Agradezco este mover que hay entre muchos de ustedes respondiendo al llamado a CLAMAR estos 40 DÍAS, y agradezco también a quienes aportan Palabra Profética sobre este ministerio y sobre mi vida.
¡Dios está llamando un ejército de
mujeres sobrenaturales!
El Señor
está diciendo: “Tengo mis ojos en
ustedes, hijas del Altísimo. No fueron olvidadas y con toda seguridad te
levantarás hacia tu destino en el mover de mi Espíritu en los últimos días.
Estuviste clamando y pariendo como una mujer que está en trabajo de parto para
dar a luz lo que estoy haciendo en la Tierra”.
Continuó
diciendo, “¡Manténganse firmes! Su
trabajo de parto no ha sido en vano y las semillas de sus lágrimas les darán
una gran cosecha de gozo. Estás pariendo muchos hijos y muchas vidas vendrán a
mí por causa tuya. Escucha, mujer profética que amas mi corazón y derramaste tu
vida, comprometiendo tu alma en intercesión para dar a luz los milagros
sobrenaturales en los lugares escondidos de concepción divina, ¡el cielo viene
hacia ustedes ahora!”.
Las mujeres proféticas están siendo atrapadas en su
presencia
Como si
se levantara un nuevo rebaño de mujeres como María, Dios implantó su semilla
divina en los corazones de muchas mujeres que oyeron su voz por todo el mundo.
Están siendo entrenadas como madres en lo natural y en el espíritu, porque
nutrieron y pelearon como un ejército de esposas guerreras, manteniéndose
fieles en tiempos de persecución y oposición. Están preparando un cuarto y el
camino para que el Señor desate un mover sobrenatural del Espíritu que cumplirá
su voluntad en la Tierra, así como en el Cielo.
Existen
remolinos específicos de la presencia sobrenatural del Señor donde las mujeres
proféticas de todas partes están siendo atrapadas en la nube de la gloria de
Dios y reciben visitaciones divinas, imparticiones divinas, sanidades divinas,
dirección divina, estrategias divinas, sabiduría divina y favor divino,
mientras se dan cuenta que esta no es una tormenta del enemigo, sino la misma
velocidad del viento del Espíritu de Dios.
Los
tiempos y los eventos se están moviendo a toda velocidad y el Señor está
diciendo: “¡Vengan aquí! Todavía
hay una tarea que hacer que planifiqué especialmente para ustedes que es más
alta que sus pensamientos, más alta que sus caminos y se extiende hasta la
expansión de los cielos. Si toman mi mano y confían en mí, les enseñaré a volar
con alas de águilas”.
Mujeres
de Dios de todas las edades, razas y culturas están surgiendo de los lugares
ocultos de oscuridad hacia las líneas de avanzada del favor. Son como la
generación de Ester y Débora, con una marca sobrenatural imponente y
reconfortante para el alma. La sabiduría de las ancianas es profunda como un
pozo de agua viva que nunca se seca, fue preparado por el Señor y está lista
para beber. Las mujeres jóvenes exudarán vitalidad y esto revelará la belleza
de la gloria del Señor que se contagia con su gozo.
Aún las
pequeñas y los bebés tendrán la preciosura de la novedad de vida que reflejará
el mismo rostro de Dios y la naturaleza del Cielo. Cuando miremos sus ojos
veremos el cielo. Porque la pureza y la inocencia que poseen no cuestiona los
mismos atributos que depositó nuestro Señor en estas pequeñas a quienes llamó
por su nombre.
Las
mujeres de Dios son tiernas y dulces con corazones compasivos, edificadas con
un instinto guerrero como una leona que cuida a sus cachorros, nutriéndolos y
protegiendo la gloria del Señor mientras edifican su Reino. Son alimentadoras
naturales que alimentan y protegen, alientan, entrenan y desarrollan. Estos son
los atributos que Dios está usando de una manera sobrenatural y las está
trasladando hacia el frente. El Señor las está elevando en su capacidad para
alimentar desde un nivel natural hacia el sobrenatural como nunca antes.
Llevarán
salud a los quebrantados. Brindarán hospitalidad y refugio a los desamparados.
Traerán libertad de vida a los adictos. Derramarán la aceptación y el amor de
Dios sobre los rechazados para traer restauración donde hubo devastación,
trauma y tragedia. Pelearán por sus hermanos y hermanas, la Iglesia, los
perdidos, ayudando a los hombres y mujeres en la batalla espiritual, porque
están llamadas a liberar a los cautivos en cada nación de la tierra. Están
vestidas con el favor sobrenatural, la justicia y un cetro de autoridad para
derribar las fortalezas del enemigo con las armas de la guerra llamadas “amor de Dios”. Nacieron para tener
una relación divina. Nacieron para manifestar la belleza del Señor.
Embajadoras del Altísimo
La
cultura no regirá a estas mujeres de Dios, serán guiadas por el Espíritu como
embajadoras del Altísimo para realizar un trabajo especial en sus propias
maneras de ser. Son un ejército poderoso, pero son personas muy amadas por el
Señor, todas y cada una de ellas. Están pavimentando el camino para que las
generaciones siguientes aprendan a pararse en la “entrada del Cielo a la
Tierra”, operando en el poder de Dios con sabiduría, carácter e integridad
divina.
Están
ungidas para enseñar e instruir, predicar y profetizar, entrando en las
dimensiones celestiales, moviéndose en lo sobrenatural, penetrando en el futuro
por lo que habrá de venir. Harán todo esto mientras equipan a una generación
para que aprenda a caminar en intimidad con el Señor con una profunda devoción,
sin temer a pelear en la batalla espiritual junto con Cristo. Son soldados de
corazón, amantes de Dios que alimentan el corazón de las personas y son
atalayas de Dios en el muro, listas para moverse hacia a las órdenes del Señor
cuando llegue cualquier noticia.
Altamente
entrenadas en su sensibilidad, están naturalmente dotadas por Dios para sentir
el corazón quebrantado del Señor de una manera única y especial. Son expertas
en habilidades sociales, capaces de comunicar el corazón y la mente del Señor
con claridad y convicción. Son inteligentes, bravas, con corazón tierno,
apasionadas y atrevidas como leonas para perseverar en la voluntad del Señor
con todos sus corazones, llenas del poder, la gracia y la unción del Espíritu
Santo. La esencia de la virtud de Dios es su fortaleza y el temor del Señor es
su privilegio, moldeándolas a la imagen de Cristo con una humildad profunda.
Son mujeres de virtud.
Proverbios 31:25-26 dice: “Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Cuando
habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor”.
Son
capaces, fuertes, poderosas y equipadas con la misma virtud de Cristo. Estas
bellezas a los ojos del Señor son mujeres poderosas de valor que oyen la voz
del Señor llamándolas con claridad. No temen afirmarse, no temen ir a la
guerra, no temen poner por delante a sus hermanos y hermanas con una genuina
humildad de Dios, mientras se entregan como siervas y administradoras del
Señor. El Señor está levantando una nueva confianza piadosa desde lo profundo
de su ser para prepararlas para los días por venir, mientras reciben visión,
discernimiento y estrategias apostólicas que están detrás del escenario. Estos
son los tesoros escondidos del Señor que están pujando para brotar como un
prototipo de la imagen que tendrá la Novia de Cristo en la Cena del Matrimonio
del Cordero.
Brillarán con un brillo notable
Estas son
pioneras de nuevas y más elevadas dimensiones en el Señor que les garantizaron
el acceso hacia las dimensiones celestiales como nunca antes. Están seguras en
el amor del Señor, porque su llamado primordial es ser adoradoras íntimas de
Dios con una gracia sobrenatural, viviendo en perdón y extendiendo misericordia
hacia las injusticias en las que pudieron incurrir a través de las
generaciones. Como Esteban, quien fue un hombre lleno de fe y del poder del
Espíritu Santo, este ejército poderoso de mujeres proféticas de Dios hará
grandes maravillas y milagros entre el pueblo. Como están sumergidas en el amor
de Dios, el resplandor de la gloria del Señor brillará desde ellas con un
brillo notable.
El Señor dice: “Sus rostros son como el de un ángel. Mirarán
fijamente al Cielo y verán la gloria de Dios. Serán un testimonio viviente de
aquellos que viven bajo los cielos abiertos del Altísimo. Estarán sentadas en
lugares celestiales y muchos las mirarán y verán que el favor y el placer del
Señor reposa sobre sus hombros, porque me agradan, tienen la unción y están
señaladas para un tiempo como este”.
Su voz es
gentil y dulce, su corazón es compasivo, proclamando la Palabra del Señor con
osadía, produciendo paz y esperanza en los corazones de la humanidad. Es
sensible al corazón del Señor como una Novia enamorada de su Novio. Está
profundamente sumergida en el amor del Padre, las percepciones internas de este
ejército poderoso de mujeres fueron entrenadas, mientras observaban el rostro
del Señor en medio de la adversidad. Estuvieron aprendiendo a los pies de
Jesús, quebrantadas como un frasco de alabastro y ahora están listas para
derramarse sobre las naciones como una fragancia dulce y hermosa para el Señor.
Son líderes
y madres, mujeres de negocios y políticas, amas de casa y pastoras, profetas y
videntes, maestras y enfermeras, hermanas y abuelas. Son hijas del Señor que
coronaron al Rey de reyes con su adoración y alabanza, mientras Él mueve su
compasión y amor para restaurar los corazones y las vidas de muchas de
estas preciosas almas que Él anhela con un amor inagotable.
¡Profeticen hijas de Sión!
El Señor
está diciendo: “Vengan a mí,
hermosas hijas y sanaré sus corazones quebrantados. Sanaré sus sueños quebrantados.
La tierra que una vez fue conocida como desolada se transformará en la tierra
de la promesa que fluye leche y miel. Tienen un espíritu diferente, una casta
diferente y una clase diferente. Siéntense conmigo en lugares celestiales para
que las pueda usar como puertas del Cielo sobre la Tierra, desatando las
señales sobrenaturales y las maravillas que sólo se pueden desatar si están
escondidas y reposan en mí amor”.
Dios está
llamando, cortejando, honrando y sanando a muchas mujeres del valle de los huesos
secos. Como Ezequiel le profetizó a los huesos muertos en Ezequiel 37:1-14, el
Señor les está diciendo a sus mujeres proféticas: “¡Profeticen, hijas de Sión! Deben llamar lo que no es para que pueda
ser, así podrán ver la nueva vida surgiendo desde su interior para derramarse
desde sus labios de alabanza como palabras de belleza, sanidad y consuelo sobre
mi pueblo. Profeticen la Palabra del Señor en sus lugares desolados y rediman
las ruinas del pasado”.
“Llamen a existencia el camino del Señor, la ruta de
su futuro con los oráculos de Dios que están profundamente plantados en sus
corazones. No escuchen la voz del enemigo. Sólo oigan lo que digo sobre
ustedes. Abran su visión a un día más brillante. Escriban lo que ven en el
libro de las remembranzas. Su belleza capturó mi corazón. La belleza
de sus corazones, la belleza de sus sacrificios, la belleza de sus semblantes y
la belleza de su ser interior hacia mí, se transformaron en la canción de mi
corazón”, dice el
Señor.
El Señor está cantando y danzando sobre sus hijas
El Señor
está cantando sobre su vasto ejército de mujeres en estos últimos días. Está
soltando una nueva canción de restauración. Los cielos desplegarán nuevas
maravillas como resultado de la canción que Dios canta sobre ellos. Las
maldiciones generacionales se quebrarán y las ataduras emocionales se sanarán.
Las relaciones piadosas serán renovadas y no será demasiado tarde para que Dios
restaure a los quebrantados. Dios está cantando y regocijándose sobre sus
mujeres mientras surgen con un mayor nivel de autoridad, poder y virtud en
Cristo.
El Señor
está diciendo: “¡Hay más, mucho
más! Abran sus ojos y atrévanse a recibir mi favor sobre ustedes en este
nuevo día. Estira tus manos y atrévete a volver a soñar. Prometí
secar todas las lágrimas de desesperanza y renovar tus sueños estrellados. ¿No
soy yo el Dios de la resurrección que puede soplar nueva vida en lo que está
muerto? ¿Es esto demasiado difícil para mí? ¡Seguro que no! Tus sueños no están
muertos, sólo dormidos. Hijas de Sión, ¡levántense!”.
Literalmente
el Señor está danzando y cantando sobre sus hijas en este tiempo. Está
preparando un banquete para ellas en presencia de sus enemigos. Jesús está
sirviendo personalmente en su banquete, concediéndoles honor, valor, dignidad y
amor perfecto sobre ellas, como sus coronas personales. Como un banquete de
bodas real, el Señor está celebrando a sus mujeres, porque son preciosas ante
sus ojos.
“Prueba y ve que el Señor es bueno y come de mi
bondad, bebe de mi amor porque el tiempo de la canción ha llegado. ¡Tu tiempo
de celebración está aquí! La primavera está floreciendo y el invierno terminó. ¡Regocíjense
hijas del Altísimo! Dancen, canten y aplaudan. Que las canciones del Señor
se suelten desde el interior de su ser y surja la vida, porque les estoy
entregando muchos hijos para que lleven con gozo. ¡Estoy celebrándolas!”, dice el Señor.
Este es un nuevo día de gozo
Como
resultado del mover de Dios en la tierra para liberar a las hijas de Sión en
gran medida, el Señor está sanando la esterilidad. Muchos vientres estériles
serán abiertos como una señal que el Señor los abrió en sus hijas, tanto a
nivel natural como espiritual. La fructificación y la multiplicación se
derramará en una medida sobrenatural que será una señal y una maravilla sobre la
tierra.
El
enemigo nunca más cerrará los vientres de las mujeres de Dios ni matará a sus
hijos, porque se encuentran escondidas en el lugar secreto del Altísimo, bajo
la protección de las alas del ángel del Señor. Dios le ordenó a las huestes
angelicales de los Cielos que guardaran lo que Él está haciendo nacer. Las
cosas que estaban condenadas a morir, ahora vivirán. Así como Moisés, fue
oculto y apartado por un propósito divino para liberar a los hijos de Israel,
habrá una generación de libertadores que nacerá y se levantará para la gloria
del Señor como resultado de los dolores de parto de estas escogidas.
Este es
un nuevo día de gozo para las mujeres escogidas. ¡Es un día para celebrar! Es
un nuevo día para dar a luz el mover del Espíritu que no se podrá detener
porque es su mover soberano en la generación de los últimos días de mujeres
como Ester y Débora.
El Señor
está diciendo: “Vuelvan a creer en
mí. Atrévanse a creer lo imposible y recibirán lo imposible mientras avanzan en
una nueva realidad sobrenatural. Las escogí para un tiempo como este y serán
mis hermosas Esteres y Déboras, en la tierra de los vivientes, levantando lo
que estaba muerto, liberando a los oprimidos y redimiendo lo que estaba
perdido. Restaurar la esperanza a los desesperanzados, sus mensajes serán
la esperanza de las buenas nuevas, mientras están sentadas en lugares
celestiales conmigo. Estar sentadas en lugares celestiales les permitirá
permanecer en lo que ordené para ellas desde la fundación del mundo”.
“¡Las escogí como la manzana de mis ojos y las amé
con un amor eterno que nunca se agotará! Mi amor es tan fuerte como la muerte y
soy celoso con ellas. Capturaron mi corazón. ¡Las honro y las celebro con todo
mi gozo!”.