¡Hallarla es como encontrarse una joya muy valiosa!Quien se casa con ella puede darle toda su confianza; dinero nunca le faltará.A ella todo le sale bien; nunca nada le sale mal.Sale a comprar lana y lino, y con sus propias manos trabaja con alegría.Se parece a los barcos mercantes: de muy lejos trae su comida.Se levanta muy temprano, y da de comer a sus hijos y asigna tareas a sus sirvientas.Calcula el precio de un campo;con sus ganancias lo compra, planta un viñedo, y en él trabaja de sol a sol. Ella misma se asegura de que el negocio marche bien; toda la noche hay luz en su casa, pues toda la noche trabaja.
Ella fabrica su propia ropa, y siempre ayuda a los pobres.No le preocupa que haga frío, pues todos en su casa andan siempre bien abrigados.Toma telas de lino y de púrpura, y ella misma hace colchas y vestidos.En la ciudad y en el país su esposo es bien conocido,pues ocupa un lugar importante entre la gente de autoridad.La ropa y los cinturones que ella misma fabrica los vende a los comerciantes.Es mujer de carácter; mantiene su dignidad,y enfrenta confiada el futuro.Siempre habla con sabiduría, y enseña a sus hijos con amor.Siempre está pendiente de su casa y de que todo marche bien.Cuando come pan, es porque se lo ha ganado.Sus hijos la felicitan; su esposo la alaba y le dice:«Mujeres buenas hay muchas, pero tú las superas a todas».La hermosura es engañosa, la belleza es una ilusión; ¡sólo merece alabanzas la mujer que obedece a Dios!¡Que todo el mundo reconozca los frutos de su esfuerzo!¡Que todos en la ciudad la alaben por sus acciones!” (Proverbios 31:10-31)
El propósito de esta descripción es
mostrar las cualidades de una buena esposa, tanto como estímulo de las mujeres
como para indicar a los hombres la clase de mujer con quien casarse. Esta
escrita en 22 versículos, comenzando cada uno por cada letra del alfabeto
hebreo; se trata, pues de un acróstico, composición poética constituida por
versos cuyas letras iniciales, medias o finales forman un vocablo o una frase.
En el Nuevo Testamento hay dos pasajes que repiten en forma abreviada la misma
idea de este texto (1 Timoteo 2:9, 10; 1 Pedro 3:1-6).
El abyad o alfabeto hebreo, algunas veces denominado mediante su forma hebrea álef-bet (אָלֶף-בֵּית), es la serie de 22 caracteres formada por las consonantes hebreas. Cinco de ellas tienen una grafía distinta al final de las palabras. Se utiliza para escribir el idioma hebreo, el idish y, en menor medida, el judeoespañol. Escribiremos una letra del alfabeto hebreo al inicio de cada versículo, como usted puede comprobarlo en su Biblia (Salmo 119)
El abyad o alfabeto hebreo, algunas veces denominado mediante su forma hebrea álef-bet (אָלֶף-בֵּית), es la serie de 22 caracteres formada por las consonantes hebreas. Cinco de ellas tienen una grafía distinta al final de las palabras. Se utiliza para escribir el idioma hebreo, el idish y, en menor medida, el judeoespañol. Escribiremos una letra del alfabeto hebreo al inicio de cada versículo, como usted puede comprobarlo en su Biblia (Salmo 119)
1. Alef (cualquier vocal). Admirable es la
mujer que desarrolla y alcanza estas virtudes. Hacendosa: “Mujer virtuosa,
¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras
preciosas.” (v.10) El sentido de la expresión hebrea corresponde a “mujer
hacendosa”, lo mismo que en el pasaje de Rut: “Ahora pues, no temas, hija
mía; yo haré contigo lo que tu digas, pues toda la gente de pueblo, sabes que
eres mujer virtuosa” (Rut 3:11) Una mujer como ésta, según la Biblia, es
muy difícil de hallar, ¡dichoso es el que la encuentra! Es de valor
inestimable. Numerosas son las virtudes que se incluyen en la expresión éset
jayil: prudencia, fidelidad, laboriosidad, generosidad, iniciativa. Cuanto más
escasas son estas mujeres, tanto más son de estimar. Una mujer puede ser
admirable y virtuosa, sea dueña de casa, trabajadora o profesional.
2. Bet (b o v). Bálsamo es a su esposo y
familia, porque da tranquilidad y bienestar. Fiel: “El corazón de su marido está en
ella confiado, Y no carecerá de ganancias.” (v.11) Es una esposa confiable
y leal a su marido en todo, lo que le merece gran estima. Él puede confiar en
su fidelidad y en la prudencia y discreción con que administra los asuntos de
la casa. Ambos esposos, hoy en día, comparten las tareas del hogar y confían el
uno en el otro.
3. Guimel (g, sonido suave). Gloria de su
marido, ya que le da reputación, fama y honor, es gusto y placer para él.
Amorosa: “Le da ella
bien y no mal Todos los días de su vida.” (v.12)
Justifica plenamente la confianza que su marido ha puesto en ella tratándolo
con amor y respeto, según el ejemplo de las santas mujeres de los patriarcas (1
Pedro 3:5, 6) Le presta todas las atenciones de una buena esposa durante toda
su vida, su actividad constante es hacerle el bien, pese a las circunstancias,
pues le ama. Él es feliz con ella. Ella se esfuerza y se complace en realizar
sus tareas. Ambos esposos se sirven mutuamente y brindan el amor necesario.
4. Dálet (d). Decidida, resuelta, firme,
valiente, intrépida. Laboriosa: “Busca
lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos.” (v.13) Busca los mejores materiales
para sus manualidades, a fin de conseguir lo óptimo en calidad y precio.
Tradicionalmente la mujer ha sido educada desde niña en el tejido, el bordado y
la costura; tal costumbre va cambiando con la vida moderna, pero la virtud de
laboriosidad jamás pasa de moda.
5. He (h aspirada). “Hormiguita”
trabajadora y ahorrativa, guarda en los tiempos buenos para cuando estén las vacas
magras. Previsora: “Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos.”
(v.14) Hace todo lo posible para que las finanzas de la casa vayan bien. Como
el barco de un comerciante, se aprovisiona de todo lo necesario, para no ser
sorprendida por hambre ni carestía. Proveer para el bienestar de la familia es
deber de ambos esposos y, cuando hay amor, no es obligación sino agrado.
6. Vau (v/ o / u). Vela mientras los demás
duermen, se levanta temprano a trabajar en las labores hogareñas o que
benefician la casa. Madrugadora: “Se levanta aun de noche Y da comida a su
familia Y ración a sus criadas.” (v.15) Duerme lo indispensable y se levanta
muy temprano, a fin de preparar el desayuno a la familia, incluyendo a los
criados y criadas, y asigna el trabajo del día a cada empleado de la casa.
Buena costumbre cristiana es levantarse muy temprano, ofrecer el día al Señor e
iniciar con alegría las labores.
7. Zain (z). Zanja negocios con facilidad,
abre zanjas, obvia todas las dificultades que puedan impedir el arreglo y
terminación de un trato. Inteligente administradora: “Considera la heredad, y
la compra, Y planta viña del fruto de sus manos.” (v.16) Con el dinero que
obtiene y acumula de su prudente administración y trabajo manual, observa un
terreno, lo compra y lo explota. No todas las personas tienen esta “capacidad
empresarial” pero sí se puede desarrollar en menor escala, poniendo en juego
las habilidades personales.
8. Chet (j). Junta fuerzas para ir más
allá de sus capacidades. Esforzada: “Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus
brazos.” (v.17) Realiza otros trabajos, aparte de las labores manuales y de
hogar, los que son rudos y requieren todas sus fuerzas. No se siente rebajada
de rango por efectuarlos. Siempre es bueno probar nuevos desafíos que lleven
más allá del límite nuestras capacidades.
9. Tet (t). Trabaja día y noche por el
progreso de los que ama. Trabajadora: “Ve que van bien sus negocios; Su lámpara
no se apaga de noche.” (v.18) Cuando se apaga la luz del día, ella enciende su
lámpara de noche para y sigue trabajando. No pierde su tiempo en actividades de
ocio. Ser productivo/a siempre será una bella virtud.
10. Yod (y / i). Hila el lino, el cáñamo,
la lana o la seda para luego fabricar ropas que abriguen a la familia o
venderlas. Hilandera: “Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca.” (v.19)
El huso es un instrumento manual, generalmente de madera, de forma redondeada,
más largo que grueso, que va adelgazándose desde el medio hacia las dos puntas,
y sirve para hilar torciendo la hebra y devanando en él lo hilado. La rueca
también es un instrumento que sirve para hilar, y se compone de una vara
delgada con un rocadero hacia la extremidad superior. Las mujeres de la época
bíblica hilaban la lana antes de tejerla. Una esposa profesional hila ideas,
pensamientos, proyectos. Desarrollar actividades diferentes a las habituales
del trabajo o el hogar, abre nuevas perspectivas.
11. Caf . Kilos de amor tiene para su
prójimo. No se preocupa sólo de su familia. Misericordiosa: “Alarga su mano al pobre, Y extiende sus
manos al menesteroso.” (v.20) Además de trabajar haciendo y reparando las
ropas de su familia, socorre a los necesitados. Una de las más hermosas e
importantes características del amor es la misericordia. El Señor nos encargó:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas
tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.” (Lucas
10:27) Él mismo nos señala “lo más
importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe.” ( Mateo 23:23)
La mejor expresión del amor a Dios es la misericordia para con el que sufre,
pues allí nos volvemos instrumentos del Dios de Amor.
12. Lámed (l). Es una mujer laboriosa,
preocupada del vestido de su familia. Protectora: “No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está
vestida de ropas dobles.” (v.21) La familia de la mujer ejemplar no teme al
frío, pues ella se ha preocupado de abrigarla bien con trajes debidamente
forrados de lana. Atiende a la necesidad de vestuario de los suyos. Cuando
llega el invierno, prudente, ella ya ha provisto a los suyos del abrigo
necesario. Es una mujer previsora y amorosa, además de muy trabajadora. Hace
gala de habilidades artesanales ¡indudablemente es una mujer ideal! “Toda su familia está vestida de ropas dobles.”
El vestido del cristiano debe ser siempre el de estas siete prendas: la verdad,
la justicia, la paz, la fe, la salvación, la Palabra de Dios y la oración
(Efesios 6:14-18) Una buena madre, como también un buen padre, se preocupará de
“vestir” a su familia con ellas.
13. Mem (m). Magnífica: “Ella se hace
tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.” (v.22) Viste elegantemente.
Ella misma hace tapices y colchas de cama. Se utiliza el mismo vocablo hebreo
cuando dice: “He adornado mi cama con colchas Recamadas con cordoncillo de
Egipto” (Proverbios 7:16). Un tapiz es un paño grande, tejido con lana o seda,
algunas veces con oro y plata, en el que se copian cuadros y sirve de
paramento, para cubrir. La púrpura era un tinte muy costoso que los antiguos
preparaban con la tinta de varias especies de un molusco con el mismo nombre o
de otros parecidos. Ella es una mujer elegante pero no ostentosa, ocupa los
mejores materiales para sus vestidos y el de su familia. En lo espiritual
también prefiere lo mejor para vestir a su familia, y lo mejor es la Palabra de
Dios, los buenos libros espirituales, las conversaciones edificantes y todo
tipo de comentario que ayude al crecimiento personal. Sigue en este aspecto el
consejo del Apóstol: “Por lo demás, hermanos,
todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8)
14. Nun (n). Notoria: “Su marido es conocido en las puertas, Cuando
se sienta con los ancianos de la tierra.” (v.23) Es una mujer notable y
notoria en su esposo, “nutricia” se diría hoy, porque nutre la imagen de los
suyos. Su esposo es respetado y honrado, por tener tan buena esposa, en el
lugar en que los ancianos de la ciudad se sentaban para juzgar los asuntos
locales (Rut 4:1). Como ella viste ropas finas, también lo hace su marido, por
lo cual es conocido. Se dice que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer.
Tras el testimonio del esposo está una mujer amante de él, preocupada, sabia,
ocupada en la familia, una compañera que lo apoya, respeta y hace crecer. Que
él sea conocido significa que es bien visto. El hombre es resultado, en gran
medida, de la calidad de su mujer. El refrán dice “la mujer hace al hombre”.
15. Sámec (s). Señora: “Hace telas, y
vende, Y da cintas al mercader.” (v.24) Es “señora” en cuanto se enseñorea de
sus bienes disponiendo de ellos, incluso tiene cierta independencia en lo
económico. Comercia con los mercaderes telas y fajas que ella misma fabrica. Ya
hemos dicho que ella sabe negociar cosas de calidad. La mujer ideal es aquella
que emprende otros negocios, no se conforma a lo que pueda recibir de su esposo
sino que es emprendedora y hace sus propios negocios. Es una mujer con
iniciativa, con capacidad de administrar y que sabe negociar:. Ésta vende
diferentes mercaderías, algunas hechas por ella misma.
16. Ayin (consonante gutural, no hay algo
parecido en las lenguas europeas). Honorable: “Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir.” (v.25)
¿Cuál es la fuerza de la mujer? Su belleza, su femineidad, su capacidad de dar
amor, su maternidad. Pero esa fuerza se transforma en un poder espiritual
cuando ella es honorable, honesta, cuando no comercia con su cuerpo sino que la
utiliza dignamente, conforme a la voluntad de Dios, se transforma en una fuerza
poderosa. En sentido figurado se viste de fuerza y honor, de una posición
económica fuerte y de la estima y el respeto que acompañan a un rango social
honestamente alcanzado. Así está bien preparada para cualquier adversidad. Es
su mejor vestidura, lo mismo para defensa que para decencia.
17. Pe (p / f). Paciente: “Abre su boca con sabiduría, Y la ley de
clemencia está en su lengua.” (v.26) Habla con sabiduría y clemencia. La
clemencia es compasión y moderación al aplicar justicia. Ella sabe aplicar
justicia en el hogar sin ser despiadada, sino justa, misericordiosa y clemente.
Hay sabiduría en sus consejos y órdenes.
18. Tsade (ts). Sacrificada: “Considera los caminos de su casa, Y no
come el pan de balde.” (v.27) No ahorra fatigas para cumplir con sus
deberes de ama de casa y lo hace de buena gana: no come el pan de ociosidad.
Emplea bien el tiempo, de forma que no se pierda ni un minuto. Mira bien las
cosas de su casa para obligar a todos a cumplir con su deber para con Dios y
los unos con los otros, al igual que ella. Es una mujer diligente, cuidadosa,
activa y pronta en el obrar.
19. Cof (k). Querida: “Se levantan sus hijos y la llaman
bienaventurada; Y su marido también la alaba:” (v.28) Ella es una gran
bendición para su familia. Tanto sus hijos como su esposo la admiran. Al
levantarse por las mañanas encuentran todo muy bien preparado y la alaban. Es
una madre y esposa admirada y amada por su familia.
20. Resh (r). Rebosante: “Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú
sobrepasas a todas.” (v.29) Esta es la feliz opinión de su esposo. Ella es
una mujer desbordante en virtudes, derrama su amor a Dios y la familia también
en su prójimo; se sale de la norma y excede en características positivas.
Discreción, lealtad, sabiduría, prudencia, consejo, amor y bondad están
escritos en su corazón y se demuestran en sus hechos. Irradia alegría y fe,
destila amor y palabras sabias, vive rebosante de Dios.
21. Sin (s). Santa: “Engañosa es la
gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Yhwh, ésa será alabada.” (v.
30) La mujer virtuosa es temerosa de Dios. La verdadera belleza no es la física
sino la interna, la del corazón, como enseña el Apóstol: “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de
oro o de vestidos lujosos, / sino el interno, el del corazón, en el
incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima
delante de Dios.” (1 Pedro 3:3,4) El temor de Dios lo hay de dos tipos: 1)
Conciencia segura de pecado pero que no conduce al arrepentimiento ni a la fe,
como el caso del gobernador Félix: “Pero
al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio
venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad
te llamaré.” (Hechos 24:25) Los demonios creen pero no arrepienten, señala
la Biblia: “Tú crees que Dios es uno;
bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.” (Santiago 2:19) 2) El
verdadero temor es infundido por Dios mismo: “Enséñame, oh Yhwh, tu camino; caminaré yo en tu verdad; Afirma mi
corazón para que tema tu nombre.” (Salmo 86:11) La profecía enseña que Dios
mismo pondrá Su temor en el convertido: “Y
haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré
mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.” (Jeremías
32:40) La mujer virtuosa está provista del verdadero temor de Dios. Reina en su
corazón la verdadera belleza, la del alma, que dura para siempre. La mujer
virtuosa es santa puesto que ha entregado su vida completa a Dios, es apartada
para Él y ha sido santificada por la sangre de Jesucristo.
22. Tau (t). Testimonio: “Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en
las puertas sus hechos.” (v. 31) Contempla en la ancianidad el fruto de
toda una vida de servicio a Dios, a su familia y prójimo, y se siente
satisfecha. Sus buenas obras son la alabanza para ella. Debería reconocerse
públicamente su contribución al bienestar de la comunidad. Ella es firme para
soportar iras y desengaños. Cuando llega a vieja reflexiona que no estuvo
ociosa ni fue inútil cuando era joven y se regocija en la vida eterna. Es de
gran bendición para sus amigos. Ella deja que sus propias obras la alaben. Su
testimonio es su vida completa, una vida plena de virtudes.
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