A través de la fe en Jesucristo recibimos la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida. Pasamos a ser su templo las 24 horas del día. Este privilegio nos bendice integralmente y nos transforma en canales de bendición para aquellos que nos rodean. ¡Dios habita en nosotros! Cuando tomamos consciencia de esta verdad, nuestra vida se vuelve sobrenatural y cada día es una oportunidad de ver a Dios manifestarse. ¿Hay luchas en tu corazón?: Dios te fortalece y te da victoria. ¿Hay necesidad y dolor en tu entorno, familia, conocidos, compañeros, amigos?: tu oración y acción en el nombre de Jesús desatan todo el poder de Dios. ¡Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece!
Podemos tener una imagen de este estilo de vida en el ejemplo de Obed-Edom hace varios siglos atrás. Vemos en 1 Crónicas 13 que durante unos meses estuvo en la casa de este hombre el “Arca de Dios”, aquel cofre que representaba la Presencia manifiesta de Dios en su pueblo (una imagen profética del Espíritu Santo morando en cada creyente y en la Iglesia). Fue testimonio para todos que “…el arca de Dios estuvo con la familia de Obed-Edom, en su casa, tres meses; y bendijo Jehová la casa de Obed-Edom, y todo lo que tenía.” (1Cr 13:14). Más tarde esto movilizó al rey David a llevar el Arca a la ciudad para bendición de todos.
Es llamativo lo que ocurrió con Obed-Edom luego a través de los años. Si bien habían pasado los días en los que el Arca de de Dios estuvo en su casa, tan cerca y tan palpable, cuando la llevaron a la ciudad evidentemente él comprendió que Dios no tiene límites y que ama bendecir a sus hijos: ¡comprendió que Dios quería seguir dándole más de Su Presencia cada día! La Presencia Viva morando en su casa lo bendijo todos los días y le permitió ver fructificar a sus hijos.
Aprendamos a vivir cada día conscientes de su Presencia y llenándonos de Él.
Somos Gente de la Presencia. Familias en las que habita el Espíritu Santo. Receptores y a la vez canales de su bendición.
Los Hijos de Obed-Edom fueron muy bendecidos por esta determinación de su padre: se transformaron en varones esforzados y valerosos. Hombres robustos y fuertes para el servicio. Aquellos que viven en plena comunión con Dios siempre dejan una herencia de bendición a quienes los rodean.
Seamos llenos del Espíritu Santo cada día. Llenemos de su Presencia nuestras casas y llevemos la Presencia manifiesta de Jesús a la ciudad para bendición de todos.
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