La identidad de
Melquisedec es un enigma para muchas personas. Este personaje es mencionado por
primera vez en Génesis 14:18,
"Cuando volvía de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y lo bendijo, diciendo:«Bendito sea Abram del Dios Altísimo creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos.»".
Aquí vemos que
sale al encuentro de Abram, luego de que el patriarca luchara por rescatar a su
sobrino Lot. En este versículo, Melquisedec es descrito como el rey de Salem y
sacerdote del Dios Altísimo a quien Abram entregó sus diezmos, diez por ciento,
de un botín de guerra.
Melquisedec es
mencionado nuevamente en Salmos 110:4. Pero es principalmente en el libro de hebreos
donde su identidad se analiza más detalladamente. En Hebreos 5:6 y 10,
Jesucristo es descrito como “sacerdote para siempre, según el orden de
Melquisedec”. Esta es una afirmación de gran importancia para comprender la
conexión que existe entre Cristo y Melquisedec. Más adelante, en el
capítulo 7 de Hebreos, aprendemos más acerca de la identidad de Melquisedec. En
el versículo 2, se dice que este nombre significa “Rey de justicia” y también
“Rey de Salem”, es decir, “Rey de paz”. Sería muy difícil aplicar el
significado de estas frases en toda su extensión, pues ningún ser humano es
justo ni es libre de pecado (Romanos 3:17, 23). Por lo tanto, es inverosímil que
Dios llame a un hombre “Rey de justicia”.
El mismo principio se
aplica al término “Rey de paz”. El profeta Isaías identifica al Mesías como
“Príncipe de Paz” (Isaías 9:6) y en Romanos 3:17 encontramos que ningún ser
humano conoce el camino hacia la paz. Si bien es posible describir a algunas
personas como pacíficas, ningún hombre es capaz de traer paz al mundo. Ésta es
la labor de aquél que es el “Príncipe de Paz”- un gobernante con la sabiduría y
el poder para establecer y mantener la paz en la tierra.Finalmente, en Hebreos
7:3 encontramos la última pieza necesaria para comprender la identidad de
Melquisedec. En este versículo se dice claramente que este personaje es “sin
padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de
vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”.
Claramente, esta descripción no se refiere a ningún ser humano. Todos tenemos
un padre y una madre; todos tenemos un principio y un final.Melquisedec no es descrito
así en las Escrituras sino que se habla de Él como un ser cuya existencia es
eterna. Según lo que leemos en el evangelio de Juan, sólo existen dos seres
eternos, Dios el Padre y aquel que eventualmente se convirtió en Jesucristo
(Juan1:1, 14).
La mayoría de los
eruditos concuerdan en que Melquisedec prefiguraba a Jesucristo, pero algunos
no quieren concluir que Melquisedec era realmente Jesucristo. Esta forma de pensar se basa en la
frase “hecho semejante al Hijo de Dios” porque dicen que ser semejante a Él no
es lo mismo que ser el Hijo de Dios. Otras traducciones emplean “asemejarse” y
“con la efigie del” al Hijo de Dios. Nuevamente, esto muestra la estrecha
asociación que Melquisedec tenía con Cristo.Sin embargo, las
palabras escritas en el libro de hebreos son técnicamente correctas.
Si
aceptamos la premisa de que Melquisedec es el mismo ser que más tarde vino a la
tierra como el Jesucristo físico, entonces será evidente que en los días de Abram,
Él era semejante al Hijo de Dios porque aún no se había convertido en Hijo de
Dios. Evidentemente, el autor del libro de Hebreos escribió con entendimiento
acerca del tiempo y la historia, sabiendo que aquél que se le apareció a Abram
con el nombre de Melquisedec aún no había venido a la tierra como el Mesías,
pero lo haría unos 2.000 años después. Además, es importante notar que las
palabras de Pablo en el libro de Hebreos se refieren tanto al pasado como al
presente y el futuro: “este Melquisedec…permanece (tiempo presente) sacerdote
para siempre” (Hebreos 7:1-3). Este Melquisedec todavía es, y siempre será,
nuestro Sumo Sacerdote. Por lo tanto, concluimos de acuerdo con las Escrituras,
que Melquisedec era nada menos que Jesucristo preencarnado. En Apocalipsis
1:11-13; 14:14, vemos como se utiliza un lenguaje similar para describir a
Cristo.
Así que, cuando Abram
estaba fatigado de la batalla... el rey Melquisedec vino al campo para
fortalecerle y refrescarle.
Muchos de ustedes han
estado en la batalla en el mes pasado. Este es un mes en el que el Rey quiere acercarse , satisfacer tus
necesidades y refrescarte.
Cuando el rey
Melquisedec vino al campo, él vino para bendecir a Abraham. Cuando Dios viene a
tu campo, Él viene para bendecirte. Él quiere arreglar lo que esté roto en ti,
para que superes el cansancio emocional que debilita tus fuerzas. Él quiere
nutrirte, restaurarte para que disfrutes salud y prosperidad.
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