“Entonces
los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te
sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os
digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí
lo hicisteis. Mateo 25:37- 40
Las personas a quienes damos, que
alimentamos, las que visitamos en la cárcel, en los hospitales o en su lecho de
enfermos, vienen a ser como Jesús para nosotros. Por lo tanto, debemos compartir con ellos de
las bendiciones que recibimos día a día de parte de Dios. Dios quiere que tengamos un espíritu
compasivo.
Oramos
para que Dios nos dé un espíritu compasivo, para que siempre haya en nosotros
disposición para ayudar al necesitado, para que las bendiciones que recibimos
de parte de Dios podamos compartirlas con los menesterosos, que haya
disposición para visitar a los enfermos, que en las congregaciones siempre haya
provisión para los necesitados, para que el servicio al prójimo sea una de las
prioridades como Iglesia de Cristo.
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