Antes de comenzar a ministrar liberación, hay que preguntarse en que condiciones estamos, evaluemos en qué podemos estar fallando, como instrumentos de Dios debemos estar en condiciones para ser usados.
A. No
son vasos limpios. Hay
ministros tratando de impartir liberación a otras personas, pero ellos a su
vez, están pasando por el mismo problema, y eso les impide poder liberarlas.
B. No
gozan de una vida devocional con Dios. Nótese lo que dice el libro de Mateo 17.21:
«Este género no sale sino con oración y ayuno». Para cierto rango de demonios,
se necesita de más poder para echarlos fuera. Esto requiere de más ayuno y
oración. Definitivamente, no se puede ministrar liberación sin tener tiempo de
oración, estudio de la Palabra y una total dependencia del Espíritu Santo.
C.
Falta de compasión hacia las personas. Si al ministrar a una persona no se
siente compasión por ella y deseos fervientes de llevarla a la libertad, no se
podrá orar con la misma intensidad y compromiso, y es más difícil que pueda
recibir liberación.
D.
Usan técnicas inapropiadas. Algunos
ministros tratan de ministrar manipulando y controlando a la persona; en vez de
hacerlo por medio de la guía y voluntad del Espíritu Santo.
E. Olvidan que la causa puede no ser espiritual. Las causas del problema, también pueden
ser de origen orgánico, tales como: mala nutrición, desequilibrio hormonal o
daño cerebral. Otra causa podría ser una obra de la carne, y no necesariamente
una opresión satánica.
Lo que
No se Debe Hacer en una Liberación.
A. No dé consejos como éste: “yo sé
exactamente cómo se siente usted, entréguele su carga al Señor”. Si ellos
realmente supieran rendirse al Señor, no necesitarían de su ayuda.
B. No trate de echar fuera todos los
demonios en una sola sesión. Aconsejo que una liberación no debe durar más de
dos horas, de lo contrario, usted se agotará y el aconsejado también.
C. No se convierta en una muleta permanente.
Debemos enseñarles a las personas a practicar la auto liberación y a depender de
Dios, no de nosotros.
D. Durante una ministración no es
aconsejable que el ministro esté solo con un miembro del sexo opuesto. Siempre
trate de trabajar con un compañero de oración.
E. Sea cuidadoso con el contacto físico.
F. No ministre cuando esté cansado.
¿Qué
Debemos Hacer en la Liberación?
Toda
persona que va a ministrar liberación debe tener en cuenta lo siguiente:
A. Someterse a sí mismo a liberación primero. Recuerde que usted debe ser libre antes
de liberar a otros; y no solamente una vez, sino todas las veces que lo
necesite.
B. Ser
bautizados con el Espíritu Santo. Esto nos ayudará a estar abiertos a las
manifestaciones del Espíritu Santo.
C.
Usar las armas que Dios ha dado. Revistase con la armadura
espiritual. «Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes
contra las asechanzas del diablo… » (Efesios 6.11).
D.
Conozca el poder del nombre de Jesús. Busque y mantenga su unción y su
autoridad. También, maneje con denuedo la palabra de Dios, que es poder y
espada de doble filo.
«La
palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos:
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4.12).
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