Uno de los nombres de Satanás es Destructor (Ap. 9:11). Nimrod/Saturno/Moloc/Baal,
al igual que Satanás, es el dios del fuego, que destruye y devora pequeños
niños.
¡El verdadero Jesucristo nunca estuvo y nunca estará en
la Navidad!
Él no puede ser puesto de vuelta en un lugar donde nunca ha estado.
Pero el “dios de este mundo”, Satanás ( 2° Cor. 4:4), siempre ha estado en la Navidad. ¡Él es su autor!
El verdadero Dios ordena que debemos
adorarle “en espíritu y en verdad” (Juan
4:23-24). Esto no encaja con las grandes mentiras de la
Navidad y de Santa Claus, que todos los niños tan de buena gana creen.
I Timoteo 4:2 advierte de “la
hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia”. ¡Los padres
pueden “quemar” a sus propios hijos, hasta el punto de abrasarlos, con el
engaño y la mentira de la Navidad!
No hay “seguridad en los números” en
este mundo para aquellos que guardan la Navidad, porque Satanás, quien es
llamado “el padre de las mentiras” y “homicida desde el principio” (Juan 8:44),
¡ha “engañado al mundo entero” (Ap. 12:9)!
Vaya a este versículo y léalo. Luego, reconozca que la Navidad es ciertamente
un testimonio de ese gran engaño.
Pero Cristo se refiere a Su Iglesia
como una “manada pequeña” (Lucas 12:32). Muchos otros versículos muestran esto.
Esta Iglesia no tiene los grandes números de las clases respetadas y
establecidas del cristianismo de este mundo.
Hay otro problema con la idea de “poner
a Cristo de vuelta en la Navidad” — ¡y es grande! El “Jesús” que es el centro
de esta temporada, ¡no es el verdadero Jesucristo
de la Biblia!
A la mayoría se le ha enseñando que
sólo hay un Jesucristo. Pero la Palabra de Dios habla de una falsificación, y
este Cristo sustituto es identificable en la historia. ¿La prueba? El apóstol
Pablo advirtió de “otro Jesús”.
Primero, considere toda la introducción
de Pablo a medida que establece el fundamento para la advertencia que sigue:
“Pero temo que como la serpiente [Satanás] con su astucia engañó a Eva,
vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a
Cristo” (2° Cor. 11:3).
Ahora la advertencia en el siguiente
versículo: “Porque si viene alguno predicando a otro jesús que el que os hemos predicado, o si
recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro
evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis” (2° Cor. 11:4). Los
corintios parecían “tolerar esto” sin mucha resistencia.
Pablo, bajo inspiración del verdadero Jesucristo de la Biblia, fue movido a
registrar el peligro de seguir inconscientemente a “otro Jesús”. Considere. La
mayoría probablemente jamás ha considerado, remotamente, la idea de un falso
Jesús ni siquiera por un momento — que existe tal cosa como un equivocado, diferente
y “falso Cristo” (Mateo 24:23-24) — llamado “otro Jesús”. En el pasado, este
“Jesús” incluso ha corrompido aun el pensamiento de los verdaderos cristianos.
Esto está claro. Pero la “sutileza” de cómo puede
ocurrir esto, y cómo se ha producido en la historia,
es tan engañosa — tan seductora — que incluso los verdaderos cristianos sin
saberlo, pueden caer en la adoración de este supuesto Jesús. Esto era lo que
les estaba sucediendo a los corintios.
Las personas pueden adorar en formas
que representan cosas muy diferentes de lo que creen o piensan. Los “creyentes”
en la Biblia hoy pueden pensar que están adorando al verdadero Salvador, cuando
en realidad están adorando a un falso salvador — ¡otro Jesús! El cristianismo
tradicional completo está, de hecho, adorando a Nimrod/Saturno/Moloc/Baal. El
énfasis moderno en madre/hijo, “María/Jesús”, incluyendo la adoración a María
por millones, es un paralelo con Nimrod y su madre, Semíramis, que no puede ser
pasado por alto.
He aquí el punto de lo que está siendo
explicado. Muchos hablan de “poner a Cristo de vuelta en la Navidad”. Esto se
escucha cada año desde miles de púlpitos y otras partes. ¡Pero el verdadero
Cristo jamás estuvo allí! Tal como una persona no puede regresar a una
habitación en la que jamás ha entrado, Jesucristo no puede ser “puesto de
vuelta” en un evento en el que Él jamás ha estado, ¡y que, de hecho, aborrece!
(Una vez más, vea Marcos 7:7). El Jesús que estos predicadores y religiosos tienen
en mente es otro Cristo, uno con otro evangelio, otro espíritu — ¡el espíritu
navideño! — que lleva doctrinas y enseñanzas totalmente diferentes.
¿Puede ver la conexión?
Por último, examinemos lo que Dios le
dijo a Su pueblo debía hacer, y el camino que debía enseñar a sus hijos.
Recuerde Jeremías 7:31, donde Dios
condenó a Israel por quemar a sus hijos en el Valle de Tofet. Ocho versículos
antes (vs. 23-24), Dios había dejado claro lo que Él requiere: “Mas esto
les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y
seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo
camino que os mande, para que os vaya bien.
Y no oyeron… antes caminaron… en la dureza de su corazón malvado…”
Los seres humanos no quieren obedecer a
Dios (Ro. 8:7). Ellos preferirían seguir su propia “imaginación”. Ellos no
entienden que Dios quiere que sus vidas vayan “bien”. Él quiere que la
felicidad, gozo y bendiciones fluyan en las vidas de las personas. Todo esto es
resultado de obedecerle a Él.
Dios inspiró a Moisés para advertir a
los padres de la grave responsabilidad que tienen en qué y cómo enseñan a sus
hijos, y cómo se lo enseñan. Note Su instrucción en Deuteronomio 6:1, 6-7,
20-21, 25: “Estos, pues, son los mandamientos…que
el Eterno vuestro Dios mandó que os enseñase, para que
los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla…Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando
por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes…Mañana cuando te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué significan
los testimonios y estatutos y decretos que el Eterno nuestro Dios os mandó?
entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto, y el Eterno
nos sacó de Egipto con mano poderosa…Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante
del Eterno nuestro Dios, como él nos ha mandado”.
Dios sacó a Israel de Egipto — de la
esclavitud — de las costumbres del mundo que los rodeaba y les reveló Su Ley.
Él no quiere que Su pueblo regrese a las tradiciones, costumbres y caminos de
los cuales Él los ha llamado.
Cuando todas las tradiciones
interconectadas, llenas del simbolismo de adorar a un antiguo dios pagano, ideadas
humanamente, son enseñadas, esto no es adorar al verdadero Creador.
Jesús dijo dos veces, en Mateo 7:16 y
20, que: “por sus frutos los conoceréis”. Todo lo que las personas dicen o
hacen, bueno o malo, tiene frutos. Los frutos de la
Navidad son terribles. Esta temporada lleva a todo un año de adulterio,
soledad, celos, borracheras, conducir ebrio, discusiones familiares (y peor), y
una acumulación de deudas que usualmente duran hasta marzo. Este problema es
tan relevante que casi todas las iglesias reportan que sus ingresos — cuán
irónico — ¡decrecendurante este período, a medida que las personas
se “recuperan” de todos sus gastos!
El profeta Isaías fue inspirado a
escribir: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y
anuncia a mi pueblo su rebelión” (58:1).
Yo he hecho eso. Ahora que usted ha
leído lapura verdad acerca del verdadero origen de la Navidad,
¿qué hará?
Leyendo La pura verdad acerca de la Navidad, por Herbert W.
Armstrong. Tome está frase:
“La Navidad se ha convertido en una temporada comercial. Es patrocinada, mantenida viva, por las más fuertes campañas publicitarias del año. Usted ve a un ‘Santa Claus’ enmascarado en muchas tiendas. Los anuncios nos mantienen engañados acerca del ‘hermoso espíritu navideño’. Los periódicos, que venden anuncios, imprimen floridos editoriales exaltando y elogiando la temporada pagana, y su ‘espíritu’. Una ingenua población se ha impregnado tanto, que muchos se ofenden cuando se les dice la verdad. Pero el ‘espíritu navideño’ es creado cada año, no para honrar a Cristo, ¡sino para vender mercancía! Igual que todos los engaños de Satanás, que aparece como un ‘ángel de luz’, lo hacen parecer bueno. ¡Billones de dólares son gastados en este frenesí de comercialización cada año, mientras la causa de Cristo debe sufrir! ¡Es parte del sistema económico de Babilonia!“Hemos profesado ser naciones cristianas, pero estamos en Babilonia, tal como lo predijo la profecía bíblica, ¡y no lo sabemos!
‘Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas’
Apocalipsis 18:4”.
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