a nosotros.

viernes, 27 de junio de 2014

LA APARICION DE LOS PROFETAS EN ISRAEL


A partir de estas intervenciones de Elías y Eliseo en el siglo IX nos encontramos tal vez con el fenómeno más asombroso de toda la historia israelita: la predicación de los profetas. A pesar de que antes ya habían hecho aparición otros profetas mencionados por las tradiciones de Israel, como Natán (2°S 7:4ss), Gad (2°S. 24:11), Ajías de Siló (1°R 13:12-32), fue en la época de Elías y Eliseo cuando el movimiento profético surgió con características bien definidas. En esta época de creciente vaciamiento y descomposición interna, la religión yahwista fue capaz de resurgir de una forma completamente nueva, con una fuerza impetuosa, gracias a la predicación de estos hombres. Mirando la historia de Israel hasta entonces, se pueden distinguir, pues, los cuatro sucesos principales que fueron disponiendo la aparición de los grandes profetas:
• La degeneración de la religión yahwista.
• La independencia respecto a YHWH y a su oferta de protección. A diferencia de la antigua agrupación tribal, el estado israelita, confiando en sus armamentos y alianzas, se fue separando de YHWH y fue adquiriendo autonomía política.
• El sistema tributario y la organización burocrática disolvieron el antiguo orden social tribal originando grandes desequilibrios sociales entre las ciudades y la población campesina.
• La rápida ascensión desde el siglo VIII de los imperios mesopotámicos que dirigieron su política expansionista sistemáticamente hacia el oeste, privando de autonomía nacional, entre otros, a Israel y a Judá.
Los grandes profetas intentaron una vuelta a las tradiciones yahwistas más antiguas y genuinas, tratando de convencer a sus oyentes del carácter obligatorio y de la validez inmutable de unos preceptos que éstos habían abandonado hacía ya mucho tiempo. También intentaron hacer una lectura de ese complicado presente de Israel a la luz de la Alianza, considerando las intervenciones de las naciones extranjeras como un castigo de YHWH debido al quebrantamiento de dicha Alianza. Pero junto a esta proclamación del juicio de YHWH anunciaron un comienzo totalmente nuevo. Cuando ya no hubiese la menor garantía política de supervivencia nacional, YHWH mostraría su predilección por Israel creando otra vez al pueblo. Esto hizo que la predicación profética mostrara un mensaje enteramente novedoso comparado con las anteriores intervenciones de YHWH en la historia.
A pesar de todo lo dicho, no se debe considerar el profetismo como un fenómeno exclusivo de Israel, pues personajes de las mismas características aparecieron también en el resto del oriente antiguo.
En Mesopotamia existían personajes que tenían la función de emitir oráculos de parte de los dioses, pues tanto si se trataba del rey como de una persona privada, era preciso asegurarse de que toda empresa de cierta importancia estuviese en conformidad con la voluntad divina, si no se quería fracasar en ella. De este modo, el arte de la adivinación consistía en analizar ciertos signos mediante los cuales se intentaba descubrir la respuesta de los dioses (mediante el vuelo de los pájaros, los sueños, la observación de las entrañas de los animales, etc.). Antes de actuar, el adivino tenía que recitar a los patronos de la adivinación, el dios solar Shamash y el dios de la tempestad Adad, unas oraciones especiales. Un ejemplo es la siguiente fórmula anterior al año 1600 a.C: “Shamash, señor del juicio, Adad, señor de la adivinación, yo os traigo, os ofrezco una cordera de un año que ningún carnero ha asaltado, en cuyo seno la inseminación de Shakkan no ha caído; ha comido la hierba en país llano, no bebe más que aguas de los regatos puros; el cordero ha estado lejos de ella. Os ofrezco esta cordera, pongo en la boca de esta cordera cedro puro en nudos, virutas y buena resina. Shamash y Adad, venid a esta cordera. Y a lo que yo digo, con mi mano alzada, a todo lo que hago, a la petición de oráculo que pronuncio, que haya una respuesta sin ambigüedad.
La primera mención de un profeta en Israel es respecto a Samuel, a quien el texto de 1°S. 9:9 llama vidente (Ro´ eH): Antes, en Israel, cuando alguien iba a consultar a Dios, decía: "Vayamos al vidente", porque en vez de profeta como hoy, antes se decía vidente. Pero como la respuesta divina que el profeta israelita tenía para comunicar no se obtenía por medio de técnicas adivinatorias, sino a través del recuerdo de las exigencias de la fe en YHWH planteadas en la Alianza, pronto surgió la distinción entre los términos hebreo NaBI (griego prophetés: el que proclama) y Ro´eH (griego mantis: adivino).
Antes de la predicación de Elías y Eliseo, otros profetas recordados por las tradiciones habrían ejercido un ministerio de proclamación de la voluntad de YHWH. Natán proclamó como palabra divina la posteridad davídica en el trono de Jerusalén: afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza (2°S. 7:4). El profeta Gad, vidente de David, propuso al rey la elección de una entre tres desgracias como castigo divino por haber hecho el censo de Israel (2°S. 24:11). Ajías de Siló anunció a Jeroboam como voluntad divina la división del reino salomónico: Voy a hacer jirones el reino de manos de Salomón y te voy a dar diez tribus (1°R 11:31).
Después de Elías y Eliseo profetizó en el reino de Israel el profeta Amós en tiempos de Jeroboam II (783-743). Este rey había proseguido la obra reconquistadora de su padre Joás en el territorio transjordano en detrimento de los arameos, aprovechando la ausencia de incursiones asirias en esos años. Efectivamente, los anales asirios no registraron ninguna campaña militar entre 753 y 747.
Amós, campesino originario del reino de Judá, quedó impresionado por el lujo de los poderosos en la próspera Samaría: Acostados en camas de marfil, arrellanados en sus lechos, comen corderos del rebaño y becerros sacados del establo, canturrean al son del arpa, se inventan, como David, instrumentos de música, beben vino en anchas copas, con los mejores aceites se ungen (Am. 6:4-6). Pero esta prosperidad política y económica tuvo como contrapartida una marcada desigualdad social: “Venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; pisan contra el polvo de la tierra la cabeza de los débiles, y el camino de los débiles tuercen; hijo y padre tienen relaciones con la misma joven, para profanar mi santo Nombre (Am. 2:6-7).
Por eso predicó que Dios enviaría un castigo terrible si los israelias no se convertían: No saben obrar con rectitud –oráculo de YHWH- los que amontonan violencia y rapiña en sus palacios. Por eso, así dice el Señor YHWH: el adversario invadirá la tierra, abatirá tu fortaleza y serán saqueados tus palacios (Am.3:10-11). Las conquistas logradas sobre los arameos no deberían ilusionarlos, pues Asiria estaba momentáneamente dormida: ¡Vosotros que os alegráis por Lo-Debar, que decís: "¿No tomamos Carnáyim con nuestra propia fuerza?" ¡Pero he aquí que suscito contra vosotros, casa de Israel, -oráculo del Señor YHWH, Dios Sebaot- una nación que os oprimirá desde la entrada de Jamat hasta el torrente de la Arabá! (Am  6:13-14).
Por lo tanto, la Alianza con Dios no era una seguridad que permitía vivir de cualquier manera, sino que implicaba una grave responsabilidad frente al prójimo: Buscad el bien, no el mal, para que viváis, y que así sea con vosotros YHWH Sebaot, tal como decís. Aborreced el mal, amad el bien, implantad la justicia en la Puerta, quizá YHWH Sebaot tenga piedad del Resto de José (Am. 5:14-15). Y no sólo Israel debía obedecer a YHWH, sino también las naciones vecinas, porque YHWH es el creador y por eso también el juez de su mala conducta: El hace las Pléyades y Orión, convierte en aurora las sombras, y hace oscurecer el día en noche. El llama a las aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama, YHWH es su nombre; él desencadena ruina sobre el fuerte y sobre la ciudadela viene la devastación (Am. 5:8-9).
El santuario de Betel era, desde el cisma religioso de Jeroboam I, el santuario del reino de Israel donde se ofrecían los sacrificios del estado, de la misma manera como el templo de Jerusalén era el santuario real de Judá. No era extraño, entonces, que fuera muy mal acogida la predicación del castigo divino contra la clase dirigente del reino en ese templo de propiedad real: Serán devastados los altos de Isaac, asolados los santuarios de Israel, y yo me alzaré con espada contra la casa de Jeroboam (Am. 7:9). Amós fue considerado un profesional que se ganaba la vida profetizando, y entonces se le prohibió la palabra en ese santuario al que él no pertenecía; que predicara en el santuario de su propia tierra: Vete vidente; huye a la tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. Pero en Betel no has de seguir profetizando, porque es el santuario del rey y la Casa del reino (Am. 7:13).
Pero el ser profeta no era simplemente un oficio que implicaba un acto de proclamación, sino que era una situación nueva que repercutía en todas las dimensiones de la vida: Yo no soy profeta ni hijo de profeta, yo soy pastor y cultivador de sicomoros; pero YHWH me tomó detrás del rebaño y me dijo: ve y profetiza contra mi pueblo Israel (Am 7:14-15).
Se trataba de algo más que una nueva profesión; se trataba de una nueva situación vital que arrancaba al elegido de la sociedad y de todas la seguridades económicas y sociales que ésta le ofrecía, y lo hacía independiente de ella. Se hacía dependiente de YHWH y carente de toda seguridad.
La expulsión de Amós estaba también vinculada a un temor: ya no puede la tierra soportar todas sus palabras. Porque Amós anda diciendo: "A espada morirá Jeroboam, e Israel será deportado de su suelo" (Am. 7:10-11). La palabra del profeta era considerada eficaz, y por eso se temía que produjera infaliblemente las desgracias anunciadas. Callar al profeta era evitar la tragedia. Porque la palabra tenía un poder de conjuro y era una realidad cargada de poder.
En las lenguas occidentales la palabra es un conjunto de sonidos con la simple función de transmitir un significado. Es un fenómeno fonético que el hombre aprovecha para comunicarse y para expresar lo que hay en su espíritu.
No era así en las lenguas orientales antiguas. En ellas la palabra era más que una referencia indicativa.
Nosotros hacemos de la palabra una etiqueta que se adhiere a una cosa para identificarla. Pero para el hombre del antiguo Oriente, que captaba la realidad como una totalidad, no había distinción entre lo material y lo espiritual. Y por lo tanto tampoco distinguía entre la cosa y lo que la significaba, entre la realidad y la idea.
Así que la palabra y la cosa estaban para él en un mismo plano de ser. Se puede decir que en la palabra las
cosas adquirían su primera configuración.
El hombre del antiguo Oriente reconocía en la palabra una capacidad distinta de la exigida por la conversación cotidiana. La palabra no necesitaba un oído que la comprendiera, porque en virtud de ese poder creador misterioso a la palabra le bastaba, para alcanzar su fin, que fuese pronunciada.
Si toda palabra encerraba cierto poder, ¿cuánto más la palabra de Dios? Irrumpiendo en la vida del profeta le transformaba su existencia, y saliendo de la boca del profeta la palabra anticipaba lo que YHWH obraría en la historia. Los profetas vieron con claridad que la vida de Israel dependía de la palabra de YHWH hasta los niveles más esenciales de su vida y por eso la palabra era más importante que el alimento que el cuerpo necesitaba: No solo de pan vive el hombre, sino también de todo lo que sale de la boca de YHWH (Dt 8:3). Quien no escuchara esa palabra cuando fuera proclamada la buscaría después desesperadamente: He aquí que llegan días, oráculo del Señor YHWH, en que yo mandaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oir la palabra de YHWH. Entonces vagarán de mar a mar, de norte a oriente andarán errantes en busca de la Palabra de YHWH, pero no la encontrarán (Am 8:11).
Pero los profetas no sólo anunciaron lo que estaba por venir mediante palabras; lo hicieron también mediante acciones simbólicas, a veces muy extrañas. Estos signos tenían igual poder creador que la palabra, y tal vez mucho más que la palabra. En los signos YHWH mismo actuaba en Israel por
mediación del profeta, pues el signo era una prefiguración creadora de lo que había de venir. El profeta insertaba en la historia por medio del signo, como anticipación, aquello que vendría más tarde. Con el signo se ponía en marcha la realización del acontecimiento anunciado.
La importancia del signo en la predicación profética sobresale especialmente en Oseas, un profeta contemporáneo de Amós que también predicó en el reino de Israel. Oseas predicó la relación de Dios con su pueblo a través del ejemplo de su propio matrimonio: Dijo YHWH a Oseas: "Ve, tómate una mujer dada a la prostitución e hijos de prostitución, porque la tierra se está prostituyendo enteramente, apartándose de YHWH (Os. 1:2). La Alianza quedó entonces presentada como un desposorio entre Dios y el pueblo, y la idolatría como un acto de prostitución: ¡Pleitad con vuestra madre, pleitad, porque ella ya no es mi mujer, y yo no soy su marido!... Pues su madre se ha prostituido, se ha deshonrado la que los concibió, cuando decía: "Me iré detrás de mis amantes, los que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas"... La visitaré por los días de los Baales, cuando les quemaba incienso, cuando se adornaba con su anillo y su collar y se iba detrás de sus amantes, olvidándose de mí (Os. 2:4,7,15).
Los signos proféticos de Oseas fueron vinculados con las desgracias que efectivamente vinieron sobre Israel. La ruina se precipitaría sobre la dinastía real de Jehú, que había llegado al poder mediante una gran cantidad de crímenes entre la familia de Ajab y Jezabel: tomó a Gómer, hija de Dibláyim, la cual concibió y le dio a luz un hijo. YHWH le dijo: "Ponle el nombre de Yizreel, porque dentro de poco visitaré yo la casa de Jehú por la sangre derramada en Yizreel, y pondré fin al reinado de la casa de Israel (Os. 1:3-4). La dinastía de Jehú acabó en el 743 al ser asesinado su hijo Zacarías por Salúm, a su vez asesinado por Menajem.
En esos precisos momentos el gigante asirio comenzaba a despertar. Una revuelta militar había puesto en el trono a un hombre que llevaría a su mayor esplendor al imperio asirio, Tiglatpileser III, un conquistador formidable que tenía a su disposición un ejército perfectamente organizado. Su plan fue conquistar definitivamente el Asia y por eso, una vez consolidados sus dominios en el norte, se volvió hacia el oeste a partir de 738. Aquel año, Menajem figuró en los anales asirios entre los tributarios del imperio. Una estela conserva la siguiente lista: A los reyes del país de Hatti, de los arameos de la orilla del mar occidental, de Quidri, de los árabes: Kushtashpi de Kumuhu, Resín de Damasco, Menajem de Samaría, Tuba'il de Tiro... Zabide, reina de los árabes, impuse sobre ellos impuesto y tributo: plata oro, estaño, hierro, piel de elefante,
diente de elefante, púrpura azul, púrpura roja, vestidos multicolores y de lino, camellos y camellas.
Los días de Israel estaban contados, pues a medida que crecía el poder de Asiria el país se iba consumiendo en disputastribales por el poder. Porque al morir Menajem en 738, en muy pocos años se sucedieron tres reyes en el trono de Samaría: “Pecajías, hijo de Menajem asesinado en 737, Pecaj (737-732) y Oseas (732-724). El profeta advirtió inútilmente el peligro que se acercaba: Todos sus reyes han caído, y ninguno entre ellos clama a mí. Efraím se mezcla con los pueblos, Efraím es una torta a la que no se ha dado vuelta. Extranjeros devoran su fuerza, ¡y él no lo sabe! Ya las canas blanquean en él, ¡y él no lo sabe! El orgullo de Israel testifica contra él, pero no se vuelven a YHWH su Dios, con todo esto, no le buscan. Efraím es cual paloma, sin cordura; llaman a Egipto, acuden a Asiria. Dondequiera que vayan, yo echaré mi red sobre ellos (Os 7:7-12). El fin llegaría de un momento a otro y la destrucción del reino sería la sentencia del juicio de YHWH sobre Israel.
Pero el rechazo no podría ser nunca la palabra definitiva de YHWH, ya que del mismo modo que el profeta amaba a su esposa infiel, así también Dios amaba a su pueblo. No porque éste fuera bueno, sino porque YHWH era fiel a su Alianza: Ve otra vez, ama a una mujer que ama a otro y comete adulterio, como ama YHWH a los hijos de Israel, mientras ellos se vuelven a otros dioses (Os. 3:1). Porque la Ley, el culto y la tierra prometida a los patriarcas importaban a YHWH más que la maldad del rey y de los jueces impíos: Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más lo llamaba, más se alejaba de mí: a los Baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían incienso. Yo enseñé a Efraím a caminar, tomándolo por los brazos, pero ellos no conocieron que yo cuidaba de ellos. Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer... ¿Cómo voy a dejarte Efaím, como entregarte Israel? Mi corazón está en mí transtornado, y a la vez se estremecen mis entrañas. No daré curso al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraím, porque soy Dios, no hombre; en medio de ti soy el Santo, y no vendré con ira (Os. 11:1-4.8-9).
El ideal con el que Oseas esperanzó al pueblo fue el de la vida que Israel llevaba en el desierto bajo la guía de Moisés, el tiempo del noviazgo con Dios: Por eso voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Allí le daré sus viñas, el valle de Akor lo haré puerta de esperanza; y ella responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que subía de Egipto. Y sucederá aquel día -oráculo de YHWH- que ella me llamará "Marido mío", y no me llamará "Baal mío". Yo quitaré de su boca los nombres de los Baales, y no se mentarán más por su nombre. Haré en su favor un pacto el día aquel con la bestia del campo, con el ave del cielo, con el reptil del suelo; arco, espada y guerra los quebraré lejos de esta tierra, y haré que ellos reposen en seguro. Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en amor y en compasión, te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a YHWH (Os. 2:16-22).

EL MENSAJE DE LOS VIERNES- DANTE GEBEL


AMOR EN EL MISMO IDIOMA


A través de los años, los hombres se siguen preguntando: ¿Qué quieren las mujeres?, y para ser honesto, si pudiéramos responder eso en un par de frases, no serían mujeres ni serían interesantes. Justamente lo que enamora de una mujer es ese misterio que no terminamos de descifrar y que nunca podremos decodificar en su totalidad. Nuestro cerebro tan simple no logra comprender la complejidad de la mente femenina.
Por eso es que muchos hombres se enamoran de alguien que no les corresponde, o lo que es peor, no saben como enamorarla, porque no logran decodificar las señales femeninas. El error que suelen cometer los hombres es regalar su tiempo a una mujer que solo quería saber la hora.
En algún momento solemos pensar: “A una loca como ella, le falta un tornillo como yo”, pero luego descubres que en realidad no estaba ni tan loca, ni le hacías falta tu. En resumen, las mujeres terminan siendo como los chinos: nadie las entiende, pero están dominando el mundo.

Por esa misma razón es que no tengo la receta infalible para enamorar a una mujer (ningún hombre la tiene!) pero he aprendido que un hombre enamorado debe hacer, mínimamente, ciertas cosas esenciales, a saber: Cuando ella se enoje contigo y se vaya, síguela. Cuando te empuje o intente golpearte, abrázala y no la dejes ir. Cuando empiece a maltratarte, bésala y dile cuanto la amas. Cuando se quede callada, pregúntale qué le sucede. Cuando te ignore, dale tu atención. Cuando quieras besarla o abrazarla y se haga para atrás, abrázala muy fuerte. Cuando la veas llorando, no le digas nada, solo abrázala. Cuando la veas caminando, corre hacia ella y abrázala. Cuando esté asustada, hazla sentir protegida. Cuando ponga su cabeza en tu hombro, acaricia su cabello. Hazla reír cuando la veas mal. Cuando no te contesta por mucho tiempo, asegúrate que todo esté bien. Cuando parezca que tiene frío, dale tu saco o lo que tengas encima. Cuando dice que te quiere, en verdad te quiere más de lo que te imaginas. Cuando agarre tu mano, agarra la mano de ella. Cuando te cuente un secreto, guárdalo muy bien. Cuando te mire fijamente a los ojos, no despegues tu mirada hasta que ella lo haga (eso es determinante, tu nunca bajes la mirada antes que ella). Cuando te extraña, ella sufre, pero no siempre te lo dirá. Cuando le rompes el corazón, puede perdonar pero el dolor nunca se le irá, ellas tienen una memoria de muchos mas megas que nosotros, no te imaginas lo que pueden almacenar en ese disco rígido. Cuando esté muy enojada contigo, abrázala fuerte y no la sueltes. Cuando le preguntes si todo está bien, y te dice inmediatamente que si, no le creas; ella esperará que se lo vuelvas a preguntar.

Se lo que estás pensando: “¿Pero que debo hacer si ella aún ni siquiera es mía?”. Aún así, no bajes los brazos, tu puedes enamorarla, solo que tienes que trabajar mas duro. Ella se va a dar cuenta que se topó con alguien que la valora mas, que incluso aquella persona que a lo mejor está a su lado. El llegar último a su corazón no significa que eres el menos importante en su vida, significa que los anteriores no han sido tan especiales como para quedarse. 
Si estás en plan de enamorarla, no te apures a decirle “Te amo” (las mujeres van a odiarme por esto) porque le darás todo el poder a ella, es mejor que te guardes esas palabras para cuando estés completamente seguro que su corazón es tuyo. Porque si ahora ella se siente segura de lo que sientes, usará el poderoso arma de la indiferencia contra ti. Tienes que lograr hacerte indispensable para su vida. En plan de enamorarla, más vas a ganar de la dependencia que de la cortesía; pero si ella huele que estás completamente loco por ella (y te aseguro que lo huelen a millas de distancia) dejarás de ser interesante, que es justamente lo que a ella le llama la atención de un hombre. 

Un hombre razonablemente enamorado puede actuar como un romántico loco, pero no debería ni puede actuar como un imbécil nunca. Si logras que ella deje de admirarte, habrás perdido la batalla. Sin que seas un egocéntrico ni un petulante, debes mostrarte siempre muy seguro, es eso lo que llama la atención de una forma tan milagrosa y tan poderosa de una dama. Que quede claro que estar seguro de ti mismo, no significa que seas un superhéroe, recuerda que en toda mujer hay un instinto maternal de querer cuidar y proteger, por eso siempre es bueno que también sepas reírte de ti mismo. Si ella te admira y te ve cometer alguna torpeza, te admirará aún mucho mas; porque al equivocarte, reconocerlo y reírte de ti mismo, no solo te humaniza, sino que le despertará ternura y ganas de cuidarte.
Es vital que seas paciente, no te apresures. En ocasiones, la ausencia disminuye las pequeñas pasiones e inflama las grandes, al igual que el viento apaga una vela pero a la misma vez puede avivar un gran fuego.
Tienes que tomarte el tiempo para conocerla. No pienses en ella en términos sensuales, aún si lograste llamar su atención, ella no está pensando en tus músculos, tu mandíbula o en tu nuevo peinado; ella no piensa como normalmente lo haría un hombre que no deja de pensar en el rostro de ella o en su cuerpo. 
Tal vez ella se duerma pensando en ti y alguna noche susurre: “Como quisiera que estés aquí para abrazarme hasta que me duerma”, pero no lo hace en términos sexuales. Simplemente está queriendo lisa y llanamente un abrazo cariñoso.

A ella la enamora tu personalidad. Tu tarea consiste en conocer sus puntos fuertes y sus puntos débiles, ese es el arte de mover las voluntades. Es más una destreza que determinación. Es saber por dónde vas a poder entrar a su corazón. Primero tienes que conocer su carácter y luego ayudarla a reforzar sus partes débiles, eso resulta irresistible. Ella sabrá que es mejor persona cuando está contigo y que tu descubriste lo que nadie mas vio en ella, o lo que es mejor, lo que otros dan por sentado y ya no se lo hacen notar. Eso te hará único e indispensable, ya que sacaste a la luz la mejor versión de ella.
Si por otro lado eres celoso, tienes que serlo sutilmente. A ella le agradará saber que no quieres compartirla con nadie, pero no deben ser celos enfermizos, sino del tipo: “Tengo miedo que alguien mas descubra lo increíble que eres”. Esos son celos que halagan y enamoran. 
Si sigues al pie de la letra estos humildes consejos de este Pastor de los jóvenes, no te prometo que caerá inmediatamente rendida a tus pies, pero te aseguro que te transformarás en el culpable de sus “No se que ponerme hoy...”, para mas tarde terminar descubriendo la pequeña puerta de cómo entrar a su corazón y quedarte para siempre.
Hay mujeres que puedes enamorar con una sonrisa, hay mujeres que puedes enamorarlas con dulces palabras, incluso están las que puedes enamorarlas con un beso…para todas las demás existe Master Card.
Aunque sea motivo de risa, lo que intento decir es que para enamorar de verdad a una mujer que valga la pena, necesitas saber hablar, sonreír, contener, escuchar y por sobre todo, tener paciencia y trabajar duro.

Como verás, nos acostumbramos a hacer turismo emocional y nunca decimos lo que realmente nos pasa. Por eso muchas fabulosas historias de amor se truncan antes de empezar; solo porque aunque se amaban con locura, no tenían la capacidad de comunicarlo en el mismo idioma. 
Tu tienes que aprender a hablar el idioma de ellas; se que es complicado y te puede tardar algunos años, pero te aseguro que no es imposible. Ella no está buscando a alguien que la comprenda, solo necesita que la amen.

jueves, 26 de junio de 2014

PROFETAS DE DIOS QUE AFECTARON LA HISTORIA

ELÍAS Y ELÍSEO
Si bien la alianza con los fenicios contribuía a la prosperidad de Israel, lo hacia a costa de un grave peligro: la confusión religiosa. La mezcla de religiones tenia ya raíces muy antiguas. Los primeros antepasados de Israel, en la época de la conquista de la tierra, habían tomado contacto con la religión cananea y a veces habían adoptado sus practicas. Cuando David incorporo a su reino amplias regiones cananeas que no habían sido misionadas en la fe de YHWH, el peligro de mezcla se hizo mas serio. Con el crecimiento de la población el elemento cananeo llego a ser un factor amenazante dentro de Israel.
Todo esto se producía a veces sin que pudiese ser advertido. La desintegración de las antiguas ideas acerca de YHWH, de la exclusividad de su adoración y de su voluntad de justicia, se realizaba mediante un proceso sutil desapercibido por la mayoría. Exteriormente todo permanecía como antes en lo que se refería al culto: los altares humeaban, se pronunciaban las oraciones y el lenguaje religioso en el que se actualizaba la revelación de YHWH tal vez no habían cambiado mucho. Pero ¿era todavía YHWH a quien se adoraba? ¿No se pensaba mas bien en Baal, con sus bendiciones naturalistas, al que solamente se le había sobrepuesto el nombre de YHWH? Este era un problema que reaparecería repetidamente en la historia. Un vacío en la experiencia religiosa que terminaba dando al nombre y a la persona de Dios un contenido falso; contenido proveniente de una experiencia ajena al encuentro con el verdadero Dios.
La región al este del Jordán, en cambio, no era terreno de la antigua cultura cananea, sino que había sido un territorio colonizado directamente por los antepasados de Israel. Allí la fe en YHWH se había mantenido mas pura en su exclusividad que en el oeste, donde Israel se abría con creciente despreocupación a la religión de Baal. De esta región oriental del Jordán procedía Elías, de Tishbe de Galaad. Es fácil imaginarse como horrorizaría a Elías esa mezcla religiosa, ya que en su tierra había sido educado en la fe de YHWH propia de los patriarcas.
La reina Jezabel no solo había seguido activamente, y a titulo personal, las practicas religiosas de su tierra natal, sino que también sostenía en Israel a los dirigentes del culto a Baal. Así, mientras que en el campo se servía a YHWH, en la corte y entre la clase dirigente de la ciudad de Samaria se veneraba a Baal. Los restos de la autentica adoración a YHWH, conservados en el campo, se encontraban a la defensiva frente al culto extranjero oficializado.
LA CONFRONTACIÓN EN EL MONTE CARMELO
En este contexto se ubican las tradiciones que relatan la intervención de Elías en favor de la fe en YHWH, el Dios de los padres. Convoco al pueblo al monte Carmelo a una asamblea para resolver allí la disputa entre las dos formas de culto. Nadie había visto hasta entonces como Elías la incompatibilidad del culto de Baal con las antiguas tradiciones de YHWH, propias de Israel. Elías tenia que obligar al pueblo a tomar una decisión, cuya necesidad nadie había comprendido hasta el momento.
El monte Carmelo había sido siempre un santuario de Baal. Pero en algún momento de la historia el culto de YHWH se impuso en el lugar por algún tiempo. Finalmente decayó y el altar de YHWH fue derribado. Esta situación que Elías encuentra en el Carmelo se repetía por doquiera que ambos altares rivalizaran. Por eso, la narración que recordaba a la asamblea convocada por Elías tomo la forma de un duelo determinante: "Hasta cuando van a fluctuar de un lado a otro? Si YHWH es Dios síganlo; si es Baal, sigan a este" (1°R.18:21).
La respuesta sobre quien de los dos era verdaderamente Dios no la habría dado el pueblo, sino el mismo YHWH. El escritor vio claro que Israel no podía ser salvado de otro modo; por si mismo nunca hubiera podido arrancarse de aquel abandono de la fe y del culto verdadero si YHWH mismo no se hubiera manifestado una vez mas con su gloria. Con ello quedaba resuelta la gran cuestión de saber quien era Dios en Israel, y quedaba resuelta de un modo mas maravilloso que lo que cualquier confesión humana hubiera conseguido. A la hora en que se presenta la ofrenda, se acerco el profeta Elias y dijo: 
"YHWH, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tu eres Dios en Israel y que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado todas estas cosas. Respondeme, YHWH, respondeme, y que todo este pueblo sepa que tu, YHWH, eres Dios que conviertes sus corazones. Cayo fuego de YHWH que devoro el holocausto y la lenia, y seco el agua de las zanjas. Todo el pueblo lo vio y cayeron sobre su rostro y dijeron: ¡YHWH es Dios, YHWH es Dios!" (1°R 18:36-39).
El relato prosigue con el juicio de Dios y con el exterminio de los agentes de idolatría; ese día habrían sido degollados 450 profetas de Baal. El culto de Baal conducía al orgullo, y por lo tanto a la autodestrucción. Al intento infructuoso de atraer la atención de la divinidad por medios humanos, se opone en la narración la serenidad de Elías, que si se compara con los frenéticos esfuerzos de los profetas de Baal, casi nos parece pasividad. ¡Elías sabia que su Dios siempre estaba dispuesto a manifestarse! Se sabía buscado por El, y no necesitaba ir a buscarlo o atraerlo.
Desde alli, Elías seria perseguido por la reina Jezabel, hasta tener que huir. Elías llegaría a experimentar en el camino un total abatimiento hasta no querer vivir mas. El motivo de su desesperanza era el fin de la fe en YHWH, que el profeta contemplaba ante si. Pensaría que solo habría quedado el y experimento entonces la debilidad. El relato fija la huida hasta el Sinaí. Era evidente que quería buscar a Dios en su montaña, en el lugar en el que se había revelado de la manera mas pura, y manifestarle su sufrimiento allí donde Moisés había actuado. Ese dolor habría culminado con esta convicción: la fe en YHWH había dejado de dominar en Israel definitivamente. Sin embargo Israel no estaba en las ultimas, pues YHWH tenia todavía muchos planes sobre el: YHWH dejaría sobrevivir a 7000; a toda rodilla que no se ha doblegado ante Baal, y cuya boca no le ha besado (1Re 19:18). Israel seguiría existiendo ante
YHWH, pero solo como un resto instituido por El. Ya antes se sabia que Dios podía castigar al pueblo; pero era una novedad la posibilidad de destruirlo y dejar solo un resto. Y sin embargo era solamente el comienzo de lo que otros anunciarían después de Elías.
Los registros conservados consideraron a Elías como el testigo de YHWH en una época de mezcolanza y decadencia religiosa, es mas su propio nombre denota este detalle; Elias, Lit. Hebreo: Eli-Yah, esto es: YHWH es Dios. El había planteado la irreducible oposición entre YHWH y Baal, que reaparecía así bruscamente cuando ya se los creía reconciliados. Elias había defendido como nadie la antiquísima tesis de que Israel solo pertenecía a YHWH.
ELISEO Los registros sobre Eliseo, el discípulo de Elías, comprenden varios relatos ambientados durante el reinado de Joram. A la muerte de Ajab en 853, subió al trono de Israel su hijo Ocozias, pero reino apenas un anio. Su hermano Joram tuvo que hacer frente a la rebelión de Moab, que se negaba al vasallaje impuesto desde los días de Omri. Eliseo aparece en el relato obrando un milagro que salvo a los ejércitos aliados de Israel, Juda y Edom de morir de sed durante la campaña. Pero la campaña no logro aplastar la rebelión. El texto de Segunda de Reyes no menciona una victoria israelita, ni mucho menos lo hace la crónica paralela moabita registrada en la inscripción de 34 líneas descubierta en 1868.
La estela de piedra reconstruida se encuentra en el museo de Louvre y dice lo siguiente: "Yo soy Mesa, hijo de Kemoshyat, rey de Moab, el dibonita. Mi padre reino sobre Moab durante treinta años y yo reine después de mi padre. Hice este alto lugar para Kemosh en Qeriho, alto lugar de salvación, pues me salvo de todos los asaltos y me hizo triunfar de todos mis enemigos. Omri era rey de Israel y oprimió a Moab durante muchos dias, ya que Kemosh estaba irritado contra mi pais. Y su hijo le sucedió y dijo: "Oprimire a Moab". En mis dias hablo de este modo, pero yo triunfe de el y de su casa. E Israel quedo arruinado para siempre. Pues bien, Omri había tomado posesión de todo el pais de Madaba y había habitado allí durante sus días y la mitad de los días de sus hijos, cuarenta años. Pero Kemosh lo abatió durante mis días. Y yo construí a Baal Maon e hice la piscina y edifique Qiryatôn. Las gentes de Gad habían habitado en el país de Atarot desde siempre y el rey de Israel había construido Atarot para si. Yo combatí contra la ciudad y la tome. Y mate a todo el pueblo...; la ciudad fue ofrecida a Kemosh y a Moab. Alli me apodere del altar de su Bien amado y lo arrastre ante Kemosh en Qeriyot. Hice habitar allí a las gentes de Saron y a las gentes de Maharot... Kemosh me dijo: "Vete, quítale Nebo a Israel". Yo fui de noche y combatí contra ella desde el amanecer hasta el mediodía. La tome y mate a todos, siete mil hombres con extranjeros, mujeres, extranjeras y concubinas, ya que la había destinado al anatema por Ashtar-Kemosh. De allí tome los vasos de YHWH y los lleve ante Kemosh. El rey de Israel había construido Yasa y permanecía allí mientras me hacia la guerra, pero Kemosh lo expulso ante mi. Tome de Moab doscientos hombres, toda su gente escogida; los lleve contra Yasa y la tome para anexionarla a Dibon... Este suceso revela la debilidad militar del reino de Israel"
El episodio de la curación del general arameo Naaman presenta una enseñanza análoga a la manifestación de YHWH en el Carmelo. El militar curado reconoció que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel (2Re 5:15). Su reconocimiento llego a ser tan sincero que en adelante ya no ofrecerá holocausto ni sacrificio a otros dioses sino a YHWH (5:17) a pesar de tener que ingresar al templo del dios Hadad para acompañar al rey en las ceremonias oficiales. Pero algo mas grave sucedería poco tiempo después. Por el 843 tomo el poder Jazael en el reino arameo de Damasco. Las tradiciones israelitas posteriores atribuyeron a Eliseo el preanuncio de su advenimiento y de sus ataques contra Israel:
"Se el mal que vas a hacer a los israelitas: pasaras a fuego sus fortalezas, mataras a espada a sus mejores, aplastaras a sus pequeñuelos y abrirás el vientre a sus embarazadas... YHWH ha hecho que te vea como rey de Aram" (2° R 8:12-13).
La dinastía de Ajab de Israel había perdido la confianza del pueblo debido a la política religiosa seguida por sus reyes: funcionando al estilo fenicio, la realeza suscito violentas críticas al no respetar la tradición de los antepasados. No cabía la menor duda de que el rey ya no podía constituir una garantía de unidad del pueblo y su representante ante YHWH, como afirmaban respecto al sucesor de David los escritores de la corte de Juda. Este lugar fue ocupado entonces por los profetas, que se opusieron firmemente a la injusticia e impiedad de los reyes y recogieron la adhesión de todos los verdaderos yahwistas. En este contexto estallo el golpe de estado de Jehu. Proclamado rey por el ejercito por instigación del profeta Eliseo, Jehu mato a las familias reales de Israel y de Juda, así como a los fieles de Baal: Dijo Jehu: "Convocad a una reunión santa para Baal". Ellos la convocaron.
"Envió Jehu mensajeros por todo Israel y vinieron todos los siervos de Baal, no quedo nadie sin venir. Entraron en el templo de Baal, quedando lleno el templo de punta a cabo... Cuando hubo acabado de hacer el holocausto, dijo Jehu a la guardia y a los escuderos: "Entrad y matadles. Que nadie salga". La guardia y los escuderos entraron, los pasaron a filo de espada y llegaron hasta el santuario del templo de Baal. Sacaron el cipo del templo de Baal y lo quemaron. Derribaron el altar de Baal, demolieron el templo de Baal, y lo convirtieron en cloaca hasta el día de hoy. Jehu extermino a Baal de Israel" (2° R 10,20-21.25-28).
 El golpe de estado de Jehu quedaba así legitimado como una continuación de la obra del profeta Elías: mato a todos los supervivientes de Ajab en Samaria, hasta exterminarlos, según la palabra que había dicho YHWH a Elías (2°R 10:17).
Al morir en la rebelión también el rey Ocozias de Juda, el gobierno del reino del sur fue asumido por su madre Atalia, hija de Ajab. Llego a reinar seis anios en Jerusalén hasta que un motín puso en el trono a Joas, un hijo de Ocozias: el sacerdote Yehoyada hizo una alianza entre YHWH, el rey y el pueblo, para ser pueblo de YHWH; y entre el rey y el pueblo. Fue todo el pueblo de la tierra al templo de Baal y lo derribo. Destrozaron sus altares y sus imágenes, y mataron ante los altares a Matan, sacerdote de Baal (2° R 11:17-18).
La revolución fue paralela a la del norte, pero en Jerusalén contó con el apoyo del pueblo del interior, guardián de la tradición yahwista, en oposición a la clase dirigente de la capital, alcanzada por la influencia extranjera y pagana.
En el 841 continuaban aun las campañas de Salmanasar III contra los reinos arameos, según el testimonio del rey asirio: "En el decimoctavo año de mi reinado cruce el Eufrates por decimosexta vez. Jazael, del país de Damasco, había confiado en la gran cantidad de sus tropas y las puso en movimiento en gran numero. El Saniru, un pico de montaña que esta en frente del monte Líbano, estableció como fortaleza suya. Trabe combate contra el y lo derrote. Abatí con las armas 16000 de sus hombres de guerra. Le arrebate 1121 carros, 470 de sus jinetes con su campamento. Escapo para salvar su vida. Fui detrás de el y lo encerré en la ciudad de Damasco, su ciudad real; tale sus jardines, queme sus mieses. Marche hasta el monte Hauran; ciudades sin numero destruí, demolí, incendie; me lleve su botín innumerable. Fui hasta el monte Ba'lira'si, que esta en frente al mar y frente al país de Tiro. Erigí en el una efigie real mía. En aquellos días recibí los tributos del país de Tiro, del país de Sidón, de Jehu, hijo de Omri. A mi regreso subí al monte Líbano. Erigi una efigie mía junto a la efigie de Tiglatpileser, el gran rey antecesor mio"
El tributo pagado por Jehu, no mencionado en el libro de los Reyes, convertía al rey de Israel en vasallo de Asiria. Para dejar constancia de esta sumisión, Salmanasar hizo representar en un monumento de piedra de 2 m. de alto escenas de la entrega del tributo de varias naciones. La segunda escena a partir de arriba representa a Jehu postrado ante Salmanasar con el rostro en tierra. Una línea explicativa dice: Tributo de Jehu, hijo de Omri: recibí de el plata, oro, un cuenco de oro, un recipiente de oro, copas de oro, cubos de oro, estaño, un bastón para la mano del rey y venablos.
A pesar de estas campañas Jazael emprendió una ofensiva contra los israelitas, que perdieron el control de todo su territorio en Transjordania:
"En aquellos días comenzó a cercenar a Israel, y Jazael batió todas las fronteras de Israel, desde el Jordan al sol levante, todo el país de Galaad, de los gaditas, de los rubenitas, de Manases, desde Aroer, sobre el torrente Arnon, Galaad y Basan" (2Re 10:32-33). Jazael continúo combatiendo a Israel en su propio territorio durante el reinado de Joacaz (814-798) dejando a las fuerzas de su reino reducidas a 50 jinetes, 10 carros y 10000 infantes, pues el rey de Aram los había exterminado y reducido a polvo de la tierra (2°R 13:7).
Las conquistas de Jazael se extendieron hacia el sur, tomando la ciudad de Gat y sitiando a Jerusalén que se salvo gracias al pago de un pesadísimo tributo:
"Joas, rey de Juda, tomo todas las cosas sagradas que habían consagrado sus padres Josafat, Joram y Ocozias, reyes de Juda, todas las cosas que el mismo había consagrado y todo el oro que se pudo encontrar en los tesoros de la Casa de YHWH y de la casa del rey, y lo mando a Jazael, rey de Aram, que se alejo de Jerusalén" (2°R 12:18-19).
El ultimo episodio referido por las narraciones sobre Elíseo lo presenta anunciando a Joas de Israel (798-783) el triunfo sobre los arameos. Después de disparar su arco hacia Oriente según la orden del profeta, el rey escucha la interpretación del gesto: "Flecha de victoria de YHWH, flecha de victoria contra Aram. Batiras a Aram en Afeq hasta el exterminio" (2°R 13:17). Efectivamente, Joas venció a Ben Hadad, hijo de Jazael, y recupero las ciudades perdidas durante el reinado de Joacaz, pero sin lograr recuperar las tierras de mas allá del Jordán.

martes, 24 de junio de 2014

¿QUÉ ES LA ESCATOLOGÍA?


La palabra escatología deriva del griego ‘éskhata’, que significa "cosas últimas"; fue traducida al latín en la versión de la Biblia llamada "La Vulgata" como ‘novissima’, que significa "lo más nuevo" o "las cosas más recientes".
"En todas tus acciones ten presente tu fin, y jamás cometerás pecado" (Ecl 7: 36).
 Es común que se recurra a este último pasaje bíblico para intentar fundamentar un tratado de escatología, en la que la Biblia se refiere al fin individual de cada persona.
Sin embargo, con esta definición se hace un lado a lo que se conoce como escatología intermedia: aquella que estudia la etapa que va desde la muerte de cada persona hasta el final de toda la humanidad. "(…) la escatología se refiere, sobre todo, al destino del hombre y del mundo después de la muerte"
La escatología en el Nuevo Testamento
Tiene su característica propia en el acontecimiento de Cristo, considerado como presencia personal de Dios en la Tierra y también como anticipación de la manifestación futura de Dios con la venida del Espíritu Santo.
Desde sus comienzos la fe cristiana consideró a la resurrección de Cristo no sólo en relación al pasado como cumplimiento de las profecías divinas, sino también en relación al futuro, como anticipación y garantía de la salvación venidera al final de los tiempos. El sentido escatológico del misterio de Cristo, desde su entrada en el mundo hasta su resurrección, adquiere así una perspectiva nueva: aparece la teología de la carta a los Hebreos, por ejemplo, que nos da su visión de Cristo como presencia personal de Dios en la historia (Hb 1: 1.4).
Según San Pablo, Cristo se encarna en "la plenitud de los tiempos" (Gal 4:4) y presenta todo el misterio de Dios como un mismo acontecimiento que se inicia en la encarnación como apropiación de nuestra existencia temporal y mortal, que culmina en la cruz "y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte en cruz. Por lo cual Dios se exaltó y le otorgó el Nombre que está por encima de todo nombre" (Fil 2:6-11), y que llega a su plenitud con la glorificación del Señor.
San Pablo subraya también el acto de la potencia divina en su resurrección, que da lugar a la divinización plena de la humanidad de Cristo (Col 1:9; 2:9). Cristo se hace hombre para que el hombre se haga Dios. Cristo nos comunica una gracia que nos la hace saber con la cruz.
Cristo, al encarnarse, asume la naturaleza humana con todo lo que implica. Asume el límite característico del hombre al unir lo infinito con lo finito.
En la teología cristiana hablamos de pleroma; de la encarnación del Verbo que significa el fin del universo. Así, Cristo aparece como fin y como plenitud, porque todo resucita con Cristo y todo llega a su fin. Por ello decimos que Cristo es Señor de la historia y Cabeza de la Iglesia (Ef 1: 22) (Ap. 22: 12-13).
"Si alguno me ama guardará mi palabra y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él" (Jn 14,23).

Cristo como acontecimiento escatológico para la humanidad, el mundo y la historia

COMO HOMBRE:
El Nuevo Testamento presenta a Cristo como destino definitivo de la humanidad. Una vez que Cristo resucita no muere jamás, su resurrección es definitiva e imposible de anular. Cristo ha vuelto a la vida para siempre. Pablo afirma que Cristo resucitó como primicias de entre los muertos; esto significa que en la resurrección de Cristo está incluida la nuestra, porque primicias indica el inicio de una serie.
El mismo  Pablo afirma que Cristo es primogénito de entre muchos hermanos (Ro. 8:29), o de entre los muertos (Col 1:18), siendo primogénito el primer hijo después del cual vendrán otros. Por esta misma razón es que se le llama primogénito, porque indica que otros muertos resucitarán después que Él.
Es importante aclarar que Cristo resucita en función del hombre. Resucita para inaugurar el camino que seguirá más tarde toda la humanidad. Y su resurrección significa para el hombre la instauración definitiva de la salvación: el hombre puede ahora esperar un destino eterno al asociar su destino al destino de Cristo resucitado.
DEL MUNDO:
El Nuevo Testamento también presenta a Cristo como fundamento de la creación "él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda la Creación" (Col 1:15). Por tanto, Cristo interviene en la creación, por Él fueron creadas todas las cosas y todo tiene en Él su consistencia; además, todo cuanto existe alcanza su plenitud en Cristo, Dios tuvo a bien residir en Él toda plenitud (Col 1:16-19).
Entonces, en Cristo se recapitulan todas las cosas, las del cielo y las de la tierra "… hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza" (Ef 1:10); esto significa que fuera de Cristo la creación carece de sentido, no podría sostenerse. Sería impensable porque Cristo es el principio creativo y divino de todo cuanto existe.
DE LA HISTORIA:
La encarnación de Cristo es signo de solidaridad y de amor hacia todos los hombres. Al encarnarse Dios hizo suya la historia y logró que la historia cronológica –temporal- se convirtiera en historia salvífica, de la salvación, redimida. Más aún, con su muerte se solidarizó con la condición mortal del hombre. La glorificación de la humanidad de Cristo ocurrida en el momento de su resurrección implica una transformación total del ser humano y de todo lo creado. A partir de la resurrección surge, entonces, un destino trascendente y eterno para todos los hombres, porque existe posibilidad de purificarse y de salvarse.

La escatología entra en relación con la cristología de acuerdo a la soteriología, a la salvación humana gracias a la obra de Cristo.
La resurrección de Cristo es el único acontecimiento definitivo de toda la historia de la salvación. Su resurreción ha de extenderse a los que pertenecen a Cristo y sería "la cima del misterio que comenzó en el bautismo"
Según  Pablo, sobre Cristo resucitado la muerte ya no influye sobre él. De esta manera Cristo es el acontecimiento escatológico en sí mismo, es el máximo –éskaton- de salvación que Dios puede ofrecer al hombre, es la plenitud de lo opuesto a lo provisional.
Cristo es también la comunión más profunda que pueda existir entre Dios y el hombre y, por ello, decimos que es imagen perfecta del hombre. Todo fue creado por Él, todo tiene su consistencia en Él y todo llegará a su plenitud en Él. La humanidad de Cristo hace, entonces, al Hijo de Dios como único mediador entre Dios y los hombres, y también, como mediador de todas las cosas divinas.

La escatología, por tanto, no hace otra cosa que explicitar lo que está ya implícito en la cristología. Entonces: no puede haber escatología sin cristología porque la resurrección de Cristo es el único misterio escatológico que ha sucedido en la historia humana y, es precisamente por ella, que podemos hablar de realidades últimas o escatológicas –de un ‘más allá’-.