PROMESA

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sábado, 2 de septiembre de 2017

VASIJAS NUEVAS

¿Quién en algún momento, no ha sentido que sus fuerzas caen y no puede levantar sus brazos?
Pedimos a otros hermanos nos ayuden orando por nuestra vida e intentamos continuar, no significa que estemos fuera del propósito, que estemos en pecado o algo por el estilo.
Son temporadas de crecimiento, es como la poda, las plantas por lo general son podadas cuando el invierno está dando señales de irse, para que cuando la primavera, época de florecer llegue, tener nuevas fuerzas para crecer y así dar un fruto mejor.
Nosotros plantío del Señor tenemos épocas llamadas desierto por cual pasamos, y que en muchas ocasiones parece no tener fin, en especial sí casi cuando estamos saliendo de él, algo nos hace sentir que comienza toda una vez más. Y que en lugar de avanzar retrocedemos nuevamente a casilla 0.
Hay varios ejemplos de ello en la Biblia, como por ejemplo José.
Debió sentir que, luego de ser brutalmente vendido por sus hermanos y llevado como esclavo, entrar a trabajar a la casa de Potifar era resarcir en cierta forma su posición, ya que como mayordomo era quien más autoridad tenia después de su señor, de alguna manera la vida le sonreía, todo parecía perfecto y termino en la cárcel como el ultimo.
No, para él su desierto no terminaba allí, aún faltaba una etapa más, un tiempo de proceso para llevarlo a cumplir su misión, el propósito para el cual había nacido.
Hoy entendemos que si el Señor nos lleva a ser procesados no significa que estemos alejados de su presencia, no, solo es parte de nuestro crecimiento, parte de nuestra madurez, sacar lo que no edifica, lo que no nos deja tener fruto, para que produzcamos un mayor peso de gloria.
Como Hijos de Dios tenemos luchas y batallas las cuales enfrentamos diariamente, aunque victoriosos, nuestra armadura en ocasiones es abollada, nuestro escudo luego de soportar golpes necesita un buen arreglo, que en nuestro caso solo es con ayuno oración y tiempo de comunión
Es necesario que tomemos un momento para apartarnos orar, cubrirnos, curarnos, sanar y levantarnos nuevamente en sus fuerzas, para proseguir.
Necesitamos de ese aceite fresco que trae su unción.
Antiguamente el aceite se guardaba en vasijas especialmente preparadas para este uso, se llenaban y se cuidaba que el aceite siempre estuviera en movimiento, porque de quedarse estancado, dejaba una marca en su interior. Cuándo esto sucedía contaminaba el aceite.
Se usaba una vasija nueva porque el proceso de limpieza era complejo ,consistía en llenarla de agua y calentarla hasta que hirviera,  con cuidado vaciarla, porque el menor cambio de temperatura provocaba que la vasija se resquebrajara, luego  aún en caliente se le pasaba con un trozo de lana limpia con mucho cuidado y debían  frotarla, y frotarla hasta que quedase libre de toda marca, aun luego de todo este trabajo, podían quedar restos minúsculos de aceite rancio y contaminar el nuevo, solo lo sabrían al llenarlo nuevamente y de ser así se perdería, por lo que  si una vasija  era descartada se  rompía para que no contaminara nada por accidente,
La Escritura nos asemeja a vasijas que se llenan de aceite constantemente, unción que fluye sin cesar, pero como seres humanos, nosotros tenemos tiempos donde el aceite se detiene dejando una marca en nuestro interior, hasta que nuevamente comience a fluir, esta permanecerá. Así una y otra vez, cada vez que nos detenemos por diferentes causas, pruebas, luchas, enfermedades, el aceite deja de fluir y queda una señal en nuestro interior, al llenarlo nuevamente el aceite fresco se mezcla con el viejo y de a poco se vuelve rancio. En otro tiempo seriamos descartados, pero el amor de nuestro Padre es tan grande que nos permite a nosotros vasijas imperfectas ser limpios por el fuego del Espíritu Santo, lavados por la sangre poderosa y restaurados a nuevo.
A cada uno escogido para una misión por el Padre ha tenido un tiempo donde le era necesario vaciarse, limpiarse y llenarse nuevamente.
No es algo nuevo, no es algo malo, ni significa que has salido de la gracia divina, solo significa que estas siendo parte de del Reino.
SI en este momento sientes que el desierto que acababa comienza nuevamente, no decaigas estas más cerca de cumplir tu misión de lo que imaginas.
Este tiempo donde es necesario vaciarse de todo aquello que nos contamina, para ser llevados al fuego mismo de su presencia, para que nuestra unción sea fresca, sin suciedad.
No hay que temer decir que estas en un proceso de limpieza por parte del Padre, sino por el contrario, no hay super héroes con poderes, no hay hombres ungidos que no sean llevados al fuego del Eterno, y decir lo contrario es mentir.
Jesús mismo tuvo su Getsemaní para cumplir su misión.

Por lo que sí estas siendo vaciado, no temas ser descartado, sólo estas siendo preparado para una nueva unción, con aceite fresco, que no dejará de fluir, y que servirá para ser usado llevando de su presencia, iluminando a todo el que lo necesite.

OREMOS:

Señor nos ponemos bajo la ley del acuerdo, y reconocemos que nos sentimos sin  fuerzas, que no podemos dar un paso mas, pero tu Gracia y Amor nos renuevan y  nos levantan nuevamente .
Tu unción desciende sobre nuestras cabezas,  limpias nuestros ojos para ver tu mano extendida a nosotros, mostrándonos que lo imposible es solo una palabra, que en ti todo lo podemos, porque nos fortaleces.

Que apesar de todo Tú nos das la sabiduría para comprender que nuestro propósito se cumplirá, que en tu diseño somos mas que victoriosos y mas que vencedores, que nos ves como obra terminada y no en construcción.

Si debemos ser vaciados para llenarnos nuevamente de ti , lo aceptamos. Y te damos las gracias porque significa que hay mas, que aún somos vasijas tuyas, que llenas de tu aceite y que no te detendrás hasta vernos sentados con Cristo en gloria. Amén



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