La
esencia de cada una de las Fiestas Eternas es la de estar alegres, una y otra
vez Dios dice a su pueblo, ¡¡Regocíjense, Alégrense!!
"El corazón alegre embellece el rostro, pero el dolor
del corazón abate el espíritu." (Prov. 15:13)
La
risa y el buen humor rejuvenecen. La sonrisa hace que el rostro se vea más
bello.
La
risa ayuda a reducir las tensiones, levanta un espíritu cansado, es un
excelente medio de relajación.
Estimula
la creatividad.
Si
reímos aunque sea quince segundos al día o en el trabajo, se obtiene más oxígeno
para el cerebro, lo que nos hace pensar más claramente.
La
alegría aumenta nuestra resistencia física y actúa como un inhibidor
natural del dolor.
Nuestro
estómago, hígado, corazón y todos los órganos funcionan mejor cuando nos sentimos
felices. Mark Twain (en Tom Sawyer) dice: "la risa es dinero, pues
disminuye las cuentas del médico"
¿Sufre
usted de resfríos frecuentes? Según estudios recientes las personas dinámicas,
felices y relajadas se resfrían menos, y las deprimidas, nerviosas o
malhumoradas dicen sentir síntomas del catarro aunque no lo padezcan.
Esto
ya lo anticipa Prov. 17:22 "El
corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu triste seca los
huesos."
De
modo que, según la ciencia, según la experiencia, y también según la Palabra de
Dios, hay grandes beneficios en la alegría, en el corazón alegre.
¿Cómo
podemos hablar de la alegría cuando todo parece ser tristeza, preocupación y
desesperación en nuestro alrededor?
Es
precisamente por esto que es necesario, ante un mundo y una sociedad que parece
abatida podemos hallar en la palabra de Dios motivos verdaderos para tener
alegría y poder para vivir con esperanza.
Los
Proverbios son máximas que surgen de la vida cotidiana, que nos muestran
poéticamente cómo tener una vida mejor y una vida sabia.
En
ellos, el tema de la alegría es muy importante, ya que aparece más de 30 veces
en todo el libro. Sólo en la porción que leímos, pueden ver ustedes que aparecen
4 veces (13, 15, 20, 21). Más abajo aparece otras dos veces más (vv. 23 y 30).
Los temas que se relacionan con la alegría en proverbios son de la
más diversa índole: desde la relación matrimonial (5:18), las relaciones con los hijos (23:15-16, 24-25), las relaciones entre personas (17:5), los
sentimientos (14:10, 13), la justicia (21:15), la manera de hablar (15:23, 30),
la salud y la belleza, la oración (15:8), y otros.
"El
corazón alegre", es algo que la Palabra de Dios nos puede enseñar
a tener.
LO QUE
NO ES EL CORAZÓN ALEGRE: (No es sólo un rostro sonriente, ni hedonismo)
No consiste en las frivolidades
(esta alegría es superficial y efímera).No hay que confundir el "corazón
alegre" que menciona Proverbios con aquel corazón alegre superficial y
efímero que nuestra sociedad en su mayoría de las veces nos enseña a tener.
Una
de las recomendaciones para fomentar el buen humor que da un artículo que leí
decía: "frecuente espectáculos
humorísticos, vea películas cómicas, trate de tener en mente siempre algunos
chistes." No es que esto sea malo, pero no es precisamente "la
llave de la felicidad". La verdadera alegría no solamente es pensar que
"la vida es un carnaval".
Esta
es una de las pocas y pobres ofertas que da la sociedad: distraer la mente por
momentos nada más. Esto no es un corazón alegre.
No es entretenerse en los vicios y prácticas perniciosas.
El
consumismo que vive nuestra sociedad nos quiere engañar vendiéndonos la
felicidad en lo que tomamos, comemos o usamos.
Es
increíble lo que el ser humano está dispuesto a hacer a veces para buscar
desesperadamente algo que le dé alegría para su vida, haciendo cosas que dañan
a su mente y a su cuerpo. Prov. 15:21 dice "La
necedad es alegría al falto de inteligencia;" Esto no es un corazón
alegre.
No es el disfrute
por hacer lo malo, esto es reprobado por Dios.
Prov
17:5 dice "El que escarnece al pobre
afrenta a su Hacedor, pero no quedará sin castigo el que se alegra de la
desgracia."
Aunque
nos parezca irrazonable, hay quienes disfrutan dañando a otros seres humanos,
quitándoles lo que tienen, algunos incluso torturando o matando. La historia da
testimonio de esto.
Esta
alegría es totalmente falsa, fruto del egoísmo y de los odios humanos.
No lo da la riqueza material.
Alguien
dijo que "el dinero no hace la felicidad, la compra hecha".
Pero
está demostrado que la acumulación de riqueza muchas veces trae consigo
desgracias, afecta a otros, produce ansiedad y preocupación.
Sin
duda también la bendición de tener bienes debe ser equilibrada con el uso
adecuado de ellos. Pero el hecho de tenerlos, por sí mismo, no es tener un
corazón alegre.
No significa la negación de las circunstancias.
Tener
un corazón alegre no significa negar las circunstancias adversas, no es tratar
de ignorar los sentimientos negativos.
Algunos
piensan que ser feliz es nunca sufrir, nunca padecer desgracias. A veces se
cree que estas situaciones deben tomarse a la ligera simplemente o hacer de
cuenta que no están allí. Pero, como veremos, la actitud adecuada ante la
adversidad será una de las cosas que nos permitirá disfrutar de un verdadero
corazón alegre.
¿QUÉ ES Y CÓMO
OBTENER UN CORAZÓN ALEGRE?
Un corazón alegre es el resultado de una vida sobria
Los
Proverbios destacan este aspecto cuando hablan de la alegría y del bienestar. Todas las
recomendaciones que están escritas tienen el propósito de promover una vida
sabia. La sabiduría para la vida tiene su origen no en el esfuerzo humano, sino
en el temor a Dios (Prov. 1:7, "El
principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la
sabiduría y la enseñanza.")
La
vida sabia, que trae alegría, se describe en los Proverbios como una vida
honesta y trabajadora, una vida bondadosa, una vida que acepta la corrección,
una vida equilibrada que no se deja llevar por ningún vicio. Vivir con justicia
en todos los aspectos es una de las formas de lograr un corazón alegre.
Todos
estos aspectos se pueden resumir en esto: Un corazón alegre es fruto de tomar
las decisiones correctas en la vida. ¿Pero, somos capaces de hacer esto?
Un corazón alegre es el resultado del actuar de Dios en
nuestra vida.
Si
buscamos desarrollar una vida plena y gozosa por nosotros mismos, no tardaremos
en desesperarnos y ver que nuestros esfuerzos son insuficientes.
La
búsqueda del gozo en el corazón nos llevará a buscar a Dios. La letra del
conocido himno a la alegría dice "si es que no encuentras la alegría en
esta tierra, búscala hermano más allá de las estrellas". (Esto puede
entenderse erróneamente y pensar que el dejar esta vida es una opción válida)
Al
buscar la felicidad plena nos encontraremos que necesitamos no sólo que Dios
nos ayude, sino permitir que sea él quien nos transforme completamente y nos dé
un nuevo corazón lleno de alegría. Y esto sólo lo podremos encontrar en su
presencia.
El
Salmo 16:11 dice "Me mostrarás la
senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra
para siempre."
El
gozo del Señor es un gozo permanente y no temporal. Pero para esto necesitamos
ser dóciles a su enseñanza. Y su Palabra nos enseña y deja en claro nuestra
incapacidad humana.
Un corazón alegre nace de una vida reconciliada con Dios.
La
causa última de la infelicidad humana se encuentra en su condición, en la
realidad del pecado en la vida. Esta situación mientras permanezca no permitirá
que haya un corazón gozoso.
El
pecado nos separa de Dios, el gozo verdadero sólo puede venir de nuestra
reconciliación con él. El rey David reconoce esta realidad al decir en el Salmo
51: "Purifícame con hisopo y seré
limpio; lávame y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se
recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados y borra todas mis maldades."
Esta
reconciliación no provendrá de nuestro esfuerzo o de nuestro mérito, sino de la
obra del Señor Jesús en su muerte y en su resurrección. Podemos reconciliarnos
con Dios porque Jesucristo lo hace posible a través de la fe, "porque, si siendo enemigos, fuimos
reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando
reconciliados, seremos salvos por su vida." (Ro. 5:10)
Al
recibir gratuitamente en Cristo el perdón de los pecados, se nos muestra un
nuevo estilo de vida.
Un corazón alegre
proviene de una vida guiada por el amor genuino.
Es
verdad que en el amor está la felicidad verdadera. Pero no en toda clase de
amor, no en el amor guiado por el interés personal. El amor que Dios nos mostró
en Jesucristo es el amor que somos llamados a vivir y desarrollar: "Este es mi mandamiento: Que os améis
unos a otros, como yo os he amado." (Juan 15:12). Este amor genuino
"no busca lo suyo, ni es egoísta"
El
amor de Dios no nos permite ser indiferentes a los que nos rodean. El amor de
Dios nos permite la reconciliación con los demás seres humanos. Cuando
guardamos rencor y resentimientos, ellos nos destruyen y nos hacen infelices.
El amor de Dios actuando en nosotros nos lleva a perdonar, y a saber pedir
perdón... Hacer esto es una clave importante para lograr una vida plena y
dichosa.
Junto
con esto, el amor de Dios nos hace ser sensibles a la necesidad de todo ser
humano que sufre, nos hace tener sed de justicia, nos hace buscar el
establecimiento del Reino de Dios y su justicia en todas las esferas de la
vida. El amor divino nos da una nueva perspectiva de la vida.
Un corazón alegre
proviene de ver la vida con los ojos de Dios.
La
presencia real de Jesucristo en nosotros nos da una nueva visión de la vida.
Esta visión es paradójica para la razón humana. Cuando ponemos nuestra mirada
en Jesucristo podemos tener confianza en el futuro y gozo aún en las
dificultades.
El
corazón alegre que proviene de Dios no nos hace negar nuestros sentimientos
negativos, no nos hace huir de las situaciones adversas, más bien nos enseña a
"poner nuestros ojos en Jesús".
Las
adversidades ahora pueden ser vistas como parte del propósito de Dios para
nosotros, porque "todas las cosas
nos ayudan a bien" (Ro 8:28). Dios nunca nos dejará solos porque
Jesucristo ha vencido al mundo.
La
nueva visión de la vida nos quita las ansiedades por las cuestiones económicas
y materiales; cuando nos convencemos que "nuestro
Padre sabe que tenemos necesidad de estas cosas" (Lc. 12:30). Esto nos
da la plena confianza que nuestra vida está en sus manos, y que él nunca y en
ninguna circunstancia nos dejará solos.
El
verdadero corazón alegre sólo puede provenir de Dios, realizando una
transformación profunda de nuestra vida.
La
alegría que Dios da no es momentánea ni efímera, porque no se basa en las
circunstancias, sino en su amor permanente. Por eso la alegría que podemos
tener en él es permanente también.
Seguramente
todos anhelamos ser felices en esta vida, busquemos entonces la felicidad que
da el Señor. Entonces comenzaremos a gozar de los beneficios de un corazón
alegre, benéficos para hoy, para nuestra apariencia y salud, pero también para
hoy y siempre.
No
nos conformemos con las alegrías que la sociedad nos ofrece, dispongámonos a
recibir el verdadero corazón alegre que viene de Dios.
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