PROMESA

PROMESA

jueves, 19 de noviembre de 2015

ACTIVANDO TU FE

Cierto rey que gobernaba en una pequeña población en Inglaterra, decidió poner una gran roca en medio de un camino aledaño al palacio real, obstaculizando el paso de los transeúntes que pasaban por allí. Al ver la roca puesta obstaculizando el paso, el rey decide esconderse para ver si alguien retiraba la pesada roca.
     Pasaron los comerciantes más adinerados del reino, pero en vez de quitar la roca, la rodearon pasando con mucha dificultad. Al estar lejos, le echaron la culpa al rey de no mantener los caminos despejados. De igual manera pasaron varios cortesanos, hombres distinguidos del reino, pero también rodearon la roca y no hicieron nada para quitarla del camino. Solo le echaron la culpa al rey por no mantener los caminos despejados.
     El rey sigue observando escondido, pero esperando pacientemente la persona que quitaría la roca y despejaría el camino. A la media hora llegó un campesino que llevaba una carga de verduras para ofrecerlas al rey. El hombre sin pensar dejó la carga en el suelo e inmediatamente trató de mover la roca, para ponerla a un lado del camino y así despejarlo por completo. Después de empujar y fatigarse mucho, por fin lo, logró ¡por fin había quitado la roca! Pero vaya sorpresa la que se llevó este humilde campesino: mientras recogía nuevamente su carga para seguir su camino, fijo su mirada donde había estado la roca obstaculizando el camino y vio un paquete bastante raro. Se dirige a donde está el paquete, lo destapa, y descubre un papel donde se hallaba escrito un mensaje que decía: “Usted que ha quitado el obstáculo que no lo dejaba caminar, ha descubierto la clave para ser prospero, pues el rey está cerca de usted para darle cien monedas de oro, como pago a su esfuerzo y diligencia”
Que tremenda lección la que nos da esta anécdota. Nuestra actitud frente a los obstáculos es lo que nos da la clave para ser vencedores. De igual manera pasa con la fe, nuestra actitud es la que nos da la clave para poderla activar, y en esta ocasión veremos varias claves que activarán la fe diariamente.

I.  LEVÁNTESE PONIÉNDOLE NOMBRE AL DÍA:

Cantidad de personas se levantan muy temprano en la mañana, con una actitud pesimista de lo que será el día.
1.    Algunos maldicen el día porque está lloviendo.
2.    Otros reniegan porque salió el sol demasiado temprano.
3.    Muchos hablan palabras negativas porque les tocó ir a trabajar.
4.    Otros ni dan gracias a Dios porque amanecieron bien y con salud.

    Cantidad de personas le ponen nombres malos al día, dicen: “Otro día más y en las mismas” “Que día tan harto” “Que día tan aburridor” “Que día tan deprimente” “Que día monótono”.

    Dios en su misericordia nos ha dado 365 días, para que a cada uno le pongamos un nombre que represente la clave para activar la fe.

   Cada mañana cuando me levanto le pongo un nombre nuevo al día. Miro al cielo y digo: “Día, hoy te llamó bendición” e inmediatamente siento como la fe se activa.

    Romanos 4:17 dice que: “Dios llama las cosas que no son, como si fuesen”. Llame los días que al perecer no son como si fuesen una gran bendición.

   Levántese siempre con una buena actitud y active la fe bautizando cada día con un nombre de bendición y poder.

II. MANTENGA CONTACTO PERMANENTE CON DIOS:

La otra clave para activar la fe, es mantener un contacto permanente con Dios, pues quien se apaga espiritualmente, está apagando también la fe.

    Es la comunión con Dios la que no fortalece en el día malo. La que nos da fuerzas para hacer su voluntad, y nos capacita para ser buenos creyentes.

    Quien deja de orar deja de recibir, y quien deja de recibir deja de dar, y todo aquel que no da, deja también de influenciar con su fe a otros.

   La oración no es para días especiales, es para todos los días, pues la bendición es diaria y no pasajera, esa es otra clave para activar la fe.

   Para mantener un contacto permanente con Dios debo hacer a un lado todo aquello que interfiera en mi oración y que a la vez me esté quitando el tiempo que debo dedicar a Dios buscando su rostro.

III. TENGA UNA VISIÓN CLARA DE SÍ MISMO:

Quien no tiene una visión clara del futuro, le está dando un argumento valido a Satanás para que pueda arruinar su vida.

    Todo aquél que diga tener al Espíritu Santo dentro de su corazón, debe ser poseedor de una visión clara. De lo contrario está aparentando una falsa llenura.

    Una visión borrosa nos hace tropezar, hace que tengamos dificultad para caminar haciéndonos caer. Nos hace tomar caminos equivocados y lo peor, nos hace depender de otros para que tal vez nos guíen mal.

    Mi visión del presente determina lo que voy a ser en el futuro, por lo tanto debo creer en el futuro que Dios tiene para mí.

    Si un creyente dice tener fe, debe activarla con una visión clara, es decir, debe verse con un futuro bendecido, prospero, y lleno de cosas buenas.

IV. MANEJE UN LENGUAJE SANTIFICADO:

De nada sirve que un creyente se levante poniéndole nombres hermosos al día, que ore horas enteras, que visione cosas poderosas, si tiene un lenguaje totalmente podrido y lleno de ruina.

Un lenguaje lleno de derrota solo abre las puertas al enemigo para que ate las bendiciones y no las deje llegar.

    Las palabras cargadas de pesimismo van en contra de la voluntad de Dios, y no son claves para activar la fe, son que son claves para destruirla (Mateo 12:30, 34-36).

    Toda palabra que no proceda de fe es pecado contra Dios, pues va en contra de las promesas que se encuentran en su Santa palabra.

    Que su lenguaje sea bendecido y lleno de santidad. Crea en su corazón, en su mente, pero también lo que cree confiéselo para que sea una clave poderosa que activa la fe.

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