PROMESA

PROMESA

martes, 17 de septiembre de 2013

FE

La fe como fruto del Espíritu se traduce mejor como fidelidad. En Romanos 1:17 hallamos una cita que hace el apóstol Pablo de Habacuc 2:4. Este texto en hebreo tiene definitivamente el sentido de "fidelidad". Pero debemos recordar que en el Nuevo Testamento jamás se habla de la fe como una actitud mental solamente. Siempre se da la idea de fidelidad y obediencia a Dios. En Gálatas 5: 19-23 se hace un contraste bien marcado entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu. Esto es también una prueba más de que la fe como fruto es esencialmente la fidelidad del cristiano.


En cambio, como don del Espíritu Santo, la fe es la manifestación del poder de Dios en obras y portentos
Cristo es el autor y consumador de la fe, y produce fe en nosotros por su Espíritu Santo. Es el Espíritu quien nos vivifica, Justificándonos por la fe y haciendo que triunfemos sobre el mundo, el pecado y la carne.
La fe verdadera siempre está vinculada con Cristo, "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo" - 1ª Corintios 3:11.
Ella es la virtud específica que mantiene un continuo contacto con Cristo, depende de él, descansa en él. "Porque por le andamos, no por vista" – 2ª Corintios 5:7.
La fe es la llave que abre todas las puertas del cielo a nuestro favor. Todas las promesas de Dios se reciben por fe. Dios nos insta a que crezcamos en fe, permanezcamos firmes en la fe, mantengamos y guardemos la fe, peleemos la buena batalla de la fe, seamos ricos en fe; y resistamos al diablo firmes en la fe.
Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente, y esforzaos" – 1ª Corintios 16:13.
 Dios es fiel
El Señor es digno de la más entera confianza, esto incluye el cumplimiento de sus promesas y la ejecución de sus juicios. Las promesas de Dios son veraces, tienen el total respaldo del cielo; por lo tanto, su pueblo debe reposar completamente en ellas.
El diablo nunca cumple sus promesas. Los hombres a veces, ya que el hombre no puede prever el futuro y los incidentes del futuro pueden hacer imposible el cumplimiento de lo que habían prometido. Pero Dios siempre cumple, es fiel. Cuando Dios formula sus promesas, conoce el futuro; y él no haría promesas si viera algo que pudiera estorbar la realización de las mismas.
Pablo dice: "Porque todas las promesas de Dios son en él Si, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios" – 2ª Corintios 1:20,
En el Señor no hay mudanza ni sombra de variación, él no es hijo de hombre para que mienta o se arrepienta. Todo lo que él promete en su Palabra lo hará. "El nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina" – 2ª Pedro 1:4.
El mar de las promesas del Todopoderoso es Insondable. David decía que nuevas son cada mañana las bendiciones del Señor. El es fiel. Las promesas son para nosotros. Ellas son los medios más eficaces para que comprobemos la existencia y la fidelidad de Dios.
¿Qué ateo puede convencer al cristiano que Dios no existe, cuando podemos comprobar que él cumple su Palabra? ¿Qué Incrédulo podré negarnos la realidad del Señor, cuando él nos bautiza con el Espíritu Santo y nuestro corazón reboza de gozo, brotando de nuestro ser un incontenible torrente de poder?
Josué, al comprobar que Dios es fiel a su Palabra, dijo: "Reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas" - Josué 23:14.
Pero además, Dios es fiel a su Palabra, no sólo confirmando sus promesas, sino también ejecutando sus juicios. Su veracidad hace que lleve a cabo sus juicios tan ciertamente como corrobora sus promesas. Los desobedientes, incrédulos y enemigos no pueden escapar de su ira: "Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad" - Romanos 2:2.
El día que se cumpla la maravillosa promesa de la Segunda Venida de Cristo será de gozo y algarabía para los santos: "Porque es Justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder" – 2ª Tesalonicenses 1:6-7. Pero ese mismo día será de tribulación, angustia y desesperación para los impíos y desobedientes, ya que Cristo se manifestará para ellos "En llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo: los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado por todos los que creyeron" - 2ª Tesalonicenses 1:8-10.
"Dios es fiel" – 1ª Corintios 1:9. "Conoce, pues, que Jehová tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos" Deuteronomio 7:9.
El Señor es leal así mismo, cumple con su palabra, guarda los pactos que establece con el hombre; él es infalible e inmutable. Jeremías, desde la profundidad de su alma exclamaba: "Grande es tu fidelidad" - Lamentaciones 3:23.
La fidelidad de Dios es alta y sublime: "Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes" - Salmo 38:5. Ella es eterna:
"Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya" - Salmo 117:2. "De generación en generación es tu fidelidad" Salmo 119:90.
En el Nuevo Testamento se presenta a Cristo como: "Misericordioso y fiel sumo sacerdote" - Hebreos 2:17. "Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó" Hebreos 3:1 -2.
En su gloria y magnificencia de los cielos Jesús es "el testigo fiel", y su nombre "Fiel y Verdadero" - Apocalipsis 1:5; 19:11. Y aquellos que irán con él "son llamados elegidos y fieles" - Apocalipsis 17:14.
 Fidelidad en el servicio
"Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, este me servirá" - Salmo 101:6.
Dios requiere fidelidad para su servicio: "Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" - 1ª Corintios 4:2.
Esta fidelidad debe mostrarse aún en los detalles más pequeños de nuestras actividades. "Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable" Eclesiastés 10:1.
¿Cuál es el camino al éxito en toda empresa de actividad humana?
"Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" - Apocalipsis 2:10, nos dice el divino maestro. Fiel hora por hora, jornada tras jornada, año tras año.
Siempre, uno de los indicios del éxito en el ministerio cristiano es la determinación de hacer las cosas acabadamente bien; por insignificantes que parezcan, y asimismo rechazar cuanto de vulgar, chapucero y común hagan los demás.
Es necesario ser fiel a nuestro llamamiento, fiel al ministerio Hacer lo mejor posible poniendo todo nuestro corazón en la labor que desempeñamos.
No permitamos nunca que nada nos desaliente. Eliminemos todo pensamiento de inferioridad, deficiencia o temor.
José es un evidente ejemplo de fidelidad a Dios, cuando la esposa de Potifar se enamoró de él instigándolo al pecado, se mantuvo fiel al Señor y a su amo. Guardó su pureza, y ha quedado en la Biblia como uno de los caracteres más elevados y santos. Su fidelidad a Dios le levantó a alturas alpinas, porque aunque tuvo que padecer en la cárcel por un pecado que nunca había cometido; sin embargo, Dios reivindicó a su siervo elevándolo a la categoría de primer ministro de Egipto, el imperio más poderoso de aquel entonces.
Daniel es uno de los siervos de Dios más sobresalientes por su lealtad. En medio de una nación idólatra y pagana como Babilonia, y siendo cautivo en una tierra extraña, se mantuvo siempre muy cerca del Señor. Como José en Egipto, llegó a ser el primer ministro de Nabucodonosor, el monarca que gobernaba el mundo. Tuvo que enfrentar cruentas oposiciones, pero el triunfo constantemente estuvo de su parte.
La envidia y los celos de sus adversarios quisieron destruirle, pero él siguió adelante. "No podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él" - Daniel 6:4. Ni la amenaza de los leones hambrientos y furiosos lograron menguar en él su fidelidad y devoción a Dios.
En la iglesia primitiva brilla con fulgor esplendente el joven Timoteo como ejemplo de apego y fidelidad a Dios. Pablo dijo de él; "Por eso mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor" - 1ª Corintios 4:17. Desde temprana edad él había aprendido las Sagradas Escrituras y su fe era encomiable, "Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también" - 2ª Timoteo 1:5
Moisés, Samuel. David, Epafras, Onésimo, Tíquico, Gayo, todos ellos dice la Biblia fueron especialmente "fieles". Desempeñaron sus funciones con intensa perseverancia, fueron personas de confianza. Se caracterizaron por su valentía y decisión en el ideal supremo de cumplir con la voluntad del Todopoderoso.
Perfección de la fidelidad
La fidelidad, como virtud cardinal del Espíritu Santo puede y debe perfeccionarse. Cuanto más fiel seamos, mejor realizaremos la labor encomendada por el Señor. Si somos fieles en lo poco, el Señor sobre mucho nos pondrá.
Nuestra fidelidad necesita permanente y constante vigilancia y esmerado cultivo para concretarse en hechos excelentes. Noé fue varón justo, perfecto, caminó con Dios; se mantuvo fiel a pesar de las críticas y burlas de los de su generación. Por muchos años estuvo pregonando el mensaje del Señor, pero no creyeron sus advertencias, hasta que vino el diluvio y los destruyó a todos. Pero el fiel Noé con su familia pudo salvarse porque perseveró hasta el fin.
Dios quiere perfeccionar nuestra fidelidad. El nos ha escogido para que hagamos grandes cosas para su causa,
Si examinamos en la historia del cristianismo la lista de los hombres que han dejado huellas indelebles veríamos, por regla general, que no se distinguieron por sus grandes intelectos o por poseer formidables memorias; quizás no prometían mucho al principio de su carrera, pero se consagraron al Señor; perseveraron, perfeccionaron su fidelidad hasta que acabaron cumplidamente su carrera. Su infatigable labor, el esfuerzo sostenido en servir al Señor, les fue capacitando hasta llegar a ser sobresalientes herramientas en las manos de Dios.
Mayor posibilidad tienen de triunfar en el ministerio cristiano los que desde temprano se acostumbran a hacer lo más perfectamente posible todo lo que les llega a las manos.
Una lectura bíblica, un cántico que elevamos al cielo, una oración, una visita a un enfermo; o cualquier actividad, por sencilla que sea, hagámosla de corazón; lo mejor posible, porque es para el Señor.
Policarpo, discípulo del apóstol Juan, fue encarcelado durante una de la persecuciones del emperador romano Antonino Pío y llevado ante el gobernador.
Al serle ofrecida la libertad si maldecía a Cristo contestó:
"Ochenta y seis años he servido a Cristo, y él nada me ha hecho sino el bien; ¿cómo, pues, podría yo maldecirle a él, mi Señor y Salvador?" Enseguida fue quemado vivo. Policarpo fue fiel al Señor hasta la muerte, y sin duda que recibió del Señor una recompensa eterna.

Seamos fieles, cada vez más fieles. Abramos el corazón para que el Espíritu Santo lo llene de fidelidad. Dios pone sus ojos en los fieles de la tierra, - Salmo 101.6.

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