La presencia, el Arca y las lunas de sangre
El Arca del Pacto era una señal visible de la promesa de la presencia de Dios, una promesa basada en el acuerdo para seguir detrás del Señor en un camino de obediencia. La Biblia declara que toda la Creación revela la gloria de Dios. Sus atributos se pueden reconocer por la magnificencia sublime de la obra de sus manos. Cuando tomamos la decisión deliberada de seguirlo, lo encontraremos y lo hallaremos. Su rostro se hace visible dentro de las huestes del Cielo, en el viento que menea las hojas de los árboles majestuosos y en nuestros corazones. Sin embargo, Dios también escogió revelarse a sí mismo en formas manifiestas a lo largo de la historia de Israel y en una forma tangible como el Hijo del Hombre.
La presencia manifiesta de Dios elige descender en una nación escogida y apartada para su propósito de iniciar un plan inspirador de redención. Un plan que vería la recuperación de la humanidad de su estado de perdición, para llevarla a los brazos eternos de amor. Éxodo 3:8 dice: “Así que he descendido para librarlos del poder de los egipcios y sacarlos de ese país, para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, tierra donde abundan la leche y la miel…”.
La presencia “descendió” y habitó entre el pueblo, ese fue el deseo de su propio corazón desde antes de la fundación del mundo. El plan de redención centrado en Israel contiene la clave para la salvación de cada tribu y nación sobre la tierra. La presencia descendió e inició el comienzo de un plan trascendente. Este plan se revela en un viaje divino, para completarse con su presencia manifiesta gobernando y reinando sobre la tierra desde Jerusalén. Dios marcó tanto el comienzo como el final de este viaje y puso hitos significativos con las tres fiestas y celebraciones mayores.
El viaje: Desde la Pascua a los Tabernáculos
El comienzo estuvo sellado con la fiesta de la Pascua. Esto significaba la entrada de un pueblo hacia el propósito de Dios, los apartados como una ofrenda santa para Él. Dios estableció las fiestas como “su” Fiesta. La celebración continua de estas fiestas le declaraba proféticamente a Israel y al mundo las facetas clave del plan final de redención del Señor para edificarse como una morada en el hombre, a nivel individual y corporativo. La fiesta de la Pascua profetizaba a Cristo, nuestra Pascua, el Cordero inmolado para la salvación del mundo. Él era sin pecado y fue el primer Fruto santo de muchos, resucitado ante Dios.
La fiesta de Pentecostés profetizaba la manifestación del Espíritu Santo, el Aliento y la Vida de Dios expresado en el Cuerpo de Cristo. El cumplimiento del plan de Dios está marcado y sellado por la fiesta de los Tabernáculos. Esta fiesta representa:
• La reunión de la gran cosecha de almas al final de los tiempos.
• La culminación del gran peregrinar caracterizado por Sucot, habitando temporalmente a lo largo del camino, cumpliéndose en la culminación del Templo de Dios.
• El regreso de Cristo.
• La fiesta de la gran Boda del Cordero.
Las fiestas de Pascua y los Tabernáculos reflejan el comienzo y el final del plan de redención de Dios. Todos hemos entrado en este viaje desde Pascua hacia los Tabernáculos con Él, mientras crecíamos en nuestra unión ascendente con el Cristo, porque Jesús es el Alfa y la Omega. Este es el camino caracterizado por la Cruz. Continuamente atravesamos una serie de cruces en nuestra vida mientras somos purificados y preparados por el Espíritu Santo. Jesús dijo que debemos tomar nuestra cruz todos los días.
Finalmente el camino es el peregrinar del Señor. Dios descendió y llevó a Israel desde Egipto hacia su propósito. El Señor se estuvo moviendo en este viaje a través de la historia, purificando y reuniendo a sus hijos a lo largo del camino. En la salvación entramos en su camino y nos movemos con Él para seguir el Arca de la presencia.
Portadores de la presencia
Los llamados a guiar y cargar el Arca de la Presencia debían estar completamente consagrados a Él y transportarla de la manera prescrita. David cometió el error de no cumplir con las demandas de Dios y el resultado fue la muerte de un hombre. David aprendió, como también nosotros debemos aprender, que hay que cumplir un protocolo para cargar su presencia, porque Él es un Dios Santo. En el proceso adquirimos el entendimiento que estamos tocando la presencia del Todopoderoso, el Dios viviente. ¡El gran Yo Soy!
En su gran misericordia, Dios nos da muchas chances para hacer lo correcto, aunque siempre hay un costo. David hizo un segundo intento, pero esta vez haciendo las cosas como Dios las prescribió. David hizo sacrificios cada seis pasos y “danzó ante el Señor con todas sus fuerzas” hasta Jerusalén, la habitación donde estaba el trono de Jesús (2 Samuel 6:14). El Cuerpo de Cristo está en un peregrinar similar con la presencia. En nuestro viaje personal y corporativo, hicimos muchas pausas y nos detuvimos muchas veces, donde tuvimos la oportunidad para alabar, adorar y agradecerle a Él por habernos permitido estar en el camino con Él.
Vino costoso
Como hace ocho años atrás, tuve un sueño que creo es significativo para este tiempo. En el sueño estaba vestida con un sacón muy largo. Metía la mano en mi bolsillo y retiré una botella de vino. La botella tenía una etiqueta con el número 414. La botella ya estaba abierta y se había derramado un poco. Una amiga luego me dijo que estaba desesperada por encontrar ese vino y fue a llamar por teléfono para ver si podía encontrarlo. Cuando regresó le pregunté si lo había hallado y me dijo que sí, pero era demasiado costoso.
Años más tarde estaba trabajando en un capítulo particular de mi libro y el título era “Para un tiempo como este”, basado en el libro de Ester. Cuando revisé la referencia en las Escrituras, pude ver que era Ester 4:14. Entonces me detuve a pensar en el significado del vino costoso. Ester 4:14 dice: “Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la liberación para los judíos, pero tú y la familia de tu padre perecerán. ¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como éste!”.
Ester podía haber perdido su vida, pero asumió el costo y tomó su decisión: “Si perezco, que perezca”. El año que tuve este sueño, la Pascua cayó el 14 de Abril, revelando el costo tan elevado que Jesús, nuestra Pascua, pagó en la cruz con su sangre. El Vino costoso fue derramado por nosotros.
Las lunas de sangre y la presencia
En el 2014 la Pascua cayó el 14/4/14, en un año muy especial marcado por el comienzo de una serie de Lunas de sangre, denominada Tétradas. El número 4 representa el año de la puerta. En el alfabeto Hebreo la “dalet” es la cuarta letra, significa “puerta” y su valor numérico es el 4. El Cuerpo de Cristo atravesó la “puerta espiritual” y“cambió” en una estación que Dios está marcando con 4 Lunas de sangre. Estamos siendo transformados en la estación del “vino costoso”. ¡Dios está por derramar abundantemente un vino nuevo que es muy costoso! Siempre hay un costo por seguir el Arca de la presencia, como comprendieron David y Ester.
Mientras me preparaba para escribir esta palabra respecto de las Lunas de sangre en relación con el movimiento del Arca en su presencia, el Señor me trajo a la memoria las cuatro anillas de oro del Arca. Cuando se construía el Arca, Dios instruyó que debía haber cuatro anillas de oro, dos a cada lado, para introducir dos postes. Estos postes debían ser cargados sobre los hombros de los sacerdotes. El Señor reveló que las 4 Lunas de sangre caían durante las fiestas judías de la Pascua y los Tabernáculos, dentro de un período de dos años como una señal que representaba las cuatro anillas doradas y los dos postes usados para levantar el Arca cada vez que fuera necesario moverla. Esto marcaba un cambio significativo en el camino de la presencia, desde la Pascua a los Tabernáculos.
Tuve mucha resistencia para compartir esto porque no podía ver cómo se relacionaban las cuatro anillas con las cuatro Lunas de sangre. Pero en el momento que estaba luchando para ver si la publicaba o no, el Señor me hizo tropezar con un artículo que afirmaba: “Si te paras en la Luna durante un eclipse total de Luna, podrías ver a la tierra como un disco negro con un aro anaranjado brillante que la rodea”, dijo Alan MacRobert de la revista Sky and Telescope. “Y este anillo brillante sería lo suficientemente intenso como para oscurecer el paisaje lunar” (Hamilton Spectator, April 7th 2014).
En el peregrinaje de Israel, cuando la nube de la presencia de Dios se movía, debían moverse con ella y el Arca era trasladada por los sacerdotes. La Tétrada de las lunas de sangre que comenzó en la Pascua de 2014, es una revelación que la presencia se está moviendo y está produciendo un cambio mayor en el camino hacia Jerusalén. En su camino hacia la fiesta de los Tabernáculos, completará el plan trascendental redentor de Dios. El Arca de la presencia se mueve progresivamente, tomando territorio en su camino para establecer el Reino de Dios en la tierra, así como en el Cielo. La presencia de Dios está marcando otro hito mayor en el camino de la historia divina, mientras se mueve para cumplir su propósito en la tierra.
Tiempo sin precedentes del poder de Dios
La procesión del Rey hasta sentarse en su trono en Jerusalén se está acelerando. El poder de las tinieblas está resistiendo esto con fiereza. El Cuerpo de Cristo debe tener cuidado con el Arca de la presencia, porque nunca antes transitamos este camino (Josué 3:4). Estamos entrando en un tiempo sin precedentes del despliegue del poder de Dios con señales y maravillas, para respaldar su obra y completar su propósito.
Es tiempo para consagrar nuestros corazones, estableciéndonos desde una posición segura, estar preparados para hacer sacrificios y dispuestos para beber el vino costoso que está por derramar. Hemos experimentado el vino costoso de su presencia; sin embargo, ¡Dios reservó lo mejor para el final! Él está por derramar este vino del tiempo final en abundancia para sostener a su pueblo. Es tiempo para movernos del Jesús de salvación, revelado en la Pascua, al Jesús glorificado, revelado en los Tabernáculos. Esto implica pasar de ser salvos a sentarnos en el trono.
Gálatas 1:15-16 dice: “Sin embargo, Dios me había apartado desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Cuando él tuvo a bien revelarme a su Hijo para que yo lo predicara entre los gentiles, no consulté con nadie”.
Miqueas 3:8 dice: “Yo, en cambio, estoy lleno de poder, lleno del Espíritu del Señor, y lleno de justicia y de fuerza, para echarle en cara a Jacob su delito; para reprocharle a Israel su pecado”.
Solo una revelación del Cristo en gloria doblará las rodillas y hará que todos se postren ante la majestad del Rey de reyes. La majestad de la gloria de Cristo revelada en nosotros nos cubrirá, consumiendo todos los impedimentos y los obstáculos en nuestro camino, mientras todos gritamos juntos: “¡Gracia! ¡Gracia!”.
Mientras la última Luna de sangre aparece este mes, Dios está haciendo sonar su trompeta para despertar y movilizar a su pueblo. Nos encontramos en un tiempo de cambios mayores hacia el cumplimiento de las promesas de Dios para poseer y ocupar ciudades y naciones para Él. Un tiempo cuando las estrategias se soltarán para los fieles, los diligentes y sobre aquellos preparados en sabiduría.
El Reino de los Cielos está por concretar su intención de tomar los reinos de esta tierra para el Señor. El Señor de toda la tierra está comisionando y enviando a los Ejércitos de Dios para que avancen con Él en su poder y en su fuerza para hacer cumplir su voluntad.
Josué 3:11 dice: “El arca del pacto, que pertenece al Soberano de toda la tierra, cruzará el Jordán al frente de ustedes”.
Faith Marie Baczko
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