PROMESA

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lunes, 11 de noviembre de 2013

ENGAÑOS DE SATANÁS

Lo básico en toda guerra es conocer las estrategias del enemigo, en este caso Satanás:
“Para que Satanás no saque ventaja alguna sobre nosotros, pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11).
La palabra “maquinaciones” significa planes, proyectos, complot o planes solapados de carácter maligno. Satanás puede ganar ventaja sobre ti cuando eres ignorante de sus engaños y fracasas en responder en batalla ofensiva o defensiva.
 El Espíritu Santo es importante en la Guerra Espiritual tanto en la defensa como en el ataque. El Espíritu Santo conoce las estrategias de Satanás e intercede por los creyentes comprometidos en la batalla:
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” (Romanos 8:26-27).
El Espíritu Santo da poder para reclamar territorio enemigo:
“Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
Los dones del Espíritu Santo son armas valiosas en la batalla ofensiva y defensiva. Los dones de palabra de conocimiento y palabra de sabiduría proveen revelación sobrenatural para la batalla espiritual. El don de discernimiento de espíritus revela los engaños del enemigo.
Los dones especiales de pastor, profeta, apóstol, evangelista y maestro nos asisten al equiparnos para la batalla. Los dones parlantes del Espíritu Santo proveen instrucciones especiales de parte de Dios y los dones de servicio del Espíritu capacitan al ejército de Dios para avanzar espiritualmente.
Uno de los versículos más poderosos sobre el combate espiritual ofensivo es...
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).
La elección de Dios de la palabra “lucha” es significativo. Luchar es un paralelo natural de una gran verdad espiritual. La lucha en el mundo natural es un deporte de competición de dominio en fuerza. Combatir significa “contender en batalla por poder sobre el enemigo”.

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