1. – Papá y mamá te aman
Tus padres son las personas que más te aman en este mundo. Puede que a veces no te lo parezca, es algo propio de tu edad, pero es una verdad como un templo: nadie hace por otra persona lo que unos padres hacen por sus hijos, te disculpan, te defienden, te perdonan; Tienen sus defectos, pero ¿quién no los tiene?
2. – Lo que han hecho por ti
Tus padres, con una intervención divina muy especial, te han dado la vida, el don mas preciado que tienes. Eres una persona única, te pareces a ellos más que a nadie, por razones genéticas y porque son las personas que más cerca han estado de ti.
Les debes el alimento, la ropa que usas, la casa en la que vives, los muebles de tu cuarto, el celular, El reloj, la tele, la bici, el equipo de deporte, las facturas del dentista, del doctor, de la escuela… ¿Has calculado cuánto cuestas al año a tus padres?
Y eso es lo de menos. Les debes innumerables detalles de cariño, te atiende cuando estás enfermo, noches sin salir de casa porque tenían que cuidarte, la ayuda en los problemas que tenías cuando eras niño, durante diez u once años y ahora quizá no pueden hacerlo porque no les dejas.
3. – Pues mis padres no son así
Todo esto está muy bien pero es que ¡mis padres no entienden nada!, me lo prohíben todo, no me dejan en paz, yo quiero vivir mi vida y que me dejen tranquilo.
Es muy normal que a veces, no siempre, pienses así. Todos lo hemos hecho entre los 12 y los 18 años, más o menos; Acabas de estrenar tu libertad, tu personalidad se está perfilando, ocurre lo mismo cuando se estrena un carro: el más mínimo rayón es una tragedia… Luego la vida va limando estas pequeñas cosas, y uno no se enoja porque le han hecho una pequeña cosa.
Te cuesta aceptar tus limitaciones (te gustaría portarte como un hombre y a veces eres como un crío pequeño, caprichoso y egoísta), tus padres son como son y no como te gustaría que fueran. Has de aceptar las limitaciones de los demás, y entender que en la vida no todo tiene color rosa, que hay límites que debes respetar.
Tus padres sufren por verte así, te preocupa el no entenderte con ellos como cuando eras más pequeño, pero no te dejes llevar por los sentimientos, y piensa; tus padres generalmente tienen la de razón; No te cierres, habla con ellos y entenderás poco a poco.
4. – Mantenles informados
Cuéntales en el momento oportuno lo que haces y da detalles; a veces, tendrás que hacerlo a solas (“luego te contaré”)… pero hazlo. No les mientas, comprende que ellos están preocupados por ti, si miras a tu alrededor, fíjate en alguno de tus amigos o compañeros. ¿Qué harías tú si fueras el padre o la madre de ellos?
5.- De buenas maneras
Conseguirás más por las buenas que por las malas. Tienes que ganarte su confianza y pedirles perdón si alguna vez abusas de ella; Acostúmbrate a pedirles consejo: No disfraces las malas noticias: más vale que tus padres se enteren por ti; si hay una mala noticia que comunicar, da la cara y no esperes a que se enteren por otros medios. No acuses (y menos falsamente) a tus hermanos, ni eches la culpa a otros: tus profesores, tus amigos…
6.- Ayuda en la casa
Si tus padres te han dedicado tanto tiempo, esfuerzo y cariño, es justo que correspondas en la medida en que puedas; No consientas que mamá te haga la cama, recoja tu ropa sucia, ordene tu cuarto: eso debes hacerlo tú. Colabora en las tareas de la casa, sacar la basura con buena cara y sin que te lo repitan tiene mucho mérito. Ofrécete como voluntario para servir, No te hagas el loco cuando hay que hacer un mandado; si son varios hermanos, pueden repartir la tarea.
7.- ¿Qué pasa con el dinero?
Aunque tus padres disfruten solvencia económica, no te crees necesidades artificiales, en su mayor parte fruto de la propaganda y del querer ser como los demás; una persona vale por lo que es, no por lo que tiene.
¿Por qué no haces una lista de cosas que tienes y no necesitas? Te quedarás asombrado;
Cuida las cosas para que duren. No te gastes el dinero inútilmente en “chucherías”, o para presumir ante los amigos; ahorra algo de lo que te den tus padres o familiares. Trabaja en vacaciones y gana algún dinero; disfrútalo y comparte, recuerda que tienes obligación de ayudar a la Iglesia y ser solidario con los que tienen menos que tú.
8. Es que mi familia es un infierno
Desgraciadamente, es posible que en casa haya problemas, discusiones, que tus padres no sean tan ejemplares como deberían ser, incluso que la familia se rompa. Son situaciones que te causarán mucho dolor, pero no te dejes vencer por los problemas, afróntalos. Quizá directamente no puedas hacer mucho pero tienes que seguir portándote bien, ahora más que nunca y contribuir a la buena marcha de la situación familiar. Al menos, no contribuyas a empeorarla.
Si no te crees con la suficiente confianza con tus padres, habla con Dios, el te dará la sabiduría y el valor para hacerlo.
9.- Lo que piensas de Papá:
A los 3-4 años: Mi papi es como Superman.
A los 8-9: Mi papi es el mejor hombre que conozco.
A los 10-11: Mi papi es muy bueno, pero tiene defectos.
A los 13-15: Mi viejo no sabe nada.
A los 18: Mi viejo tiene razón en algunas cosas.
De los 25-35: Voy a preguntarle a mi papá.
A los 40: Me gustaría ser como mi padre.
A los 60: ¡Si viviera mi padre!
10.- Tu Padre Dios
Dios te quiere más de lo que todas las madres del mundo, juntas, pueden querer a sus hijos; Siempre puedes recurrir a Él (Juan 3:16); Pídele que sepas cumplir con tus deberes como hijo (Efesios 6:1-3), que te ayude a comportarte como lo hizo el Señor (Efesios 4:2-3). Recuerda el “Triangulo del éxito”, de tu casa, a tus estudios, a tu iglesia; tu lectura bíblica, tu servicio religioso, tu oración.
Ya sé que te he puesto las cosas no tan fáciles. No se trata de que hagas todo lo que aquí se dice al 100%, sino de que lo intentes, que luches por conseguirlo.
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