PROMESA

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jueves, 24 de marzo de 2016

MI IDENTIDAD EN DIOS

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1:27)

Hoy en día muchos plantean que el ser humano desciende de los animales, es producto de una evolución de las llamadas especies inferiores, o su existencia, como la de todos los seres de la naturaleza, es tan sólo producto de un azar, una cadena interminable de casualidades. El mundo científico, ateo y agnóstico, rechaza los principios acerca de la creación del universo, los animales y el Hombre, expuesto en la Biblia, sobre todo en el primer libro del Pentateuco, conocido también como “el libro de los orígenes”.

El Texto Sagrado nos señala no sólo una explicación literal de cómo se habría desarrollado esta creación y el origen del Hombre, sino también quién es el Hombre y cuál es su destino en el universo creado. Vemos que el Hombre tiene unos rasgos propios que lo diferencian de los animales y ha sido puesto por Dios en la Creación con un propósito específico. Conociendo el origen del Hombre descubriremos el origen de la Familia.

 LA IDENTIDAD DEL HOMBRE.
Para comprender el diseño Divino de la familia, primero tenemos que comprender al hombre o ser humano como creación de Dios. El hombre no nace por casualidad sino que es un ser creado; como creación lleva la impronta o huella de su Creador; y tiene la capacidad de reproducirse y multiplicarse en muchos más.

El ser humano fue creado por Dios.
Cuando se habla de la “creación” del hombre es que estamos reconociendo que el ser humano es una invención y para que exista tal cosa debe haber un inventor o Creador. Sabemos que fuimos creados por un Dios Todopoderoso, que todo lo sabe y no miente. Como somos personas de fe y confiamos que la Biblia es Su Palabra que contiene la Verdad, entonces no dudamos en lo que ella nos relata: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1:27) Cualquiera otra teoría, como que el hombre desciende de otras especies, que es producto de la casualidad, que surgió por azar o por una inteligencia impersonal o extraterrestre, es rechazada. “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.” (Hebreos 11:3) El Dios Invisible hizo el universo, los animales y al hombre.
El ser humano fue creado a imagen de Dios.
Como el reflejo de una imagen o una copia de Él mismo, hizo Dios al humano. Si no entendemos bien esta afirmación podríamos devenir en ideas aberrantes, como que Dios es un hombre más desarrollado y que algún día seremos dioses; o que Dios tiene un cuerpo, manos, ojos, etc. como los humanos. Esto puede pensarse si no nos detenemos a considerar la palabra “imagen”. ¿Qué quiere decir este sustantivo en la Biblia? El texto es un libro sagrado, por tanto no se refiere a algo concreto, no está explicando como es el cuerpo del hombre, sino su persona. Recuerde que el hombre y la mujer son criaturas trinitarias, es decir que tienen en sí tres elementos: uno material y visible, que es el cuerpo; otro invisible que se expresa en pensamientos, sentimientos y actitudes, el alma o psique; y un tercer, el espíritu, absolutamente invisible. ¿Qué somos nosotros, lo visible o lo invisible? En verdad somos la parte invisible y el cuerpo es tan sólo una “cáscara” o “traje” que envuelve nuestro verdadero ser. Dios está interesado en salvar nuestra parte  invisible y morar en el espíritu humano con Su Espíritu Santo, ambos invisibles. Así es que cuando leemos que “… a imagen de Dios lo creó…” (Génesis 1:27) se está refiriendo a sus capacidades cognitivas (pensamiento), afectivas (sentimiento), volitivas (voluntad) y espirituales.
El ser humano tiene una sexualidad.
Otro aspecto muy interesante es que Dios, el Verdadero, que no comete errores ni peca, que no hace el mal sino que es amoroso, justo, santo, etc. y que no tiene sexo –por lo tanto no es hombre ni mujer- hizo al ser humano, en lo físico, con la capacidad de reproducirse y aparearse, similar en este aspecto a la mayoría de los animales y demás seres del planeta, que están diferenciados como individuos, en género masculino (macho) y género femenino (hembra). Dios hizo en un principio, en la Tierra, un hombre y una mujer. Los griegos pensaban que los seres humanos en un comienzo tenían ambos sexos en sí mismos y que posteriormente, por algún capricho de los dioses, se separaron y unos tuvieron el órgano que penetra, el pene, del varón, y otros el órgano que recibe al masculino como en una vaina, la mujer. Esta separación en griego es sectus , que en nuestro idioma derivó en la palabra sexo.

Dice el Génesis “varón y hembra los creó.” (Génesis 1:27) Nótese que no existe otra variedad o tipo sexual para Dios sino hombre o mujer. De allí que la homosexualidad, el lesbianismo y todas sus derivaciones, como la bisexualidad, el travestismo, la transexualidad, etc. no son bíblicos. A Dios no le agradan las prácticas homosexuales, aún cuando ama a los hombres y mujeres que las practican, como ama a cualquier pecador y sólo desea que ellos se arrepientan y vuelvan de su mal camino. “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva.” (Ezequiel 33:11)

El sexo en la pareja humana tiene las siguientes funciones:
a) La reproducción y continuidad del ser humano. En el plano espiritual, esta es imagen de la evangelización y multiplicación de los cristianos. “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:28)
b) La expresión del amor mutuo en la intimidad de su dormitorio. El acto de amor es exclusivo, sólo entre dos.
c) Es una relación que fortalece la unidad y la confianza del uno para con el otro. El matrimonio es la base de la familia. Ésta se sustenta sobre la unión de los cónyuges.
d) La buena práctica sexual permite una salud equilibrada y guarda a la pareja de los pecados de adulterio e inmoralidad sexual.

Por lo tanto, podemos afirmar que el Hombre es una creación de Dios.

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