Él hará volver el corazón… de los hijos hacia los padres (Mal. 4:56)
En el tema de la restauración de
la Paternidad divina haremos énfasis en el interés que tiene el Padre, en que
enseñemos especialmente a nuestros hijos
adecuadamente (Pr.4:14, Dt.8:68).
Nuestro Padre quiere establecer
una comunión más estrecha con nosotros, a efecto de que alcancemos su sabiduría
y así sea iluminado el camino que debemos elegir (Sal.25:12), para agradarle,
como lo hizo su hijo Jesucristo. (2° Pd.1:17).
Nosotros como hijos de Dios, debemos de ser ministrados en el
conocimiento de su voluntad (Col.1:9), con el propósito de llegar a ser
restaurados, en nuestra identidad como hijos y por ende ejercer una buena
función paternal, ya que conociendo más de su paternidad para con nosotros,
podamos dar testimonio de quién es Él. (Hch.22:15).
El hecho de que seamos hijos no solamente conlleva derechos, sino también
obligaciones, para con él, y para con nuestra familia. (Lc.12:48)
A continuación veremos las
funciones paternales de Dios para con nosotros, ya que al recibirla y ponerla
por obra, permitiremos que Dios edifique las vidas que conforman nuestras
familias:
En el evangelio de Juan notamos como el Padre nos manifiesta su luz en la
persona de Jesucristo (Jn. 1:4, 8:12), “siendo
la luz verdadera que alumbra a todo hombre” (Jn.1:9).
Sabiendo que todo aquel que reciba al dador de la luz, formará parte de
ella, ya que el Padre quiere que seamos luz en medio de un mundo lleno de
tinieblas (Is. 60:1-2).
La palabra luz viene del Heb. Luwz looz. que sig. para los hebreos, el
resplandor de la presencia de Dios que los guía al monte santo (Sal.43:3), por
lo que necesitamos ser sustentados, alimentados, protegidos por su luz para
caminar en este mundo (Sal. 119:105), en la Biblia se menciona la palabra luz
refiriéndose como figura a aspectos de la enseñanza, instrucción, sabiduría (Pr.6:23,
Heb.12:59, Ef.6:4). indispensables para tomar decisiones conforme al corazón de
Dios. El ejemplo lo tenemos en nuestro Padre celestial.
Cuando al pueblo de Israel, el Padre le quiso enseñar sus caminos, ellos
nunca estuvieron interesados en aprender de Él (Heb.3:7-11).
Ahora nosotros teniendo la oportunidad de aprender, debemos de
interesarnos en conocer el buen camino a través de la luz que irradia por el
Espíritu de verdad (Jn.16:13).
El resplandor de la presencia de Dios, se tipifica en el arca del pacto,
que es la presencia de Dios, la cual debemos de llevar a nuestra familia. El
privilegio de llevar el arca del pacto le fue entregado a la tribu de Leví, que
fueron elegidos sacerdotes. En este tiempo también se ejercen funciones
sacerdotales (Ap.1:9), a los cuales somos llamados, pues al no realizarlas, corremos
el riesgo de perder ese privilegio. Estos sacerdotes tienen funciones específicas.
A continuación veremos algunas de ellas.
·
INTERCEDER, Heb.7:25; Ef.6:18; Ex.32:11-12;
Interceder es preocuparse por la necesidad de otro. Como sacerdotes
debemos interceder por nuestra familia, para que la proteja y los aparte del
pecado; porque tenemos la autoridad que nos ha sido dada por el Señor para bendecir
y romper maldiciones, para reprender al diablo, cerrando puertas a cualquier estorbo
de las tinieblas, etc.
·
DESENMASCARAR LAS OBRAS DE LAS TINIEBLAS, Ef. 5:11-13;
Pr.27:23; Ga.5:25; Ro. 8:1,2; Lv.13:36.
Si somos luz, debemos de tener el discernimiento adecuado para reconocer
el pecado en nuestra familia (1° Co.2:14; He.5:14) y llegar a saber, que es lo
que puede llegar a contaminar a nuestros hijos.
Debemos de interesarnos por conocer las amistades de nuestros hijos,
ejemplo de ello es
David, ya que no distinguió el pecado de Ammón que violó a su hermana y Absalón
que
vengó con la vida de su hermano tal ofensa, y posteriormente rebelándose
contra su autoridad.
Dios nos muestra la condición en la cual estamos, ya sea por sueños,
visiones (Job 33:14-17), su palabra (Heb.4:12) con el propósito de que
procedamos al arrepentimiento.
·
ENSEÑAR SU PALABRA, Dt.11:19; Mt.28:19-20:
Como hijos de luz tenemos la responsabilidad de guiar e instruir a nuestros
hijos lo que él nos enseñó (Ef.2:20; Tit.1:9), congregándonos y buscando ser
discipulados en nuestra casa, esforzándonos por buscar su presencia y poder
escuchar la voz de Dios, para que aprendan no solamente en la iglesia, sino
también en el hogar. Noé instruyó y enseño a su familia (Gn.6:18; 7:5-7) , conduciéndolos
a la salvación, de igual forma como lo hizo Pablo con su hijo espiritual Timoteo,
siempre le instruyó (1°Tim.1:15), le asignó responsabilidades, porque confiaba
en él (1°Tim.1:18-20),le enseñó lo que convenía para ejercer adecuadamente su
ministerio (1°Tim 4:13-16) lo corrigió (1°Tim 5:12), lo consoló (2°Tim.1:4), lo
animó (2°Tim.2:1), de tal manera que cuando Pablo está próximo a partir (2°Tim 4:6),
le honra diciéndole que fue un hijo que le agradó, que está satisfecho con su
formación y su obediencia.( 2°Tim 3:14-17), y que por su perseverancia, puede
alcanzar la corona de Justicia.
·
EJEMPLO Y TESTIMONIO, 1° Pd. 3:12, Lc.11:33. :
No es correcto imponer una forma
de vida a nuestros hijos, sino que el hijo sigue el ejemplo del padre, ya que
el hijo da testimonio del padre (Jn.8:19, Jn.13:15). Debemos de tener buen
testimonio dentro y fuera de la casa, ya que somos cartas abiertas, para todos
los hombres (2° Co.3:3). Pablo le escribe a Timoteo, recordándole que debe ser
ejemplo a pesar de su juventud, en palabra, conducta, amor, fe y pureza (1°Tim.4:12).
Para poder enseñar, antes tuvimos una preparación previa, porque
solamente de lo que
tenemos podemos dar (Hch.3:16), por ello es necesario que nosotros como
padres, tengamos comunión con Dios, como un hijo lo tiene con su padre,
aprendiendo de Cristo y de sus delegaciones ministeriales que están para
proveernos de lo que necesitamos
Dios es bueno, y desea la restauración para nosotros y nuestras familias,
es por ello que constantemente nos enseña a través de su palabra, dada a través
de sus ministros. Somos hijos de luz, por lo que las obras del padre deben de
resplandecer en nosotros (Jn.3:21), y a través de ello podamos llegar a obtener
la verdadera relación de Dios Padre y sus hijos.
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