En el idioma Hebreo, Benignidad se dice:
Medibut-leb = ser benigno.
En el idioma Griego, Benignidad se dice.
Como adjetivo:
CHRESTOS = Placentero, benigno.
EUPEITHES = Dispuesto a la Obediencia.
Como verbo: CRESTEUOMAI = Ser Benigno.
BENIGNIDAD COMO FRUTO:
Es el milagroso toque, el misterioso vínculo del Espíritu, que nos hace agradables a los demás; es ese carisma, esa indefinible fuerza que hace que otros confíen en nosotros para que podamos extenderles una mano de amor y misericordia.
Es el propósito del Espíritu en este Fruto de producir en el creyente una madurez sazonada, una suavidad de todo lo que es desagradable y rudo.
En la iglesia de Corinto no faltaban los dones del Espíritu (Según 1
Cor.1: 7), pero sufrían de la escasez de
El Fruto. Aquella iglesia sufría de divisiones, la inmoralidad, peleas entre
los creyentes, problemas de
matrimonios y desórdenes en la reunión.
Dios por medio de Pablo dirigió estas cartas, que en
esencia contenían la indicación de que Los Dones fueran acompañados de El Fruto
del Espíritu.
Un fundamento de la Benignidad, esta en (1 Cor. 13:4),
Donde se muestra como una clase especial de amor.
El que no aceptó el Evangelio de Jesús, "cree que a nosotros no nos
importa nada de lo que les pasa". Vez tras vez, esta expresión nos acucia,
pensemos ¿Nos importa realmente? ¿O es fingido? ¿Es sólo una actitud que la
iglesia asume sin que en realidad se traduzca en algo tangible?
Uno de los rasgos característicos de la iglesia del Cristo viviente, es
el amor que obra, el que se interesa, es en realidad La Benignidad para con el
prójimo.
Mientras que con Los Dones accionamos, con el Fruto nos formamos, porque
Dios está más interesado en lo que somos. Por medio de El Fruto del Espíritu
Santo podemos venir a ser lo que Dios quiere que seamos.
Recuerde que la prueba verdadera de que somos espirituales se mide por
El Fruto del Espíritu y no por las manifestaciones sobrenaturales del Espíritu
Santo actuando. Debemos producir fruto y mucho fruto. Porque
al producir Fruto, sabrán si somos espirituales o no.
El Fruto del Espíritu es una virtud divina y no humana. El Fruto es el
mismo carácter de
Cristo Jesús. La manera que podemos ser como Cristo, amen de otras cosas más,
es sí permitimos que el Espíritu Santo haga este trabajo profundamente
en nuestro corazón.
De El Fruto del Espíritu Santo, manifestado como La BENIGNIDAD, Les
hablaré con tres puntos principales.
- La Benignidad de Dios.
- La Benignidad para los nuevos creyentes.
- La Benignidad para los necesitados.
LA BENIGNIDAD DE DIOS
"¿O menospreciáis las riquezas de su benignidad, paciencia y
longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?"(Romanos 2:4).
Anteriormente, ya mencioné que El Fruto Benignidad es una virtud divina,
máxima del Señor. Él es muy "rico en benignidad".
Mas, Dios no es solo benigno con Su Pueblo selecto y escogido de
Hebreos. (Israelitas). Él es también piadoso y clemente con los redimidos, con
los que han sido adoptados como hijos suyos. Pero lo más glorioso aún es que
esa misericordia del Señor, se extiende también a todos los habitantes de la
tierra.
"Porque Él es benigno para los ingratos y malos". (Lucas
6:35).
"Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas
sus obras".
(Salmo 145:9).
Dios es Benigno para aquel que está en dificultades.
Dios es misericordioso para aquel que se encuentra en orfandad.
Dios es benigno para los que están en Sanatorios y Hospitales.
Dios es compasivo para con los niños, los
huérfanos, los miserables y los indiferentes a las cosas espirituales.
Dios es benigno par los que se burlan y blasfeman su nombre.
Dios es benigno con los que habiendo conocido su verdad, se apartaron.
Dios es benigno, con los que nunca han escuchado el mensaje del
Evangelio y el nombre de Jesús.
Dios es benigno en aliviar el padecimiento, sanando a la humanidad de
sus enfermedades.
Dios es benigno, con Su Plan maravilloso,
de las Dispensaciones del Tiempo, que se fueron cumpliendo una tras de otra,
hasta la llegada de Su Hijo, El Mesías; Jesucristo, que murió por la humanidad,
que resucitó por el Poder del Espíritu Santo, para luego ascender al Padre e
iniciar su ministerio de Sumo Sacerdote.
Como Sumo Sacerdote, Cristo sigue derramando las riquezas de su
benignidad, contestando nuestras oraciones y dándonos nuevas fuerzas en los
momentos de debilidad.
Dios es misericordioso, permitiendo que sus Sagradas Escrituras aún
existan y que estén al alcance de todos.
En este mundo perdido, con innumerables dificultades, de todos los
ordenes, por la benignidad de Dios, aún se puede obtener la salvación para
entrar en las moradas del cielo.
La sorpresa del hombre es tan grande, cuando ve a otros hombres,
transformados por la sangre de
Cristo Jesús, en personas tiernas, cariñosas, compasivas y con un amor
sobrenatural para transmitir el mensaje de la esperanza de la benignidad de
Dios.
LA BENIGNIDAD PARA CON LOS NUEVOS CREYENTES
"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos
unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo ".(Efesios 4:32).
"Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con
ternura a sus propios hijos ".
(1 Tesalonicenses 2:7).
La Biblia hace hincapié en que tenemos que soportar al débil en la fe,
sobrellevar sus cargas, siendo comprensibles y delicados con ellos.
La Palabra de Dios, nos enseña detalladamente cómo, debemos tratar, a
los nuevos convertidos, dándonos instrucciones claras, para ayudarlos a crecer
y fortalecerse en su vida espiritual y material.
Por falta de Benignidad, se pierden preciosas almas por las cuales,
murió Jesucristo.
Los nuevos convertidos, son niños en Cristo, recién nacidos para vida
eterna y se comportan como niños de la vida real y esa es la causa por la cual
debemos tenerles mucha paciencia, no conocen el mensaje de La Biblia, ni las
costumbres cristianas, no saben alimentarse por sí mismos, el alimento
espiritual tenemos que servirles con cucharilla y dándoles porciones pequeñas
despacio y moviéndonos al ritmo que ellos se manejan y no al nuestro, ya que
nos consideramos como adultos en la fe, por la cual sería imposible para ellos
seguir a nuestro ritmo.
Por no saber cómo tratarlos, la falta de tacto, delicadeza y sabiduría,
nosotros perjudicamos la fe de los nuevos.
Cuando ayudamos a los nuevos en Cristo, no es conveniente, presentar un
evangelio legalista, de normas y prohibiciones, los ahuyentaremos, ya que ellos
lo verán cómo un evangelio negativo y pesimista.
Esto no quiere decir que les ocultaremos la verdad, sino todo a su
debido tiempo. Primero los niños espirituales deben saborear a Cristo, gustar
de Cristo y entregarse completamente a Cristo, esto significa que cuando las
personas dejan entrar a Cristo en sus corazones, todo lo demás vendrá por
añadidura.
El mensaje del Evangelio es Cristo-céntrico, luego el Espíritu Santo va
ir puliendo, purificando y educando toda la personalidad del
nuevo creyente.
Pablo, tuvo una doble relación para con los convertidos en su ministerio.
Ante Dios eran sus hermanos.
También eran sus hijos a los que había engendrado espiritualmente.
En este sentido, como hijos, él estaba obligado a cuidarlos, así como un
niño lactante necesita todo el amor y la benignidad de su madre.
Si sienten el aprecio y la simpatía de los hermanos máscrecidos, será
muy difícil que se aparten del camino del Señor.
LA BENIGNIDAD PARA LOS NECESITADOS
" Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de
entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia."(Colosenses 3.12).
" Porque el siervo de Señor no debe ser contencioso, sino amable
para con todos, apto para enseñar, sufrido."( Timoteo 2.24).
Es normal que todos los días tenemos contacto o comunicación con
diferentes clases de personas, amigos y desconocidos, algunos buenos y amables;
otras difíciles de soportar.
En esos momentos, nos encontramos con situaciones de enfermedad, dolor,
tristeza, preocupación, soledad, angustia, ansiedad, etc.
En todos éstos casos; es necesario poner en práctica el Fruto de la
Benignidad.
Desde que Dios expulsó a Adán y Eva del huerto del
Edén (Génesis 3:24), las enfermedades han plagado al hombre.
Los hebreos creían que la enfermedad era resultado del pecado en
el individuo a
quién Dios tenía que castigar (Génesis 2.17).
Durante el ministerio de Jesús la sanidad de los enfermos tuvo
preponderancia.
El poder sanador del amor
jamás se comprenderá completamente por los mortales. Fue el amor y la
compasión, lo que envió al Señor a la cruz.
Cuando visitamos y cuidamos a un enfermo debemos hacerlo pensando como
si nosotros tuviéramos lo mismo; es una forma de identificarse con sus
sufrimientos.
La Benignidad quiere decir: que hay que tratar a otros de la misma
manera que Dios nos ha tratado a nosotros.
El trato, es determinante, más aún con los niños se debe desarrollar la
benignidad, ternura y cariño. La Benignidad y amabilidad es un lenguaje que
pueden hablar los mudos y oír y entender los sordos, es algo positivo y activo.
Las circunstancias sociales, económicas y políticas actuales,
nos introducen a una vida de ansiedad, preocupación y zozobra.
Con frecuencia en nuestras iglesias tenemos que ayudar a ésta clase de
personas.
Muchos de ellos se enferman del corazón y los nervios debido a sus
preocupaciones, actúan bruscamente, se irritan con facilidad, sé acomplejan y
deprimen.
A ellos debemos ministrarles con Benignidad y ternura. La amabilidad
conduce a considerar, obrar con buen tino, que es lo debemos hacer.
La benignidad es un delicado Fruto que todos debemos cultivar.
Estamos viviendo en los tiempos peligrosos de los postreros días. En
vista de las densas tinieblas espirituales que están cubriendo el mundo entero,
es urgente la necesidad de poner en práctica ahora, lo que las Sagradas
Escrituras ordenan.
Según el Plan de Dios, sobrevendrán acontecimientos, difíciles sobre la
redondez de la tierra, y los corazones de las multitudes se va a secar por el
temor y la expectación. Sólo el trato benigno puede ayudarlos a salir de éste
pantano, para que puedan encontrar en Cristo, la columna firme en que
aferrarse.
Nosotros estamos involucrados en un glorioso y espiritual mandato, de
ganar almas para el Reino de los Cielos, para obedecer y cumplir, precisamos
cultivar algunas virtudes esenciales, una de esas virtudes es el Fruto
Benignidad.
Si somos conscientes de la tremenda responsabilidad que
pesa sobre nuestros hombros, vamos a buscar la sabiduría del cielo, precisamos
el discernimiento especial del Espíritu, para poder ayudar a las complejas
preocupaciones del ser humano.
"Pero la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura, y además pacífica, amable, benigna, llena de compasión y de buenos frutos, ecuánime y genuina. Y el fruto de la justicia se siembra en paz para los que trabajan por la paz" Santiago 3:17-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario