Una de las estrategias que usa Satanás para controlar naciones o ciudades son los pactos que él induce a hacer a través de jefes de familias o gobernantes. En Éxodo 20: 4-5, el Señor nos enseña que el pecado e idolatría de un hombre será castigado hasta su tercera o cuarta generación. Un hombre que peca contra Dios puede cargar a sus generaciones futuras (200 o 300 años y más) con una destructiva maldición. Estos son los llamados pactos familiares o ancestrales (generacionales) que afectan decenas de descendientes de un hombre o una mujer.
Espíritus inmundos son transferidos de generación en generación (enfermedad, locura, mudez, divorcio, hechicería, etc.) y no se romperá esta maldición hasta que alguno se convierta a Jesucristo y en Su Nombre, destruya el pacto establecido por sus antepasados. El Señor nos enseña también en la figura de David (1 Cr. 21), de cómo un rey o gobernante con sus decretos, leyes o contratos (decisiones, etc.) puede pactar a una nación con los demonios y atraer el juicio divino. Un gobernante, representa al pueblo, este es el problema. Igual que Adán en el Edén, con su pecado, esclavizó a toda la humanidad, así un gobernante
somete con sus decisiones, contratos o leyes a toda una nación.
Ineludiblemente la forma de adoración de un presidente o rey, afecta positiva o negativamente a un pueblo. Satanás toma derechos sobre pueblos según sea la vida que lleven sus hombres (cabezas de familia) y sus gobernantes. Según a quien ellos adoren, marcarán para bien o para mal a un núcleo de personas.
Tantas naciones de la tierra han sido pactadas a lo largo de la historia por sus jefes de familias y por sus gobernantes de turno. No me refiero sólo al tiempo moderno, sino que para quebrar los yugos que pesan sobre los hombros del pueblo, debemos remontarnos siglos atrás. Debemos estudiar nuestras raíces, nuestros indígenas y sus costumbres así como sus pactos religiosos.
Es muy importante ahondar en el período precolombino y analizar cuidadosamente el proceso de la colonización española.
Es necesario revisar el mecanismo religioso para establecer el catolicismo y sus ídolos ("llamados santos por ellos").
La sangre derramada en cruentas batallas entre indígenas y españoles marcan la patria. También la de sacrificios de infantes, doncellas u hombres en ritos religiosos-culturales de nuestros aborígenes. Estos detalles debemos conocerlos para anular los derechos legales adquiridos por el diablo sobre nuestro territorio.
Debemos saber todo acerca del proceso de nuestra independencia y del establecimiento de nuestra República.
Observar los decretos gubernamentales, las creencias y sus devociones nos serían de gran ayuda para liberar nuestra tierra.
Un análisis exhaustivo sobre los políticos modernos y sus gestiones (y pactos) de gobierno serán de invaluable ayuda para la intercesión efectiva.
Satanás pacta naciones y ciudades desde sus antepasados por cuatro vías principales: el pecado (en todas sus formas); el ocultismo (en cualquiera de sus prácticas); la rebelión a la autoridad establecida (por cualquiera de las causas) y los nombres dados a los territorios. Los pactos por los nombres son la forma
más común en que Satanás ha esclavizado nuestras comunidades.
Detrás del nombre asignado, siempre ha habido un personaje religioso. A este personaje o "santo patrón", debemos llamarle correctamente "espíritu territorial o principado (ángeles caídos) de las tinieblas".
Finalmente hay que señalar que la oración de la Iglesia debe ser hecha enfocando varias cosas.
1. Debemos tener una oración de perdón identificativo en la que asumimos la representación de aquellos que han pecado (años atrás) en la zona y de aquellos que siguen pecando.
En este clamor a Dios debemos pedir perdón por las transgresiones cometidas como si fueran nuestras, arrepentimos con dolor por lo hecho y pedirle a Él que sane nuestra tierra (2 Cr. 7:14).
2. Debemos confesar los pactos hechos a través de los siglos por las idolatrías y hechicerías de los ancestros. Todo espíritu de esclavitud que tomó derechos legales por prácticas de ocultismo de nuestros antepasados deben ser atados y expulsados con autoridad del territorio.
3. Toda rebelión (revoluciones, huelgas, levantamientos) y derramamiento de sangre (homicidios, genocidios, guerras) debe ser confesado. Oración con dolor por los muertos y heridos debe ser hecha. Los pactos de sangre (sacrificios humanos, etc.) deben ser anulados y atados los poderes del mal.
4. Una vez estudiada la raíz del nombre de un pueblo, debe ser revocada su dedicación del territorio a ese personaje (demonio territorial). Sus derechos deben ser anulados y secada la fuente de dominio del diablo.
En todo este proceso, la oración pública de creyentes y líderes es imprescindible así como una declaración verbal hablada. La palabra profética cortará los yugos y vendrá liberación al territorio.
"Y Jesús se acercó y les habló diciendo:
Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones...
Mateo 28:18,19
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