Hoy estoy por fin a kilómetros de ti, decidí alejarme porque la medicina de la distancia siempre ayuda a calmar un poco el dolor aunque sea en pequeñas dosis o al menos eso es lo que dicen los doctores del corazón de las revistas rosas y los autores de escritos de los viernes.
Hoy estoy aquí, lejos de la ciudad, en el silencio de una habitación alquilada en medio de la nada rodeándome solamente de naturaleza, al fondo el verde que dicen que puede evocar esperanza y arriba un azul que debería invitarme a soñar en que existe un futuro para mi sin tanto dolor, sin tanto rencor, rencor que no quiero anidar más en mi y que por eso llegué a este lugar, en comunión con el creador de los sueños y la esperanza, ésta es mi fe o tal vez solamente es un placebo para tratar de mitigar el momento de puntos suspensivos en mi vida deseando convertirlos en final.
Hoy estoy aquí y mi cuerpo envuelto en esta pesada cobija del silencio, los huesos de mi alma siguen tiritando de frío, aun preguntan por ese sol de tu cariño, que yo tontamente confundí con algo más y que algunas veces nos dio calor pero nunca amor. Sigo mirando por la ventana, el azul del cielo se torna obscuro, y no puedo evitar identificarme con este anochecer, cuando lo que alguna día soñé hoy se obscurece, miro la luna, pocas veces la he visto tan grande, tan linda, sonrío, pero ¿de qué sirve una luna y cielo estrellado si no estás a mi lado? ¿de qué sirve pensarte e imaginarte si tú ya me has olvidado?
Hoy estoy aquí, sin poder disfrutar el presente por aferrarme al pasado, ahora entiendo lo que es jurar en vano por tantas veces que he jurado que ya eres parte de mi ayer, y sigues en mi mente hoy, dando vueltas en mi cabeza y la única persona que se marea soy yo.
Hoy estoy aquí, lejos de la ciudad, en dónde no llega a mi teléfono la más mínima señal, donde no tengo la tentación de meterme en tus redes de nuevo ni luchar por conectarme contigo cuando ya no tenemos conexión. Se podría decir que estoy en un ayuno de ti, ya no quiero comer más de tus mentiras, ni de tu falso cariño, ni de tus promesas sin compromiso, al contrario, quiero fortalecerme como el maestro se fortaleció en el desierto venciéndo la tentación que vino a él en palabras bonitas y bien acomodadas pero disfrazadas para hacer mal, palabras que confundirían a cualquiera que se olvida de poner a Dios como el centro de su vida, y eso era lo que estaba haciendo yo por ti.
Hoy estoy aquí, en medio de la noche, sin una luz artificial siquiera, alumbrando con una vieja vela que hace un minuto se consumió, puedo escuchar el viento, puedo escuchar mi propio corazón, cerrar los ojos y tenerlos abiertos da igual en momentos así, pero los quiero cerrar no para dormir sino para ver mi interior, sabiendo que encontraré aun trocitos de ti, momentos y recuerdos, la mayoría bonitos, no lo niego, pero confiaré que al abrirlos mañana, esperando que el día llegué pronto, ya no habrá más de ti en mi, y entonces con esa fuerza que Dios nos da, dejaré de luchar contra tu recuerdo y entenderé que al fortalecer mi espíritu, el alma y el corazón se vuelven a equilibrar en una misma dirección, esa que por la emoción hice a un lado, es la dirección de su palabra que nos lleva a su perfecta voluntad… ¡en todo!
paco palafox
Ag.26 2016
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