paco palafox
Hoy me quiero declarar un hombre de fe y por eso te escribo.
Te escribo pidiendo que por favor y con mucha calma revises una vez más tu lista de peticiones a Dios respecto a esa persona que acompañe tu vida por siempre, para que compares, porque sé que tengo las más altas posibilidades de ser yo ese modelo que tanto le has pedido.
Estoy convencido que puedo ser la respuesta a tus oraciones, la bendición de yerno que tu mami ha clamado, el cuñado de tus hermanos y el que un día tus hijos llamaran: “papá”.
Pero repito, no es que sea yo muy sobrado, muy creído, muy vanidoso, no, simplemente: soy un hombre de fe.
Te confieso que me enamoré desde el primer momento que vi tu rostro haciendo muecas desde el instante que el feis me hizo la sugerencia de conocerte. No teníamos ningún amigo en común, ningún familiar, ninguna etiqueta en fotografias que nos uniera, pero me di cuenta que teníamos algo más grande en común: la fe.
Esa fe que mueve mouses dando click en “agregar como amigo”, ese valor que sólo obtenemos del wifi y la madurez que la vida virtual nos otorga tras años de alimentarnos día a día frente al monitor, pudiendo ser todo lo que a veces no podemos ser, eso, eso no lo cambio por nada.
Tanta es mi fe por tener algo contigo que ya empiezo a ver “las cosas que no son como si fuesen”, te empiezo a visualizar aquí conmigo, los dos sentados lado a lado, desde ese segundo piso del restaurante, tú mirándome y yo enamorado de tu sonrisa desde el primer segundo que te vi, por fin, ahora sí, aquí juntitos, sonrientes, tomándonos la mano nerviosos y en medio nuestro, esa malteada de frutos rojos, tu preferida, la helada flecha de “cupido feis” que nos unió.
Empiezo a presentarme pero no sé ni por dónde, aunque me escuche ridículo debo aceptarlo, mis venas llevan sangre cursi, sobrecarga de dulzura en mi interior, me he dado cuenta que soy coleccionista de sueños rosas de romances de colores, soy bohemio del deseo, soy un “foreveralon” buscando redención y parece que en ti estoy encontrando mi cruz. Confieso que me gusta probar los besos de fantasía que me regalas desde las selfies de tu instagram, yo soy el que retuitea las cosas que escribes y siempre le da likes a tus estados del feis, ya contestaste tres preguntas que te hice en ask sin saber que eran mías y tus vines son lo más divertido que pueda yo ver.
No cabe duda, estoy enredándome contigo, por cierto, me encantó tu canción en Dubsmash.
A veces aparece la música que escuchas y te cuento que en mis preferidas de spotify también tengo las de Camila, Andrés Cepeda y la nueva de Adele, también soy fiel a los mensajes de los viernes y me he llegado a creer toda la miel que escribe Dante, aunque mi realidad parezca más una divina comedia pero aun así, no pierdo la esperanza, mi cuerpo esta hecho de ceniza que muere por acercarse a tu fuego, mis oraciones del corazón llevan siempre tu nombre y tu rostro aparece en cada amén que digo.
Cada día me despierto mirando el calendario y nerviosamente confiado en que hoy falta un día menos para el día de nuestra boda, los cuento con rayitas, como los presos esperando el día de su libertad, soy tan hombre de fe que hasta me he atrevido a creer como dicen los predicadores de televisión: declarando, decretando, profetizando que eres para mi y yo para ti. Una vez, y no se lo cuentes a nadie, hasta pacté por que un día tus ojos se puedan cruzar con los míos.
Tengo confianza y me gusta imaginar que eres una realidad, mi única realidad. Mi fe sigue intacta, lo ha seguido estando todos estos casi once meses de espera, cada día desde el monitor de mi ordenador, la pantalla del celular o mi tablet, mientras reviso mis notificaciones, una oración en mi mente sigue repitiéndose ansiosa: “…que me haya aceptado, que me haya aceptado…”
Sigo creyendo que mi oración hoy puede llegar a tu corazón y si quieres vivir la más linda historia de amor, aquí tienes a este hombre de fe, que día tras día ora por ti, te cuida en silencio, se ríe de tus comentarios, se duele cuando te muestras triste, te stalkea con amor y nunca queriendo parecer acosador, sólo soy alguien que quiere compartir la vida contigo, las risas, y los abrazos en el café, y si esta oración llega a tu corazón, por favor, no tardes en responder y tan sólo aceptarme como amigo, que de lo demás, de lo demás me encargo yo.
paco palafox
Nov. 13 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario