“Presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza
mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el
adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros” (Tito 2:7-8).
Una persona íntegra es aquella que hace lo correcto, teniendo en cuenta de no dañar a otros. Como discípulos de Cristo debemos llevar esa integridad en todas las áreas de nuestra vida. En el trabajo, en los estudios, con aquellos que más nos cuesta relacionarnos y, sobre todo, en los momentos difíciles de prueba u oposición.
“Que no tenga nada malo que decir”… no significa que no lo digan, pero eso ya no corre por cuenta nuestra, si lo hacen, que lo hagan mintiendo y no con justa razón.
A medida que va pasando el tiempo y aún considerándonos discípulos de Jesús muchas veces retomamos viejas costumbres y con nuestra manera de hablar o pedir las cosas dañamos a nuestros hermanos. Oremos para que Dios nos ayude a presentarnos como personas íntegras, fieles al
llamado y comprometidos en la obra de Dios.
- OREMOS PARA QUE DIOS NOS DÉ LA SABIDURÍA DE ACTUAR CON DISCÍPULOS
ÍNTEGROS.
- ROGUEMOS QUE EN CUANTO DE NOSOTROS DEPENDA, NADIE TENGA
QUE CUESTIONAR EN VERDAD NADA DE NUESTRO OBRAR.
- PIDAMOS QUE LOS DISCÍPULOS DE CRISTO REFLEJEMOS EL CARÁCTER DE ÉL SIEMPRE.
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