PROMESA

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sábado, 24 de octubre de 2015

DÍA 13- UNÁNIMES CANTEMOS ANTE EL REY

“…Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego…”
(Hechos 1:14)
Hoy en día cada uno de nosotros busca a diario ser un discípulo fiel de nuestro Señor, de corresponder con nuestra vida a tanto amor y Gracia que Él nos da, pero cuando vemos en el relato bíblico de aquellos a los cuales Jesús escogió como discípulos, se puede observar que eran personas quizás sencillas de una sociedad, pero capaces de influenciar a toda su generación y a las generaciones que vendrían.
Fueron ellos quienes desde el día que decidieron seguirle pasaron todo su tiempo al lado de Jesús; no lo hicieron por momentos aislados, sino que caminaron, comieron, viajaron y oraron juntos, fueron ellos capaces de hacer que su vida sea la que Jesús vivía y en consecuencia pudieron disfrutar en persona de situaciones extraordinarias de enseñanzas y milagros,  conociendo así el Poder de la palabra de Dios y de la Vida de Dios en ellos.
Al finalizar su ministerio, en la ascensión a los cielos, Jesús les dice a sus discípulos: “…recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos…” (Hechos 1:8) y desde ese momento los discípulos permanecían juntos en oración y así fue hasta el día de Pentecostés donde fueron todos llenos del Espíritu Santo (Hechos 2: 4) y desde entonces comenzó un tiempo de servicio integral en todo tiempo y lugar de aquellos a quienes Jesús había llamado.
En nosotros el proceso es similar. Primeramente debemos reconocer que hemos sido llamados a ser discípulos y, como tales,  hacedores de la Palabra de Dios, en segunda instancia es menester pasar tiempo de intimidad con él, tiempo aprendiendo de su palabra, tiempo caminando al paso de su voz, tiempo en silencio contemplando la manifestación de su poder. Es de gran importancia transitar este tiempo juntos de ayuno y oración como iglesia como lo relata Hechos 1:4 “…Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego…”esperando ese momento glorioso en donde la llenura de su Espíritu Santo llena toda su casa y comienza la nueva etapa de servicio, la que no es momentánea, la que no depende de ver si existe una oportunidad para hacerlo, sino por el contrario el servicio de los discípulos a la iglesia local y a la comunidad en ese tiempo histórico fue su estilo de vida, su servicio fue integral ayudando, ministrando, enseñando y llevando el mensaje de salvación. Esto es por lo que también debemos clamar a Dios en nuestro tiempo: para vivir nuestro servicio integral como un estilo de vida en plenitud, sabiendo que estamos cumpliendo el propósito por el cual fuimos creados y que no dependemos de una supuesta oportunidad para servir a Dios, sino por el contrario nuestra vida en comunión con El se traduce en una continuidad de servicio.

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