Comenzamos un nuevo mes con la Luna Nueva del 13 de octubre, mes llamado Jeshván.
Es el mes cuando cae la lluvia.
Es el mes para "oler el temor de Dios" (Is. 11:13), cuando la fragancia del Espíritu Santo comienza a emanar.
En este tiempo escucha y huele "los arrayanes".
Es un buen tiempo para conectarse con nuestras raíces, especialmente las espirituales.
Es un tiempo reservado para la unción, donde tienes que obtener una fresca y nueva unción, para que el enemigo no tenga ventaja sobre ti y te robe la palabra que Dios te ha dado. Así que, es necesario que pongas tu pie (talón) sobre los planes del enemigo.
Es un tiempo oportuno para guerrear con palabras, especialmente sostener aquellas que Dios ya te ha dado.
En este mes tienes que guerrear especialmente contra la insatisfacción, así que, grítale al enemigo: ¡Estoy satisfecho y completo en Cristo! Vas a lidiar con pruebas, dificultades y tribulaciones, pero tienes que hacerlo con la unción de Dios.
Es un tiempo cuando necesitarás orar por habilidad para analizar y asimilar las cosas.
Es un buen tiempo para que tu alma sea libre de heridas, dolores y ataduras pasadas. ¡Limpia tu alma! Vence la ira o puede detener tu avance.
En este mes el Padre se manifiesta como "El Roi" fue primero revelado en la Biblia por Agar. Ella era la esclava de Sara, que quedó embarazada con el hijo de Abraham, para así, en sus mentes, poder cumplir la promesa de Dios.
Después del nacimiento del niño, las cosas se pusieron muy difíciles entre Sara y Agar. Tanto, que Agar tuvo que huir hacia el desierto. Sin amigos, sin hogar, embarazada, sin saber qué sería de ella, se acostó junto a una fuente de agua en el desierto. Allí se le apareció un ángel para darle consuelo y hablarle de la misericordia y gracia de Dios. Génesis 16:13 dice: "Entonces llamó el nombre de YHWH que con ella hablaba: Tú eres Dios que VE; porque dijo ¿No he visto también aquí al que me VE?"
Es para decir como el salmista:
¡Ustedes los justos, ¡alégrense en el Señor!
¡Hermosa es la alabanza de los hombres íntegros!
¡Aclamen al Señor con arpas!
¡Alábenlo al son del salterio y del decacordio!
¡Canten al Señor un cántico nuevo!
¡Canten y toquen bien y con regocijo!
Ciertamente, la palabra del Señor es recta; todo lo hace con fidelidad.
El Señor ama la justicia y el derecho; la tierra está llena de su misericordia.
Con su palabra, el Señor hizo los cielos; todo lo creado lo hizo con un soplo de su boca.
El Señor junta el agua del mar en una vasija, y pone en un depósito las profundidades del mar.
¡Que toda la tierra tema al Señor!
¡Que le teman todos los habitantes del mundo!
El Señor habló, y todo fue creado;el Señor ordenó, y todo apareció.
El Señor anula los planes de las naciones; frustra las maquinaciones de los pueblos.
Pero los planes y pensamientos del Señor permanecen por todas las generaciones.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
¡el pueblo que él escogió como su propiedad!
El Señor observa desde los cielos; desde allí vigila a toda la humanidad.
Desde el lugar de su residencia contempla a todos los habitantes de la tierra.
El Señor formó el corazón de todos ellos, y pondera atentamente todos sus hechos.
El rey no se salva por tener un gran ejército, ni se escapa el valiente por tener mucha fuerza.
Ningún caballo es garantía de salvación; y aunque tiene mucha fuerza, no salva a nadie.
El Señor mira atentamente a quienes le temen, a quienes confían en su misericordia,
para librarlos de la muerte y darles vida en tiempos de escasez.
Con el alma esperamos en el Señor, pues él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Por él se alegra nuestro corazón; confiamos en su santo nombre.
Señor, sea tu misericordia sobre nosotros, tal y como lo esperamos de ti.
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