La Fiesta de las Trompetas es la primera de las fiestas de otoño, e
inicia el primer día del mes séptimo. Las escrituras hablan muy poco acerca de
esta fiesta, pero su aspecto más notable es que, precisamente este
día es apartado como un día para el son de las trompetas.
“Y habló Jehová a
Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al
primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas,
y una santa convocación. Ningún trabajo de
siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.” Levítico 23:23-25
“En el séptimo mes,
el primero del mes, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis;
os será día de sonar las trompetas”. Números 29:1
El sonar de las trompetas es utilizado a lo largo de las Escrituras para
convocar al pueblo de Dios. Varios tipos
de trompetas se usaban para llamar la atención de Israel, para reunirlos o
invitarlos juntos, para advertirles o anunciarles algo, o para llamarlos a la
batalla. La idea general siempre se relaciona con el llamado a Israel.
El son de las trompetas durante la Fiesta de las Trompetas, fue
entendida en la historia judía como un llamado a volverse, a arrepentirse, para
prepararlos para el Día que había de venir. Nada más sucedía en este día en particular.
Pero la idea parecía ser que no se podía realmente esperar beneficiarse de, o experimentar
la grandeza del Día venidero, si ellos primeramente no prestaban atención al
llamado de la trompeta y humillaban su corazón ante el Señor.
Debido a que las tres fiestas
colectivamente, son un cuadro del objetivo de Dios o el propósito para su
pueblo, tiene sentido que la Fiesta de las Trompetas represente el llamado de
Dios al alma del creyente para, “proseguir
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”
(Filipenses 3: 14). Una cosa es estar unidos a Cristo en el Pentecostés, y otra
cosa es prestar atención al llamado de Dios hacia el final, por el cual fuimos
creados. Vemos un cuadro claro de esto en el Éxodo de Egipto. Millones entraron
en el pacto con Dios en el Monte Sinaí, pero muy pocos estuvieron dispuestos a
prestar atención al llamado de Dios para entrar a la Tierra Prometida. Millones
en Israel recibieron al Señor como su Dios, conservando sus propios propósitos
humanistas para Él. Pero de esa primera generación, solamente Josué y Caleb
estuvieron dispuestos para que Dios los guiara en Su eterno propósito.
El Día de la Expiación representa el acceso mediante el
cual nos “acercamos a Dios” (en una comprensión espiritual o fe, no una
proximidad física).
Nuestra experiencia acerca este día es de alegría y de juicio, una feliz
unión del alma, y un rechazo estricto de la carne. Pero para poder avanzar
hacia este día (un día que progresivamente amanece en nuestros corazones),
necesitamos humillar nuestros corazones y afligir nuestras almas al sonido de
la trompeta de Dios. Para nosotros en el nuevo pacto, esto es un llamado
interno, una invitación al alma.
A lo largo de la historia de Israel, las trompetas se utilizaban para reunir al pueblo de Israel, para
proclamar una batalla, y para anunciar ciertos sacrificios. Aunque no eran
parte del propio día de la fiesta, hay varios versículos que hablan de
trompetas que creo que nos pueden ayudar a entender, qué representa esta
fiesta.
Por ejemplo en Éxodo capítulo 19, durante los acontecimientos que
rodearon el primer Pentecostés. Dios le dijo a Moisés que estableciera límites alrededor del monte. Israel no
tenía acceso a la nube de la presencia de Dios. Sin embargo, hay un interesante
uso de la trompeta involucrada en esta historia, que nos ayuda a entender su
significado espiritual.
“Y señalarás término
al pueblo en derredor, diciendo: Guardaos, no subáis al monte, ni toquéis sus
límites; cualquiera que tocare el monte, de seguro morirá. 13 No lo tocará
mano, porque será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá.
Cuando suene largamente la bocina, subirán al monte”. Éxodo 19:12-13
La traducción literal del versículo 13 es aún mejor. “…En el sonar del cuerno del carnero,ellos deberán subir a
la montaña”.
Aquí podemos ver una correlación entre el sonido de la trompeta, y la
invitación a Israel para acercarse o ascender a Dios. La trompeta era el llamado,
el sonido de la invitación de Dios para acercase.
Otro ejemplo se encuentra en Joel capítulo 2. En este capítulo vemos
nuevamente la trompeta siendo utilizada para llamar, o invitar al pueblo de
Dios para “volverse hacia él con todo su corazón”.
Pero también hay otro elemento involucrado aquí. En este capítulo, el
son de la trompeta anuncia dos cosas, o quizás las dos caras de la misma moneda.
La trompeta anuncia “un maravilloso y terrible día”. Es tanto un día para acercarse
a Dios, como también un día en el cual los enemigos de Dios serán destruidos por
completo. Es un día de rasgarse las vestiduras y volverse al Señor su Dios,
pero también es un día de oscuridad, penumbra, y de gran juicio.
En el versículo siguiente, vemos un llamado de trompeta, anunciando el
juicio de los enemigos de Dios.
“Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos
los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.
Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra…” Joel 2:1-2
No obstante, en el próximo versículo vemos un llamado de trompeta,
invitando a Israel a humillar sus corazones y aproximarse a Dios.
“Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión,
juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman…”. Joel 2:15
Estos dos aspectos del llamado de la trompeta son interesantes porque, el llamado del Señor
a seguir con Él siempre involucra estas dos verdades.
Es un llamado de Dios para crecer en
Cristo, sacar del corazón de todo aquello que se
opone al Señor. Así como en los tipos y sombras reflejados en las historias del
rey David, nuestra alma es como una tierra que ha recibido a un rey verdadero, pero
en la tierra aún moran muchos enemigos incircuncisos. Así que a medida que
escuchamos y humillamos nuestro corazón al sonido de la trompeta de Dios, el resultado
involucra un corte de la carne incircuncisa, junto con una mayor conciencia y
experiencia del Rey.
Otra Palabra que puede estar ligada a la Fiesta
de las Trompetas, se encuentra en Nehemías capítulo 8. Este capítulo relata la
historia del pueblo de Israel, reunido y escuchando por primera vez las
palabras del libro de la Ley de Dios desde la cautividad Babilónica. A pesar de
que no se hace mención de trompetas en este capítulo, esta historia toma lugar
en el primer día del mes séptimo, el día de la Fiesta de las Trompetas. En este
día, el sacerdote y escriba Esdras se levanta delante de todo el pueblo, para
leer y explicar la ley de Dios.
“y se juntó todo el pueblo como un
solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a
Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová
había dado a Israel. Y el sacerdote Esdras
trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de
todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo”. Nehemías 8:1-2
En este día, la lectura de las palabras de Dios, sonó como el estallido
de la trompeta a las almas de los hombres y de las mujeres que estaban
reunidos. Los tocó tan profundamente que todos empezaron a llorar. “Porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras
de la ley.” Eventualmente, Esdras los animó para que pararan de llorar y se
regocijaran en todo lo que Dios había hecho por ellos.
No es una coincidencia que este profundo llamado al corazón de
Israel, tomara lugar en el día de la Fiesta de las Trompetas. Tal y como hemos visto en las Escrituras, el enfoque aquí pareciera ser que Dios estaba llamando a los
corazones, atrayendo la atención de aquellos en Israel, quienes se habían
reunido delante de Él como un hombre.
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