PROMESA

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viernes, 25 de marzo de 2016

MI IDENTIDAD EN DIOS - RASGOS DEL HOMBRE

Hay tres aspectos que caracterizan al ser humano y lo diferencian de los animales y es que éste es un ser para vivir en sociedad; que crea cultura; y posee la capacidad de hablar y pensar.

El ser humano es un ser social.
Al crear Dios al ser humano dijo: “18 Y dijo Yhwh Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” (Génesis 2:18) La soledad trae tristeza, muchas soluciones surgen de la conversación y discusión de las ideas; la compañía permite el amor, confiar en otro ser de la misma especie; cada sexo aporta lo suyo. Fue muy sabio el Creador al dar al hombre una compañera. Él la definió como “ayuda idónea”, o sea un ser adecuado para compartir el trabajo, la crianza de los hijos, los ideales, las penas y las alegrías, aunque en el Paraíso no había tristezas. La soledad es origen de muchas frustraciones porque fuimos creados para vivir en pareja. Ni para el hombre ni para la mujer es conveniente la soledad.
El ser humano es un ser con cultura.
La vida del primer hombre en el Paraíso no era haraganear, sino que él debía, además de labrar y cuidar la tierra, “nombrar” a cada criatura creada por Dios. El Creador estaba desarrollando, por medio de ese trabajo, su capacidad de observación y raciocinio, desarrollando su mente para probables futuros trabajos, pues era un ser creativo que indudablemente inventaría muchas formas de cultura, como ha sucedido con la especie humana. Como Adán cultivaba la tierra, también cultivaba su mente y eso estaba en el plan del Señor. “Yhwh Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.” (Génesis 2:19) El ser humano debe cultivar y cultivarse.
El ser humano es un ser con lenguaje.
La palabra “Adán” es un sustantivo propio que significa “hombre hecho de barro”. En ese nombre está descrita nuestra naturaleza esencial:
a) Somos seres creados por Dios.
b) Somos amasados, tratados, modelados por Él, a través de las circunstancias de la vida.
c) El material con que el Señor nos hizo es el mismo con que hizo el resto de la creación. A eso alude la palabra “barro”

La palabra “Eva” es otro sustantivo propio que significa “madre de los vivientes”, pues ella fue la primera mujer, de la cual proviene toda la Humanidad. Esta mujer dio a luz hijos de Adán por cría viva, de su propio cuerpo y con la simiente de Adán.

El nombre de todas las cosas es muy importante pues las define. El nombre que llevamos no es casual y en él hay un mensaje que descubrir. Cuántas veces nos sorprende el nombre de una persona, el cual coincide con su profesión o con alguna característica. Por ejemplo el nombre Juan significa en hebreo Dios es propicio o Dios se ha apiadado. Y ¿acaso no es el mensaje del apóstol Juan un mensaje de misericordia? Por ello afirmamos que la labor encargada por Dios a Adán de “nombrar” cada ser del Paraíso, no era una tarea menor. “Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.” (Génesis 2:19)

En definitiva, hay ciertos rasgos fundamentales que caracterizan al Hombre y lo hacen un ser diferente de los animales.


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