PROMESA

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lunes, 31 de marzo de 2014

NO HAY PEOR CIEGO

Eso dice el refrán, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Hace unos días atrás subí una hermosa imagen inspirada en Gálatas 6:1 , donde nos dice Si vemos a algún hermano en una falta, nosotros, mas espirituales, lo restauráramos  con un espíritu de mansedumbre.No sea que nosotros también caigamos.
Lo mas triste es que esto inicio un ida y vuelta, entre el de "la falta" y el "espiritual", nada mas lejano a mí generar este tipo de contiendas, y me llevo a preguntarme, ¿Qué nos sucede?
Como hijos de Dios enviados a llevar el evangelio de Cristo, que habla sobre el AMOR, nos encontraremos con personas que por mas que los enfrentemos a la verdad, la rechazan, o pretenden hacernos creer que la han aceptado.
No nos engañan a nosotros, se engañan ellos mismos.
El Señor no puede ser engañado, jamás.
Dice la Palabra que conoceremos la verdad y ésta nos hará libres, pero algunos no la conocieron, no por que  no se les enseño sino porque prefieren vivir en la mentira.
Podríamos llevarlo a la Parábola del Sembrador y decir que estas personas son aquellas semillas que cayeron entre los espinos y que al crecer estos los ahogaron.
Hasta el mismo Pablo nos hablo de ellos diciendo, estaban con nosotros pero no eran de nosotros.
Hay un sentimiento de desazón entre aquellos que invirtieron tiempo y esfuerzo en acompañarlos en sus primeros pasos, mas el que nos llamo también nos capacito, así que será el Espíritu Santo quien traiga consolación. 
Pero lo que en verdad  nos dice Pablo es que nosotros debemos restaurarlos con espíritu de mansedumbre, he aquí el tema, ¿Somos mansos?
¿Hay mansedumbre, templanza o benignidad en nosotros?
A veces creemos que esto es como esos programas de Hágalo usted mismo. En pocos pasos hacemos nuestro trabajo y listo producto terminado.
Pero no es así, con nadie, todos estamos en el proceso de ser semejantes a ÉL.
Hay unos que tardaran mas en comprender, cambiar y crecer.
Y pienso, que bueno que nadie se dio por vencido con nosotros. Y qué bueno que a pesar de nuestras rebeliones nuestro Padre aun nos de una oportunidad de volver a su casa.
No recuerdo...¿Cuántas veces debo perdonar a mi prójimo?
GLORIA POZORÍOS




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