Señor, tú que conoces nuestros pensamientos y nuestros corazones, permítenos que a través de este tiempo te adoremos y glorifiquemos tu nombre.
«Venid, aclamemos alegremente a YHWH; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos. Porque YHWH es Dios grande, y Rey grande sobre todos los dioses.
Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas… Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de YHWH nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano» (Salmos 95:1-4; 6-7).
«Cantad a YHWH cántico nuevo; cantad a Jehová, toda la tierra. Cantad a YHWH, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación.
Proclamad entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas. Porque grande es YHWH, y digno de suprema alabanza…
Tributad a YHWH, oh familias de los pueblos, dad a YHWH la gloria y el poder. Dad a YHWH la honra debida a su nombre… Adorad a YHWH en la hermosura de su santidad… Decid entre las naciones: YHWH reina»
(Salmos 96:1-4; 7-10).
«YHWH reina; regocíjese la tierra. Alégrense las muchas costas» (Salmos 97:1). Amén.
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