PROMESA

PROMESA

viernes, 31 de mayo de 2013

SHABBAT SHALOM

SALMO 92 (91)

Himno para cantarlo el día de reposo.

92 Dios altísimo,
¡qué bueno es poder alabarte
y cantarte himnos!
¡Qué bueno es poder alabar
tu amor y tu fidelidad!
Día y noche te alabaré
con música de arpas y liras.
4-5 Dios mío,
quiero gritar de alegría
por todo lo que has hecho;
todo lo que haces es impresionante
y me llena de felicidad.
Tus pensamientos son tan profundos
que la gente ignorante
ni los conoce ni los entiende.
Aunque los malvados y los malhechores
se multiplican por todas partes,
un día serán destruidos para siempre.
Sólo tú, mi Dios,
reinas por siempre en el cielo.
¡Tus enemigos serán destruidos!
¡Todos los malhechores serán derrotados!
10 Tú has llenado mi vida de poder;
de ti he recibido un trato especial,
11 y he podido presenciar
la derrota de mis enemigos.
12-13 Dios nuestro, en tu presencia
la gente buena crece y prospera
como palmeras bien plantadas,
¡como los cedros del Líbano!
14 Vivirán muchos años,
se mantendrán sanos y fuertes.15 Siempre hablarán de tu justicia
y de tu constante protección.

ORACIÓN DE LOS ESPOSOS


jueves, 30 de mayo de 2013

DIVORCIO

Dios diseño el matrimonio y la familia con bases en el Amor y la Seguridad . El esposo y la esposa deben compartir amor, respeto y la meta del gobierno de Dios en sus vidas (Efesios 5:22-23; 1 Pedro 3:1-7). Los padres deben ser un modelo y enseñar valores de acuerdo con Dios (Deuteronomio 6:5-7), instruyéndolos acerca de cómo vivir y prepararlos para su vida adulta (Proverbios 1:8; 4:1; 13:1; 15:5). Dios reservó la expresión y el gozo del placer sexual para ser compartida entre cónyuges, prohibiéndolo estrictamente fuera del matrimonio (Éxodo 20:14; Mateo 5:27-28). Juntos, un esposo y una esposa deben construir su familia y el ciclo de la vida continua (Génesis 1:26-28; 2:24). Desde el principio, Dios estableció la relación matrimonial y la puso en un lugar central de la vida. El hombre y la mujer fueron creados para compartir una relación complementaria, en la que cada uno ayuda y complementa al otro. Para enfatizar la hermosura y singularidad de su esposa, Dios le demostró a Adán que no había nadie en la creación que pudiera llenar el vacío de su vida y que sólo ella era comparable a él y podía ser su compañera de por vida (Génesis 2:18-20)
Pablo también señala en Efesios 5: 24-25 que el matrimonio representa la relación entre Jesucristo y la Iglesia:
 “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella”.
 Estos comentarios ayudan a definir la perspectiva que Dios tiene del matrimonio—una relación única, que representa el compromiso y el amor que Cristo expresa por su Iglesia.
Es claro que el matrimonio es importante para Dios. El creó la familia como la unidad básica de la sociedad. La estabilidad de la comunidad y aún de la nación depende en gran medida de la estabilidad de las familias.

Lo que la Biblia dice acerca del divorcio

En Mateo 19:3, los fariseos le preguntaron a Jesús acerca del divorcio:
 “Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?”.
Jesús les respondió con una cita de Génesis 1 y 2, confirmando el origen y la trascendencia del pacto matrimonial
 “Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará Padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre” (Mateo 19:4-6).
La creación de la mujer a partir del mismo cuerpo del hombre, hace énfasis en el hecho de que el primer esposo y la primera esposa fueron literalmente “una sola carne”—cada uno fue parte del otro. Ante Dios la relación matrimonial debe tener el mismo nivel de compromiso. Por medio del matrimonio, un hombre y una mujer se convierten en uno—física y emocionalmente ligados en una relación para toda la vida, de amor, compromiso y unidad.
La pregunta acerca del divorcio estaba basada en una controversia acerca de la palabra “indecente” que se menciona en Deuteronomio 24:1, que dice:
 “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa”. 
Una corriente de pensamiento decía que la palabra “indecente” significaba que el adulterio era la única razón válida para el divorcio. La enseñanza opuesta era que “indecente” significaba cualquier cosa inaceptable para el esposo, sin importar lo trivial que fuera.
Es necesario tener en cuenta que lo que se estaba preguntando no era si el divorcio era permitido, sino en qué condiciones estaba permitido, “por cualquier razón”. La respuesta de Jesús fue que había una razón más fundamental para el divorcio y además les recordó que esto no era lo que Dios pretendía. En el versículo 8 afirma que
 “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así”.
La “dureza de vuestro corazón” también está ilustrada en Malaquías 2. En este pasaje se establece una comparación entre la nación de Israel que abandona su pacto con Dios y el hombre que rechaza su relación de pacto con su esposa. Leemos en el versículo 14: 
“…Porque el Eterno ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto”. Y en el versículo 16: “Porque el Eterno Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo el Eterno de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales”.
Dios culpa del divorcio a aquellos que no son fieles en su compromiso en el matrimonio. Él dice que odia el divorcio por todo el daño que éste hace. El divorcio causa confusión, dificultades y dolor emocional. Dios no quiere que las personas vivan de esta forma.
El apóstol Pablo habla acerca del tema del divorcio en 1 Corintios 7:10-11:
 “Pero a los que está unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer”.
En otras palabras, Pablo dice que la instrucción de Dios es que los esposos no se deben divorciar. Ellos se pueden separar si así lo deciden, con la posibilidad de reconciliarse o de no volverse a casar.
Moisés no pudo haber admitido el divorcio cuando había un mandamiento específico en contra de éste. Por ejemplo, Moisés no pudo haber permitido robar o matar sólo porque la gente tuviera un corazón endurecido. Pero las condiciones fijadas para el divorcio, como Jesús lo reconoció, no significa que el divorcio le agrade a Dios o deba ser tomado a la ligera.
En Mateo 5:31-32 y Mateo 19:9; Jesús advierte que el volverse a casar bajo ciertas circunstancias puede conducir al pecado de adulterio. En el Nuevo Testamento encontramos tres circunstancias específicas en las cuales Dios permite el divorcio y las segundas nupcias.

1. Pecado sexual

En Mateo 19:9 Jesús concluye su respuesta a los fariseos: 
“Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera” 
La palabra griega traducida como “fornicación” es porneia, que significa cualquier forma de actividad sexual ilícita, lo que incluiría fornicación y adulterio además de otros actos sexuales prohibidos. La palabra también implica un patrón de comportamiento sexual inadecuado persistente y sin arrepentimiento.
Si el cónyuge de la persona es culpable de un patrón errado de conducta sexual, entonces el divorcio y las segundas nupcias están permitidos.
Tenga en cuenta, sin embargo, que bajo estas circunstancias el divorcio no está requerido. Es verdad que cuando la confianza se rompe a este nivel esto puede destrozar la relación. Pero si hay arrepentimiento, y de acuerdo con la importancia del matrimonio, debería haber un esfuerzo para salvar el matrimonio.

2. Un cónyuge incrédulo que no quiere seguir

A medida que se fue desarrollando la Iglesia, fueron surgiendo nuevas circunstancias que se convirtieron en un desafío para los matrimonios cristianos y fue necesario afrontarlas. Específicamente, ¿cuál es el estatus de un matrimonio en el que ambos cónyuges tienen diferentes creencias religiosas y prácticas? Pablo habla acerca de este tema en 1 Corintios 7:13-14
 “Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos”.
Si el esposo y la esposa tienen diferentes creencias religiosas esto puede ser un motivo de tensión y conflicto en su relación. Ellos tal vez guardan días de fiesta diferentes. Tal vez tengan diferencias en cuanto a su dieta o en lo que es aceptable como lenguaje o como una forma de diversión. Uno de los cónyuges puede estar lejos del hogar varias horas al día debido a sus actividades religiosas, dejando al otro sólo en la casa. Tal vez tengan diferentes amigos y un círculo social distinto. Tal vez haya que resolver la pregunta de quién es el que va a enseñara a los hijos. La situación es compleja y existe la posibilidad de que se presenten ciertas complicaciones.
La instrucción de Pablo es que esas diferencias no necesariamente tienen que conducir al divorcio. Sin un cónyuge es “incrédulo” pero quiere vivir pacíficamente con el cónyuge “creyente”, entonces la pareja puede seguir casada. Este mismo principio se aplica en el caso de que ambos sean “creyentes” pero tienen diferentes creencias. El punto de las Escrituras es que la pareja debe hacer todo el esfuerzo posible para salvar su matrimonio por encima de las diferencias. Pablo dice que Dios bendice el hogar en dónde vive el creyente, lo cual trae muchos beneficios para toda la familia. Sin embargo, si el cónyuge que es “incrédulo” o aquel que tiene creencias totalmente irreconciliables, insisten en el divorcio, entonces el “creyente” está en libertad de volverse a casar.
Pablo continúa diciendo en el versículo 15:
 “Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios”.
La frase “a paz nos llamó Dios”, es también importante. Si un incrédulo o aquél que tiene creencias diferentes se rehúsa a dejar el hogar pero le hace la vida imposible al creyente, entonces el creyente puede divorciarse y volverse a casar. El principio también se aplica cuando existe peligro de violencia física. Por ejemplo, si existe el peligro de un posible abuso sexual o emocional del otro cónyuge o de los hijos, no encontramos que en las Escrituras se nos exija que debamos permanecer casados.
Si un cónyuge abandona el matrimonio porque no quiere vivir en paz debido a las diferencias religiosas o a que no quiere proveer un ambiente seguro a nivel físico, entonces es permitido divorciarse y volverse a casar.

3. Falsificación

La otra razón aceptable para el divorcio y las segundas nupcias es que el matrimonio se haya realizado bajo circunstancias fraudulentas o engañosas. El matrimonio es la relación más íntima y debe estar basado en confianza, honestidad y franqueza. 
Antes del matrimonio uno debe estar enterado acerca de la historia de la otra persona y tener información válida y cierta de tal forma que nada que pueda cambiar la decisión de casarse, quede oculto o sea falsificado. Obviamente, los esposos se conocen mejor después de casarse y aprenden mucho acerca del otro por medio de la convivencia. Este principio tiene que ver con el engaño intencional acerca de temas fundamentales que se esconden o se falsifican porque afectarían la relación.
Vemos un ejemplo de esto en Mateo 1:18-19:
 “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntase, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente”.
Estar desposado implicaba un compromiso obligatorio, que incluía un voto y se realizaba antes de que ambos vivieran juntos como un matrimonio. En este punto de la relación, José y María estaban totalmente comprometidos a casarse porque habían hecho un voto, aunque no estuvieran viviendo juntos como esposo y esposa. Cuando él se dio cuenta que María estaba embarazada, José asumió que María había estado teniendo actividad sexual mientras le hacía creer que era pura, lo cual habría sido algo fraudulento (además de ser un pecado sexual). Por supuesto esto no era verdad en el caso de María. Pero si hubiera sido el caso, José hubiera quedado libre de su voto y hubiera quedado en libertad de casarse con alguien más.
No se requiere que haya divorcio o anulación si sale a la luz algo importante que haya estado escondido o falsificado. Puede suceder que se sepan todos los detalles de la situación que previamente hubiera estado oculta, y se llegue a un acuerdo para continuar en el matrimonio. Si se descubre una falsificación o fraude, se debe afrontar y resolver de una manera inmediata, en cuanto se tiene acceso a la información.
Si uno de los cónyuges es responsable de la falsificación de la información o de ocultar información personal que de haberse sabido hubiera impedido el matrimonio, entonces es permitido el divorcio (o la anulación) y es posible volverse a casar.

Arrepentimiento y conversión

Con el arrepentimiento y el bautismo, todos nuestros pecados pasados son perdonados. Comenzamos nuevamente y a partir de este momento debemos obedecer los mandamientos e instrucciones de Dios (Hechos 2:38; Romanos 6:4).
El pecado que conduce al divorcio y a volverse a casar, por otras razones diferentes a las que hemos explicado, se encuentra entre los que son perdonados con el bautismo. Sin embargo, a partir de este momento la persona casada debe vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Biblia.
No olvidemos que:
1. Dios creó la relación matrimonial y que fuera una relación para toda la vida.
2. El divorcio y las segundas nupcias son permitidas en circunstancias limitadas y específicas.
  • Si el cónyuge es culpable de un patrón de pecado sexual del que no se arrepiente.
  • Si el cónyuge abandona el matrimonio porque no quiere vivir en paz debido a diferentes creencias religiosas o no quiere proveer un ambiente físico seguro.
  • Si el cónyuge ha falsificado u ocultado información personal que de haberse sabido hubiera impedido el matrimonio.
3. Con el arrepentimiento y el bautismo nuestros pecados pasados son perdonados pero a partir de este momento debemos vivir de acuerdo con las instrucciones de Dios en cuanto al matrimonio, divorcio y segundas nupcias.
La enseñanza y la práctica de la Iglesia es la de preservar y fortalecer los matrimonios y las familias. Aun en circunstancias extremas en las cuales el divorcio y las segundas nupcias son permitidas, no siempre esto es la mejor opción. Hay muchos elementos que debemos analizar, incluyendo el entendimiento de lo que Dios piensa acerca del matrimonio y el divorcio, incluyendo el impacto que el divorcio tiene en la salud emocional de los hijos de la pareja. Por lo tanto, aunque el divorcio y las segundas nupcias son permitidos bajo ciertas circunstancias, recomendamos vehementemente que las parejas con problemas en su matrimonio busquen un consejo sabio que les ayude a preservar su importante y valiosa relación.
Y entender que el divorcio no es un pase libre, para ser utilizado cuando mas convenga a mis intereses, sino que en última instancia y luego de haber utilizado todas las herramientas posibles para restaurar el matrimonio.
Nos encontramos en un tiempo donde tanto los matrimonios como los divorcios son instantáneos.
Debemos ir a la Luz de la Palabra para que nos guíe en todo el proceso.

miércoles, 29 de mayo de 2013

LA FAMILIA

Dios no nos debe asombrar por el modo en que prefiere ayudar a familias destruidas. Él combina Su sabiduría, Su poder y  Su gracia para levantar a una familia y así lograr que Su propósito sea consumado. Difícilmente conoceremos todo acerca de los planes de Dios, pero podemos ver como Él nos ayuda al tiempo que nos disponemos a trabajar para Él.
Las familias no suelen estar en situaciones ideales al empezar, pero cuando los padres determinan llevar a cabo los propósitos de Dios, veremos que la Palabra de Dios tiene un maravilloso efecto sobre la familia en un cambio para bien. Timoteo, por ejemplo, no tenía un padre creyente. Su madre era judía mientras su padre era evidentemente un Griego incrédulo. La gracia de Dios, sin embargo, brillo a través de la influencia de su madre y abuela. ¿Qué es lo que en el siguiente pasaje, Pablo espera  que Timoteo haga suyo, dado que aquello estuvo en su madre y abuela?
Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual residió primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice; y estoy cierto que en ti también.  (2° Tm 1:5 RVA)
Esta “fe sincera” era más que palabras. Era una fe viva. Cuando la Palabra de Dios es vivida, entonces tiene gran eficacia. Lo mismo es verdad  para la familia. Los padres tienen un gran impacto sobre sus hijos y cuando ellos se vuelven a Dios, Dios comienza a ayudar a toda su familia.

 Problemas al crear una Familia consagrada
Algunos padres  quizás estén pensando que ellos han estado intentando arduamente y no  encuentran mucha ayuda. . Existen muchísimas situaciones difíciles.
Por ejemplo “¿Qué es lo que se  le responde a una persona no-Cristiana que le dice que el cristianismo fue una cosa de “sus padres” y no suya?” Esta pregunta nos posiciona en el problema más grave que existe en las familias cristianas.
Muchos padres  piensan que ellos no están haciendo un buen papel, cuando ellos instruyen solo de  palabra a sus hijos de lo deberían o no deberían hacer. El problema es que la verdad no es transmitida principalmente a través de instrucciones habladas,  sino de como sus padres la viven en su vida diaria.
Muchos jóvenes  no siguen al Señor ya que no encuentran nada atractivo en la vida cristiana de sus padres. Esta es la raíz  de hoy en día en algunos lugares del mundo en donde solo una o dos generaciones atrás mucha de la gente se confesaba cristiana.
Esto significa que Cristo en Su gloriosa plenitud estuvo ausente del hogar. Donde quiera que encontremos a Jesús en el Nuevo testamento, la gente lo rodeaba y podía conocer de Él y escuchar Sus enseñanzas. Queremos hacer del hogar un lugar en que nuestros hijos amen estar: un lugar donde el amor de Dios, el cuidado y el perdón este siempre presente, un lugar donde ellos amen estar.
Necesitamos ampliar nuestras mentes para entender como deben ser transmitidas las verdades y valores a nuestros hijos. Algunas verdades son "captadas, no enseñadas"
Esta es una verdad muy significativa que enfatiza la importancia del impacto que el estilo de vida de los padres hace en sus hijos. 
 La Palabra de Dios necesita ser enseñada a los hijos, sin embargo ambas son necesarias. Timoteo no solo daba buen ejemplo de comportamiento  sino que estos eran consistente con las escrituras ( 2° Timoteo 3:15).
Los niños imitan lo que ven que sus padres hacen. Si lo que los padres dicen es diferente de lo que ellos hacen, los hijos  imitaran lo que sus padres están haciendo. Si lo que los padres dicen es diferente a lo que hacen, los hijos imitaran casi inconscientemente lo que ellos hacen. Cuando los hijos son mayores, no solo se percataran de esta inconsistencia sino que desecharan y aun aborrecerán aquello que se les enseño. 
Si el padre obedece a Dios, entonces todos sabrán cuan importante es Dios en su vida diaria. Si por el contrario, es muy espiritual solo un día a la semana, pero vive en contradicción a lo que Dios dice en el resto del tiempo , su familia concluirá que Dios es solamente un “Dios de Iglesia”. Ellos pensaran que Dios no tiene mucho que hacer en sus vidas diarias.
  • Los padres mayormente forman una comprensión de Dios al hijo  por la manera que ellos viven los roles de padres dados por Dios. Esto puede ser verificado por el hecho que los padres son solo la autoridad de los hijos durante los primeros cinco años de su vida. Ellos aprenden como responder a la autoridad por la manera en que sus padres responden a Dios.
  • El padre es la autoridad en la casa. La primera impresión del hijo de la autoridad incluyendo a Dios mismo viene de como su padre expresa su autoridad y responde a las autoridades en su vida.
  • La madre modela las actitudes de  apacibilidad y cuidado de Dios. El hijo aprende como , en control, pueden convivir  en una relación tanto la firmeza y franqueza así como también lo prudente, gentil y  amoroso.
  •  El esposo muestra la manera en que alguien con autoridad también puede amar por la manera en que ama a su esposa.
  •  La esposa demuestra como se lleva bien con la autoridad. Ella apoya fielmente a su esposo aun si no esta de acuerdo con el.  Ella muestra el modelo de cómo se respeta a la autoridad.

El niño también aprende como reaccionar a las circunstancias de la vida viendo la manera como sus padres responden al mundo exterior. Poco importa lo que los padres dicen. El niño sabe en que creen sus padres por lo que su padre y madre hace.
 Si el modelo de vida contradice las palabras, el niño ignorara las palabras. 
  •  ¿Cómo responde Papá cuando alguien lo trata mal? ¿ Perdona o trata de vengarse? 
  •  ¿Cómo reacciona Mamá a las situaciones que no son de su agrado y no puede controlar? ¿Confía en Dios o se agobia y queja? 
  •  ¿Está Papá contento con lo que tiene? ¿Tiene que comprar muchas cosas para ser feliz? 
  • ¿Mamá cambia lo que haría o afirma, por lo que otra gente pueda decir o pensar? ¿Tiene temor de Dios?
Cuando un niño ve la palabra de Dios vivida, gana la misma forma fe o entendimiento de como la vida debería ser . Esto no los hace cristianos, pero  los prepara con un amor por la verdad.
Si ellos ven la dulzura de la verdad de Dios, desearan esa paz y manera de vivir mucho más que lo que el mundo les ofrece.

Sí el niño aprende por la manera que sus padres tratan con él. Pensamos mayormente en una madre preocupado por el niño en los primeros días de su vida, pero no debemos excluir el cuidado del padre  por su hijo. Estas cosas conforman grandemente el modo que el niño percibe lo que es importante en la vida, lo que correcto e incorrecto
  •  ¿Qué hace mamá cuando el bebé llora? ¿Siempre consciente al bebé o algunas veces permite que llore cuando solo busca llamar  la atención?
  •  ¿Qué es lo que papi hace cuando el bebé interrumpe el tiempo de Papá y Mamá con lindas payasadas? ¿Papá olvida a mamá y juega con el bebé o prioriza su relación con su esposa y juega con su hijo mas tarde?
  • ¿Qué es lo que hace mamá cuando el bebe la exaspera? Evita al bebé o trata pacientemente con él?
  • ¿Qué es lo que hace papá cuando su hijo se pone terco? ¿Le da lo que sea al niño con tal de calmarlo o espera pacientemente a que pase “la tormenta”?
  • El niño aprende inconscientemente muchas cosas aun cuando son criaturas. 
La paternidad exitosa llega cuando combinamos, 
el llevar una vida correcta con una instrucción correcta. 
Estamos cultivando más que la mente. 
Nuestros hijos imitaran nuestras propias vidas para bien o para mal. 
Si como padres no damos un buen ejemplo de como resolvemos las relaciones personales, entonces nuestro hijo no sabrá como resolver sus conflictos personales. Simplemente no les hemos dado las herramientas, verdades y conocimiento para resolver estos problemas. 

martes, 28 de mayo de 2013

LA FAMILIA DISEÑO DE DIOS

 ¡El mejor Diseño de Dios, la FAMILIA !
El inventor es el que mejor entiende  el funcionamiento de su producto. Con seguridad podrá explicar sus funciones a otros, pero al final solamente el diseñador realmente entiende  cómo es que las partes individuales encajan dentro del propósito  general. Para que entendamos a la familia, tenemos que ir hacia el creador de la familia.
Dios formo y modelo al hombre y a la mujer y luego los dispuso dentro de unidades matrimoniales. La bendición de Dios sobre cada una de esas parejas seria mostrada cuando concibieran una nueva persona que se asemeje a ambos, padre y madre. Dios promueve este proceso ordenando a las parejas que se fructifiquen y multipliquen.
Y Dios creo al hombre a Su imagen, a la imagen de Dios lo creo, varón y hembra los creo. Y los bendijo Dios; y les dijo: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.  (Génesis 1:27:28 RVA)
Cuando algo anda mal en mi impresora, no saco el manual de la radio para consultar. Busco el manual de la impresora. Lo mismo  sucede con la familia. Si tenemos interrogantes sobre como guiar a la familia, ya sea para algo específico o de propósito general, vamos a la Palabra de Dios, la Biblia, donde nuestro Creador y Diseñador ha expuesto claramente todo lo que necesitamos saber acerca de la familia (2 Timoteo 3:16-17)
Algunas veces somos lentos para obedecer la Palabra de Dios. Escuchamos tanto acerca de tener cuidado en atender las necesidades físicas y emocionales del hijo que olvidamos la importancia de sus necesidades más profundas. ¿Cuáles son las necesidades mas profundas del niño o niña?
Dios nos dijo en los versículos anteriores que el hombre fue hecho  distinto de otros animales; el hombre y la mujer fueron hechos a imagen de Dios. El hombre fue diseñado para comunicarse con Dios, un espíritu. El hombre es más que su cuerpo; el tiene una parte invisible que esta compuesto de un corazón (donde radican los afectos), un deseo y una conciencia. El hombre, por ejemplo, se diferencia de los animales por ser consiente de sí mismo. Dios también tiene un diseño para la familia propiamente dicha.
Dios no solo formo al hombre  y a la mujer. El también diseñó el matrimonio y la familia para culminar Su propósito supremo.
  • El Plan de Dios para la familia
La familia tiene un rol crucial en los planes del reino de Dios sobre la tierra. La familia es la razón por cual Dios comunica, preserva y promueve Su dominio. El hogar es el lugar en el cual Sus verdades son vividas y enseñadas. Al visitar a una familia cristiana, esta debería ser capaz de lograr transmitir una buena impresión de la bondad, amor, orden, comunión, provisión y leyes de Dios.
Dios creo la primera familia con Adán como su cabeza y Eva como su ayuda idónea. Esta pareja se convirtió en al primera familia y el origen de las otras familias de la tierra. Adán, el hombre, fue responsable por las decisiones hechas en la familia. Cuando el hizo sabias decisiones la familia prospero. Cuando  decidió desobedecer las órdenes de Dios, su familia y todas las familias originarias de él fueron seriamente afectadas.
… Así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó á todos los hombres, pues que todos pecaron.  (Rom 5:12 RVA) 
Los hijos de Adán no solo heredaron el parecido físico e imperceptible de sus padres sino también su naturaleza pecaminosa (tendencia a ir en contra el diseño de Dios). Parecería que Dios no podría cumplir Sus propósitos con el hombre, pero Dios no abandonó la familia.
Comenzamos a ver la intención de Dios cuando en Génesis 12 Dios comenzó una nueva familia, desde la entonces caótica y rebelde sociedad, Dios escogió un hombre y su descendencia a través del cual su Santo propósito seria preservado y multiplicado. Dios escogió a Abraham para que deje el mundo e ir donde  El lo destine. Abraham no era perfecto, y aun así  Dios quiso y  fue capaz de usarlo para que fuese canal de bendición para el mundo a través de su familia. 
Aun hoy día Dios usa la familia como una plataforma para expandir Su Santos y buenos propósitos.
Fue a través de una de esas buenas familias que Dios trajo a Jesucristo, Su único Hijo, al mundo. Esta pareja honesta vivió y enseño la Palabra de Dios a Jesús. Mas adelante Jesús usaría lo que el había aprendido siendo niño. Dios creo una nueva familia y la llamo La Iglesia. Dios el Padre sacrifico a Su propio hijo para que personas como nosotros pudieran ser adoptados dentro de Su familia como Sus hijos y vivir Su verdad.
Mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre.  (Jn 1:12 RVA)

Dios ha instruido claramente tanto a la iglesia como a la familia de cómo prosperar en la vida. Sin familias fuertes, la iglesia y la sociedad  serán débiles. Cuando las familias son fuertes, entonces Cristo puede desarrollar su plan maravilloso para la iglesia. Dios nos ha dejado Su Santo Espíritu y Su Palabra por la cual podemos tener familias e iglesias santas. Con la Palabra de Dios en nuestras manos, no podemos decir que Dios no nos dijo como  producir familias santas.

viernes, 24 de mayo de 2013

MATRIMONIO SEGUN EL DISEÑO DIVINO

Han surgido muchas definiciones sobre el matrimonio. Entre ellas se ven algunas formuladas según la conveniencia del individuo, de tal modo que puedan favorecer la ausencia de un compromiso permanente hacia el cónyuge. Este sinnúmero de conceptos nos obliga a revisar la declaración de Dios acerca del matrimonio. El autor nos ofrece un estudio cuidadoso de la misma en los cuatro pasajes bíblicos en los que se menciona.
  • UN DISEÑO VIGENTE

El plan de Dios para el matrimonio está claramente expuesto en la Palabra de Dios, la Biblia. 
Génesis 2: 18-–25 introduce los conceptos de dejar la etapa de soltero (padres), unirse en pareja y ser una sola carne.
Hay sólo una declaración acerca del matrimonio que Dios incluye cuatro veces en la Biblia. Ella se encuentra en Génesis 2.24, Mateo 19.5, Marcos 10.7, 8 y Efesios 5.31. Esta declaración dice así: «Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne».
Entonces, Dios hace esta declaración cuatro veces: una en el Antiguo Testamento y tres veces en el Nuevo Testamento. Una vez antes de la caída del hombre en el pecado y tres después de dicho evento. De esto deducimos que esta declaración contiene el diseño de Dios tanto para el hombre perfecto como para el hombre pecador. 
Es el diseño  de Dios para todos los tiempos, a fin de lograr un buen matrimonio, y un buen plan es tan necesario para un buen matrimonio como lo es para una construcción.
Hoy en día encontramos muchos matrimonios tristes e insatisfechos, y no sólo entre los no creyentes sino también entre los mismos cristianos. Esta tristeza es causada, en gran parte, por la falta de atención al diseño de Dios para el matrimonio. ¿Cuál es? ¿Qué involucra el matrimonio según Dios?


  • UNA NUEVA ETAPA

DEJAR
En primer lugar, el diseño de Dios para la pareja señala que el esposo y la esposa deben dejar a sus padres y a sus madres. ¿Qué significa dejar a sus padres?
Pues bien, ciertamente no significa que deben abandonarlos y dejarlos por completo (comparar Ex 21:12; Mr 7:9-13; 1 Ti 5:8). Tampoco significa que deben separarse necesariamente a una gran distancia geográfica. Vivir demasiado cerca de los padres —especialmente al comienzo del matrimonio— puede hacer difícil el dejar para vivir una nueva etapa. Es posible dejar al padre y a la madre y vivir en la casa contigua; si bien están cerca, la manera en que se relacionen hace que puedan ser independientes. Y a la inversa, es posible también vivir a miles de kilómetros de distancia de los padres y no dejarlos. De hecho, es posible que muchos no hayan dejado a sus padres aunque estos ya hayan fallecido.
Dejar a sus padres significa que su relación con ellos debe cambiar radicalmente, para establecer una relación adulta de ahora en adelante. Significa que deben ocuparse y atender más a las ideas, opiniones y prácticas de su cónyuge que a las de sus padres. No estar esclavizados a ellos en cuanto a afecto, aprobación, ayuda y consejo.
Dejar a los padres significa también que deben eliminar cualquier actitud mala hacia ellos, o de lo contrario estarán ligados emocionalmente aunque físicamente estén lejos.
Muchas personas ingresan al matrimonio sin dejar de depender emocionalmente de sus padres, a tal punto que continúan procurando que su cónyuge cambie sólo porque a sus padres no les gusta como es. La etapa del matrimonio y el dejar a los padres significa que los dos, de común acuerdo, deciden que la relación marido y mujer tiene prioridad sobre toda otra relación humana.


  • UNA NUEVA ETAPA

UNIRSE
El plan de Dios para el matrimonio es que el marido y la mujer deben unirse el uno al otro. En nuestra época las parejas jóvenes parecen casarse con la idea de que si su matrimonio fracasa pueden obtener el divorcio. Cuando se casan prometen ser fieles hasta la muerte, pero mentalmente —consciente o inconscientemente— añaden: «a menos que nuestros problemas sean demasiado grandes».
En verdad, algunos sugieren que debiéramos renovar nuestra libreta de casamiento cada año, así como renovamos la licencia de conductor. Otros sugieren que nos olvidemos de todo el trastorno del matrimonio civil y las tensiones de la ceremonia de casamiento. Para ellos el matrimonio es algo de su conveniencia, de suerte, y puede ser muy pasajero. Todo depende de cómo caen las cartas.
Sin embargo, Dios dice: «Yo no lo planeé así. Yo quise que el matrimonio fuese una relación permanente. Yo quiero que el marido y la mujer se adhieran el uno al otro» (Mr 10:7–9)
El matrimonio, entonces, no es cuestión de suerte, sino de elección deliberada. No es sólo un asunto de conveniencia sino de obediencia; y no depende de cómo caen los dados sino de cuánto estamos dispuestos y decididos a trabajar para su éxito.
Un buen matrimonio está basado más sobre compromiso que sobre sentimientos o atracción corporal. De acuerdo con Malaquías 2.14 y Proverbios 2.17, el matrimonio es un pacto, un contrato irrevocable por el cual estamos ligados a otra persona. 
Por tanto, cuando dos personas se casan prometen que serán fieles el uno al otro, pase lo que pase. La esposa promete que será fiel aunque el esposo engorde, se ponga calvo, o tenga que usar lentes bifocales; aunque pierda la salud, su riqueza, su empleo, su atractivo; aunque aparezca alguien más excitante.
Por su parte, el esposo promete ser fiel aunque la esposa pierda su belleza y atractivo; aunque no sea tan pulcra y ordenada o sumisa como él quisiera; aunque no satisfaga sus deseos sexuales completamente. Él la amará y honrará aunque gaste el dinero neciamente o sea una mala cocinera.
El matrimonio significa que el marido y la mujer entran en una relación por la que aceptan total responsabilidad y se comprometen el uno al otro sin tomar en cuenta los problemas que puedan surgir.
En muchos sentidos el casarse se parece a la conversión. Cuando una persona se convierte a Cristo deja su antigua manera de vivir, su justicia propia, sus propios esfuerzos para salvarse, y se entrega a Cristo, quien murió en lugar de los pecadores. En este acto de entrega a Cristo, la persona se compromete con Cristo. La misma esencia de la fe salvadora es una entrega personal a Cristo por la cual la persona promete confiar total y completamente en el Señor y a servirle fiel y diligentemente, sin tomar en cuenta cómo se sienta o qué problemas puedan surgir ( Ro. 10:9; Hch. 16:31; Fil. 3:7, 8; 1 Ts. 1:9- 10).
De la misma manera, el matrimonio según Dios involucra una entrega total e irrevocable de dos personas, la una a la otra. 
El matrimonio según Dios incluye el adherirse el uno al otro en enfermedad y en salud, en pobreza y en riqueza, en alegrías y tristezas, en gozo y dolor, en tiempos buenos y tiempos malos, en acuerdos y desacuerdos.
El matrimonio según Dios significa que saben que deberán enfrentar problemas, cambiar opiniones acerca de ellos, buscar la ayuda de Dios, y resolver esos conflictos en lugar de escapar de ellos. No hay salida del vínculo; están comprometidos el uno al otro de por vida. Deben adherirse el uno al otro hoy y mañana, mientras los dos vivan.
  • UNA NUEVA ETAPA

UNA SOLA CARNE
Terminando con las grandes definiciones de Génesis 1:18-25, vemos que el plan de Dios para el matrimonio involucra el ser una carne.
En el nivel más elemental, esto se refiere a relaciones sexuales, la unión física. Busque una Biblia y lea con atención 1° Corintios 6:16.
Sin embargo, el ser «una sola carne» involucra más que el acto sexual en el matrimonio. En verdad, ese acto matrimonial es el símbolo o la culminación de una unión más completa, de una entrega total a la otra persona. En consecuencia, si la unión más completa no es una realidad, las relaciones sexuales pierden su sentido.
Una definición del matrimonio es: 
El matrimonio es una entrega total y un compartir totalmente de la persona total con otra persona, hasta la muerte. El propósito de Dios es que cuando dos personas se casan deben compartir todo: sus cuerpos, sus posesiones, sus percepciones, sus ideas, sus habilidades, sus problemas, sus éxitos, sus sufrimientos, sus fracasos, etcétera.
El esposo y la esposa son un equipo y lo que cada uno hace debe ser por amor a la otra persona —o al menos no debe ser en detrimento del otro—. Cada uno debe preocuparse tanto por las necesidades de la otra persona como por las propias (Ef. 5.28; Pr. 31.12, 27).
Los esposos ya no son dos sino una carne, y este concepto de una carne debe manifestarse en maneras prácticas, tangibles y demostrables. Dios no desea que sea solo un concepto abstracto o una teoría idealista sino una realidad concreta. La intimidad total y la profunda unidad son parte del plan de Dios para un buen matrimonio.
La intimidad total y la unidad profunda, sin embargo, no significan una total uniformidad e igualdad. Mi cuerpo se compone de muchas partes diferentes. Mis manos no hacen la tarea de mis pies y mi corazón no hace el trabajo de mi hígado. Hay gran diversidad de miembros en mi cuerpo y sin embargo mantienen la unidad. Las partes de mi cuerpo se ven distintas y actúan de una manera diferente, pero cuando funcionan normalmente cada parte trabaja para el beneficio de las demás, o, a lo menos, una parte no trata deliberadamente de herir a las otras.
Del mismo modo, el marido y la mujer pueden ser muy diferentes en algunos aspectos, pero no deben permitir que esas diferencias obstaculicen su unidad porque el propósito de Dios para el matrimonio es la unidad total.
Sin embargo,  la total unidad no se logra fácilmente, ya que el obstáculo básico para el logro de la unidad, es nuestra naturaleza, nuestro ego. En Génesis 2.25, inmediatamente después de que Dios dijera que el marido y la mujer serían una sola carne, la Escritura dice: "Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban".
Después que pecaron leemos que "fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales". En cuanto entró en escena el pecado comenzaron a cubrirse.
Ese intento de cubrirse ciertamente era evidencia de que estaban conscientes de su pecado ante Dios. Inmediatamente —y neciamente— procuraron esconderlo. Y más aun, al cubrirse simbolizaban su esfuerzo por ocultarlo.
 Cuando entró el pecado, la transparencia y la unidad total que disfrutaban fueron destruidas.
Del mismo modo, como el pecado entró y estorbó la unidad de Adán y Eva, así nuestro pecado sigue siendo la gran barrera que entorpece la unidad matrimonial en el día de hoy. 
A veces es destruida por el pecado del egoísmo, otras por el pecado del orgullo. En ocasiones es quebrada por el pecado de amargura, o la ingratitud, la terquedad, el vocabulario hiriente, el abandono, la impaciencia, la aspereza o la crueldad. Fue el pecado lo que destruyó la unidad total de Adán y Eva, y es el pecado el que destruye la unidad de los esposos hoy día.

  • LA PRESENCIA NECESARIA: JESUCRISTO
Lo que acabamos de ver  nos lleva a reconocer nuestra necesidad de Jesucristo, tanto en nuestras vidas como en medio del matrimonio.
En primer lugar, necesitamos restablecer, por intermedio de Jesucristo, una buena relación con Dios (Ro 3:10–-23; Is 59:2; Col 1:21-–23; Ef. 1:7; 2:13-–21; 2° Co 5:21; 1° P 3:18).
Pero no sólo necesitamos entrar en una buena relación con Dios por medio de Jesucristo; también es necesario que Jesucristo nos ayude a estar bien relacionados el uno con el otro. Él vino al mundo para destruir las barreras que existen entre los hombres, además de las que hay entre el hombre y Dios. Jesús quiebra las barreras que existen entre los hombres; anula la enemistad y hace que los hombres sean uno en Él (Ef. 2:14-16; Gá. 3:28). 
Sólo Él puede tomar a un hombre y una mujer, pecadores y egoístas, y lograr que dejen a su padre y a su madre, se unan y lleguen a ser una carne.
Por tanto, si han de experimentar la total unidad que Dios dice es esencial para un matrimonio sano, deben acudir a Jesucristo. Él quita las barreras, destruye las paredes que dividen, limpia de pecado, quiebra el poder del pecado reinante. Él libera al cautivo, le da el Espíritu Santo al hombre, el cual produce en él el fruto de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Jesucristo envía el Espíritu Santo, quien hace posible que hombres y mujeres pecadores dejen a su padre y a su madre, se unan el uno al otro y lleguen a ser una carne.
Adaptado del primer capítulo de Fortaleciendo el matrimonio, por Wayne Mack.

jueves, 23 de mayo de 2013

LA BODA II

Hay dos etapas en el casamiento bíblico. 
  1. La primera etapa es el desposorio. Durante el desposorio estás legalmente casado a tu consorte pero no habitas físicamente con ella. 
  2. La segunda etapa del casamiento es cuando habitas físicamente con tu esposa y se consuma el matrimonio. 
Como vimos la boda bíblica tiene lugar bajo un dosel nupcial llamado en hebreo "jupá". Este Jupá es un símbolo del cielo. Por lo tanto, el matrimonio bíblico será consumado en el cielo. La Biblia nos dice que Dios mismo se desposó con los hijos de Israel en el Monte Sinaí. En Jeremías 2:2-3 
"Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice el Señor: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada."

Aunque no habitara con el consorte cuando se desposa, el desposorio era tan vinculante legalmente que no se podía salir  de él sin un divorcio. Cuando María dio a luz a Jesús, José y María estaban desposados los dos. Mientras tanto no vivían juntos y no tenían relaciones maritales, pero estaban legalmente casados. Por esta razón, cuando José oyó inicialmente que María estaba encinta buscó "abandonarla" o divorciarse de ella, porque era su esposa. Esta historia se cuenta en Mateo 1:18-20, 
"El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería difamarla, quiso dejarla secretamente (conseguir un divorcio). Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es."

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador personal, al arrepentirnos de nuestros pecados y confiamos en su sangre derramada en la cruz para la remisión de nuestros pecados, somos salvos. Espiritualmente, cuando somos salvos, nos desposamos con Dios (legítimamente casados pero sin habitar físicamente con Dios). Sin embargo, Dios desea entrar en la segunda etapa del matrimonio con aquellos que creen en Él. Esta segunda etapa es la consumación del matrimonio.

 Sión es un término para el pueblo de Dios. Más específicamente es un término para la Novia de Dios. Espiritualmente, el Monte Sión, es un término para la Jerusalén celestial. Podemos ver esta verdad en Hebreos 12:22-23, 
"Sino que os habéis acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos…"

A la consumación de la segunda etapa del matrimonio bíblico, Dios habitará físicamente con todos los creyentes. El cumplimiento de esto lo vemos en Revelación 21:1-3. En estos versículos podemos ver que la nueva (celestial) Jerusalén se la compara a una Novia. Cuando suceda este acontecimiento, Dios habitará con Su esposa. Lo podemos ver en Apocalipsis 21:1-3,
"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios."

Podemos comprender dos cosas. 
  1. Nuestra relación personal con Dios necesita crecer y desarrollarse desde la base del amor apasionado de nuestra conversión hacia un conocimiento e intimidad espirituales cada vez más profundos con Dios. 
  2. Hay dos etapas al matrimonio bíblico y cuando somos salvos entramos en esa primera etapa del matrimonio llamada desposorio. Sin embargo, Dios está deseando entrar en esa segunda etapa del matrimonio para vivir y habitar con Su Esposa.
Por lo tanto, la meta de un cristiano NO es la salvación. Cuando eres salvo, sólo estás desposado espiritualmente con Dios. La meta de un cristiano debe  ser la salvación MÁS el desarrollo de un amor e intimidad, lo más profundo posible con Dios.

UNA ESPOSA SANTA

  La palabra hebrea para matrimonio, "Kidushín", la palabra hebrea para santificado, "Kadash", y la palabra hebrea para santo, "Kódesh", todas contienen tres letras hebreas en su raíz.  Por lo tanto, Dios nos está comunicando  que el matrimonio está asociado espiritualmente con santo y ser santificado.

El diseño de Dios siempre ha sido el  tener un pueblo santo. La palabra hebrea para santo, "Kódesh" significa "ser puesto aparte". 
Religiosamente, los cristianos piensan que ser santo significa que nunca van a pecar. Sin embargo, bíblicamente significa que has llegado a la madurez espiritual y tienes una relación espiritual con Dios y eres "puesto aparte" aparte para Él y Su servicio. También significa que te has apartado espiritualmente para Dios y Sus caminos,  puesto aparte para Dios y de las influencias y caminos del mundo y de ser dominado y controlado por la naturaleza de pecado en tu carne. El pueblo santo con el que Dios va a contraer matrimonio, es Su Esposa. Así como Dios es santo (Levítico 11:44), Él desea para los que son creyentes en Él, ser santos también. En 1ª Pedro 1:15-16 dice
"Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo."

Jesús volverá a la tierra en Su Segunda Venida a buscar a una Esposa santificada  sin mancha. Esto lo podemos ver en Efesios 5:26-27, 
"Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela (la Esposa) a sí mismo, una iglesia ("ekklesia" = una congregación de personas puestas aparte) gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha."

Por lo tanto, así como las palabras hebreas para santificado ("Kadash"), santo ("Kódesh"), y matrimonio ("Kidushín") están relacionadas la una con la otra en la lengua hebrea, podemos ver en Efesios 5:26-27 que Jesús va a volver a por "una Esposa, santificada que no tiene mancha", habrá crecido en amor y comunión con Dios, así como una intimidad personal con Dios. Será una Esposa espiritualmente madura.

¿CÓMO CRECEMOS EN MADUREZ ESPIRITUAL?

En Isaías 28:9-10 nos dice cómo crecer espiritualmente. Así como el modelo de relación entre un hombre y una mujer crece con el tiempo, nosotros crecemos en nuestro conocimiento y comprensión de Dios con el tiempo, siempre que vivamos nuestras vidas cristianas y caminemos en un conocimiento y comprensión más profundos de los caminos de Dios. Esto lo podemos ver en Isaías 28:9-10, 
"¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿A los arrancados de los pechos? Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá."
Por lo tanto, son instruidos por Dios para crecer en conocimiento y comprensión de Él, Su Palabra, y Sus caminos y hemos de hacerlo gradualmente, con el tiempo, "línea sobre línea, mandato sobre mandato".

En Romanos 1:17, nos dice que debemos crecer de fe en fe,
:"Porque el evangelio y la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá."

Al mismo tiempo que crecemos en el Señor "línea sobre línea, mandato sobre mandato" y también de fe en fe, también somos transformados de "gloria en gloria". En 2°de Corintios está escrito:
"Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor."

Por lo tanto, en el crecimiento del conocimiento y comprensión de la Palabra de Dios"línea sobre línea y mandato sobre mandato" y deseando conocer a Dios de una manera más personal, íntima y profunda de "fe en fe" somos transformados a la imagen de Dios de "gloria en gloria". Al hacerlo así, Jesús volverá a por este Cuerpo de creyentes que es su Esposa y ella será santificada y santa.


UNA NOVIA SIN TACHA NI MANCHA


En Efesios 5:27, la Esposa de Cristo es descrita como que es "santa y sin mancha". La palabra hebrea para "sin mancha" es la palabra "Tamim". Examinemos la palabra hebrea,"Tamim" para establecer que esta palabra nos comunica el principio biblico de "madurez espiritual" también. En Éxodo 12:5, Dios declaró que el Cordero de Pascua que había de ser inmolado, sería "sin mancha", 
"El animal será sin defecto ("Tamim"), macho de un año…"

LA ESPOSA DE CRISTO SERÁ UNA NACIÓN DE REYES Y SACERDOTES

En Génesis 17, Dios hizo un pacto eterno con Abraham. En este pacto eterno, Dios prometió a Abraham que "naciones y reyes" saldrían de Él. En Génesis 17:6-7
"Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre tú y yo, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti."

Los cristianos son herederos de este pacto que Dios hizo a Abraham a través de Jesucristo. Esto lo podemos ver en Gálatas 3:16- 29, 
"Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, (Génesis 17:7) y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno. Y a tu simiente, la cual es Cristo…Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según las promesas."

Así como Dios prometió a Abraham que naciones saldrían de Él, la Esposa de Cristo es descrita como, "nación santa." En 1° Pedro 2: 9 dice:
"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…"

Así como Dios prometió a Abraham que reyes saldrían de Él, la Esposa de Cristo es heredera de la promesa de Dios hecha a Abraham cuando es descrita como siendo "reyes y sacerdotes" delante de Dios. En Apocalipsis 1:5-6 dice:
"Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén."

Debido a que este pacto que Dios hizo con Abraham fue hecho con Jesús al mismo tiempo y somos herederos de este pacto (Gálatas 3:16, 29), Dios pide a los cristianos a que andemos (vivir nuestras vidas) "sin mancha" también. Si los cristianos hacemos esto, Dios nos hará Su Esposa también. Podemos estar seguros de esta verdad porque el pacto que Dios hizo con Abraham era un "pacto eterno".

" ¡Porque Cristo está Desposado con Su Esposa y esto es parte del pacto eterno que Dios hizo a Abraham, este pacto sigue vigente hoy en día!"



miércoles, 22 de mayo de 2013

LA BODA I


La visión que tenemos del matrimonio, boda o desposorio, como quiera que se llame en tu país, esta alterada por lo que el sistema novelista ha distorsionado.
Se preguntaran que quiero decir con esto.
Desde principios del siglo pasado, nuestra visión de lo que es un matrimonio se desvió del diseño original, que es el de un pacto legal entre dos personas.
Las novelas rosas en especial latinoamericanas, nos presentan una pareja que luego de superar las vicisitudes de   su entorno llegan a la meta final, él esperándola frente al sacerdote y ella entrando vestida de blanco, para ser por siempre felices.
A medida que avanzaron los años, la previa incluía uno que otro hijo, por lo general perdido al nacer. El novio incluso podía cambiar del primer amor a varios candidatos en el camino, que intentaron asumir el puesto de amor eterno.
La historia ya no concluyo en el "Felices por siempre" ya que perseguía y esa pareja perfecta que atrapo nuestros corazones varios capítulos se separa por infidelidades mutuas, a medida que pasaban los años, le añadían una pizca de esto y esto otro, y a la madre soltera se le unió, el divorcio, el sexo prematrimonial, el adulterio, la homosexualidad y el hedonismo (placer por placer)


Ustedes dirán que es parte del sistema, sí, es verdad, un sistema en el que todos nosotros estamos inmersos, y nos llevaron a salirnos del Diseño Divino para la familia.

Este comenzaba con una boda. Donde la mujer y el varón eran vírgenes, donde él tenía un tiempo previo para preparar el lugar donde ambos vivirían, ya sea en un lugar especialmente preparado para la nueva familia, o en un caso extremo, en la misma casa paternal construía un departamento, en especial si era hijo único, ya que una de sus responsabilidades a pesar de estar casado era el honrar a sus padres, en especial en la vejez, por lo tanto el nuevo hogar de la pareja estaría en el mismo terreno de la casa paterna.

De ahí el dicho " El que se casa, casa quiere", tenían su espacio aparte de los padres de ambos ya que el "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y serán una sola carne" de Génesis 2:24 no era una opción, era una ley que se cumplía.

Hasta no muchos años atrás una pareja que viviera en concubinato o juntados (así le dicen en argentina) era algo chocante, nadie decía abiertamente "él es mi concubino" o "ella es mi concubina", incluso para evitar los comentarios, algunos presentaban a la "compañera" como la que le cuida la casa, y que además entre otras cosas le cuidaba la cama, el bolsillo, y ohhh casualidad le daba hijos.
Pero eso es otro tema.

El diseño perfecto de la BODA se perdió, entre novelas y modernismo.
Porque, no hay que ser retrógrados.
La visión de un esposo y una esposa se deterioro tanto que ya no podemos como sociedad entender  a quienes llevan mas de 30 años juntos, los que cumplieron 50 años de matrimonio nos asombran y preguntamos cuál es el secreto. Porque en nuestra mente vivir tanto tiempo con la misma persona es algo extremadamente inusual.
¿Es qué acaso no es así en la Palabra?
Pues no, en la Palabra la Boda no es así.

  • EL NOVIAZGO O  DESPOSORIOS 
Debemos diferenciar  entre una promesa y los desposorios.
Una promesa de matrimonio de los tiempos bíblicos podía ser acuerdo sin compromiso formal. Podían haber varios compromisos de esta clase que se quebrantaban. Eran los desposorios los que unían, más  que una sencilla promesa. La promesa podía hacerse a un lado, pero el contrato de esponsales era considerado final. Los desposorios como un pacto. Entre los antiguos hebreos los desposorios constituían un pacto hablado.
 Ezequiel representa a Dios como casándose con Jerusalén, y las siguientes palabras son las que él usa: "Y  te di  juramento, y entré en pacto contigo, dice el Señor . Y fuiste mía" (Ez. 16:8). Después del exilio de Israel los desposorios incluían un documento escrito y firmado de matrimonio.

  • LA CEREMONIA DE DESPOSORIOS 
Los desposorios se celebraban de la siguiente manera: Las familias del novio y de la novia se reunían con algunas otras que servían de testigos. El joven daba a la joven ya un anillo de oro o algún otro artículo de valor, o simplemente un documento en que le prometía casarse con ella. Entonces él le decía: "Vean, por este anillo  que tú estás reservada para mí, de acuerdo con la ley ". Los desposorios no eran lo mismo que el matrimonio. Por lo menos pasaba un año entre uno y otro. Estos dos eventos no deben confundirse. La ley dice: "¿Y quien se ha desposado con mujer y no la ha tomado?" (Dt. 20:7). Estos dos eventos se diferencian: desposar a una esposa, y tomarla, es decir, en matrimonio efectivo. Era durante este período de un año, entre el desposorio y el matrimonio, que María se halló haber concebido un hijo por el Espíritu Santo (Mt. 1:18). 

  • LOS VESTIDOS DEL NOVIO Y DE LA NOVIA 
Cuando llegaba la noche en que debían principiar las festividades del matrimonio, y era tiempo de ir por la novia, el novio se vestía de rey, tanto como era  posible. Si era lo suficientemente rico para afrontar la situación, llevaba una corona de oro. De otra manera sería una guirnalda de flores, recién cortadas. Sus vestidos eran perfumados con incienso y mirra, su cinto era de seda de brillantes colores, sus sandalias cuidadosamente adornadas con listones, y en esto daba la impresión  de capas sueltas con gracioso donaire peculiar de las tierras del Oriente.
 Por el momento el campesino parece un príncipe entre sus compañeros, todos le dan la deferencia debida a su exaltado rango. Esta preparación del novio para su matrimonio ha sido ampliamente descrita en la profecía de Isaías, "Porque me vistió de vestidos de salud,  me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia compuesta de sus joyas" (Is. 61:10). El adorno de la novia era un asunto muy costoso y primoroso. Se concedía mucho tiempo para la preparación de su persona, ponía todo el esfuerzo para hacer su rostro brillante y lustroso un lustre parecido al mármol. Las palabras de David deben sido el ideal de ella: que "nuestras hijas sean como las esquinas labradas a la manera de las de un palacio" (Sal. 144:12). Las guedejas oscuras de su cabello estaban siempre adornadas con perlas. Era ataviada con todas las piedras preciosas y las joyas la familia había heredado de sus generaciones pasadas. Las que eran muy  pobres para afrontar todo esto, pedían prestado lo que podías de sus amigas. Las festividades matrimoniales y especialmente el vestido de novia, siempre serían recordados por ella. El profeta Jeremías hace una referencia a este pensamiento. "¿Olvidase la virgen de su atavío y la desposada de sus sartales?" (Jr. 2:32). El apóstol Juan vio a la nueva Jerusalén "dispuesta corno una novia ataviada para su ritual" (Ap. 21:2).  

  • EL NOVIO VA A TRAER A LA NOVIA 
Algunas veces los parientes de la novia la llevan a la casa de novio donde va a estar su nuevo hogar. Pero más frecuentemente como fue el caso de las diez vírgenes en la parábola de Cristo, el novio mismo fue en persona a traerla a su hogar para que se efectuaran las festividades matrimoniales allí.. Antes de dejar la casa que  fue su hogar, ella recibe las bendiciones de sus padres y parientes. Así los parientes de Rebeca la enviaron con una bendición típica oriental de matrimonio. "Nuestra hermana eres; seas en millares de millares, y tu generación posea la puerta de sus enemigos" (Gn. 24:60). La novia deja la casa de su padre adornada y perfumada y con una corona en su cabeza. La descripción que en la Escritura hace Ezequiel de la novia, es muy apropiada, "Y te atavié con ornamentos, puse ajorcas en tus brazos, y collar a tu cuello; y puse joyas sobre tus narices, y zarcillos en tus orejas, y diadema de hermosura en tu cabeza" (Ez. 16:11, 12). 

  • LA PROCESIÓN MATRIMONIAL

El novio sale con la novia de la casa de su padres, y le sigue una gran procesión por todo el camino hasta su casa. Las calles de las ciudades asiáticas son oscuras, y es necesario que cualquiera que se aventura por ellas en la noche, lleve una lámpara o antorcha (Sal. 119:105). A los convidados que no fueron a la casa de la novia, se les permite unirse a la comitiva por el camino, y van con todo el grupo a la fiesta del matrimonio. Sin lámpara o antorcha no pueden unirse a la procesión, o entrar a la casa del novio. Las diez vírgenes esperaron la procesión a que llegara al punto en que ellas esperaban, y las cinco prudentes pudieron unirse porque ellas tenían reserva de aceite para sus lámparas. Pero las vírgenes Insensatas no tenían reserva de aceite y así, no estando preparadas, no pudieron entrar a las bodas (Mt. 25:1-13). Las lámparas que llevaban estas vírgenes han sido descritas : "Las lámparas consistían en un receptáculo redondo para poner resina o el aceite para la mecha. Esta se colocaba en una taza, o en platillo hondo... que estaba afianzada por el cabo aguzado a un madera, con el cual era llevada en alto". Al ir de la casa de la novia a la del novio, ella dejaba su cabello suelto flotando, y su cara estaba cubierta con un velo. Algunos de sus propios parientes le precedían en la procesión, y regaban mazorcas de maíz tostado para los niños a lo largo del camino. Había demostraciones de alegría en todo el trayecto hasta su destino. Parte de la procesión eran hombres que tocaban tambores y otros instrumentos musicales, y danzaban por todo el trayecto. Uno de los castigos profetizados por Jeremías para los judíos, por causa de su pecado, era el quitarles las alegrías del matrimonio. "Y haré cesar de Judá, y de las calles de Jerusalén, voz de gozo y voz de alegría voz de esposo y voz de esposa" (Jr. 7:34).
 

  • EL ARRIBO A LA CASA DEL NOVIO 
El momento más importante de todas las festividades matrimoniales, es aquel en que la novia entra en su nuevo hogar. Y como el novio y la novia generalmente usan coronas, el salmista debe haber captado este momento importante en el matrimonio del rey: "Con vestidos bordados será llevada al rey; vírgenes en pos de ella: sus compañeras serán traídas a ti Serán traídas con alegría y gozo: entrarán en el palacio del rey" (Sal. 45:14, 15). Después de haber llegado a la casa del novio, algunas de las mujeres más ancianas toman la tarea de arreglarle el cabello a la novia. Sus guedejas flotantes quedaron escondidas bajo el grueso velo. Desde este momento en adelante, la costumbre dicta que su cara no sea revelada en público. Se le conduce a su lugar bajo el dosel, que está localizado o sea en el interior de la casa o si el tiempo lo permite, al aire libre. Su lugar esta al lado de su esposo, donde ambos escucharán nuevas bendiciones dadas por uno de los de sus padres, o por alguna persona importante que esté presente. En las bodas de Caná de Galilea, Jesús fue el invitado mas prominente que estuvo presente, y sin duda que a Él se le pidió que pronunciara la bendición sobre los recién casados. (Jn. 2:1-11). 

  • LA FIESTA MATRIMONIAL 
A cada invitado que asiste a una fiesta de bodas se le exige usar vestido de bodas (Mt. 22:12). El banquete de bodas es presidido por El maestresala (Jn. 2:8-9). Es su obligación tener cuidado de los preparativos, y durante la fiesta, él anda en derredor y entre invitados, para ver qué les hace falta. Él da orden a los sirvientes para que lleven al cabo todos los detalles necesarios. La expresión " los que están de bodas" (Mt. 9:15), usada por Jesús simplemente quería decir los invitados al matrimonio. El maestresala de la fiesta daba gracias en la comida y pronunciaba la bendición en los momentos señalados. También bendecía el vino. Era costumbre decir enigmas en tales fiestas como lo hizo Sansón en su casamiento (Jue. 14:12-18). Durante la comida prevalecía jovialidad, y se esperaba que los invitados exaltaran a la novia. No había ceremonia religiosa en la fiesta. En lugar de ella estaban las bendiciones de los parientes y amigos. La bendición de agentes de los arreglos de la boda de Ruth y Booz es un buen ejemplo de lo que debe incluirse en tal bendición (Ruth 4:11). Esto corresponde a los buenos deseos de los invitados a los matrimonios occidentales. Después que terminaba la fiesta del matrimonio, el esposo era escoltado por sus amigos al apartamento a donde su esposa había sido conducida previamente. Las festividades matrimoniales con parientes y amigos duraban toda una semana (Jue. 14:17), pero el número completo de días de lo que se llamaba "días del matrimonio" eran treinta. 


Esto es lo que el pueblo hebreo tenía por costumbre realizar, para una boda.
¿Cuándo es que cambian las costumbres?
A medida que las naciones se hacían poderosas, los líderes hacían alianzas políticas a través de los matrimonios, estás alianzas eran verdaderos tratados que incluían porciones territoriales. Eso en cuanto a los poderosos.
La gente de clase media, durante generaciones, en muchos casos era esclava o sierva de algún poderoso señor feudal , y para poder realizar algo tan básico como una boda, debía pedir autorización, en su mayoría negada por lo tanto la costumbre o el diseño se perdió. Eso es para la clase baja.

Lo que nosotros conocemos como "matrimonio" tal cual lo vemos hoy en día, el ritual tanto religioso como legal era uno solo, ya que se presentaban en la Iglesia mas cercana con un permiso o autorización, y se leían las amonestaciones, estas  son una figura tradicional dentro de la ceremonia nupcial que ha caído un tanto en desuso en nuestros días. A grandes rasgos por amonestaciones se entiende el anuncio público que deben hacer los novios de su intención de contraer matrimonio. Este anuncio suele llevarse a cabo unos seis meses antes de la boda, ya sea mediante una notificación escrita colgada en un tablón de anuncios de la iglesia, ya sea verbalmente durante alguna ceremonia religiosa. Las bodas civiles no están exentas de esta notificación.
El motivo que llevó a instaurar esta costumbre siglos atrás, en época medieval, fue la excesiva proliferación de matrimonios consanguíneos. Mediante el público anuncio, se aseguraba que si existía algún impedimento para la boda este saliera a la luz a tiempo para evitar el matrimonio, se aseguraba también que los contrayentes fueran libremente a la ceremonia, por propia voluntad, y que éstos tuvieran los mínimos conocimientos religiosos sobre doctrina necesarios para abordar la ceremonia nupcial.
Ahora ante esta nueva visión de lo que es una Boda podremos comprender mejor la expresión "LA ESPOSA DEL CORDERO"
“Entonces vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de
las siete últimas plagas, y me dijo: "Ven, y te mostraré la novia, la esposa del Cordero"
Me llevó en espíritu a un grande y alto monte, y me mostró la gran ciudad santa,
la Jerusalén que descendía del cielo, de Dios.
Resplandecía con la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante a una piedra
preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.” Apocalipsis 21: 9 – 11.