PROMESA

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martes, 13 de octubre de 2015

DÍA 2 NOS UNIMOS AL CIELO


Cuando recibí esta visión, yo, Daniel, había estado de luto durante tres semanas enteras. En todo ese tiempo no comí nada pesado. No probé carne ni vino, ni me puse lociones perfumadas hasta que pasaron esas tres semanas. Entonces el hombre me dijo: «Daniel, eres muy precioso para Dios, así que presta mucha atención a lo que tengo que decirte. Ponte de pie, porque me enviaron a ti». Cuando me dijo esto, me levanté, todavía temblando. Entonces dijo: «No tengas miedo, Daniel. Desde el primer día que comenzaste a orar para recibir entendimiento y a humillarte delante de tu Dios, tu petición fue escuchada en el cielo. He venido en respuesta a tu oración; pero durante veintiún días el espíritu príncipe del reino de Persia me impidió el paso. Entonces vino a ayudarme Miguel, uno de los arcángeles, y lo dejé allí con el espíritu príncipe del reino de Persia. Ahora estoy aquí para explicar lo que le sucederá en el futuro a tu pueblo, porque esta visión se trata de un tiempo aún por venir».(Daniel 10:2, 3, 11-14 NTV)

El ayuno de Daniel es un tipo de ayuno particular, ya que es un ayuno con la finalidad de liberar respuestas de los cielos que están retenidas en los aires por causa del reino de las tinieblas.

La situación que atravesaba Daniel era la siguiente: los cielos donde reside Dios estaban abiertos, Daniel, el profeta, estaba listo y dispuesto para recibir, es decir que también estaba abierto, al parecer lo que estaba cerrado o bloqueado es lo que se encontraba en los aires, o lo que se conoce como segundo cielo. Es ahí donde las huestes de maldad se ubican y donde se estaba produciendo el conflicto u oposición. En medio de esta situación Daniel comenzó a orar y ayunar con el objetivo de recibir entendimiento de lo que había visto en una visión espiritual.

Fue una oración UNIDOS CON EL CIELO. Como consecuencia, algo que pertenece al ámbito de los cielos, al reino de Dios, fue soltado y liberado sobre la tierra.

En el caso de Daniel, la respuesta era una revelación para un sueño o visión profética que había tenido, pero en nuestro caso puede tener que ver con sanidades retenidas, ministerios, soluciones para problemas en nuestras familias (a nivel matrimonial o con nuestros hijos), milagros financieros, soluciones creativas para problemas laborales, dones, etc.

Dios desea volcar y verter los recursos del Reino sobre nosotros, pero a veces esa respuesta no llega, no porque no seamos lo suficientemente buenos, o porque Dios sea malo o este enojado con nosotros, sino porque en los aires hay huestes de maldad que quieren impedir que las respuestas del Padre lleguen, nuestra fe sea aumentada y los recursos del reino desatados en nuestras vidas.

Dios es Poderoso para hacer cualquier cosa que se proponga y para vencer cualquier tipo de oposición, sin embargo, en su soberanía ha decidido moverse en asociación con el hombre y llamarnos “colaboradores”.

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