Josafat era rey de
Judá (su reinado tuvo lugar después de la división de los reinos de Israel al
norte y Judá al sur). Aunque no fue un rey perfecto (en el capítulo 18 vemos,
por ejemplo, su desobediencia al aliarse con el malvado Acab, rey de Israel),
fue un buen rey, que hizo reformas militares, políticas, judiciales y
religiosas en Judá: reforzó las fortificaciones; puso jueces en las diferentes
ciudades y se preocupó por que éstos buscaran la justicia con rectitud; también
envió príncipes que predicaran y enseñaban la Palabra por los pueblos. Sobre
todo, los capítulos anteriores nos dicen que Josafat buscaba a Dios como lo
había hecho David y andaba en sus mandamientos (17:3-6) y que el favor de Dios
estaba con él.
"cuando él vivía
en Jerusalén (donde estaba su palacio) y salió entre el pueblo desde Bersheba
hasta Efraín e hizo que se volvieran al Señor; entonces estableció jueces en la
tierra. Y les dijo: --Que el temor del Señor esté sobre ustedes... porque con
el Señor nuestro Dios no hay injusticia, parcialidad ni soborno". (2°Crónicas 19)
En muchas ocasiones
vivimos obsesionados con el control; creemos ser dueños de nuestra vida,
nuestras circunstancias y nuestro porvenir. Para ello confiamos en nuestros
recursos, nuestra planificación o nuestras capacidades. Sin embargo, muchas
veces vivimos circunstancias sobre las que no tenemos ningún control y que
hacen que nuestros planes se tambaleen: imprevistos de salud, decisiones que
toman otras personas y nos afectan, relaciones difíciles, circunstancias que
simplemente no dependen de nosotros... ¿Cómo reaccionamos cuando las
situaciones se escapan de nuestras manos? La historia de Josafat nos da una
buena guía sobre cómo enfrentarse dichas situaciones.
El capítulo 20 nos
narra unos acontecimientos que ponen a prueba a Josafat y a su pueblo. Los
versículos 1 y 2 nos muestran que los moabitas y los amonitas hicieron una
alianza para ir a la guerra contra Judá.
“Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de
Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, marcharon contra Josafat
para atacarlo. Y fueron algunos a darle aviso a Josafat,
diciendo: «Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar y de Siria;
ya están en Hazezon-tamar, que es En-gadi. Josafat
tuvo miedo y humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a
todo Judá”
El rey recibe el
anuncio de que numerosos enemigos están ya en camino para atacar a su pueblo.
Se nos dice que Josafat tiene temor al oír la noticia, pero su reacción es la de humillarse
ante Dios y consultarle. Entonces llama a un ayuno nacional para buscar la
ayuda de Dios, reúne al pueblo y todos juntos piden el auxilio de Dios. Ante el
pueblo, Josafat se dirige a Dios y reconoce su soberanía, su control
sobre todas las circunstancias:
“¿no eres tú Dios en los cielos, y
tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal
fuerza y poder, que no hay quien te resista?” (v.6).
Además, Josafat recuerda las
ocasiones en el pasado en que Dios ayudó a su pueblo, y cómo habían tenido
razones para confiar en la salvación del Señor aun en las peores circunstancias.
Entonces, realiza una confesión sorprendente de parte de un rey, un gran
político y estratega militar:
“¡Oh Dios nuestro! ¿No los
juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que
viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros
ojos”
El rey tiene la capacidad de reconocer sus
limitaciones, su impotencia y su falta de fuerza para enfrentar las
circunstancias por sí mismo, por lo que admite su total dependencia de Dios.
Dios responde a
Josafat y su petición por medio de un levita. Este hombre anuncia la
intervención de Dios que proporcionará la victoria a Judá contra sus enemigos.
Dios anuncia su salvación, y les pide un equilibrio entre obediencia y fe: les
pide que salgan a la batalla, pero a la vez les pide que confíen en la
salvación de Dios, que estén quietos ya que el Señor peleará por ellos. Ante
esta promesa, Josafat y el pueblo de Judá responden postrándose y adorando al
Señor. Después se levantan y le alaban con fuerte y alta voz.
Además, demostraron una actitud de fe y obediencia. Salieron a
enfrentar a sus enemigos, pero en lugar de ir preparados para la batalla, salieron
cantando alabanzas al Señor. En cumplimiento a su promesa y en respuesta a la
fe del pueblo, Dios hizo que cada uno de los ejércitos enemigos cayera en las
emboscadas del otro y se destruyeran entre sí. Judá alcanzó una total victoria
sin tener que luchar, tal y como Dios les había prometido. Además de un gran
botín, el reino tuvo paz. Después de la
victoria, bendijeron al Señor por su ayuda y salvación.
Josafat nos enseña que
vamos a encontrar muchas situaciones que nos superarán, en las que no sabremos
qué hacer y tendremos que volvernos hacia Dios en reconocimiento de nuestra
incapacidad, fragilidad y absoluta necesidad de Él. El ejemplo de Josafat no es
el de alguien que se acordó de Dios solo en un momento de desesperación. Por el
contrario, fue alguien que, aunque imperfecto, vivió en constante comunión con
Dios y que precisamente por ello pudo apoyarse en Él en ese momento tan
crucial. Además, esta historia no solo nos da ejemplo de la búsqueda de
auxilio, sino también de adoración, alabanza y fe ante las promesas de Dios, y
de agradecimiento tras su cumplimiento. Como ellos en esa ocasión, nosotros
también podemos recordar momentos en que Dios nos ayudó en el pasado y tenemos
en la palabra del Señor numerosas promesas en las que podemos confiar, que nos
alientan a seguir y por las que debemos adorar y alabar a Dios. Josafat también
nos enseña que nuestro Dios tiene el control absoluto y que a pesar de todas
las circunstancias Él siempre cumplirá y llevará a cabo su propósito en
nosotros.
Así que como Josafat
salió en medio de su pueblo, para volver sus corazones a Dios, para que lo
conocieran, para que hubiera en ellos confianza ante cualquier circunstancia.
¿Ves? Esta es una de
las cosas que implica este mes, Dios está observando tu corazón en este mes. No
está buscando tus acciones ni si estás en la iglesia o levantas las manos, Él
quiere tu corazón. ¡El corazón de Dios te anhela! Y Él quiere que tu corazón se
vuelva a Él. Esa es la razón por la que este mes significa: "Yo soy de mi amado y mi amado es mío".
Dios quiere su relación restaurada. Cuando sales a su encuentro, Su rostro
brillará sobre ti y encontrarás Su favor.
Cuando Josafat salió
en medio de su pueblo, él vio cosas que a Dios no le agradaban... había
injusticia, soborno y opresión en la tierra. Así que, estableció jueces para
terminar con la opresión y hacer justicia.
Y gracias a que este
Rey salió al campo para encontrarse con su pueblo, éste en el tiempo en que
fueron llamados a interceder y clamar en unidad, conocían a este Rey porque Él se
había acercado a ellos.
Durante este mes, Dios
no solo quiere acercarse ... Él también quiere acercarte para que
experimente Su carácter. ¡Él quiere manifestarte Su justicia, Su equidad y Su
amor en su experiencia!
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