Mientras que los Dones del Espíritu conciernen al servicio del creyente,
el Fruto del Espíritu concierne al carácter.
Cualquier confusión en el uso de los Dones no viene por obedecer las Escrituras, sino por el descuido de las mismas.
No es el caso de un momento especial de bendición como los Dones, pero
el producir el Fruto del Espíritu en la vida del creyente es el resultado de
una vida vivida en rendición al Espíritu. El Fruto del Espíritu es la cosecha
inevitable donde hay una vida vivida en sumisión al Espíritu. La palabra
"Fruto" esta puesta en singular en las escrituras, con el pensamiento que
todo es de una clase, divino
y sobrenatural, a pesar del hecho que hay diversas manifestaciones. Gálatas
5:22-23.
"Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley"
Hay sin lugar a dudas una relación muy íntima entre la obtención del
Fruto del Espíritu y santificación progresiva. En ambos el carácter es
modificado y la generalización (estándar) de la santidad es alcanzado, no
solo por medio de esfuerzo propio o lucha personal, pero por rendición
incondicional a Dios en Su tercera Persona.
Debemos ver El Fruto, en forma individual, pero a la vez parte de un todo.
Amor.
Gozo.
Paz.
Paciencia.
Benignidad.
Bondad.
Fe.
Mansedumbre.
Templanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario