¿Qué darías por husmear en el diario íntimo de quién amas?
Todo sería mucho más fácil si supieras exactamente lo que siente, pero quizá no
habría misterio…ni conquista. Casualmente llegaron a mis manos los diarios
íntimos de una pareja que se ama, pero que pasarán otro día más sin tenerse. Si
los ves, no les cuentes que leíste sus confesiones aquí.
LUNES:
ELLA: Desde que nuestras miradas se cruzaron por primera vez,
mi corazón tiene un latir distinto y mi vida un mejor motivo por el cual
luchar. Me enamoré de sus ojos, de la simpleza de su apariencia, de su
caballerosidad, de su humor, de su voz tan dulce y tierna, de su risa.
Simplemente se metió en mi vida.
EL: Al principio ella no me llamaba demasiado la atención;
sin embargo terminó siendo como aquella vieja canción que decía: “Que tenga un
toque especial, que sea como es, un aspecto tan normal, que a veces ni la ves;
que no sea un huracán, que nunca eclipse al sol, un aroma familiar, que sea
casi miel, que sea tanto amor…que escribo en un cartel: un hombre busca a una
mujer…”
Tal cual. Me enamoré de su tierna sonrisa, de sus dulces
palabras, de su sencillez, de su feminidad. La siento tan niña pero tan mujer.
Es la mujer con la que siempre soñé y que creí que no existía. Siempre he dicho
que si volviera a nacer, cruzaría el mapa y la iría a buscar a donde fuese, con
tal de hacerla mía.
MARTES:
ELLA: Ocurrió que hubo magia entre los dos, no sé si él se
habrá dado cuenta pero yo me enamoré de a poco y sin darme cuenta; al mirarlo a
los ojos, mi alma despertó, de esa eternidad dormida en un lago oculto; al
mirarlo a los ojos mi mirada cambió, y tan solo en ese instante mi corazón lo
amó. Y ahora estoy aquí escribiendo acerca de él, pensando en su mirada, y si
no hubiera visto esa chispa en su mirada, seguramente no me hubiera enamorado
de él, y si al mirarlo él hubiera ignorado mi mirada, seguramente aún estaría
en esa eternidad dormida, y no pensando en sus ojos, que tienen ese poder de
cambiar mi estado de ánimo y mi día.
EL: Algo en lo más profundo de mi corazón me dice que ella lo
sabe, que ya se ha dado cuenta de mis sentimientos. Aunque ambos compartimos
esa mirada entre los dos…sé que se ha dado cuenta, ya que ella responde a mis
ojos, y eso realmente me hace muy feliz. Tengo que buscar la manera de
decírselo de algún modo.
MIÉRCOLES:
ELLA: ¿Cómo sucedió? apareció cuando menos lo esperaba…pero
cuando más lo necesitaba.
Si tengo que estar agradecida es porque el escucha
atentamente cuando hablo, lee lo que escribo, y ríe con lo que digo. Porque
aparece cuando más lo necesito. Porque ocupa mi pensamiento desde el principio
hasta el fin, porque mis ojos despiertan cuando lo ven, porque mis oídos se
alegran cuando lo escuchan. Le he entregado mi corazón, y solo espero que nunca
olvide que allí muy dentro, está el. Ese hombre que yo amo tiene algo de niño,
la sonrisa sincera, sabia, inteligente. El hombre que yo amo no le teme a nada,
no sabe de enojos, no entiende rencores. El camina en mi mente, es mi único
amor entre tanta gente, y sé que aunque muchos quisieran estar con él, es el
ladrón de mis sueños, duende de mi almohada.
EL: Uf, suena por tercera ocasión el despertador, no quisiera
despertarme aún, deseo seguir imaginando su cara. Sin embargo ya es tarde y el
día no espera. Finjo ver las noticias mientras tomo mi desayuno, pero en
realidad es su sonrisa la que estoy viendo en el monitor, la tengo tan grabada
en mi mente que me resulta difícil imaginar otra cosa. Entre prisas y reclamos
“¡Estás en las nubes!” o “¡Ya despierta!”, de pronto comenzó el trajín del día.
Un par de horas corriendo y por fin solo, sí; me agrada así.
Intento concentrarme en las cosas que tengo que hacer, pero me resulta tan
complicado, cada pensamiento inevitablemente me lleva a ella. Y lo peor del
caso es que no me resulta molesto, por el contrario estoy aprendiendo a vivir
así, con ella a mi lado, aunque solo sea en mi mente.
JUEVES:
ELLA: Imagino lo que le diré cuando lo vea, pero sobre todo
tengo que encontrar algún nuevo motivo para acercarme a él. No es que se me
dificulte eso, pero tengo que ser convincente y no verme tan obvia; no quiero
que se dé cuenta de todo lo que me pasa; solo espero que sea el quien tome la
iniciativa y me diga si siente algo por mí.
¿Me llamará? Todos los días, inconscientemente lo busco entre
la gente y no está, es fácil encontrar un ángel entre la multitud, pero no a él.
Solo quiero escuchar esas canciones que me recuerdan a su aroma. Me transportan
a ese mundo donde todo es posible, ahí no hay leyes ni tiempo, ni espacio, solo
él y yo. Ahí puedo tocar su sonrisa, besar esa boca, mirar esos hombros que me
encantan. Necesito un baño y por supuesto un reacomodo de ideas, y de
sentimientos. Intento dormir pero no puedo, necesito sacar esta ansiedad. La
tarde ya se fue, apenas el último aliento del sol parece reírse de mí.
EL: Apenas ceno, en realidad, ¡no tengo hambre!, intento ver
la TV, estoy distante. Me pregunto: ¿Qué estará haciendo? El celular suena, una
llamada más, pero no la que deseo.
Los ojos se me cierran y en ese pequeño lapso entre la
vigilia y el sueño, me parece ver su rostro, esa cara tan perfecta, y esa risa
como de ángel, sí, sé que estoy loco, que esto no es normal en un hombre que se
presume inteligente. ¿Pero quién después de verla podría vivir tranquilo,
sabiendo que anda un ángel por ahí, rompiendo corazones con tan solo
sonreír?
VIERNES:
ELLA: ¡Hoy finalmente nos vimos! Pero solo me sonrió
gentilmente, me habló de algunas cosas superficiales y luego se marchó. Otro
día sin saber si el siente lo mismo, y ¿cuántos más vendrán? No me importa.
Llegarán más sueños, más anhelos y en cada uno de ellos…siempre estará el. Solo
espero que de una buena vez, él se anime a decirme todo lo que siente, y apenas
lo intente, estoy decidida a besarlo antes que termine de hablar. Por
ahora…tendré que vivir otro día sin él.
EL: ¡Hoy nos vimos. En realidad no supe que decirle y solo le
hablé un par de tonterías, es que no quiero arriesgarme a decirle lo que siento
y que me rechace, no podría soportarlo! Además, cuando la veo, no logro darme
cuenta si ella siente, aunque sea la cuarta parte, de lo que yo siento por
ella. No sé si alguna vez logre animarme a decirle todo lo que siento; tal vez
solo le robe un beso, aunque luego me dé una bofetada. Pero por ahora…tendré
que vivir otro día sin ella...
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