PROMESA

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miércoles, 24 de junio de 2015

GUERRA ESPIRITUAL -ENTRENAMIENTO PARA EL COMBATE


Ciertamente hay dos errores principales  cuando se habla de guerra espiritual: sobre-enfatizarla y subestimarla. Algunos culpan de cada pecado, cada conflicto y cada problema a los demonios que necesitan ser expulsados. Otros ignoran completamente la realidad espiritual, y el hecho de que la Biblia nos enseña que nuestras batallas son contra poderes espirituales. La clave para el éxito en la guerra espiritual es encontrar el balance bíblico. Algunas veces Jesús expulsó demonios de la gente, y algunas veces sanó a la gente sin mencionar lo demoníaco. El apóstol Pablo enseñó a los cristianos a librar batallas contra el pecado en ellos mismos (Romanos 6), y a librar batallas en contra del maligno (Efesios 6:10-18).

Efesios 6:10-12 declara, “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Este pasaje nos enseña algunas verdades cruciales;
- Sólo podemos estar fuertes en el poder del Señor
- Es la armadura de Dios la que nos protege
- Nuestra batalla es contra fuerzas espirituales de maldad en el mundo.

Es una verdad concreta; el Espíritu Santo esta llevando a la Iglesia de Jesucristo a una verdadera confrontación con Satanás. La lucha es frontal y pone vastos territorios; Dios esta definitivamente a la ofensiva.
Esta es una guerra estratégica; con estrategias militares, lugares y conceptos claves a tomar y manejar.
En esta guerra y en el nuevo lenguaje para el intercesor están los principados, mejor llamados espíritus territoriales. Es pues esta guerra una guerra territorial estratégica.

Espíritus territoriales

 Morris Cerullo declaró: Hay un nuevo poder divino desatado en la tierra; y es tan grande, que hace que, los "gobernadores" de este mundo tiemblen. Esta expresión motivada por el Espíritu denota que Dios ha soltado un poder y autoridad maravilloso sobre la Iglesia para desalojar a Satanás y sus huestes de territorios ocupados por él. El poder divino en la iglesia es para poseer territorios donde el enemigo hasta hoy tenía establecidas sus fortalezas. 
Esta es una batalla contra principados de diversos niveles de influencia autoridad. Nuestra guerra no es contra carne y sangre sino contra espíritus territoriales.
La territorialidad demoníaca esta definida con claridad en la palabra. El antiguo testamento y sus historias narradas asume que los seres espirituales (ángeles) tienen dominio e influencia muy marcada sobre las esferas geopolíticas de las naciones del mundo.
El nuevo testamento habla a través de Jesús y sus discípulos de cómo los principados y las potestades de las tinieblas establecen su relación e influencia con los hombres, con los gobernantes y con las naciones.
Las mismas costumbres de culturas antiguas denotan que los espíritus territoriales (llamados deidades o dioses por los paganos) eran y son parte aún de un fenómeno geográfico y topográfico.
Las culturas indígenas de Norte, Centro y Sur América reconocían que sus dioses (espíritus satánicos) tenían autoridad en determinados territorios y topografías.
Lamentablemente sobre esta área de enseñanza en la iglesia hay mucho desconocimiento; muy poco escrito y mucho rechazo. Hoy a pesar de todo, el Señor esta poniendo hambre en Su pueblo por las verdades profundas de la intercesión.
Tanto el nuevo como el viejo testamento establecen que: espíritus del reino de Lucifer son asignados para controlar y destruir áreas geográficas específicas; grupos culturales o étnicos y naciones o ciudades.
La Biblia establece una lamentable verdad: el destino; pasado; presente y futuro de las naciones ha sido y es afectado por espíritus territoriales determinados. Ambientes, prácticas religiosas, económicas y negativas realidades visibles de naciones enteras demuestran que poderes espirituales (principados) de alto nivel han dejado en estas sus huellas devastadoras.
América, territorio donde Dios nos ha hecho vivir, tiene sus costumbres que nos evidencian que existía desde tiempos atrás la idea de que los territorios tenían su propio dios o deidad; la cual ejercía un poder absoluto en un área geográfica definida.
Nuestros indios americanos no se salían de sus territorios sin obtener el permiso o respaldo del espíritu territorial o deidad donde ellos iban a entrar.
Creían perder la protección de su dios si se movían de su territorio. Ellos sabían que su dios no podía moverse con ellos fuera de su territorio asignado.
Estos conceptos son aun manejados por los pueblos del África donde para sus guerras (Zimbawe) utilizan mediums espiritistas para invocar a los demonios que antes tuvieron control de jefes tribales, gobernando vastos territorios. Estas fuerzas que controlaban esta nación eran denominadas "espíritus provinciales"

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