PROMESA

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jueves, 26 de junio de 2014

PROFETAS DE DIOS QUE AFECTARON LA HISTORIA

ELÍAS Y ELÍSEO
Si bien la alianza con los fenicios contribuía a la prosperidad de Israel, lo hacia a costa de un grave peligro: la confusión religiosa. La mezcla de religiones tenia ya raíces muy antiguas. Los primeros antepasados de Israel, en la época de la conquista de la tierra, habían tomado contacto con la religión cananea y a veces habían adoptado sus practicas. Cuando David incorporo a su reino amplias regiones cananeas que no habían sido misionadas en la fe de YHWH, el peligro de mezcla se hizo mas serio. Con el crecimiento de la población el elemento cananeo llego a ser un factor amenazante dentro de Israel.
Todo esto se producía a veces sin que pudiese ser advertido. La desintegración de las antiguas ideas acerca de YHWH, de la exclusividad de su adoración y de su voluntad de justicia, se realizaba mediante un proceso sutil desapercibido por la mayoría. Exteriormente todo permanecía como antes en lo que se refería al culto: los altares humeaban, se pronunciaban las oraciones y el lenguaje religioso en el que se actualizaba la revelación de YHWH tal vez no habían cambiado mucho. Pero ¿era todavía YHWH a quien se adoraba? ¿No se pensaba mas bien en Baal, con sus bendiciones naturalistas, al que solamente se le había sobrepuesto el nombre de YHWH? Este era un problema que reaparecería repetidamente en la historia. Un vacío en la experiencia religiosa que terminaba dando al nombre y a la persona de Dios un contenido falso; contenido proveniente de una experiencia ajena al encuentro con el verdadero Dios.
La región al este del Jordán, en cambio, no era terreno de la antigua cultura cananea, sino que había sido un territorio colonizado directamente por los antepasados de Israel. Allí la fe en YHWH se había mantenido mas pura en su exclusividad que en el oeste, donde Israel se abría con creciente despreocupación a la religión de Baal. De esta región oriental del Jordán procedía Elías, de Tishbe de Galaad. Es fácil imaginarse como horrorizaría a Elías esa mezcla religiosa, ya que en su tierra había sido educado en la fe de YHWH propia de los patriarcas.
La reina Jezabel no solo había seguido activamente, y a titulo personal, las practicas religiosas de su tierra natal, sino que también sostenía en Israel a los dirigentes del culto a Baal. Así, mientras que en el campo se servía a YHWH, en la corte y entre la clase dirigente de la ciudad de Samaria se veneraba a Baal. Los restos de la autentica adoración a YHWH, conservados en el campo, se encontraban a la defensiva frente al culto extranjero oficializado.
LA CONFRONTACIÓN EN EL MONTE CARMELO
En este contexto se ubican las tradiciones que relatan la intervención de Elías en favor de la fe en YHWH, el Dios de los padres. Convoco al pueblo al monte Carmelo a una asamblea para resolver allí la disputa entre las dos formas de culto. Nadie había visto hasta entonces como Elías la incompatibilidad del culto de Baal con las antiguas tradiciones de YHWH, propias de Israel. Elías tenia que obligar al pueblo a tomar una decisión, cuya necesidad nadie había comprendido hasta el momento.
El monte Carmelo había sido siempre un santuario de Baal. Pero en algún momento de la historia el culto de YHWH se impuso en el lugar por algún tiempo. Finalmente decayó y el altar de YHWH fue derribado. Esta situación que Elías encuentra en el Carmelo se repetía por doquiera que ambos altares rivalizaran. Por eso, la narración que recordaba a la asamblea convocada por Elías tomo la forma de un duelo determinante: "Hasta cuando van a fluctuar de un lado a otro? Si YHWH es Dios síganlo; si es Baal, sigan a este" (1°R.18:21).
La respuesta sobre quien de los dos era verdaderamente Dios no la habría dado el pueblo, sino el mismo YHWH. El escritor vio claro que Israel no podía ser salvado de otro modo; por si mismo nunca hubiera podido arrancarse de aquel abandono de la fe y del culto verdadero si YHWH mismo no se hubiera manifestado una vez mas con su gloria. Con ello quedaba resuelta la gran cuestión de saber quien era Dios en Israel, y quedaba resuelta de un modo mas maravilloso que lo que cualquier confesión humana hubiera conseguido. A la hora en que se presenta la ofrenda, se acerco el profeta Elias y dijo: 
"YHWH, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que se sepa hoy que tu eres Dios en Israel y que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado todas estas cosas. Respondeme, YHWH, respondeme, y que todo este pueblo sepa que tu, YHWH, eres Dios que conviertes sus corazones. Cayo fuego de YHWH que devoro el holocausto y la lenia, y seco el agua de las zanjas. Todo el pueblo lo vio y cayeron sobre su rostro y dijeron: ¡YHWH es Dios, YHWH es Dios!" (1°R 18:36-39).
El relato prosigue con el juicio de Dios y con el exterminio de los agentes de idolatría; ese día habrían sido degollados 450 profetas de Baal. El culto de Baal conducía al orgullo, y por lo tanto a la autodestrucción. Al intento infructuoso de atraer la atención de la divinidad por medios humanos, se opone en la narración la serenidad de Elías, que si se compara con los frenéticos esfuerzos de los profetas de Baal, casi nos parece pasividad. ¡Elías sabia que su Dios siempre estaba dispuesto a manifestarse! Se sabía buscado por El, y no necesitaba ir a buscarlo o atraerlo.
Desde alli, Elías seria perseguido por la reina Jezabel, hasta tener que huir. Elías llegaría a experimentar en el camino un total abatimiento hasta no querer vivir mas. El motivo de su desesperanza era el fin de la fe en YHWH, que el profeta contemplaba ante si. Pensaría que solo habría quedado el y experimento entonces la debilidad. El relato fija la huida hasta el Sinaí. Era evidente que quería buscar a Dios en su montaña, en el lugar en el que se había revelado de la manera mas pura, y manifestarle su sufrimiento allí donde Moisés había actuado. Ese dolor habría culminado con esta convicción: la fe en YHWH había dejado de dominar en Israel definitivamente. Sin embargo Israel no estaba en las ultimas, pues YHWH tenia todavía muchos planes sobre el: YHWH dejaría sobrevivir a 7000; a toda rodilla que no se ha doblegado ante Baal, y cuya boca no le ha besado (1Re 19:18). Israel seguiría existiendo ante
YHWH, pero solo como un resto instituido por El. Ya antes se sabia que Dios podía castigar al pueblo; pero era una novedad la posibilidad de destruirlo y dejar solo un resto. Y sin embargo era solamente el comienzo de lo que otros anunciarían después de Elías.
Los registros conservados consideraron a Elías como el testigo de YHWH en una época de mezcolanza y decadencia religiosa, es mas su propio nombre denota este detalle; Elias, Lit. Hebreo: Eli-Yah, esto es: YHWH es Dios. El había planteado la irreducible oposición entre YHWH y Baal, que reaparecía así bruscamente cuando ya se los creía reconciliados. Elias había defendido como nadie la antiquísima tesis de que Israel solo pertenecía a YHWH.
ELISEO Los registros sobre Eliseo, el discípulo de Elías, comprenden varios relatos ambientados durante el reinado de Joram. A la muerte de Ajab en 853, subió al trono de Israel su hijo Ocozias, pero reino apenas un anio. Su hermano Joram tuvo que hacer frente a la rebelión de Moab, que se negaba al vasallaje impuesto desde los días de Omri. Eliseo aparece en el relato obrando un milagro que salvo a los ejércitos aliados de Israel, Juda y Edom de morir de sed durante la campaña. Pero la campaña no logro aplastar la rebelión. El texto de Segunda de Reyes no menciona una victoria israelita, ni mucho menos lo hace la crónica paralela moabita registrada en la inscripción de 34 líneas descubierta en 1868.
La estela de piedra reconstruida se encuentra en el museo de Louvre y dice lo siguiente: "Yo soy Mesa, hijo de Kemoshyat, rey de Moab, el dibonita. Mi padre reino sobre Moab durante treinta años y yo reine después de mi padre. Hice este alto lugar para Kemosh en Qeriho, alto lugar de salvación, pues me salvo de todos los asaltos y me hizo triunfar de todos mis enemigos. Omri era rey de Israel y oprimió a Moab durante muchos dias, ya que Kemosh estaba irritado contra mi pais. Y su hijo le sucedió y dijo: "Oprimire a Moab". En mis dias hablo de este modo, pero yo triunfe de el y de su casa. E Israel quedo arruinado para siempre. Pues bien, Omri había tomado posesión de todo el pais de Madaba y había habitado allí durante sus días y la mitad de los días de sus hijos, cuarenta años. Pero Kemosh lo abatió durante mis días. Y yo construí a Baal Maon e hice la piscina y edifique Qiryatôn. Las gentes de Gad habían habitado en el país de Atarot desde siempre y el rey de Israel había construido Atarot para si. Yo combatí contra la ciudad y la tome. Y mate a todo el pueblo...; la ciudad fue ofrecida a Kemosh y a Moab. Alli me apodere del altar de su Bien amado y lo arrastre ante Kemosh en Qeriyot. Hice habitar allí a las gentes de Saron y a las gentes de Maharot... Kemosh me dijo: "Vete, quítale Nebo a Israel". Yo fui de noche y combatí contra ella desde el amanecer hasta el mediodía. La tome y mate a todos, siete mil hombres con extranjeros, mujeres, extranjeras y concubinas, ya que la había destinado al anatema por Ashtar-Kemosh. De allí tome los vasos de YHWH y los lleve ante Kemosh. El rey de Israel había construido Yasa y permanecía allí mientras me hacia la guerra, pero Kemosh lo expulso ante mi. Tome de Moab doscientos hombres, toda su gente escogida; los lleve contra Yasa y la tome para anexionarla a Dibon... Este suceso revela la debilidad militar del reino de Israel"
El episodio de la curación del general arameo Naaman presenta una enseñanza análoga a la manifestación de YHWH en el Carmelo. El militar curado reconoció que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel (2Re 5:15). Su reconocimiento llego a ser tan sincero que en adelante ya no ofrecerá holocausto ni sacrificio a otros dioses sino a YHWH (5:17) a pesar de tener que ingresar al templo del dios Hadad para acompañar al rey en las ceremonias oficiales. Pero algo mas grave sucedería poco tiempo después. Por el 843 tomo el poder Jazael en el reino arameo de Damasco. Las tradiciones israelitas posteriores atribuyeron a Eliseo el preanuncio de su advenimiento y de sus ataques contra Israel:
"Se el mal que vas a hacer a los israelitas: pasaras a fuego sus fortalezas, mataras a espada a sus mejores, aplastaras a sus pequeñuelos y abrirás el vientre a sus embarazadas... YHWH ha hecho que te vea como rey de Aram" (2° R 8:12-13).
La dinastía de Ajab de Israel había perdido la confianza del pueblo debido a la política religiosa seguida por sus reyes: funcionando al estilo fenicio, la realeza suscito violentas críticas al no respetar la tradición de los antepasados. No cabía la menor duda de que el rey ya no podía constituir una garantía de unidad del pueblo y su representante ante YHWH, como afirmaban respecto al sucesor de David los escritores de la corte de Juda. Este lugar fue ocupado entonces por los profetas, que se opusieron firmemente a la injusticia e impiedad de los reyes y recogieron la adhesión de todos los verdaderos yahwistas. En este contexto estallo el golpe de estado de Jehu. Proclamado rey por el ejercito por instigación del profeta Eliseo, Jehu mato a las familias reales de Israel y de Juda, así como a los fieles de Baal: Dijo Jehu: "Convocad a una reunión santa para Baal". Ellos la convocaron.
"Envió Jehu mensajeros por todo Israel y vinieron todos los siervos de Baal, no quedo nadie sin venir. Entraron en el templo de Baal, quedando lleno el templo de punta a cabo... Cuando hubo acabado de hacer el holocausto, dijo Jehu a la guardia y a los escuderos: "Entrad y matadles. Que nadie salga". La guardia y los escuderos entraron, los pasaron a filo de espada y llegaron hasta el santuario del templo de Baal. Sacaron el cipo del templo de Baal y lo quemaron. Derribaron el altar de Baal, demolieron el templo de Baal, y lo convirtieron en cloaca hasta el día de hoy. Jehu extermino a Baal de Israel" (2° R 10,20-21.25-28).
 El golpe de estado de Jehu quedaba así legitimado como una continuación de la obra del profeta Elías: mato a todos los supervivientes de Ajab en Samaria, hasta exterminarlos, según la palabra que había dicho YHWH a Elías (2°R 10:17).
Al morir en la rebelión también el rey Ocozias de Juda, el gobierno del reino del sur fue asumido por su madre Atalia, hija de Ajab. Llego a reinar seis anios en Jerusalén hasta que un motín puso en el trono a Joas, un hijo de Ocozias: el sacerdote Yehoyada hizo una alianza entre YHWH, el rey y el pueblo, para ser pueblo de YHWH; y entre el rey y el pueblo. Fue todo el pueblo de la tierra al templo de Baal y lo derribo. Destrozaron sus altares y sus imágenes, y mataron ante los altares a Matan, sacerdote de Baal (2° R 11:17-18).
La revolución fue paralela a la del norte, pero en Jerusalén contó con el apoyo del pueblo del interior, guardián de la tradición yahwista, en oposición a la clase dirigente de la capital, alcanzada por la influencia extranjera y pagana.
En el 841 continuaban aun las campañas de Salmanasar III contra los reinos arameos, según el testimonio del rey asirio: "En el decimoctavo año de mi reinado cruce el Eufrates por decimosexta vez. Jazael, del país de Damasco, había confiado en la gran cantidad de sus tropas y las puso en movimiento en gran numero. El Saniru, un pico de montaña que esta en frente del monte Líbano, estableció como fortaleza suya. Trabe combate contra el y lo derrote. Abatí con las armas 16000 de sus hombres de guerra. Le arrebate 1121 carros, 470 de sus jinetes con su campamento. Escapo para salvar su vida. Fui detrás de el y lo encerré en la ciudad de Damasco, su ciudad real; tale sus jardines, queme sus mieses. Marche hasta el monte Hauran; ciudades sin numero destruí, demolí, incendie; me lleve su botín innumerable. Fui hasta el monte Ba'lira'si, que esta en frente al mar y frente al país de Tiro. Erigí en el una efigie real mía. En aquellos días recibí los tributos del país de Tiro, del país de Sidón, de Jehu, hijo de Omri. A mi regreso subí al monte Líbano. Erigi una efigie mía junto a la efigie de Tiglatpileser, el gran rey antecesor mio"
El tributo pagado por Jehu, no mencionado en el libro de los Reyes, convertía al rey de Israel en vasallo de Asiria. Para dejar constancia de esta sumisión, Salmanasar hizo representar en un monumento de piedra de 2 m. de alto escenas de la entrega del tributo de varias naciones. La segunda escena a partir de arriba representa a Jehu postrado ante Salmanasar con el rostro en tierra. Una línea explicativa dice: Tributo de Jehu, hijo de Omri: recibí de el plata, oro, un cuenco de oro, un recipiente de oro, copas de oro, cubos de oro, estaño, un bastón para la mano del rey y venablos.
A pesar de estas campañas Jazael emprendió una ofensiva contra los israelitas, que perdieron el control de todo su territorio en Transjordania:
"En aquellos días comenzó a cercenar a Israel, y Jazael batió todas las fronteras de Israel, desde el Jordan al sol levante, todo el país de Galaad, de los gaditas, de los rubenitas, de Manases, desde Aroer, sobre el torrente Arnon, Galaad y Basan" (2Re 10:32-33). Jazael continúo combatiendo a Israel en su propio territorio durante el reinado de Joacaz (814-798) dejando a las fuerzas de su reino reducidas a 50 jinetes, 10 carros y 10000 infantes, pues el rey de Aram los había exterminado y reducido a polvo de la tierra (2°R 13:7).
Las conquistas de Jazael se extendieron hacia el sur, tomando la ciudad de Gat y sitiando a Jerusalén que se salvo gracias al pago de un pesadísimo tributo:
"Joas, rey de Juda, tomo todas las cosas sagradas que habían consagrado sus padres Josafat, Joram y Ocozias, reyes de Juda, todas las cosas que el mismo había consagrado y todo el oro que se pudo encontrar en los tesoros de la Casa de YHWH y de la casa del rey, y lo mando a Jazael, rey de Aram, que se alejo de Jerusalén" (2°R 12:18-19).
El ultimo episodio referido por las narraciones sobre Elíseo lo presenta anunciando a Joas de Israel (798-783) el triunfo sobre los arameos. Después de disparar su arco hacia Oriente según la orden del profeta, el rey escucha la interpretación del gesto: "Flecha de victoria de YHWH, flecha de victoria contra Aram. Batiras a Aram en Afeq hasta el exterminio" (2°R 13:17). Efectivamente, Joas venció a Ben Hadad, hijo de Jazael, y recupero las ciudades perdidas durante el reinado de Joacaz, pero sin lograr recuperar las tierras de mas allá del Jordán.

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