PROMESA

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jueves, 20 de febrero de 2014

TRIBULACIONES


Hermanos en Cristo, queremos que conozcan los problemas y sufrimientos que tuvimos en la provincia de Asia. Fueron tan tremendos que casi no pudimos soportarlos, y hasta creímos que íbamos a morir. En realidad, nos sentíamos como los condenados a muerte. Pero eso nos ayudó a confiar en Dios, que puede hacer que los muertos vuelvan a la vida, y no a confiar en nosotros mismos. Dios nos protegió de grandes peligros de muerte, y confiamos en que él nos seguirá cuidando y protegiendo. Por favor, ayúdennos orando por nosotros. Si muchos oran, muchos también serán los que den gracias a Dios por su ayuda, y por todo lo bueno que él nos da. 2° Corintios 1:8-11
Hace casi dos mil años, el apóstol Pablo vivió situaciones aterradoras que atentaron contra su integridad física. Él lo llama “tribulación”. La experiencia fue tan impresionante, desgarradora, invalidante, que le abrumó. Estaba más allá de sus fuerzas, al punto de perder toda esperanza de sobrevivir. Aunque no se sabe con certeza qué le ocurrió en tal ocasión, de seguro fue algo traumático.
La idea de “trauma” deriva de la palabra griega que significa herida. Un trauma es una lesión duradera producida por un agente mecánico, generalmente externo; también puede ser el choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente o la emoción o impresión negativa, fuerte y duradera. En Psicología es el conjunto de ideas, emociones y tendencias generalmente reprimidas y asociadas a experiencias del sujeto, que perturban su comportamiento.
“que nos sobrevino en Asia” (2 Corintios 1:8)
Esta no fue la única ocasión en que el apóstol y sus discípulos experimentaron una experiencia fuerte y hasta traumática. Leamos su confesión, en la que se declara débil y haber estado permanentemente sometido a situaciones límite, como: trabajos, azotes, lapidación, naufragios, peligros, enfrentamiento a falsos hermanos, cansancio, desvelos, hambre, sed, ayunos, frío, desnudez y preocupación por la Iglesia.
“Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía. ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;  en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;  en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?” (2 Corintios 11:21-29).
Son causas de trauma:
Muertes, guerras, violaciones, raptos, accidentes causan traumas, ya que son pérdidas que dejan heridas muy profundas. Otras formas de estrés severo, pero no extremo, son la pérdida del puesto de trabajo, el divorcio y el fracaso escolar. En la mayoría de las ocasiones los eventos traumáticos son inesperados e incontrolables.
“fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.” (2 Corintios 1:8)
Los traumas golpean de manera intensa la sensación de seguridad y auto-confianza del individuo provocando intensas reacciones de vulnerabilidad y temor hacia el entorno. Los efectos emocionales son:
miedo, ansiedad, estrés, ira, rabia, resentimiento, bloqueo emocional.
Para muchas víctimas, estos efectos se mitigan e incluso desaparecen con el tiempo. Sin embargo, para otros muchos, las secuelas son a largo plazo y alcanzan en ocasiones la condición de crónicas.
En Psicología se le ha tipificado como STP “estrés postraumático” y “se trata de una reacción intensa provocada por una situación de gran impacto afectivo, que al retirar el motivo que lo causó, el dolor permanece. Se caracteriza por la representación de la situación desencadenante a través de sueños, recuerdos y la identificación ante eventos parecidos. El estrés postraumático ha sido categorizado como un trastorno de ansiedad por la característica presencia de ansiedad persistente, hipervigilancia y conductas de evitación fóbica.
Frecuentemente, según estudios médicos, el trauma está asociado a enfermedades físicas. Algunas personas que han estado expuestas a impactos o traumas psicológicos reaccionan desarrollando depresión, otras tienen reacciones de ansiedad o alcoholismo.
No cualquier cosa puede causar un SPT; deben ser situaciones que provoquen un dolor que perturbe la vida normal y que persista, a pesar de ya haber sucedido. No hay que sobre-diagnosticar porque no cualquier impacto emocional es un trauma. No todas las personas son susceptibles a ser traumatizadas.
Hoy cada vez se acepta más que problemas cotidianos se transformen en profundas heridas, porque actualmente se da una fobia al dolor. Nuestra sociedad rechaza el dolor como aprendizaje. Si uno cree que va a vivir siempre feliz está menos preparado para enfrentar el dolor. “Crisis” en chino se asocia a peligro y oportunidad, porque uno sale fortalecido de ellas, en contraste con el “trauma” que es pérdida. Debiéramos intentar convertir en crisis los problemas en vez de traumatizar todo.
1. CONFÍE EN DIOS
“Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos” (2 Corintios 1:9)
No se sabe con certeza qué le ocurrió a San Pablo en tal ocasión en Asia, mas de seguro fue algo traumático ¿Cómo lo sobrellevó? Primero, poniendo toda su confianza en el Dios Todopoderoso, en Aquél que es poderoso para sacar del sepulcro aún al muerto. No hay hecho más poderoso que ese y en ello necesitamos confiar. Elohim, uno de los nombres de Dios habla de la fortaleza y el poder de Dios y designa a Dios Elohim como el Fuerte y Poderoso, el que tiene Plenitud de Poder. La Biblia dice: “En el principio creó Dios (Elohim) los cielos y la tierra. (Génesis 1:1) y ; “Los cielos cuentan la gloria de Dios (Elohim), Y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1)
También es conveniente considerar que toda nuestra vida está bajo la voluntad y control Divinos, que Dios es YAHWE-JIREH - Jehová Proveerá. "Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.  Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto." (Génesis 22:13-14)

2. TRANSFIERA SU CARGA A DIOS
“el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte” (2 Corintios 1:10)
Si usted ha confiado en Dios, pues bien, haga concreta esa confianza, echando sobre Él toda su carga, su dolor, su desesperanza, su sufrimiento.
 Dice el salmista “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.” (Salmo 55:22) y Jesús asegura “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (San Mateo 11:28-30)
3. SOLICITE AYUDA
“cooperando también vosotros a favor nuestro” (2 Corintios 1:11)
No enfrente su problema en forma individual, como si compitiera solamente a usted, sino que busque ayuda en personas más maduras espiritualmente.
 Recuerde que los cristianos somos parte de un Cuerpo y necesitamos de nuestras “coyunturas o articulaciones”. Estas son los tutores y pastores. Cuéntele a su tutor su “trauma”, de modo que reciba consejo, ayuda, apoyo, bendición y sanidad interior. Su problema no es un problema sólo personal sino de toda la Iglesia. Cuando un miembro del Cuerpo, por pequeño que sea, padece, todo el Cuerpo se duele (1 Corintios 12:26).
4. PERSEVERE EN ORACIÓN
“cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración” (2 Corintios 1:11)
Si le cuesta orar porque siente ira, pídale a alguien maduro espiritualmente que ore con usted (Santiago 5:14-16)
Cuando se dirija al Señor, recuerde las palabras de  Pedro: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). Las Escrituras recalcan muchas veces el interés que Dios tiene por cada uno de sus hijos.
Es muy posible que el escritor del Salmo viviera una experiencia traumática, pues escribió: “Si no hubiera sido porque Jehová me dio auxilio, en poco tiempo mi alma habría residido en el silencio. Cuando dije: ‘Mi pie ciertamente se moverá con inseguridad’, tu propia bondad amorosa, oh Jehová, siguió sustentándome. Cuando mis pensamientos inquietantes llegaron a ser muchos dentro de mí, tus propias consolaciones empezaron a acariciar mi alma” (Salmo 94:17-19).
Hay quien se siente particularmente perturbado por “pensamientos inquietantes”, los cuales en ocasiones dan origen a ataques de ansiedad o de furia. Si ese es su caso, la oración sincera puede ‘sustentarlo’ hasta que se le pasen. Vea a Dios como un padre afectuoso y considérese un niño pequeño a quien él protege con amor. Recuerde la promesa bíblica de que “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).
El Apóstol pudo obtener consuelo y confesar finalmente:
 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. (2 Corintios 1:3-5)
5. LEA Y MEDITE LA PALABRA DE DIOS
“para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos” (2 Corintios 1:11)
Las personas “traumatizadas” pueden hallar consuelo en la Palabra de Dios. Ésta fue escrita por inspiración del Altísimo y en ella hay numerosos relatos de creyentes que pasaron circunstancias iguales o similares a las nuestras. También contiene palabras de sabiduría y buenos consejos para superar toda enfermedad del alma, como son las heridas, los traumas, etc. 
Y por último recuerde:
 No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla.1° Corintios 10:13

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