Sueño: La inundación y el enfoque
Volví a tener un sueño con una inundación. En este
sueño estaba cerca de la costa y observaba que repentinamente el agua revertía
su curso. En lugar de retroceder, avanzaba como una inundación. Como se movía a
toda velocidad, me pude dar cuenta que necesitaba moverme hacia un terreno más
elevado que estaba frente a mí. Miré el estacionamiento y vi que toda el área
se encontraba bajo el agua, entonces no podría lograr nada tratando de alcanzar
mi auto. En el sueño pensé: “Bien, el seguro se ocupará de darme un
auto nuevo”. En realidad se trataba de una cuestión de hechos
concretos y no de temores.
Comencé a moverme rápidamente hacia un terreno más
elevado mientras la inundación avanzaba. Luego me di cuenta que necesitaba
pedirle a Dios que me mostrara el camino que debía seguir para mantenerme
delante de la inundación. Cuando me detuve para preguntarle a Dios, me hizo
enfocarme en una casa que se encontraba arriba a la derecha y hacia allí me
dirigí. Avanzaba en esa dirección cuando me desperté.
El sueño no me atemorizaba, pero era muy real.
Creo que están comenzando las lluvias espirituales y las inundaciones. Esto
es bueno. Cambiará el paisaje de todo. Para mí, ocurrieron dos cosas. La
primera, era que ya no podría usar mi auto antiguo, pero estaba tranquilo
porque recibiría uno nuevo. La segunda fue que la inundación requeriría que
buscara una dirección que me permitiera mantenerme delante de ella.
Los autos hablan de vehículos ministeriales. Lo que viene es realmente bueno y una
respuesta a la oración. Sin embargo, las ideas preconcebidas sobre cómo debería
funcionar nuestro vehículo ministerial puede dejarnos a un costado.
Adicionalmente, se requiere más que instinto para saber cómo responder a las
aguas que se están levantando y recibir una dirección clara. Terminaremos
con vehículos nuevos y en un terreno más elevado, pero ambos requerirán que
abracemos lo nuevo que aún no conocemos.
El verso para el mes es Filipenses 3:13: “Hermanos,
no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando
lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante…”. Ahora necesitamos cambiar
nuestro enfoque en tratar de recobrar nuestras pérdidas.
No sería saludable mantenernos concentrados en considerar nuestras pérdidas.
Le agradecemos al Señor por la cantidad de aspectos
de la recuperación que experimentamos, pero ahora debemos entregarle todas las
pérdidas o los negocios inconclusos, “olvidando las cosas que quedaron atrás” y
comenzar a buscar “las cosas que están por delante”. Mientras nos mantenemos en el estado de
esperanza que ganamos en Noviembre, podemos confiarle a Dios los resultados que
aún no cambiaron y quitar nuestros ojos de nosotros mismos. Este es un mes
para mantener nuestros ojos en Jesús porque Él es tanto la causa como la
inundación misma que está llegando. Debemos comenzar a prepararnos para
responder a la manifestación de Cristo alrededor nuestro y esperar nuevas
opciones que aún no consideramos.
En mi sueño anterior sobre una inundación, un
fenómeno de esto fueron las calles llenas de agua que corrían arrastrando
cerdos enormes que se retorcían con las patas hacia arriba. Lo único que
debíamos hacer era evitar ser arrastrados por estos cerdos enormes. Existe una
exposición de las “partes bajas” de los cerdos de la sociedad
(aquellas cosas que sabemos que son impuras ante el Señor). Esto ya comenzó y
continuará avanzando. Esta es una realidad para la cual debemos estar
preparados y necesitamos asegurarnos de no ser golpeados por la exposición de
la corrupción que está oculta. La exposición no es el tema para este tiempo,
pero será acompañada por el fenómeno del río de Dios que se está levantando en
medio nuestro.
Aquí repito la canción que cantaba en el sueño
anterior: “Se levantará un río, se moverá una montaña, el pueblo de
Dios se levantará y todo será nuevo”. Prepárese, prepárese, prepárese.
Johnny Enlow
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