El verdadero tabernáculo, llamado el Santuario, consistía de dos secciones: el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Las cinco piezas del mobiliario en el Santuario representan el hecho de que solamente por la gracia de Dios somos capacitados para entrar al Lugar Santo y al Lugar Santísimo.
Este tabernáculo medía 30 codos de largo, 10 codos de alto y 10 codos de ancho. El Lugar Santo medía 20 codos de largo (20x10x10) y el Lugar Santísimo medía 10 codos de largo (10x10x10). De este modo, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo combinados tendrían una medida de 45 pies de largo (13.5 metros aprox.), 15 pies de alto (4.5 metros aprox.) y 15 pies de ancho (4.5 m aprox). El marco consistía de 48 tablas de madera de sitim (acacia) recubiertas de oro. Estas tablas fueron colocadas sobre 96 bases de plata, la plata hablando de la redención (Ex. 26:15-30).
Sitim es otro nombre con el que se conoce al árbol de acacia.
Este árbol es notorio por sus espinas. Así, este describe acertadamente la naturaleza no regenerada del hombre. Como parte de la maldición, Dios le dijo al hombre que a causa de su desobediencia, la tierra produciría espinos cuando él la labrara (Gn. 3:18). Por eso, estas tablas hablan de la naturaleza no redimida del hombre siendo pulida y enderezada bajo la mano del Padre, moldeadas para el uso del Señor.
El número 48 es el número que representa el sacerdocio, pues a los levitas se les dieron 48 ciudades en la tierra de Israel (Jos. 21:41; Nm. 35:7). Solamente los sacerdotes podían entrar al Lugar Santo. Aún más, solamente el sumo sacerdote podía entrar al Lugar Santísimo sólo una vez al año. Por lo tanto, ahora vemos el ministerio de los sacerdotes espirituales.
Nuestro deseo debe ser convertirnos en sacerdotes, y transformar a otros en reyes y sacerdotes (Ap. 5:9-10). Los sacerdotes de Dios son maestros de justicia que guían e instruyen al pueblo en el camino de la santidad. Queremos ser parte de este ministerio que tiene un cumplimiento especial en los últimos tiempos, pero el requisito es una vida de completa consagración al Señor y a Su voluntad para nuestra vida.
Las tablas medían 10 codos de alto y 1 codo y 1/2 de ancho (Ex. 26:16). Debido a que diez es el número de la Ley, estas tablas también hablan del sacerdocio fiel que cumple la Ley. Uno y medio es la mitad de tres, el número de revelación divina. Esto sugiere que la plenitud de esta verdad no estaba disponible para los santos del Antiguo Testamento, pero que la revelación completa es dada en el Nuevo Testamento (ver He. 11:40).
Éxodo 26:17 nos dice algo más acerca de estas tablas: “Cada tablón tendrá dos espigas para ser trabadas una con otra. Así harás con todos los tablones del tabernáculo”. Dos proyecciones (espigas) aseguraban la estabilidad de las tablas.
Dos es el número de testigo o testimonio. Esto indica que el testimonio de las tablas del tabernáculo era en verdad y gracia, que viene a través de Jesucristo (Jn. 1:17).
Éxodo 26:18-25 dice: “Harás para el lado sur del tabernáculo veinte tablones. Harás cuarenta bases de plata para estar debajo de los veinte tablones: dos bases debajo de un tablón para sus dos espigas, y dos bases debajo de otro tablón para sus dos espigas. Y para el otro lado del tabernáculo, el lado norte, harás otros veinte tablones, con sus cuarenta bases de plata, dos bases debajo de un tablón y dos bases debajo de otro tablón. Para el lado posterior del tabernáculo, al occidente, harás seis tablones. Harás, además, dos tablones para las esquinas del tabernáculo en los dos extremos posteriores, los cuales estarán unidos por abajo y unidos por arriba con un aro. Así será con los dos tablones para las dos esquinas. De modo que habrá ocho tablones con sus bases de plata, dieciséis bases; dos bases debajo de un tablón y dos bases debajo de otro tablón”.
Había 48 tablas en total: 20 tablas al lado sur, 20 tablas al lado norte, 6 tablas para el lado oeste y dos tablas para las esquinas del oeste. Veinte es el número de la madurez (ver Ex. 30:14). Había dos bases para cada tabla, dando un total de cuarenta bases para las veinte tablas tanto en el lado norte como en el sur. Cuarenta es el número de prueba y examen. Así, nosotros somos sostenidos y afirmados por la Palabra de Dios que ha sido probada y examinada. El Salmo 12:6 dice, “Las palabras de Jehová son palabras puras, como plata purificada en horno de tierra, siete veces refinada”.
Había un total de 96 bases de plata para las 48 tablas (dos bases para cada tabla). (También había cuatro bases debajo de los cuatro columnas que sostenían el velo del Lugar Santísimo, dando un total de 100 bases en el Tabernáculo-Ex. 26:32, 38:27). El número noventa y seis es el producto de 12 x 8. Doce, por supuesto, es el número de gobierno divino. Había doce cabezas de las doce tribus de Israel que gobernaban la nación. La Iglesia está edificada sobre el fundamento de los doce apóstoles (Ef. 2:20; Ap. 21:12-14).
El número ocho representa un nuevo día o un nuevo orden (también la resurrección). Cada ocho días representan el inicio de una nueva semana. Como Pedro dijo, un día con el Señor son como mil años (2 P. 3:8). Aproximadamente, se le han dado al hombre 7.000 años sobre esta tierra.
Aproximadamente hubo 4.000 años desde Adán hasta Cristo, más o menos 2.000 años dados para la Era de la Iglesia y finalmente el reinado de 1.000 años de Cristo sobre la tierra.
El octavo día abre los nuevos cielos y la nueva tierra. Así, el noventa y seis (una combinación de 12 x 8) habla del gobierno que esta por venir. Recuerden, estamos siendo preparados para reinar con Cristo como sacerdotes y reyes en Su reinado milenial sobre la tierra y en el cielo (ver Mt. 19:28; Ap. 20:6).
TABERNÁCULO II
TABERNÁCULO II
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