PROMESA

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miércoles, 30 de marzo de 2016

MI IDENTIDAD EN DIOS- FORMANDO UNA FAMILIA ETERNA

El mayor anhelo de Dios en la eternidad fue gozarse de Su amor. Por eso es Trino. Siendo Uno, concibe la paradoja de ser Tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Siendo Trino, crea seres celestiales que le sirven y adoran: querubines, serafines, tronos, dominios, principados, potestades, virtudes, arcángeles y ángeles. Mas luego crea otro tipo de seres, capaces de reproducirse, a diferencia de los seres angélicos, ser libres para servirle y con una conciencia de bien y mal: los humanos. Siempre ha querido Él tener una familia eterna y por ello creó al ser humano, para tener una familia eterna, que se relaciona con Él en amor.
El propósito de Dios al crear al hombre fue fundar una familia eterna. El propósito que Dios puso en el hombre fue: fructificar, multiplicarse, llenar la Tierra, sojuzgar la Tierra, señorear sobre la Tierra, cultivar y guardar la creación, estudiar y nombrar la creación, ser una sola carne con la mujer, procrear, crecer, temer a Dios y guardar Sus mandamientos. Pero también es formar una Familia eterna. El propósito de Dios al crear al Hombre fue fundar Su familia.

La familia humana. La Humanidad forma una sola familia, constituida por hombres y mujeres pecadores, unos arrepentidos que han creído en Jesucristo, el Hijo de Dios y Salvador del mundo; otros no arrepentidos y que han rechazado o desconocen el mensaje del Evangelio de Jesucristo. Ambos mundos o reinos forman la “familia humana”. Lamentablemente ambos no son la Familia eterna de Dios. Sólo los que han creído en Jesucristo podrán vivir eternamente con Dios Padre y formar la Familia eterna. Los demás irán a perdición eterna en el Infierno.

La familia eterna de Dios. Ya está claro que para pertenecer a la Familia eterna de Dios existen las siguientes condiciones: a) ser humano; b) ser nacido del agua y del Espíritu Santo; c) obedecer a Dios escuchando y haciendo Su Palabra. La familia de Dios no es pasajera, no se pertenece a Su Familia por un tiempo sino para siempre. Alguien que hoy es de la Familia, mañana no puede dejar de serlo; usted no elimina de su familia a un miembro, aunque sea “la oveja negra”. Tampoco usted puede decidir dejar de ser de la familia porque no le gustó algo de ella. Quizás se aparte o reniegue de su sangre, pero jamás dejará de ser su familia. Así es la Iglesia y su pertenencia a ella. Si usted es salvo ya pertenece a la Familia de Dios; si usted escucha la Palabra de Dios pero no la hace, quizás no vaya a disfrutar de los galardones del Señor en Su Reino, pero Él no le echará de Su Familia eterna. Lo más propio de alguien es que aprecie a su familia y respete sus valores; lo normal en un hijo de Dios es amar y respetar a Dios y Su Palabra.

El padre de la Familia eterna. La familia eterna de Dios ha sido pensada, sentida y creada por Dios. Él es su Padre. Dios es y será siempre la máxima autoridad en Su Familia, Él dice la primera y última palabra en la Iglesia. La Familia de Dios tiene un Padre, pero este Padre no es como los padres humanos. El padre humano no puede decidir como será su hijo, cuanto tiempo vivirá y cómo será su carácter; tampoco conoce cuál será su destino, aunque conozca muy bien a su hijo, ni puede decidir el día que dejará esta vida. Si el padre es cristiano, tampoco puede traspasar su fe al hijo, aunque utilice todo el esfuerzo y capacidad para hacerlo, porque sólo Dios y Su Espíritu Santo pueden tocar el corazón humano íntimamente. Por lo tanto es muy distinto ser papá en esta Tierra a ser el Padre de la Familia eterna. El Padre Dios es Creador, Omnipotente, Omnisciente, Absoluto, Santo, Perfecto. Para una Familia eterna se necesita de un Padre Eterno.

¿Tiene esta familia una madre? Si estuviéramos hablando en términos humanos podríamos razonar erróneamente así: “Ya que la Iglesia es la Familia de Dios, y Éste es el Padre de esa Familia, entonces, al igual que la familia humana, la Familia eterna de Dios debe tener una madre; es más, necesita una madre, una Madre divina” Así argumentan algunos, basados en la comparación de la familia humana con la familia celestial, y llegan a una conclusión falsa. De este modo surgen las herejías. Una herejía es un error en materia de fe, sostenido con pertinacia; una sentencia errónea contra los principios ciertos de una ciencia o arte. También puede llamarse así a un disparate o acción desacertada. Tampoco debemos pensar que Dios sea masculino o femenino, puesto que éstas son distinciones de género; Dios es neutro. Él no es hombre ni mujer. Por eso no podemos hablar de una Diosa ni de un Dios masculino. Jesucristo ascendido a los cielos es Dios y Hombre, pero hombre no en el sentido sexual sino de su calidad de Hijo del Hombre. En definitiva, Dios no necesita de una Diosa ni de una madre celestial. Dios Padre requirió de una mujer para hacer nacer a Su Hijo Jesucristo como humano en la Tierra, ya que el Hijo es eterno y ya existía en la eternidad como Verbo de Dios, Unigénito del Padre. Para ese efecto, para hacerlo nacer como humano, escogió una mujer virgen y envió a uno de sus mensajeros angélicos a anunciárselo: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.” (San Lucas 1:31) María se preocupó de saber cómo sería madre: “Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. / Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.” (San Lucas 1:34,35) Esta madre concebiría en su útero un hijo, sin intervención humana sino del Espíritu Santo. Llamar a la virgen María “Madre de Dios” mueve a error, ya que se puede concluir equivocadamente que Dios tiene madre, siendo un Ser increado. El hecho de que el Padre utilizara a María como receptáculo de Su Hijo nacido en carne, no convierte a María en un ser divino, como no nos convierte en divinos a quienes llevamos el Espíritu Santo en nuestros corazones.

¿Por qué la familia eterna no tiene madre? La Familia eterna de Dios es creada en Jesucristo. “Grande es este misterio” (Efesios 5:32) dice el Apóstol “Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,” (Efesios 5:29) queriendo decir que la Iglesia es de la misma carne o naturaleza que Jesucristo, así como marido y mujer son “una sola carne”, una unidad de pensamiento, sentimiento y acción. Luego agrega: “porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.” (Efesios 5:30) y así queda confirmado que la Familia de Dios es una extensión de los huesos y la carne del Salvador. ¿Qué será primero: el matrimonio humano o el matrimonio celestial entre Cristo y Su Iglesia? Al parecer, para Dios está primero el segundo; para Él tiene mayor importancia esta relación Cristo-Su Iglesia que la relación hombre-mujer, siendo esta última sólo un reflejo de la relación de Jesucristo con Su Cuerpo Místico. Entonces así se explica lo siguiente: “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.” (Efesios 5:31) Si quisiéramos encontrar una “madre” a la Familia de Dios, tendríamos que remitirnos necesariamente a Cristo, el Verbo creador de Dios, ya que de Él proviene la Iglesia. Ésta ha sido sacada de sus huesos y ha nacido del agua y de la sangre que manaron de su costado. Como dice el Espíritu Santo: “Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. / Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. / Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.” (1 Juan 5:6-8)

¿Qué es ser padre y qué es ser madre? Ser padre es ser progenitor como lo es también ser madre. El padre o papá es el que deposita el espermatozoide que fecundará el óvulo de la madre o mamá. Ambos son partes de un mecanismo que hacen una totalidad, el ser humano. A esta unidad la Biblia llama “una sola carne”. La madre por sí sola no puede tener un hijo, como tampoco puede el padre por sí sólo. Ambos se necesitan. Este es el procedimiento creado por Dios para dar vida al ser humano. Sin embargo no utilizó tal procedimiento para crear a Adán, el cual fue hecho con el polvo de la tierra: “Entonces Yhwh Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” (Génesis 2:7) El primer hombre nació inmediatamente adulto y de una manera diferente a la nuestra, que nacemos por cría viva, luego de una gestación en el vientre materno. En cambio Adán fue “gestado” sólo en el pensamiento de Dios: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26). Eva fue “clonada” a partir de un hueso de la costilla de Adán. La palabra “clon” utilizada hoy por la ciencia viene del vocablo griego utilizado para “retoño”, y se refiere a un “conjunto de células u organismos genéticamente idénticos, originado por reproducción asexual a partir de una única célula u organismo o por división artificial de estados embrionarios iniciales.” Cuando Moisés escribió el Génesis, nadie sabía que un procedimiento así fuese posible, como hoy sí lo pueden hacer los científicos en laboratorio y reproducir un animal idéntico a otro, sólo tomando una de sus células. Vemos, entonces, que ya tenemos tres maneras de nacer: a) del polvo con espíritu de vida; b) clonado a partir de una célula de otro; c) por gestación y cría viva. Los dos primeros nacen ya adultos y el último, que es el modo en que nosotros nacimos, comenzamos como bebés. Otro modo de nacer es d) del Espíritu Santo por medio de mujer, la modalidad que utilizó el Señor para hacerse hombre. Sólo en el modo en que nosotros nacemos hay intervención de varón. En todos los casos restantes interviene sólo Dios, y en el caso de Jesús, se utiliza una mujer por receptora. Pregunto: ¿toda concepción de vida tiene un padre y una madre? No necesariamente, pero siempre mediará la intervención de Dios.

La madre tiene en el vientre a sus hijos. Podríamos definir una madre como aquella que tiene en el vientre a sus hijos. Desde este punto de vista, ni Adán ni Eva tuvieron madre. No estaba en el pensamiento de Dios tener una Familia eterna con una “madre”. De haber sido así, habría puesto una madre para Adán. A Eva se le presenta como “la madre de los vivientes” que es el significado de su nombre. No hay un vientre que tuviera a Adán, no hay un útero que cobijara al primer hombre, por lo tanto una Teología que intente dar una madre a Adán es insostenible. Que Jesucristo, siglos después, estuviese en el vientre de la virgen María no significa que ella fuera Dios, Diosa o Madre de Dios.

Una mujer bienaventurada. La elección de María es como la elección que Dios hizo de los antiguos patriarcas. Dios llamó a Abraham por su fe e inocencia, a Noé porque fue humilde y obediente, a Moisés porque era sincero y dispuesto a seguir Su Palabra. Así también llamó a los profetas. Pero, sobre todo, llamó a todos porque así Él lo quiso; “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:5) Los humanos pecadores siempre tendemos a justificar en nuestras capacidades las elecciones del Señor. Jesucristo escogió a los Doce siguiendo Sus consejos Divinos; no pretendamos conocer ni verificar las razones de sus juicios. ¿Sería Pedro el más adecuado varón para apacentar Su Iglesia? Si Él le puso por sobrenombre “Petros” ¿es que sería sólo una piedra encontrada en su camino? ¿Acaso Él nos escogió por nuestras bondades, buenas acciones, cualidades… y nos sacó de las tinieblas por algo bueno que teníamos? El mismo razonamiento apliquémoslo a los hombres y mujeres de la Antigüedad. Abraham, David, Isaías, Daniel, Pablo, Juan, Priscila y Aquila, no eran tan especiales o buenos como para ser elegidos. Fueron sencillamente “bienaventurados” con la gracia de Dios. La “gracia” es el favor inmerecido. María es una mujer bienaventurada porque fue escogida por Dios para ser la madre de Jesús. Dios necesitaba una mujer hebrea, de la tribu de Judá, dedicada al Señor, conocedora de las Escrituras y dispuesta a obedecer con fe. Del relato de los Evangelios podemos inferir que ella es tan humana como cualquier madre, pero no es Dios sino la bienaventurada madre de Jesús. Los siglos la han llamado “bienaventurada” y muchos han exagerado dándole un papel que ella misma rechazó. “Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. 2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. 3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. 4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. 5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.” (San Juan 2:1-5)

No podemos creer en la deidad de María. Los cristianos creemos en Un solo Dios, Trino, Padre-Hijo-Espíritu Santo. No podemos creer en la deidad de María, aunque respetamos su persona como mujer escogida y bienaventurada por Dios para ser la madre de Jesús. Tampoco podemos llamarla “Madre de Dios” pues Dios no puede tener una progenitora. Tal vez alguien quiera decir que ella puede constituirse en madre de Dios, en el sentido de protectora, que dio a luz a Jesús, que lo tuvo en su vientre, en fin mil razones humanas, pero ella no es Dios, ni parte de la Trinidad, ni un dios menor, es simplemente una mujer santa. De lo contrario estaríamos haciendo de nuestra fe una religión politeísta, con varios dioses, cosa que es una ofensa al Señor. Creer que María es Dios, es parte de Dios o una Persona de la Trinidad, es una herejía. Estamos seguros que ningún cristiano que entienda bien la Teología Cristiana puede afirmar algo así.

Dios es Padre pero no a la manera humana. Ciertamente Dios es Padre, pero no a la manera humana. La Paternidad Divina tiene las siguientes características: a) Dios Padre es Creador; b) Dios Padre ama a Sus hijos en su totalidad; c) Dios Padre conoce la condición espiritual de Sus hijos; d) Dios Padre ha salvado a Sus hijos por medio del sacrificio redentor de Jesucristo; e) Dios Padre no abandonará jamás a Sus hijos y les habilitará con el Espíritu Santo para que puedan hacer Su voluntad.

Diferencias entre el Padre Dios y el padre humano. Si comparamos a Dios Padre con el papá humano, nos encontraremos con muchas diferencias. Veámoslo en el siguiente esquema:

Dios Padre:                                                                              Papá humano:
· Es Creador.                                                                        · Es progenitor.
· Ama a Sus hijos completamente.                                           · No siempre ama a sus hijos.
· Ama con amor divino.                                                          · Ama con amor humano.
· Conoce la condición espiritual de Sus hijos.                           · No logra conocer en profundidad el                                                                                                espíritu que gobierna a sus hijos.
· Ha salvado a Sus hijos por medio                                         . No puede dar la salvación a sus hijos
 del sacrificio redentor de Jesucristo.
· No abandonará jamás a Sus hijos.                                         · Puede abandonar a sus hijos.
· Dará a Sus hijos el Espíritu Santo                                   · No puede dar el Espíritu Santo por sí        para que puedan hacer Su voluntad.                                    mismo.                                                                          
· Es Dios.                                                                           · Es hombre.
· Es Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.                  . No tiene todo poder, sólo está en un                                                                                                 lugar a la vez y no lo sabe todo.


Diferencias entre el padre humano y la madre. También podemos comparar las capacidades y funciones del papá humano y la mamá. Ambos juegan un rol fundamental en la vida del ser humano, ambos son necesarios.

papá humano:                                                                                mamá:
· Es progenitor, fecunda el óvulo.                                         · Se embaraza, cobija al feto y da a luz.
· No pare al hijo.                                                                 · Pare al hijo con dolor.
· No alimenta al hijo de su propio cuerpo.                            · Alimenta al hijo de su seno con leche                                                                                              materna.
· Está cerca del hijo y le expresa amor.                                . Está muy cerca del hijo y le expresa                                                                                                   amor.
· Trabaja para sustentar el hogar, la alimentación,               · Cuida a los hijos, prepara sus alimentos
   vestido y vivienda de la familia                                        vestuario, se preocupa de la casa                                                                (en la mayoría de los casos)     
· Pasa los fines de semana con sus hijos y familia.               .  Pasa mucho tiempo con los hijos.
· Es modelo masculino para sus hijos.                                  · Es modelo femenino para sus hijos.
. Da seguridad.                                                                    · Da ternura, cobijo.
· Entrega valores.                                                                 · Entrega valores.

Diferencias entre el Padre Dios y la mamá. Si tomamos las anteriores características de la mamá y hacemos una comparación con las características del Padre Dios, obtendremos el siguiente cuadro:

Padre Dios:
. Es Creador del ser humano y permite la procreación hombre-mujer.
· Permite el parto.
· Posibilita la alimentación física y espiritual de la persona (alimentos y Palabra de Dios)
· Está más cerca de Sus hijos, que el papá y la mamá.
· Se ocupa integralmente de Sus hijos, atendiendo a todas sus necesidades: corporales, mentales y espirituales.
· Está siempre con Sus hijos, vive en ellos en la Persona del Espíritu Santo.
· Es modelo a Sus hijos, en la Persona de Jesucristo.
· Da seguridad y amor, da la salvación, la renovación, la transformación y la sanación.
· Escribe Sus mandamientos en el corazón de Sus hijos.
Mamá:
· Se embaraza, cobija al feto y da a luz.
· Pare al hijo con dolor.
· Alimenta al hijo de su seno con leche materna.
· Está muy cerca del hijo y le expresa amor.
· Cuida a los hijos, prepara sus alimentos y vestuario, se preocupa de la casa (en la mayoría de los casos)
. Pasa mucho tiempo con los hijos.
· Es modelo femenino para sus hijos.
· Da ternura, cobijo.
· Entrega valores.

De este esquema entendemos que Dios Padre es más importante aún que la madre, porque sacia todas las necesidades del ser humano; que tanto la mamá como el papá son un medio o instrumento utilizado por Dios para nuestra formación, crecimiento y felicidad eterna. Además se puede concluir que ante un Dios Padre tan completo y satisfactorio para el Hombre, no es necesaria la existencia o presencia de una “madre divina”. Pensar en una Diosa significaría menoscabar el rol del Dios Todopoderoso.

Fuimos adoptados hijos Suyos. Ya que tenemos un Padre, que es Dios, pertenecemos a Su Familia; ahora somos Sus hijos. Él nos adoptó porque quiso y para un propósito: “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, / para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (Efesios 1:5,6)
Ser hijos de Dios. Antes de conocer a Jesucristo seguíamos una fuerza espiritual que nos arrastraba al pecado y la desobediencia al Padre Eterno. Esta fuerza de oscuridad es Satanás, el gobernante espiritual del mundo. Lamentablemente hay personas que, aún sabiendo de esta realidad espiritual del reino de tinieblas, persiste en no seguir a Jesucristo. Son los llamados “hijos de desobediencia” Esas personas religiosas pero desobedientes al Espíritu Santo, son muy dañinas y peligrosas para la fe, debiendo nosotros evitarlas. En cierto modo todo ser humano es un hijo del Creador, porque fue creado por Dios, pero si no se vuelve a Él y cambia su manera de actuar, sólo causa la ira del Padre y es un “hijo de ira” No es el deseo de Dios que seamos hijos de ira ni hijos de desobediencia, sino hijos de Dios, auténticos seguidores y discípulos del Señor Jesucristo y del Padre Celestial.

“en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, / entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2:2,3)


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