La Biblia contiene más referencias a árboles y bosques (más de 525) que a cualquier otro tipo de organismo viviente exceptuados los humanos. El árbol es un signo tangible de la fuerza vital que ha esparcido el creador en la naturaleza" (Gen 1:11). En cada primavera anuncia su renacimiento (Mt 24:32). Cortado vuelve a brotar (Job 14:7).
El hombre es comparado con el árbol verde, es al que el Dios bendice y colma de favores si es justo (Salmo 1:3; Jer 17:7). Hay árboles buenos y malos que se reconocen por sus frutos. Los malos merecen ser cortados y arrojados al fuego, igualmente a los hombres malvados les pasara esto en el juicio de Dios. (Mt. 7:16-20).
La biblia sitúa el signo del árbol en tres direcciones:
El árbol de vida, o árbol del conocimiento del bien y del mal. El hombre tiene en sus manos la vida, pero ha de reconocer que la capacidad de determinar el bien y el mal corresponde a Dios. El hombre, ser viviente, es al mismo tiempo creatura de Dios. De Él recibe la vida y en él está su felicidad máxima y eterna (Gn 2:9; 2:16; 3:2-6 y 3:22; Ez 47:12; Pr. 3:18;11:30; Ecl. 24:12-22; Ap 22:2). Para usar las categorías del libro del génesis: el hombre puede comer del fruto del árbol de la vida con la condición de que renuncie al fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Y esto no quiere decir otra cosa que el hombre es señor de la vida pero solo si comprende y acepta que él no es Dios, y por tanto, no es el origen del todo.
El árbol del Reino de Dios. En el Reino de Dios vemos que es un árbol que nace de una semilla pequeña y se convierte en un árbol frondoso que acogerá a todas las aves ( Mt. 13:31). El árbol de la cruz, el árbol en el AT era signo de maldición porque se utilizaba como patíbulo a los condenados a muerte (Gn 40:19; Jos 8:29;10:26). Jesús tomo sobre sí esta maldición y la transforma en un árbol de cruz que abre el camino al Padre, donde comeremos del árbol de vida (Ap. 22:2-14; Col 2:14; 1°Pe 2:24).
El Tabernáculo y el Arca de la Alianza fueron de madera de acacia o de una variedad de acacia. Tradicionalmente, la zarza ardiente, se creía que era de acacia. Muchos creyentes consideran la acacia el árbol de la vida.
Ezequiel 47:12 dice: "A lo largo del río, en ambas orillas, crecerán toda clase de árboles frutales con hojas que nunca se marchitan y los frutos nunca se malogran, dará frutos nuevos cada mes, porque esta agua viene del santuario. Y su fruto será bueno para comer y las hojas serán medicinales."
Apocalipsis 22:2 dice: "En medio de la calle de la ciudad, en cada orilla del río estaban los Árboles de la vida, que llevan doce frutos en un año, una en cada mes, y sus hojas son la cura para las naciones."
En todo tiempo el hombre, plasmado al inicio por las manos de Dios, o sea el Hijo y el Espíritu, sigue naciendo según la imagen y semejanza de Dios (Gn 1:26), rechazando la paja que es la apostasía, y recogiendo en el granero el trigo (Mt 3:12), que son aquellos que por la fe fructifican en Dios.
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