( Yirah - Phobeo )
Isaías 11:3 nos dice que la meta de la mente de Cristo en nosotros es la habilidad de caminar en el temor de Yhwh y no en el del hombre.
Temor de Yhwh esencialmente significa dos cosas:
1) Significa una admiración reverente permanente por quien es Dios, y
2) Significa odiar el pecado.
No podemos admirar reverentemente a Dios hasta que realmente Le conocemos y tenemos esa relación íntima. Y no podemos conocer a Dios a menos que odiemos el pecado — huyamos de cualquier cosa que ahogue y nos separe de Su vida. Así que, conocer íntimamente a Dios y caminar en Su temor deben ir mano a mano.
“ Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios ” (Proverbios 2:1-5)
Temor de Jehová no significa tenerle miedo a Dios, sino caminar, hablar y actuar en tal relación íntima con Él que esté continuamente admirado de lo que Él hace en su vida. Y es por esa intimidad que usted está constantemente cuidándose y huyendo de lo que puede dificultar o ahogar esa vida. El temor de Jehová es preocuparme más por lo que Dios piensa que por lo que las personas piensan.
Entonces, muchos preguntan ¿Por qué nuestras Iglesias están tan llenas de hipócritas?La respuesta es simple “No es que decidamos ser falsos. Todos queremos realmente reflejar a Cristo y ser Buenos testigos de Él. El problema es simplemente que muchos de nosotros no sabemos cómo. Sabemos en nuestra cabeza lo que se supone que debemos hacer y lo decimos con nuestras palabras, pero simplemente no sabemos cómo implementarlo en nuestras vidas diarias o nuestras acciones”
Estamos convencidos de que nadie más tiene este problema —somos los únicos. Así que escondemos nuestros pensamientos y sentimientos reales aun más y sostenemos nuestras fachadas y máscaras más alto. No podemos dejar que otros vean que esto no esta funcionando realmente para nosotros.
Así que, una vez más, el problema real es ignorancia . No podemos ser transformados a menos que entendamos cómo renovar nuestras mentes. Y no podemos renovar nuestras mentes, a menos que entendamos qué somos. Y tampoco podemos ponernos la mente de Cristo, a menos que entendamos qué es. Así que la ignorancia es realmente la razón por la que muchos de nosotros nos hemos vuelto hipócritas.
El cristiano maduro es quien entiende cómo quitar la basura en sus propios pensamientos y ponerse a Cristo. Todavía tiene heridas, y todavía tropieza, pero sabe qué hacer acerca de eso. Esta es la persona que puede caminar genuina y transparentemente, reflejando a Cristo en todo lo que hace.
Todos hemos sido construidos de la misma forma y todos nos ponemos máscaras en un grado u otro. Pero entre más le permitimos a Dios que nos muestre nuestro pecado y que se deshaga de él por nosotros, nos volvemos más transparentes y reales. Y entre más transparentes somos, más podrán los demás identificarse con nosotros y querer lo que tenemos. Si otros pueden darse cuenta que no estamos solos, que hemos experimentados las mismas inseguridades, temores y heridas, eso les da a ellos esperanza.
Si Dios puede quitar nuestras heridas, sanar nuestras vidas y liberarnos para vivir la verdad, entonces Él seguramente puede hacer lo mismo en sus vidas.
Sin embargo, una gran parte de que podamos vivir la verdad, es saber que nuestra identidad y seguridad está en Cristo y no en nosotros mismos, otras personas o las cosas del mundo. Cuando sabemos realmente esto, entonces tendremos la libertad para ser transparentes, no solo ante Dios en el armario de la oración, sino con otras personas que están en nuestras vidas.
Caminar en el temor de Jehová no significa que alguien es perfecto o sin pecado — ¡Todo lo contrario! Recuerde, nuestra propia vida no mejora con la edad. Podemos ser cristianos por 40 años y nuestra vida propia puede seguir siendo tan fea como era el primer día que creímos. No podemos domar nuestra propia vida, tenemos que matarla.
Debemos constantemente dejarla a un lado, abandonarnos y dársela a Dios—recuerde Corintios 4:11-12.
Lo que sí mejora con la edad, es la habilidad para reconocer ese ser propio y tomar decisiones de fe correctas para dárselo a Dios. Para mí esto es lo que significa realmente madurez —saber cómo quitar nuestro propio ser y ponernos a Cristo momento a momento. ¡Eso es lo que significa transformación: quitar uno y poner el otro!
Cuando caminamos en el temor de Jehová, todavía tenemos que tratar con nuestros Dolores, heridas, pensamientos negativos, etc. y algunas veces más que antes, porque estamos más al tanto de los motivos reales detrás de nuestros pensamientos y acciones.
Mientras más nos acercamos a Jesús, más pecado yo veo en mí.
Ahora, no es que el pecado no estuviese ahí antes, seguramente sí. Es que ahora puedo verlo más claramente que antes. La buena noticia es, que podremos atrapar ese pecado más rápidamente y tomar las decisiones de fe correctas para abandonarnos a Dios.
Dios no permitiría nada en su vida que no fuese para su beneficio o que Él no usaría para Sus propósitos.
Malaquías 3:16 nos enseña que hay un “libro de memorias” escrito para cada uno de quienes hemos temido a Dios.
El gozo, paz y amor no vienen de una ausencia de pruebas, sino simplemente de la presencia de Jesús.
El temor del Señor es la culminación de la mente de Cristo en nosotros. El temor del Señor ese caminar en el amor y verdad de Dios, estar continuamente en admiración reverente de lo que está haciendo en nuestras vidas, y huir de cualquier cosa que ahoga
Este regalo increíble, la mente de Cristo, nos pertenece a cada uno. Es parte de nuestro nuevo nacimiento y la clave para vivir la verdad. Sin embargo, no podremos usarla, a menos que entendamos primero qué poseemos. Recuerde, una persona que no entiende, caerá.
Ser renovados en el Espíritu de nuestras mentes significa simplemente quitarnos todo pensamiento egocéntrico, corrupto o malo, y la mente de Cristo: Su Sabiduría, entendimiento, consejo y fortaleza; tener conocimiento íntimo de Su vida en el lugar de la nuestra, y finalmente, caminar en el temor de Jehová.
Esto produce la vida transformada que Dios desea para cada uno de nosotros. Es el clímax de nuestra relación con Él y la meta y propósito de nuestras vidas como cristianos.
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos (¿Cómo?)Por medio de la renovación de vuestro entendimiento (Mente), para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2)
No hay comentarios:
Publicar un comentario