PROMESA

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jueves, 17 de julio de 2014

ESPÍRITU DE CONSEJO

  (Hebreo Esa - Griego Boule ) 
La siguiente función, operación o capacidad de la mente de Cristo en nosotros, es el espíritu de consejo. El espíritu de consejo es el conocimiento sobrenatural de la Voluntad de Dios para nuestras vidas individuales. En otras palabras, son las instrucciones personales de Dios, Sus direcciones, para ayudarnos a tomar decisiones buenas. 
 ¿Cuántos de ustedes necesitan esto? Yo definitivamente lo necesito, continuamente. 
El espíritu de consejo se convierte en nuestro consejero personal, nuestro ayudador, nuestro guía. 
Nos dice qué debemos y qué no debemos hacer. Filipenses 2:13 promete que en nosotros, Dios: 
“... el hacer su buena voluntad ” Esto significa que Dios está en nosotros para hacernos saber cuál es Su voluntad para nuestra situación particular. 
La palabra en el Antiguo Testamento para consejo es esa . Esa significa timonear o no dejarnos virar del curso (o sea, no dejarnos perder la meta —ser conformados a Su imagen) 
Naturalmente, solo Dios puede mantenernos en curso , porque sólo Él conoce nuestro verdadero curso. Sólo Él sabe cómo completar Su perfecta voluntad en nuestra vida. 
Romanos 8:27 nos instruye: “ el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos ” 
Proverbios 3:5-6 dice: “ Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia 
prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas ” 
“Los caminos de Dios no son nuestros caminos” Es por eso que necesitamos desesperadamente Su espíritu de consejo para ayudarnos a dirigir nuestro camino, y así seguiremos Sus caminos y no los nuestros. 
Dios puede ser muy creativo en las formas en que nos dirige, guía y aconseja, si se lo permitimos, y confiamos en Él y no tomamos los asuntos en nuestras manos. El secreto es, por supuesto, que a menudo tenemos que esperar por Su consejo, asesoría, y guía acerca de cuál es Su voluntad. En el hebreo esperar significa atar, unir retorciendo. 
Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán ” (Isaías 40:31) 
Sin embargo, muy a menudo, la espera es la parte más difícil. Esperar y buscar a Dios toma tiempo y la mayoría de nosotros tenemos demasiada prisa para hacerlo.  Así que, en lugar de  esperar y escuchar el consejo de Dios o Su respuesta a nuestros problemas, corremos a un amigo, pastor, consejero, o psicólogo porque sentimos que ellos pueden darnos las respuestas que necesitamos inmediatamente . 
Algo para recordar, si nuestros corazones no están limpios, no vamos a poder escuchar la voz de  Dios claramente. Salmo 66:18 reconoce esto: “ Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado ”  Esto es por qué a menudo encontramos más fácil hablar con un pastor, amigo o consejero, porque nuestros corazones no han tienen que estar limpios, y podemos contarles a ellos nuestra versión de la historia y que nos digan qué debemos hacer. 
Ahora bien, la verdad es, por supuesto, que sólo Dios conoce nuestra situación verdadera, los hechos reales e imparciales. Sólo Él conoce nuestros corazones y la suciedad (amargura, resentimiento y falta de perdón, etc.) que los ha cubierto. Los hombres no pueden ver esas cosas, y aun los mejores podrán solamente adivinar cuál es la causa real de nuestros problemas y qué hacer con ellos. 
Salmo 108:12-13 dice claramente que “... vana es la ayuda del hombre [pero] En Dios haremos proezas ” 
No estoy diciendo que nunca vaya con consejeros, porque yo creo que Dios los usa a ellos. Pero asegúrese que su consejero es un creyente real y practicante, alguien que está viviendo la verdad . Ahora bien, él no tiene que ser perfecto —nadie de nosotros lo es— pero por lo menos su vida debe reflejar lo que dice. Si encuentra a alguien que está viviendo la verdad, entonces puede estar seguro que le ayudará a renovar su mente, mientras le guía a Cristo. El Espíritu de consejo de Dios estará trabajando. Y Dios será fiel, no sólo para quitar sus pecados “tan lejos como está el oriente del occidente” sino también para hablarle y mostrarle qué hacer. 
Por favor, y hago énfasis en esto, si usted es cristiano, no vaya con un consejero secular. La razón es, que si recibe consejo secular y mundana, la Biblia nos dice que no sólo es diferente a la Sabiduría de Dios y Su consejo, sino totalmente opuesto. 
 "El Señor ha dicho: «Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni son sus caminos mis caminos.  Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes".(Isaías 55:8-9) 
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son  locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1° Corintios 2:14) 
Sin Cristo en el centro de nuestras sesiones de consejería, literalmente quitando nuestros pecados y renovando nuestras mentes, todo lo que haremos será re programar esos mismos dolores, heridas y recuerdos de vuelta a los lugares secretos (cámaras escondidas) haciendo las fortalezas aun más fuertes. 
Así que, los consejeros seculares pueden ayudarnos a localizar e identificar problemas, pero sin importar qué tan fuerte traten, no pueden quitar la raíz de esos problemas. Sin Cristo en el centro de nuestras sesiones de consejería, guiando, sanando y literalmente quitando nuestros recuerdos dolorosos y heridas, a menudo terminaremos peor que cuando empezamos. 
Isaías 30:1 declara, “ Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; 
para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado ” 
Tener a Cristo (el Espíritu de Dios en nosotros) es lo único que nos da la autoridad para tomar decisiones de fe, y no de sentimiento, para cambiar ciertas conductas nuestras, y conocer que Dios, por Su Espíritu, producirá esos cambios en nuestras acciones de vida. Por lo tanto, nuestra única esperanza para un cambio de vida consistente, es renovar nuestras mentes constantemente. 
Decidimos, por fe, quitarnos lo viejo ; entonces Dios no sólo pone lo nuevo por nosotros, sino también vive esta nueva vida a través de nosotros. 
Solo Dios puede ser nuestro sanador 
Aun los mejores consejeros cristianos y pastores no podrán quitar la raíz de nuestros problemas. 
De nuevo, ellos pueden ayudar a revelarnos el problema, pero sin importar lo buenos que sean  como consejeros, no pueden curarnos –no pueden quitaros los problemas. Solamente nuestro Señor puede hacerlo. Él es nuestro sanador. 
“Porque así ha dicho Jehová: Incurable es tu quebrantamiento, y dolorosa tu llaga. No hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti medicamentos eficaces” (Jeremías 30:12-13).  Pero, 
“... Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová ...” (Jeremías 30:17) 
Solo Jesús puede ver nuestros corazones; solo Él puede mostrarnos las raíces reales de nuestros problemas; solo Él puede alejar esas cosas de nosotros “tan lejos como está el oriente del occidente” y, solo Él puede darnos el amor que necesitamos para seguir como si nada hubiese pasado. Si más cristianos pudieran aprender hoy a renovar sus mentes momento a momento, a sacar la basura de su pensamiento y ponerse la mente de Cristo, no necesitaríamos la industria masiva de consejería que tenemos ahora. Si tan solo le diéramos a Dios la oportunidad de exponer no sólo nuestros pecados conscientes (las faltas de las que estamos al tanto) sino las raíces y causas escondidas de esas cosas, más gente sería sana genuina y permanentemente. 
Dios tiene propósitos de largo alcance para las pruebas y circunstancias que ha permitido en nuestras vidas. Ningún consejero, psiquiatra o terapeuta puede ver, conocer o entender los planes de Dios. Y a menudo en su compasión por nosotros, ellos tratan de sacarnos del fuego antes de que nuestro ser esté completamente quebrantado y antes que veamos nuestra vida bajo la luz correcta. 
Como resultado, Dios, en Su amor por nosotros, debe usar otra de nuestras propias situaciones para enseñarnos la misma lección de nuevo. 
Así que, como dice Santiago 1:2-4, debemos ir hasta el final de nuestras pruebas, para que tengamos los resultados perfectos que Dios quiere —esa transformación de nuestra vida a Su vida. No nos detengamos a la mitad del camino. Escuchemos todo el consejo de Dios y dejemos que Él nos guíe hasta el final en cada situación. En cada una de nuestras situaciones, no dejemos que se desperdicien las lecciones. 
Proverbios 3:5-6 nos instruye, “ Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia 
prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas” Esta es la promesa de Dios. 
Y también, Salmo 32:8 nos enseña, “ Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos ” 

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